La Tercera Opinion

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Location: Cordón, Montevideo, Uruguay

Friday, December 18, 2009

País pobre, país rico. ¿Dónde está el secreto?

Uruguay: uno de los secretos mejor guardados del mundo.

En una época nos identificaban como “La Suiza de América”. Después, descendimos hasta ser, simplemente, parte del “patio trasero” de Los Estados Unidos de Norteamérica. Recientemente, sin embargo, han corrido como pólvora las declaraciones de un alto ejecutivo de una empresa multinacional, quien asegura que “Uruguay es uno de los secretos mejor guardados del mundo”. Algo debe haber en este pequeño país sureño, que de tanto en tanto llama la atención de buena parte del planeta. Por ello, no puedo compartir en su totalidad las recientes afirmaciones del exitosísimo arquitecto uruguayo Rafael Viñoly, quien en unas declaraciones a un medio uruguayo en medio de la inauguración del bellísimo y nuevo Aeropuerto Internacional de Carrasco, diseñado por él mismo, expresa que “Uruguay es un país pobre, pero tiene cualidades únicas en América Latina que lo hacen un "destino" inmejorable”.

Steve Shaw, Volt Information
Steve Shaw, el Director Ejecutivo de Volt Information Sciences, Inc., un Californiano de 49 años de edad, ingresó en la compañía que fundaron su padre y su tío cuando cumplió los 15, y viaja constantemente recorriendo las 300 oficinas de Volt alrededor del mundo. Ello, supuestamente, lo hace un hombre “creíble”. En una entrevista realizada a principios de 2009, Shaw aseguró que Uruguay es un país excelente por muchos motivos. Entre ellos, las buenas relaciones del empresariado con el gobierno, el empuje de la fuerza laboral y su elevado nivel educativo, la buena infraestructura y la seguridad. Además, es un país hermoso, conservador, muy bien gerenciado, tiene un excelente nivel de conectividad global, y la gente quiere venir a trabajar en él”. Por ello, según él, “Uruguay es uno de los secretos mejor guardados del mundo”.

El arquitecto uruguayo Rafael Viñoly, a su vez, reconocido internacionalmente por trabajos como el edificio del Foro Internacional de Tokio, el más importante centro cultural de Japón, construido entre 1989 y 1996, y quien además compitió con varios arquitectos internacionales para remplazar el desaparecido World Trade Center, quedando su propuesta en segundo lugar, tuvo el sábado 12 de diciembre la propia inauguración de “su” Aeropuerto Internacional de Carrasco, el cual se asegura, es uno de los más modernos de la región. El reconocido profesional, actualmente radicado en Nueva York y que trabaja en proyectos en Gran Bretaña, Estados Unidos, Qatar, Dubai y Bahrein, aportó durante la entrevista, su mirada "global" del Uruguay presente y futuro. Con seguridad, Viñoly se refería a que Uruguay es “un país pobre”, considerando que no tiene petróleo, ni gas, ni diamantes, ni litio, ni uranio, o algunas de las riquezas naturales que Dios brindó a otros países de la región y del mundo. Porque él mismo se encarga de enumerar algunas de esas “cualidades únicas en América Latina que lo hacen un destino inmejorable”.
Arquitecto Rafael Viñoly
La verdadera riqueza de un país.
"Uruguay es un país en el que hay estabilidad, que está mucho mejor en materia de seguridad que el resto de la región”, aseguraba Viñoly. “También tiene un alto nivel de alfabetización desde hace 50 años”. En una entrevista anterior Viñoly, como buen visionario acostumbrado a pensar y actuar en grande, se refería a una propuesta suya de construir en Uruguay “un pequeño Londres”, en donde a la calidad de los servicios de la capital británica, se le agregarían los beneficios de un ambiente natural en un sitio alejado de las tensiones de las grandes urbes.

”No son muchos quienes, especialmente en la región, pueden ofrecer un mercado tan atractivo”, afirmaba. “En consecuencia, este país tiene enormes posibilidades de redefinirse como un lugar único en América Latina. En el Primer Mundo se está mirando con mucha atención hacia esta región. Con los avances de la informática y las facilidades que ofrece el transporte aéreo, Montevideo o Punta del Este podrían convertirse en un lugar preferido no sólo para inversiones en bienes inmuebles, sino para residencia temporal o permanente de personas que saben apreciar las bondades de una población educada y con una ética de trabajo bastante particular para los patrones de Latinoamérica”.

