La Tercera Opinion

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Monday, September 26, 2011

Campaña por la no estigmatización (II)

Una apuesta a la convivencia.
La innovadora y acertada estrategia de comunicación que lanzó el Ministerio del Interior del Uruguay con el fin de frenar la estigmatización que sufren los barrios más pobres de la ciudad, surge como “un complemento a los operativos de saturación” que la cartera comenzó a llevar a cabo este año en los barrios considerados “zonas rojas”. La campaña está en concordancia con la nueva política que incluye a las Mesas de Seguridad Ciudadana.




























Se insiste en que “el policía tiene que ser un aliado insustituible de la gente, pero no es el único actor que debe trabajar para mantener la convivencia social. En esto también deben contribuir las intendencias y los vecinos”. Lo importante es desarrollar actividades de convivencia, retomar la vida en los barrios y que la gente participe. “Quizás la definición más importante de quienes llevamos esta gestión es: no hay seguridad pública sin la participación de la gente”














“Los policías pasan a ser los rehenes de los conflictos sociales, la ineficiencia estatal, y la frustración social. Les pagamos como a un ciudadano de tercera, pero les exigimos un desempeño de primera. Les exigimos que sean autoridad moral, judicial, y social. Los defensores de unos, y los victimarios de otros. Que reciclen la basura social y nos protejan de los abusadores, los corruptos, y los depredadores. Que actúen allí, donde la sociedad no logra ponerse de acuerdo. Donde todos abusan, pero nadie es culpable. Frente a esto: ¿Qué puede pensar un policía? La Policía reprime; pero la tarea de la prevención, la educación y la vigilancia de los valores sociales, corresponde al Estado y a las familias, con el apoyo decidido de toda la sociedad”. (Argenta)













“Cuando se organiza un operativo de saturación lo primero que dice el oficial a cargo del operativo es: “No vamos a una zona de guerra, no vamos a arrasar, no vamos a atemorizar. Vamos a un barrio de gente de trabajo, vamos a aplicar la ley. Compórtense como integrantes de esta fuerza, como gente que va a aplicar la ley en ese barrio”. “Muchos de los policías viven en esos barrios y es una realidad que conocen muy bien. La campaña cumple en ese sentido una labor hacia la interna”.














“Proponemos recapacitar y reflexionar acerca de que hasta en los - aparentemente ‘lugares con más problemas’ - hay gente de trabajo, buenos vecinos, personas que intentan una convivencia armónica; hay chiquilines que quieren estudiar, que practican deportes, esas también son realidades de esas zonas y no hay que estigmatizar”.

Argenta

Campaña por la no estigmatización social.

Por suerte, hay cosas en este nuevo Uruguay que descubro luego de mis dieciocho años de ausencia, que están sobrepasando mis propias expectativas. Confieso que mi satisfacción es doble, pues más allá de constatar los enormes cambios ocurridos en los sectores productivos y de servicios, tanto públicos como privados, relatados en mi libro “El país de lo posible”, compruebo los aciertos con que se están encarando aquellos temas más sensibles –y por ello más mediáticos –de nuestra sociedad. Y en este sentido me cabe un especial reconocimiento al trabajo del Ministerio del Interior, a cargo del Ministro Luis Bonomi y un destacado grupo de colaboradores, quienes decidieron enfrentar con tanta decisión como inteligencia, el tema de las “republiquetas independientes” que ha pretendido fundar la delincuencia en los barrios más carenciados de la capital. Un fenómeno de alta preocupación en casi toda nuestra América Latina, que he tratado en más de una oportunidad, y que mereciera un artículo especial bajo el título: “Para entender y enfrentar la criminalidad”, en este mismo blog:
El Ministro Bonomi, ha calificado este fenómeno como un "proceso de feudalización" en el país, y en particular en algunos barrios de Montevideo y del litoral, donde la delincuencia busca desplazar a la Policía. "Se trata de un hostigamiento a las autoridades constituidas", aclaró. Y por supuesto que ello ha dado lugar a una jugosa cobertura mediática, a través de la cual se pretende poner a prueba la capacidad de respuesta del gobierno, ante un tema tan sensible. “En los barrios considerados zonas rojas, la Policía solo ingresa para hacer procedimientos apoyada por fuerzas de choque, como coraceros y granaderos”, sensacionalizaba la prensa nacional. Mensajes que, por cierto, exacerban aún más tanto las percepciones negativas de la sociedad, como la audacia desmedida de los antisociales.
Ministro Bonomi inaugura nueva cárcel.
En respuesta a todo esto, el Ministerio del Interior comenzó entonces a implementar operativos policiales de saturación, desplegados en los barrios más conflictivos de la ciudad, a través de los cuales se han desbaratado lugares donde se desarmaban vehículos y motos robadas, se incautaron drogas, armas, y elementos procedentes de ilícitos, se ha recapturado algún fugado y se pudo esclarecer más de un hecho delictivo. Todo ello, además de devolver la confianza a aquellos ciudadanos honestos que lo merecen. Por supuesto que, siguiendo las más tradicionales costumbres uruguayas en todo aquello que signifique una ruptura con los arraigados y enmohecidos paradigmas vigentes, todas las voces todas (como dice la canción) salieron a hacer catarsis enarbolando todo tipo de argumentos y también bolazos.

