La Tercera Opinion

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Location: Cordón, Montevideo, Uruguay

Wednesday, October 16, 2024


 

 Plebiscito, oportunidades y oportunistas.


Cuando existen en una sociedad, fuerzas y opiniones opuestas sobre temas que hacen al futuro de la nación, o a sus instituciones, y los peligros implícitos en ellas para el mantenimiento de la sustentabilidad democrática, lejos de desviarnos en atender caprichos sectoriales, deberíamos analizar quienes, con sus creencias y antecedentes, han contribuido y con que, al mejoramiento de las condiciones de vida de sus países.

Y ante esta nueva instancia conflictiva para el país, como lo es el plebiscito para derogar la reciente reforma del sistema de prestación social, largamente reclamada, y profesionalmente estudiada por más de dos años, por especialistas en el tema, me permito hacer algunas aclaraciones. Este plebiscito fue convocado por la central sindical, PIT-CNT, presidido y mayormente integrado por seguidores del Partido Comunista, acompañado por el propio Partido Comunista, el Socialista, y el PVP, de tendencia marxista. Dichos partidos integran, a su vez, el Frente Amplio.

La iniciativa pretende sustituir el artículo 67 de la Constitución de la República por una nueva versión, y los tres puntos centrales de la reforma buscan eliminar las Administradoras de Fondos de Ahorro Previsional (AFAP), fijar la edad de retiro en 60 años y determinar que la jubilación mínima tenga un monto equivalente al Salario Mínimo Nacional. Lo curioso de todo esto, si es que pudiera llamarse así, es que la gran mayoría de Frente Amplio, de tendencia socialista-humanista, han mostrado su rechazo a esta iniciativa, y más allá, dentro de él, un grupo de más de 112 expertos en economía del Frente Amplio, rechazan el plebiscito.

Llegando, incluso a crear el grupo “Frenteamplistas por el No al plebiscito de la seguridad social”. En un documento apoyado por Gabriel Oddone, reconocido economista integrante de una de las firmas  de consultoría más acreditadas del país,  y actualmente propuesto como Ministro de Economía, dentro de la fórmula del Frente Amplio para las presidenciales del 27 de octubre, y Mario Bergara, economista de estacada actuación dentro de los  gobiernos del Frente Amplio, entre otros referentes, se señala que el “costo adicional” de la reforma equivaldría a subir el IVA a 35%, y que, en caso de aprobarse, la reforma constitucional “tendría consecuencias injustas y regresivas y generaría enormes riesgos para la economía uruguaya”.

Por si esto fuera poco, como sustento político/profesional, hasta el gran viejo sabio, máximo referente del principal grupo político que integra el Frente Amplio, José Mujica, ha mostrado su rechazo, aclarando que la aprobación del plebiscito de la seguridad social sería "un caos" para la "seguridad jurídica" del país, que la nueva reforma traería un "lío importante", ya que "por más que se pueda entender que este plebiscito que impulsan tenga un parte de justicia, el problema es que esa parte de justicia termina hipotecando la libertad en el futuro".

No voy a citar opiniones de profesionales y sectores del oficialismo actual, ni de organismos financieros, ni opiniones de expertos y aún inversores extranjeros, alertando sobre el posible grave deterioro de la credibilidad y la confianza en el país, máximo capital logrado, con mucho esfuerzo, por los uruguayos.

¿Cuál es el verdadero problema, y las verdaderas intenciones detrás de todo esto? Que el sistema comunista, históricamente, aquí y en todo el mundo, no acepta ni aceptara jamás la inclusión del capital del sector privado, en la actividad del país. Ni siquiera de los propios connacionales, que, teniendo alguna posibilidad de ahorro mayor, decidan invertir su dinero en el país, en lugar de llevarlo al extranjero. Durante mucho tiempo, ahorristas e inversionistas de Uruguay, Argentina, y del mundo, más allá, han sacado sus capitales ante amenazas de mal/intervenirlos, localmente, para invertirlos, fuera del país. Miles de millones de dólares que podrían pagar varias veces la deuda externa, y la pobreza interna.

 Y esta es, sin ningún misterio, la actividad de las AFAP, en Uruguay; quienes reinvierten esos dineros nacionales, en obras y servicios que construyen y mejoran la calidad de vida del país, y dentro de las cuales una de las principales AFAP, es República AFAP, una empresa pública de derecho privado, cuyos accionistas son entidades estatales, como el Banco de la República Oriental del Uruguay (BROU) - 51% del paquete accionario; Banco de Previsión Social (BPS) - 37% del paquete accionario; y el Banco de Seguros del Estado (BSE) - 12% del paquete accionario.

Quizá el caso más notable es la Argentina, quien, luego de haber dilapidado fortunas y riquezas por igual, y fugando sus inmensas capitalizaciones hacia bancos extranjeros,  hoy, está otorgando beneficios fiscales para que regresen sus utilidades. Porque es estúpido pretender, en un mundo mayormente capitalista, y en un estado democrático, obligar, discriminar, expulsar, o prohibir, a quienes producen la riqueza de la nación.  ¡Por favor, no confundamos las mejores intenciones de pensadores de izquierda, con impulsos populistas de mierda!

O sea; participación del Estado, Si; ¿ignorar y descalificar a la parte más importante de los compatriotas, quienes crean los productos y servicios y miles de empleos que hacen a la riqueza del país, NO! Por otra parte, ¿si hoy estamos viviendo casi treinta años más, no es lógico que aportemos por lo menos cinco años más para no hipotecar el futuro de nuestros compatriotas? ¿Quién paga los beneficios de esos años de vida de más, sin aportes de más, en una sociedad envejecida, donde hoy son más los fallecimientos que los nacimientos?

Por lo cual afirmo que este plebiscito sobre la reforma de la seguridad social del Uruguay, es un simple capricho oportunista /comunista/ populista, de quienes no piensan en el futuro de los uruguayos, como nación, sino simplemente en su protagonismo ideológico, obedeciendo a ideologías, perimidas, que, por suerte, han sido rechazadas por gran parte de nuestra sociedad.

¿Qué sería del Uruguay, hoy, de haber seguido las recetas del comunismo internacional, representado en nuestros movimientos sociales por el PIT-CNT, el Partido Comunista, el Socialista, y algunos trasnochados más, en busca de protagonismo ideológico? ¿Vamos a creer más en ellos que en nuestros mejores técnicos profesionales, y aún analistas internacionales, cuando su ideología ha empobrecido y destruido a países hermanos como Cuba y Venezuela?

"Puede cambiar el resto de su vida", dice en un reciente spot institucional emitido por cadena nacional, una militante del SI, en el video del PIT.CNT. Y sí; sin duda que puede cambiarla.  ¡Por mi parte, me resisto a la estupidez de una izquierda, que todo lo hace mierda! Y por eso afirmo que este es un tema entre oportunidades y oportunistas.