A todo esto, durante la inauguración del Aeropuerto Internacional de Carrasco, también se sumó la opinión del empresario argentino Martín Eurnekian, presidente de Puerta del Sur S.A. –la administradora del aeropuerto que invirtió los U$S 200 millones para concretar el proyecto de Viñoly -quien expresó: "En un país donde hay respeto por el derecho jurídico, los gobiernos son circunstanciales. Los inversores confían en eso, si no, estaríamos pensando que las obras hay que empezarlas y terminarlas al cabo de determinado gobierno. Pero de esa manera no se pueden realizar grandes obras". Según el empresario argentino, "en ningún momento" le preocupó que hubiera "gobiernos de distintos signos". Eurnekian marcaba así, una vez más, su posición frente a las polémicas declaraciones de un dirigente opositor al partido de gobierno quien, en plena campaña electoral, intentó sembrar temores entre los inversionistas ante el posible triunfo de José Mujica.
Y dónde está la pobreza..?

Y es aquí, entonces, donde me pregunto yo: ¿Es el Uruguay un país pobre? Personalmente, afirmo que ¡todo lo contario! Si comparamos al Uruguay de hoy con otros países Latinoamericanos con enormes reservas de petróleo, gas, diamantes, litio, y otros recursos naturales, y tomamos los datos de crecimiento, inversiones, desarrollo humano, calidad de vida, etc. que proyectan los organismos y analistas internacionales, sobre los últimos diez años, sin duda habrá que convenir una vez más en que un país no es rico precisamente por sus recursos naturales, sino por la riqueza implícita en la capacidad de su gente. En última instancia, los recursos económicos son más fáciles de conseguir que los recursos humanos.

El mismo Viñoly se encarga de refrescarnos un caso muy emblemático: “Algo muy parecido -ejemplificó - hizo el premier Lee Kuan Yew, que es considerado el fundador del Singapur moderno. Le comunicó a todos los bancos su plan de construir un nuevo modelo de país y consiguió los fondos necesarios porque, si bien tuvo un control férreo de ese estado durante más de treinta años (1959-90), también contaba con el apoyo tácito de toda la población”. (Recordemos que Lee Kuan Yew, quien ejerció un régimen autoritario en lo social, impulsó la economía de la joven nación, carente de recursos naturales, bajo un modelo decididamente capitalista, y la convirtió en uno de los países económicamente más competitivos del mundo).
Parque Tecnológico Zonamérica











Y Uruguay hizo lo suyo. Favoreciendo por igual la entrada de tecnología y capitales en el agro, produjo una revolución en la productividad agrícola, logrando récords de saldos exportables y una mejor rentabilidad para los productores. Asimismo, atrajo históricas inversiones en el sector forestal, interesando, para su instalación en el país, a las mas modernas plantas europeas procesadoras de celulosa. A su vez, con un parque tecnológico y de negocios que alberga a más de 250 empresas nacionales e internacionales prestadoras de servicios -logísticos, financieros, informáticos, biotecnológicos, comerciales- cuya actividad representa el 2,4% del PBI uruguayo, hoy son 7.500 las fuentes de trabajo de calidad para hombres y mujeres que promedian los 27 años y han logrado desarrollar sus habilidades, hacerse de una cultura global y fortalecerse profesionalmente.

La mayor riqueza, está en el recurso humano.
Esto ha sido favorecido por el aprovechamiento inteligente de los beneficios derivados de las zonas francas, acompañado por el surgimiento de un muy importante grupo de emprendedores uruguayos, especializados en el desarrollo de software, que ha logrado impensados éxitos proyectando al país a los más altos niveles de reconocimiento en el sofisticado mundo de las soluciones tecnológicas, y colocándolo entre los tres primeros exportadores mundiales. También con el apoyo de la inversión privada de alta especialización, modernizó y amplió su principal terminal portuaria dotándola del más desarrollado equipamiento y una particularmente eficiente gestión, lo cual la convierten hoy en el principal centro logístico de manejo y distribución de bienes y servicios, para toda la región. Y por supuesto, en esta línea de abrirse al mundo a través de la inversión privada para mejorar su infraestructura de servicios y potenciar al máximo sus ventajas diferenciales para un turismo cualificado y en constante aumento, ha inaugurado su nueva y moderna terminal aérea, el Aeropuerto de Carrasco, multiplicando espacios y oportunidades, y dotando al país de los más altos estándares de calidad. Hoy, Uruguay recibe más de 2 millones de turistas anualmente, sin contar los visitantes puntuales que llegan al país en los más de 195 cruceros de gran porte que atracan en los puertos de Montevideo y Punta del Este.