No a la estigmatización. Alguien dijo que una característica muy particular y simpática de los uruguayos, es que al igual que lo que sucede en las cañadas, basta con que una rana comience a croar un poco más fuerte que las demás, para que toda la cañada se alborote, sumándose al concierto. Sin olvidar que tenemos más de tres millones de directores técnicos de fútbol, y otros tantos “arregladores de problemas” en reuniones familiares y charlas de café.. Por suerte, los que si evaluaron mayoritariamente como beneficiosos los operativos del Ministerio del Interior, fueron aquellos ciudadanos honestos afectados por los actos delictivos. Pero la sorpresa aún estaba por llegar. Les confieso que personalmente, confiaba en que los operativos de Bonomi, no terminaran allí. La duda estaba en cuál, cómo, y por qué, del siguiente paso. Duda que me fue aclarada pocos días atrás, a través de una excelente campaña comunicacional desplegada por el Ministerio y que –según mi visión -apunta a objetivos muy concretos:

1. Devolver la dignidad y el respeto a aquellas personas honestas -y que son mayoría - habitantes de las zonas más estigmatizadas socialmente a causa de los antisociales.

2. Reafirmar el papel de la policía y del gobierno en su conjunto, en su función de proteger los derechos de los ciudadanos responsables, ante los excesos de los inadaptados.

3. Dejar un claro mensaje de que en el país no hay lugar para establecer feudos fuera de la ley y la justicia. Y de que la “autoridad” no es materia negociable.

4. Fortalecer la motivación y autoestima del policía, reconociéndolo ante la sociedad como autoridad al servicio de los ciudadanos, de sus vidas y sus bienes.

5. Reforzar a nivel institucional y social, el concepto de pertenencia entre el policía y la comunidad.

En este sentido, cuatro piezas gráficas creadas en forma de afiches para ser colocadas en paradas de ómnibus y en el transporte colectivo, recogen claramente estos conceptos. En cada una de ellas hay un título llamador que involucra especialmente a la gente de los distintos barrios –cuatro en esta ocasión - la foto de un policía (dos con hombres y dos con mujeres) un segundo texto que involucra a los funcionarios con el mensaje “Yo los defiendo”, y al final un cierre que aclara “Campaña por la no estigmatización de los barrios”.

