La Tercera Opinion

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Saturday, March 22, 2014

Venezuela: ¿el "realismo mágico"?


Mientras se registraba otro día de violencia en las calles, el gobierno de Nicolás Maduro –fiel a las más retrógradas prácticas de su mentor Hugo Chávez – anunció la ruptura de relaciones con Panamá, y anunció la expulsión de sus representantes diplomáticos al tiempo que suspendió la revisión de la deuda por más de US$ 1.200 millones que mantiene con ese país. Por el ”pecado” de la solicitud panameña de llevar el caso de Venezuela a la OEA y el supuesto "discurso y acciones injerencistas" del gobierno del presidente Ricardo Martinelli, a través de una "nota verbal" el gobierno venezolano otorgó 48 horas para abandonar el país a los miembros de la misión diplomática de Panamá tras declararlos personas "non gratas". Maduro advirtió: “no vamos a permitir que nadie se meta impunemente con nuestra patria, lacayo rastrero presidente de Panamá”. El mandatario venezolano utilizó destemplados adjetivos contra su homólogo panameño, Ricardo Martinelli, al que acusó de no ser "digno de su pueblo" y de haber estado "activamente obrando contra Venezuela, creando condiciones para que la OEA y otros organismos den un paso de intervención" sobre el país suramericano. Grave, muy grave; se le escapó el bruto de adentro.

En tanto, el ministro de Exteriores de Venezuela, Elías Jaua, afirmó –muy convenientemente para las arcas venezolanas - que la revisión de la deuda pendiente de su país con Panamá ha quedado suspendida tras la ruptura de las relaciones diplomáticas bilaterales. "Queda suspendida la revisión de esa deuda hasta tanto en Panamá no haya un Gobierno serio que respete las relaciones que deben tenerse de respeto mutuo", dijo en unas declaraciones a la emisora local Unión Radio. ¡Pobre Panamá; ahora tendrá que esperar a tener un Gobierno serio a la altura de Jaua y Maduro, para poder cobrar las deudas que Venezuela le debe, y que tanto le cuesta pagar! Si no fuera por la tristeza que está sufriendo el pueblo venezolano, estas actitudes y declaraciones de Jaua y Maduro producirían risa. 

Y mientras escribo este artículo, CNN me informa que por una reciente decisión del Gobierno Venezolano, se ha decidido no entregar divisas de los cupos autorizados por CADIVI a viajeros venezolanos que pretendan viajar a Panamá. Y para rematarla, ahora está amenazando a las aerolíneas comerciales, a quienes les debe la regularización de divisas por US 3.700 millones, que “aerolínea que se vaya de Venezuela, no vuelve mientras dure este gobierno”. Así nomás, a lo macho, Maduro habla duro y le pone sus reglas al mundo. Otra burrada de la revolución.

Tampoco la OEA. Por otra parte, Maduro descartó cualquier mediación de la Organización de Estados Americanos (OEA) en la crisis política provocada por la oleada de protestas callejeras afirmando: “Que la OEA se quede donde está”, "A la OEA déjenla allá donde está, en Washington se ve bien bonita, nuestro camino es el sur, la Unasur, la ALBA, nuestra camino es la independencia, fuera la OEA de acá por ahora y para siempre".

Este desconocimiento hacia la Organización ya había comenzado cuando el 10 de agosto de 2011, el entonces ministro de Relaciones Exteriores venezolano, Nicolás Maduro, se pronunció ante las declaraciones de Insulza (Secretario General de la OEA) sobre el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos a favor de la habilitación política de Leopoldo López. “No se meta donde nadie lo ha llamado”, expresó Maduro. El 30 de abril de 2012, el propio presidente Hugo Chávez amenazó con retirar a Venezuela de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Y a pesar de que el 15 de marzo de 2013 se rinde un homenaje en la sede la OEA al recién fallecido presidente Chávez, y el 17 de abril de 2013 la OEA reconoce los resultados electorales en Venezuela, el 10 de septiembre Venezuela se retira de la Corte Interamericana sobre los Derechos Humanos.

En estos especiales momentos de convulsionadas protestas y movimientos sociales –algunas más que bien fundamentados por cierto –que están costando la vida de muchos venezolanos y la violencia generalizada dentro de la sociedad, lo que más necesita el gobierno venezolano es credibilidad. Y no creo que estas declaraciones, descalificaciones e insultos a mandatarios de países hermanos, a instituciones y representantes de los organismos internacionales que –mal o bien nos representan a todos – coadyuven para lograr esa credibilidad. Al contrario; cuanto más se insulta, cuanto más se descalifica, cuanto más se amenaza, se culpa y se acusa a tantos otros de los conflictos internos, más crecen las dudas y el escepticismo sobre las razones del acusador.