El Presidente Vázquez ha entregado mas de 380,000 computadoras a los escolares uruguayos.
En materia educativa, Uruguay ha sido el primer país en el mundo en implementar exitosamente el promocionado proyecto “One laptop per child” del norteamericano profesor del MIT, Nicholas Negroponte, habiendo entregado ya más de 380 mil computadoras (Ceibalitas) en forma gratuita entre los escolares más necesitados, y aprontándose ahora a ampliar la cobertura, mediante un programa financiado, a otros sectores del universo estudiantil. Y aunque su economía, comparada con la de Brasil, sea del tamaño de un garbanzo, Uruguay posee uno de los mayores PIB per cápita de Sudamérica. Pero quizá en lo que más destaca –frente al espejo internacional -es en ser el tercer país de las Américas con el mayor índice de desarrollo humano y con menor desigualdad entre el 10% más rico y el 10% más pobre, según los estudios del Programa para el Desarrollo de la ONU (PNUD)”.

Creación de riqueza con Responsabilidad Social.

Tanto las obras públicas como las privadas, no cesan de multiplicarse en Uruguay. Se siguen erigiendo ambiciosas torres destinadas a viviendas y a emprendimientos comerciales. Algunos desarrollos mixtos, con participación privada junto a dependencias departamentales y organismos gubernamentales. Se siguen multiplicando, asimismo, las inauguraciones y los proyectos en obras destinadas a ampliar y mejorar la infraestructura de servicios, y la cobertura sanitaria de la población. El entendimiento y la colaboración entre sector público y privado, en el Uruguay del Siglo XXI, es un verdadero ejemplo de solidaridad y madurez, mezclando el concepto “ganar-ganar” con el de Responsabilidad Social Empresarial. Es un socialismo distinto, sin duda. Pero es el socialismo que hace posible, construir entre todos “el país de lo posible”.

Creo que Uruguay, aprendió su lección. Primero hay que producir riqueza, para luego poder distribuirla. No se puede distribuir aquello que no se tiene. Creo que los uruguayos aprendimos que “somos portadores de uno de los secretos mejor guardados del mundo”. Y creo firmemente que de aquí en más, estamos destinados a seguir siendo un país rico. Porque mas allá de depender de factores exógenos siempre caprichosos, y casi siempre inevitables, estamos aprendiendo a gerenciar nuestra mayor riqueza; nuestra propia identidad!

Argenta, Diciembre, 2009

Wednesday, December 16, 2009

El país de lo posible.


Uruguay Siglo XX: la partida.

Hace unos años, fui un publicista bastante exitoso en mi país. El éxito se debió no tanto a mis genialidades, sino al haber tenido la suerte de conocer algunos empresarios mas inteligentes que yo, que tuvieron la habilidad de convertir en éxito algunas ideas en común. En 1991, una crisis de angustia existencial y profesional, me decidió a alejarme del Uruguay.
Después de haber leído, años atrás, “Las venas abiertas de América Latina“ de Galeano, y otras críticas furibundas hacia el imperio norteamericano; de haber vivido a flor de piel la época de la guerrilla tupamara y de la dictadura; de haber pagado como pocos la “quebrada de la tablita” de 1982; y de revisar periódicamente los informes sobre pobreza de la Cepal, me fui con la interrogante de saber si estábamos condenados a ser, irremediablemente, los “indigentes” del mundo, y para siempre. Pensé que Uruguay ya me lo había mostrado todo. Que cada vez habían más preguntas y menos respuestas. Juzgué al país por mi propia impotencia; cerré la puerta de mi oficina, apagué las luces, y me marché.

Pero nunca pude desarraigarme del Uruguay; pues en la medida que iba conociendo otras realidades, intentaba responder a mis interrogantes existenciales: ¿Para dónde va el Uruguay? ¿Cómo y con qué puede Uruguay ir a un futuro mas cierto y con menos sobresaltos y privaciones? ¿Qué le puede ofrecer Uruguay, a sus nuevas generaciones, para que no abandonen el país? ¿Será que estamos condenados de por vida a las desgracias derivadas de los caprichos del imperio, y a nuestra condición de patio trasero, también de nuestros hermanos mayores? Pensaba en el futuro de mis hijos, y mas de una vez me sorprendí en las reflexiones, pensando que mi salida del país quizá fue más un salir a buscar respuestas, que a encontrar soluciones.