La campaña surge como “un complemento a los operativos de saturación” que la cartera comenzó a llevar a cabo este año en los barrios considerados “zonas rojas”, señaló a El Observador Fernando Gil, integrante de la Unidad de Comunicación del ministerio (Unicom).
Un barrio es propiedad de los vecinos y no de los que se hacen dueños”, aclaró, especificando que antes de los operativos los vecinos no vivían con tranquilidad, “ahora la recuperaron”. Aunque la campaña está centrada en cuatro barrios de Montevideo (40 semanas, Paso de la Arena, Borro y Marconi), Gil manifestó que de ninguna manera se circunscribe solamente a ellos. “Estos barrios fueron tomados a modo de ejemplo”, afirmó, aclarando además que la campaña fue ideada en el mismo ministerio, sin intervención de ninguna agencia de publicidad. Un doble mérito, agrego yo, que demuestra el compromiso asumido por los funcionarios.

Yo los defiendo. Por su parte, el asesor en comunicación y también integrante de la Unicom, Marcelo Barzelli, señaló que una mayor presencia policial es clave para disuadir el delito, pero el componente más efectivo para bajar las tasas de crimen es la convivencia ciudadana y la participación activa en la vida social. Barzelli explicó que la cartera está preocupada por la estigmatización hacia los habitantes de los barrios más vulnerables de la capital. “Proponemos recapacitar y reflexionar acerca de que hasta en los - aparentemente ‘lugares con más problemas’ - hay gente de trabajo, buenos vecinos, personas que intentan una convivencia armónica; hay chiquilines que quieren estudiar, que practican deportes, esas también son realidades de esas zonas y no hay que estigmatizar”.

Más allá de este objetivo principal, en la medida en que la campaña tiene varios públicos, cumple otros objetivos –aclara Barzelli - Hacia la interna policial, la campaña tiene un papel muy importante a jugar; el “Yo los defiendo” es un compromiso público que asume el policía. Muchos policías ven con agrado la campaña porque tiene un elemento inusual, que es poner la imagen del policía en primer plano, se sienten reivindicados. Ese es uno de los puntos de ruptura de esta campaña con lo que se podría haber pensado que era correcto para una campaña del MI. Ponemos al policía en primer plano, el policía asume un compromiso público. En estos días las jerarquías policiales les están trasmitiendo a todos sus subordinados eso: esta campaña, además de una reivindicación de la figura del policía como trabajador del Estado con una función, es un compromiso público que estamos asumiendo”.

El funcionario reconoce también –ante la extrañeza de muchos –que no es frecuente ver publicidad del Ministerio del Interior o de la Policía, y que no hay demasiados antecedentes sobre ello más allá de circunstanciales llamados, convocatorias, o campañas puntuales sobre algún servicio, lo cual no constituye un relato histórico ni permanencia en la comunicación. También reconoce que los operativos han generado una polémica muy fuerte, y que en la izquierda, en especial, han despertado objeciones, sobre todo por el lado de la estigmatización. Sobre ello, da, en mi opinión, una muy acertada y clarificadora respuesta: “Podemos ver que hay juicios críticos sobre los operativos de saturación que parten a veces de insuficiencia de información; pero la mayoría de las veces de una concepción muy arraigada en la izquierda que no le permite asimilar la acción policial, y menos cuando la acción policial es ostensible. Yo la circunscribo a ese ámbito –agrega - no la extiendo al resto de la sociedad. Es una concepción que victimiza la pobreza y, creo que por deformación, termina inhibiendo la capacidad del Estado de actuar. La policía es un auxiliar de la Justicia; cuando actúa cumpliendo órdenes judiciales es el Estado que está actuando”. Y pienso que ésta, es una magnífica definición!

En algún artículo de este blog afirmé que lo peor que le puede pasar a un gobierno socialista, es permitir que se confunda tolerancia con anarquía, e inclusión con inacción. Por otra parte, la sociedad toda debería comprender con urgencia que el delito no tiene paciencia, y que día a día inventa nuevas formas de penetración en nuestras sociedades y en especial en nuestra juventud, aprovechando nuestras dudas y debilidades.