Desde el propio oficialismo. Lo grave es que, ante la ola de protestas y manifestaciones emprendidas por los estudiantes desde febrero, desde el propio oficialismo, el gobernador oficialista del estado Táchira, José Vielma Mora, pidió la liberación de todos los opositores detenidos, incluyendo al dirigente Leopoldo López, y denunció "excesos" del gobierno de Nicolás Maduro en la "militarización" de su territorio. El gobernador criticó la presencia militar en su estado. "Me molesté mucho con el sobrevuelo de aviones militares en Táchira, fue un exceso inaceptable", dijo José Vielma a una radio local. Además, acusó a la Guardia Nacional Bolivariana de perpetrar "abusos" durante las protestas estudiantiles. "Aquí nos hace falta en el país que alguien diga borrón y cuenta nueva. Cuando eso ocurra un tema de paz es que todos los que están ahorita presos por cuestiones políticas, mándelos para su casa, listo, ahí comienza la paz, incluyendo a Simonovis (el comisario condenado en 2004 a 30 años de prisión por muertes ocurridas en el golpe de Estado de 2002 contra Hugo Chávez) y Leopoldo López".

"Estamos en manos de Cuba. Y aún más graves son las exhortaciones de quien fuera mentor político del fallecido Hugo Chávez, Luis Miquilena, llamando a los estudiantes a seguir con las protestas y pidiendo a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana "desconocer cualquier orden" del gobierno de Nicolás Maduro, al que tildó de "totalitario, usurpador e ilegítimo". "Esta es la hora más oscura de la historia" de Venezuela, dijo Miquilena, de 94 años, en una durísima crítica contra Nicolás Maduro, a un año de la muerte de Chávez. "Ustedes están obligados a defender nuestra soberanía que hoy está amenazada por la injerencia cubana. No se presten a defender un régimen ilegítimo, usurpador y totalitario que está subordinado a Cuba", declaró Miquilena al diario El Nacional. Miquilena se unió en 1994 al proyecto político de Chávez, presidió la Asamblea Nacional Constituyente, encargada de redactar la actual Constitución venezolana en 1999. "Venezuela hoy es un país prácticamente ocupado por los esbirros de dos criminales del mundo, los hermanos Castro en Cuba", denunció. Y agregó: "Ellos han introducido en Venezuela a un verdadero ejército de ocupación. Los cubanos manejan los puertos, aeropuertos, las comunicaciones, las cuestiones más esenciales en Venezuela. Estamos en manos de un país extranjero". 

Mi amigo Hugo. Mientras todo esto sucedía, se anunciaba para el 5 de marzo del 2014, el estreno por el canal Telesur del documental “Mi amigo Hugo”, un tributo al mandatario Hugo Chávez dirigido por el estadounidense Oliver Stone. El film, que dura unos 50 minutos, es una recopilación de testimonios de familiares, amigos –incluido Stone –intelectuales y políticos, sobre el líder de la “revolución socialista” en Venezuela. No la vi; lo reconozco, y por tanto no puedo emitir opinión aunque sea como un simple espectador. Pero así como debo manifestar mi admiración por varias de las películas de ficción de Stone, creo que el problema de estos realizadores cuando abordan hechos históricos reales –y observando realizaciones sobre personajes sudamericanos -es que su enamoramiento por estos personajes polémicos y conflictivos que le inspiran el lado épico de una historia, les impide evaluar en su totalidad las consecuencias sociales para los pueblos, de esos héroes. Además, tampoco les interesa. No ese su negocio. Ni creo que lo sea realizar una película sobre Nicolás Maduro.

Recordemos que en junio de 2010, Stone declaró que consideraba que la guerrilla colombiana las FARC eran heroicas.(¿?) Ese mismo mes, también declaró que "El golpe de estado en Honduras fue una vergüenza para los Estados Unidos" y criticó que el presidente norteamericano Barack Obama "no movió un dedo" durante los acontecimientos. (Y si lo hubiera hecho, seguramente Stone habría denunciado la ingerencia norteamericana). En 2010 declaró, en una entrevista con el diario Sunday Times, que su serie documental “Oliver Stone’s Secret History of América” era una reacción ante la "dominación judía de los medios". Estas palabras fueron denunciadas como antisemitas por la Liga Antidifamación, y posteriormente Stone, quien a comienzos de ese año había declarado que "Hitler es el chivo expiatorio de la historia”, se disculpó por estas declaraciones. Y hechos como estos no son malos en sí mismos; lo que nos advierten, simplemente, es que hasta los más célebres realizadores del 7º arte, en algún momento, son influenciados por el denominado “realismo mágico”? (*) 

En todo caso, lo que queda claro, es que la realidad que vive hoy la sociedad venezolana, va más allá de una película.

Argenta /17.03.2014

 (*) El genial pensador y escritor venezolano Arturo Uslar Pietri usó el término “realismo mágico” para referirse a una nueva tendencia en la literatura hispanoamericana, en la que la realidad coexiste con la fantasía.