La última década del Siglo XX se me fue, en Venezuela, llenándome de más dudas y preguntas. Después de un intento de golpe de Estado a menos de un año de estadía, y otro al final del año, la posterior destitución de un presidente por el congreso, la elección de otro interino y luego otro mediante elecciones, el panorama político y social estaba muy agitado. Pero recién comenzaba. En la mitad de la década, quebró la mitad del país por una crisis bancaria, y a finales de la misma, una nueva elección de autoridades puso en la presidencia -luego de dos años de prisión -a quien fracasó en el primer golpe de Estado. Así comenzó el nuevo Siglo. Destinado, sin duda, a no ser un Siglo cualquiera. A los dos primeros años, fracasó otro golpe de Estado, esta vez, contra el primer golpista. Y de ahí en más, comenzó con furia el Socialismo del Siglo XXI.
Uruguay Siglo XXI: el regreso.
Dieciocho años después, veo cosas muy auspiciosas en el panorama político, social, y económico del Uruguay, para los próximos años. Si bien para algunos sigue existiendo el cuco de la izquierda marxista, a través del recientemente electo presidente José Mujica y sus simpatizantes caribeños, yo diría que también es valido que para otros siga existiendo la amenaza del atraso, la exclusión social, el marginamiento, el desempleo, y todos los derivados de un sistema capitalista que en buena parte del mundo ha sido tan salvaje como inhumano. Basta hacer un repaso a las cifras de la Cepal de los últimos veinticinco años para comprobar que, aunque cambiamos muchos gobiernos, muchos querían cambios pero muy pocos querían cambiar.

Para los buenos entendedores, sin embargo, el mensaje de Mujica ha sido mucho más explícito de lo que algunos, arteramente, han querido hacer creer. Mujica quiere adentrarse en el modelo neocelandés, no en el cubano. Se siente más identificado con el liderazgo de Lula, que con el de Castro o el de Chávez. En este sentido, debo confesar que me tiene pasmado y asombrado la capacidad de respuesta y aprendizaje del ex -guerrillero tupamaro uruguayo, estableciendo una similitud con el destruido Japón que después de la segunda guerra mundial se levantó de las cenizas para ganar con el esfuerzo y la entrega de su gente trabajadora, lo que no pudo ganar en la guerra con los temidos kamikazes. Algo igual, pasó con Mujica y los Tupamaros, incluida su esposa. El tiempo fue más o menos el mismo: a menos de treinta años de su destrucción, los japoneses ya estaban mandando en los mercados mundiales ganando la otra guerra, la más importante, la que tiene que ver con satisfacer las necesidades del ser humano a través del uso y disfrute de las comodidades y facilidades para el entretenimiento, las comunicaciones, el transporte, y las expresiones que permitirían el desarrollo y la modernización de las sociedades.

Hace unos años, Robert Reich, autor del libro “La Próxima Frontera” hacía estas reflexiones: “Los Estados Unidos inventaron los videocasetes, los robots, los fax, los chips y numerosos otros aparatos, pero los japoneses fueron quienes los llevaron a escala mundial”. Y en los años 70 y 80, los productos japoneses entraban a los mercados mundiales arrasando a los nacionales con la misma furia con que los habían arrasado a ellos! Pues algo parecido sucedió con el colectivo político de Mujica, el Frente Amplio, el cual desde 1971 ha aumentado permanentemente su penetración dentro del caudal electoral, pasando de ser el "tercer partido", hasta recibir la mayoría absoluta de los votos válidos y alzarse con la Presidencia de la República en 2004, y repetirlo ahora, en el 2009. Y no es menos significativo observar que el partido de José “Pepe” Mujica y los Tupamaros, dentro de este colectivo, ha sido siempre el más votado. Sin olvidar que Mujica fue el primer tupamaro en lograr una banca en el Parlamento, primero como diputado y luego senador; el primero en presidir la Asamblea General, y el primero en ser ministro. Y ahora, el primero en ser presidente.

Si bien es cierto que los partidos tradicionales fundaron las bases de una democracia asentada en el concepto de bienestar social en Uruguay, también es cierto que fueron ellos mismos quienes no fueron capaces de renovar sus propuestas y dar respuestas, de cara a un mundo con nuevas exigencias y a una población con crecientes demandas de inclusión social. Quizá podríamos afirmar que Mujica ha sido, desde el Frente Amplio y para la sociedad uruguaya, lo que Edwards Deming para la productividad empresarial y la sociedad japonesa. Al explicar los conceptos de su famoso método de la Calidad Total, Deming tenía su propia definición: “La calidad no tiene ningún significado salvo el definido por las necesidades y deseos de los clientes”. Un concepto que, traducido a la actividad política, encuentra su semejanza en el dicho de Mujica: “si se pierde el camino al corazón de las masas, todo lo demás es mera filosofía militante de boliche”.