Nota: En estos días anda circulando por Internet una entrevista de la cadena O Globo a Marcos Camacho, más conocido por el sobrenombre de Marcola; el máximo dirigente de una organización criminal de Sao Paulo (Brasil) denominada Primer Comando de la Capital (PCC). Y las respuestas de este personaje nos aproximan a lo que puede ser el futuro de la delincuencia común en América Latina. Entre otras cosas, el capo mafioso opina: “No hay más proletarios, o infelices, o explotados. Hay una tercera cosa creciendo allí afuera, cultivada en el barro, educándose en el más absoluto analfabetismo, diplomándose en las cárceles, como un monstruo Alien escondido en los rincones de la ciudad. Ya surgió un nuevo lenguaje. Es eso. Es otra lengua”. Inclusive, en otro momento de la entrevista, el propio capo mafioso se da el lujo de recordarnos –tanto las soluciones, como nuestras limitaciones.

“¿Solución, cómo? –repregunta -Sólo la habría con muchos millones de dólares gastados organizadamente, con un gobernante de alto nivel, una inmensa voluntad política, crecimiento económico, revolución en la educación, urbanización general y todo tendría que ser bajo la batuta casi de una "tiranía esclarecida" que saltase por sobre la parálisis burocrática secular, que pasase por encima del Legislativo cómplice. Y del Judicial que impide puniciones. Tendría que haber una reforma radical del proceso penal de país, tendría que haber comunicaciones e inteligencia entre policías municipales, provinciales y federales (nosotros hacemos hasta "conference calls" entre presidiarios.) Y todo eso costaría billones de dólares e implicaría una mudanza psicosocial profunda en la estructura política del país. O sea: es imposible. No hay solución”.
Y para finalizar, se da el lujo de citar a Dante: "Pierdan todas las esperanzas. Estamos todos en el infierno". ¿Deberemos creerle..?
Frente a ésto, a los operativos del Ministerio del Interior "Yo los defiendo"..
Argenta
Septiembre, 2011

Monday, September 05, 2011

¿Súper policías o “milicos” de tercera..?

El martes 16.08.2011, El País de Uruguay informaba que “Una supuesta manifestación en reclamo por un corte en el suministro de energía eléctrica terminó con vehículos apedreados y conductores heridos en el kilómetro 14 de ruta 8. Según vecinos fue "una batalla campal" que la Policía miró a 60 metros. En una carta enviada a El País, Carlos Ortega (71) que vive en la zona desde hace varios años, relató que los primeros en llegar al lugar fueron dos policías en moto. "Los apedrearon (y) entonces se fueron por donde habían venido, y ahí, envalentonados, comenzaron a apedrear a todo aquel que quisiera pasar", relató, y aclaró que fue uno de los "tantos vecinos" que llamó al 911 para alertar la situación e informar que quienes cortaban la ruta era un grupo de "delincuentes" del barrio.
Disturbios en Montevideo
Más adelante, la nota agregaba: "Después que la gente tuvo que hacer justicia por mano propia aparecieron dos camionetas policiales que se arrimaron al lugar pero para llenar la fórmula, porque ya se habían ido", afirmó. ( ) "Otro vecino volvió a llamar al 911 y les comentó que habían llegado cuando ya no quedaba nada, a lo que el operador le respondió que la Policía “no actuó por orden del juez”. ¿Sería un juez de fútbol?", ironizó el vecino. Según relata Ortega en su nota los vecinos están "indignados" y nunca se sintieron tan "desprotegidos". "¿Qué hacemos con los heridos, con los vehículos rotos, con los momentos de extrema tensión que pasó esa gente que regresaba a su hogar después de trabajar? ¿A quién le pasan factura? ¿A los políticos, a los jueces, a la Policía?", se preguntó.

Coincidentemente, los días lunes 15.08.2011 y el martes 16.08.2011, dos cables de AP y AFP desde Londres, informaban que “El primer ministro británico, David Cameron, está siendo criticado por la Scotland Yard por haber contratado a un "super policía" neoyorquino para ayudar a aplicar la doctrina de la "tolerancia cero", tras los disturbios más violentos en años. ( )Bill Bratton, exjefe de Policía de Nueva York, Boston y Los Angeles, se convertirá en el próximo otoño boreal en consultor de Scotland Yard en materia de lucha contra la violencia urbana. Esta decisión –aclaraba el cable -provocó descontento en la Policía y varios funcionarios policiales la cuestionaron públicamente.( ) "Cuando el señor Bratton trabajó en Nueva York y Los Angeles, lo primero que hizo fue incrementar el número de policías en las calles, mientras que nosotros tenemos un gobierno que desea hacer exactamente lo contrario”, dijeron en referencia al compromiso de Gran Bretaña de reducir los gastos de las fuerzas de seguridad como parte de los esfuerzos por aminorar la deuda. El actual jefe interino de Scotland Yard, Tim Godwin, a su vez, había criticado las "incoherencias" de los políticos. "A veces se nos acusa de usar demasiado la fuerza y a veces de usarla demasiado poco", lamentó.

El cable del día martes 16, desde Londres agregaba que el primer ministro británico, David Cameron, anunció una revisión de la política gubernamental para hacer frente al "colapso moral" de la sociedad británica que, en su opinión, contribuyó a los disturbios ocurridos la semana pasada en varias ciudades. "Los problemas sociales que nos han gangrenado durante décadas nos han estallado en la cara", dijo Cameron en un club de su partido, donde calificó de "señal de alarma" las cuatro noches consecutivas de violencia que dejaron cinco muertos y cuantiosos daños materiales del 6 al 9 de agosto. Se comprometió a "reparar" esta "sociedad rota" con una revisión de las políticas relativas a la familia, las escuelas, las prestaciones sociales o las adicciones, después de que niños de sólo once años fueran detenidos durante los actos de violencia.
William Bratton en Caracas
El “Súper policía” más buscado..
Recordemos a su vez, los intentos de otros mandatarios y aspirantes a mandatarios que en su momento también acudieron a la contratación de “superhombres” con reconocimiento internacional, como forma de encarar los candentes problemas de inseguridad en sus comunidades. El 05.03.2001, El Universal de Venezuela informaba, que “El consejero William Bratton firmó un contrato con Alfredo Peña (novel Alcalde Metropolitano de Caracas) para devolver el sosiego a la ciudad. ( ) “Efectivamente –relataba - durante su corta visita (que culmina hoy con una conferencia), el hombre que logró reducir en 60% la criminalidad y en 70% los asesinatos en la ciudad de Nueva York estuvo recorriendo por aire y tierra algunos sectores caraqueños donde se aspira a ver, en el término de nueve meses, los primeros cambios por los cuales el sector privado está aportando 179 mil 500 dólares”. Pero la contratación de Bratton no duraría mucho tiempo; ni tampoco Peña.

El 18/05/2011, a su vez, la publicación AméricaEconomía nos informaba desde Lima que la candidata que lideraba la carrera para la presidencia peruana, Keiko Fujimori, presentó al ex alcalde de Nueva York Rudy Giuliani como asesor en temas de seguridad, en un intento por reforzar su plan contra el crimen sin vincularse a la imagen dura de su padre”. Lo que no dice el artículo, es que el hombre clave para la famosa política de seguridad que implementó Giuliani, fue precisamente el exjefe de Policía de Nueva York, Boston y Los Ángeles, Bill Bratton, nuevo asesor de Cameron para el combate del crimen en Reino Unido. Por ello me extrañó cuando Keiko Fujimori presentó como su carta de triunfo a Giuliani, en vez de a Bratton. Quedó en claro que se trataba de una estrategia política.

Disturbios en Londres
Conclusiones.
1. Los reclamos, tanto de grupos de la población que exigen más inclusión, como de otros que exigen mayor protección, parecerían ser una constante universal. Y dejan en claro, aunque a los dirigentes políticos les cueste asumirlo, que no se trata de un problema policial sino que –como lo reconoce el ministro David Cameron –es de “reparar sociedades rotas” producto de un “colapso moral”. Lo de Bratton, entonces, se me ocurre un argumento más efectista que efectivo, que usan gobernantes y aspirantes como manotazos de ahogado, ante su incapacidad para enfrentar los problemas sociales en forma integral.

2. Si Londres, un país del llamado primer mundo y con uno de los cuerpos policiales más reconocidos a nivel mundial (Scotland Yard), y con sistemas de vigilancia sofisticados (hay cámaras filmadoras en cada calle, espacio y servicio público, etc. etc.) debe contratar a un súper policía extranjero para resolver sus problemas en materia de lucha contra la violencia urbana, ¡su problema es más grave que el de Uruguay!

3. Dentro de este contexto, es paradójico observar como en una sociedad como la uruguaya, cuyos policías siempre han sido tratados despectivamente como “milicos” o ciudadanos de tercera, con presupuestos insuficientes y remuneraciones vergonzantes, muestre los más bajos niveles de homicidios a nivel mundial, y una muy alta eficiencia policial. Según datos del informe “Calidad de Vida: Más allá de los hechos” del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), (11/05/2010) “Uruguay es el país de América Latina con menor tasa de homicidios de la región: 5 homicidios cada 100.000 habitantes, mientras que la de Latinoamérica es de 25,6; la de Suramérica es de 26, y la de Colombia, en el otro extremo, se sitúa en 79,7, mientras que la de Europa es de 8,9. A su vez, y he aquí la paradoja, Uruguay es el sitio donde más proporción de la población (62%) está disconforme y preocupada por la seguridad pública.

4. Es bueno recordar, como lo hace el jefe interino de Scotland Yard, Tim Godwin, que son precisamente los cuerpos policiales quienes -en mayor medida -sufren las consecuencias de las "incoherencias" de los políticos. Y también de los jueces, agrego yo.

5. Otro factor que vale la pena analizar, proviene de las declaraciones de un ex presidente durante un debate realizado en octubre del 2008, afirmando que “la Policía actúa bajo la presión psicológica de que carece de respaldo político”.

¿Y qué puede pensar un policía?
Frente a estas “incoherencias” políticas, al decir de Tim Godwin, los policías pasan a ser los rehenes de los conflictos sociales, la ineficiencia estatal, y la frustración social. Les pagamos como a un ciudadano de tercera, pero les exigimos un desempeño de primera. Les exigimos que sean autoridad moral, judicial, y social. Los defensores de unos, y los victimarios de otros. Que reciclen la basura social y nos protejan de los abusadores, los corruptos, y los depredadores. Que actúen allí, donde la sociedad no logra ponerse de acuerdo. Donde todos abusan, pero nadie es culpable. Frente a esto: ¿Qué puede pensar un policía? La Policía reprime; pero la tarea de la prevención, la educación y la vigilancia de los valores sociales, corresponde al Estado y a las familias, con el apoyo decidido de toda la sociedad.

Y me permito agregar que la misma sensación de impotencia que percibe la ciudadanía, la perciben también los policías, al sentirse en medio de un problema que no está en sus manos solucionar a cabalidad, pero siendo a su vez la cara más visible de la frustración social. Los policías tienen también sus percepciones sobre el tema, y a nadie le gusta ser la cara de un fracaso, lo cual termina por socavar su motivación y su autoestima. Aunque cualquier empresario medianamente inteligente sabe que en la motivación de sus colaboradores más valiosos está el éxito de su empresa, esto no se utiliza para los policías uruguayos.

Como reflexión a lo citado anteriormente, me permito citar un artículo de El País, de fecha 23 de noviembre, 2008, donde nos informa que la policía de Salto perdió a cuatro efectivos durante el mes. Dos de ellos, se habrían quitado la vida esta semana por dificultades económicas. A su vez, el inspector Julio Rodríguez, encargado interino del despacho, dijo que la problemática social de los policías preocupa "hace mucho tiempo".

Guarteche y Comisión para la Calidad (2007)
Policías con sello de Calidad.

En oportunidad de iniciarse en Uruguay una estupenda iniciativa, otorgándole una Certificación en calidad de gestión, “Certificación ISO 9001” del LATU, a la Comisaría de Santa Lucia, en noviembre del 2007, el Comisario Sergio Guarteche afirmaba con total convicción: "Estamos trabajando desde 2005 como si esto fuera una empresa privada", asegurando, además, que los criterios que habitualmente manejan las empresas privadas para aumentar su eficiencia, su productividad y calidad de gestión son enteramente aplicables en la Policía. "La empresa apuesta a las ganancias y mejorar su productividad – afirma - nosotros apostamos a la ganancia de prestigio en la sociedad, ese es nuestro capital". ¡Grandes conceptos para una gran iniciativa!

¿Y acaso no era esta misma la respuesta del padre del modelo de la Calidad Total, Edwards Deming, cuando aseguraba: “Todo lo que tengo para ofrecer es mejorar las ganancias”. “El mejorar la calidad aumenta automáticamente la productividad, uno de los indicadores que los economistas utilizan para juzgar la actuación de la economía”? La experiencia que se comenzó con la “Certificación de Calidad” a la Comisaría de Santa Lucía, junto con el trabajo de integración y participación de las comunidades, es vital para que la misma sociedad tome conciencia de la problemática social, se comprometa con ella, y a su vez tome confianza en la labor que cumplen sus policías, evaluando y haciendo el seguimiento a los planes elaborados en común. Queremos tener policías de primera? Paguémosles, capacitémosles y respetémosles como a “gente de primera” y no como a “milicos de tercera”..! Eso si, repito: con el apoyo de toda la sociedad! El tema de la seguridad debe ser excluido de toda diatriba política, pues es una prioridad nacional que afecta a todos por igual. En estos casos, o todos ganamos, o todos perdemos!

Reunión de la Comisión de Seguridad en Caracas
Mi opinión.

Tuve la oportunidad de conocer personalmente al Comisario William Bratton durante mi estadía por dieciocho años en Venezuela, e integrando una Comisión con representantes vecinales, autoridades policiales, municipales y nacionales, en búsqueda de soluciones para disminuir la altísima criminalidad reinante en Caracas. Sin duda, a pesar de que por esas “incoherencias” políticas, Bratton no tuvo tiempo de desarrollar su proyecto, nos dejó la impresión de ser un gran profesional. Pero también tuve la oportunidad de conocer excelentes funcionarios y directivos policiales venezolanos, con gran mística, entrega y dedicación. Con ellos logramos excelentes resultados en los primeros años; luego, tanto la “incoherencia política” como la falta de una verdadera “voluntad política”, jugaron su nefasto papel.

Y en algo coincidimos con Bratton y su teoría de la “Tolerancia Cero”, pero también con los esfuerzos del Comisario Guarteche en certificar la calidad de la gestión policial. En una intervención en la cual me correspondió representar a las comunidades organizadas durante el Día del Policía, yo afirmé en Caracas refiriéndome al famoso método de la Calidad Total de Edwards Deming que ..”de poco sirven los programas de “tolerancia cero” y los correctivos de “Asuntos Internos” para erradicar policías defectuosos, cuando el mal ya está hecho. Al igual que en el método de Deming, de nada valen los supervisores de defectos al final de la línea de producción. Hay que poner los correctivos al inicio del proceso de formación, para no producir “malos productos.” En otras palabras, debemos fabricar “mejores ciudadanos” para obtener “mejores funcionarios”. Cuanto más seamos capaces de fabricar mejores ciudadanos, menos deberemos invertir en fabricar mejores policías”.

En todo caso, no tratemos de descargar en nuestros policías la responsabilidad moral de “reparar sociedades rotas” producto de un “colapso moral”, a lo cual se refería el primer ministro David Cameron. Porque en el fondo, hasta el propio Cameron sabe que esto no se arregla con “Súper policías”, sino con mejores políticas sociales.

Argenta
Agosto, 2011

Ver: http://la-tercera-opinion.blogspot.com/2008/11/policas-con-certificacin-de-calidad.html