Los nuevos paradigmas.
Algunos analistas atribuyen parte del crecimiento lento pero sostenido del FA hasta 2004, al hecho de que –al no haber desempeñado nunca este partido el gobierno nacional -pudo capitalizar el descontento con la gestión gubernamental de los partidos tradicionales que ya habían ocupado el gobierno. Según esa interpretación, al ganar la elección de 2004 y transformarse en gobierno, el FA perdió esa característica de oposición “virgen”, y por lo tanto, la victoria quebró el modelo que explicaba su ascenso. Bien; ¿pero cómo explicamos el triunfo del 2009? Además, ¿cómo explicar los veinte años que el Frente Amplio ha regenteado la comuna de la capital del país? Sin duda que el excelente gobierno liderado por Tabaré Váquez, ha dejado una impronta muy particular, rompiendo paradigmas, y haciendo viable y visible una nueva concepción socialista en la gestión gubernamental uruguaya. Y creo que, hasta ahora, una de las experiencias de gestión socialista más positivas de América Latina. Algunos se siguen preguntando quién es el verdadero Mujica; si el que despertaba temores por sus ambigüedades, o el político “devorado por el sistema”, como lo encasilló uno de sus propios compañeros. A mi se me ocurre una temeraria reflexión: es el político que le hizo un guiño al sistema, invitándolo a un pacto de no agresión.

A una semana después del balotaje, los principales opositores a Mujica se planteaban la necesidad de "actualizar el discurso" y mirar "con mayor sensibilidad social" la realidad actual. "Nosotros tenemos que desprendernos definitivamente de una visión conservadora”; aseguraba un senador opositor. “A nosotros nos manotearon las banderas. Y las nuestras no las hacemos flamear de acuerdo a los tiempos”, afirmaba otro. Mientas que otro, publicaba en una columna que su partido debe ser "moderno y nuevamente popular, leal con el país, pero también consigo mismo". "Los partidos modernos no rehúyen a estos desafíos, ni se quedan revoleando el poncho como única convocatoria. Está muy bien la tradición, pero no alcanza (...) Somos un partido que deberá modernizarse en su discurso, interpretando mejor los fenómenos culturales y sociológicos que explican buena parte del resultado". Otros aseguraban que: "La crisis de 2001 y 2002 provocó un cambio cultural muy importante, del que quizás hayamos estado un poco ajenos o no supimos interpretar ni advertir". Ese cambio cultural - según uno de los voceros oposicionistas -hizo que muchos votantes "no vieran los defectos" de Mujica o le restaran importancia, a la hora de optar. Según él "Hubo una ilusión óptica: el resultado de las elecciones internas".

Si algo se desprende de estas afirmaciones, es que los partidos tradicionales parecerían haber estado viviendo en otra parte del planeta; muy lejos del Uruguay. No se explica de otra forma que partidos con más de cien años de historia política en el país, reconozcan a esta altura la necesidad de dejarse de revolear el poncho, actualizar el discurso y mirar con mayor sensibilidad social la realidad actual. Que deben desprenderse de una visión conservadora..! Que les manotearon las banderas. ¿Cuáles banderas? Que deben interpretar mejor los fenómenos culturales y sociológicos, y los cambios culturales que no supieron interpretar. Realmente, estas interpretaciones conllevan un simplismo conceptual y un infantilismo político muy difícil de aceptar. No han entendido ni internalizado para nada, los cambios producidos en la sociedad uruguaya. Se quedaron, cómodamente instalados, en el siglo que se fue. Son incapaces de comprender que mas allá de que muchos votantes “no vieron los defectos” de Mujica, lo que si vieron fue la fortaleza de sus “efectos” dentro de la recomposición social del Uruguay. ¿Ilusión óptica? Vaya forma de tratar de tontos a los electores uruguayos!

Ni tanto capitalismo ni tanto comunismo.
Como manifiesto en (http://la-tercera-opinion.blogspot.com/2009_10_01_archive.html) “Del comunismo al socialismo u otras variantes” : “Se me ha ocurrido pensar que paradójicamente, mientras China está revirtiendo desde un comunismo cerrado a un socialismo modernizado, algunos países se están desplazando desde un capitalismo agotado a un socialismo moderado. Pero también hay otros que están yendo desde un capitalismo agotado a un comunismo fracasado. Dentro de nuestra región, Chile, Uruguay y Brasil, se me ocurren los ejemplos más palpables dentro de los socialismos moderados. Y quizá por ello mismo, son hoy, en plena crisis global, los que muestran los mejores resultados. No ha sido fácil cambiar paradigmas tan profundos, porque “la gente le teme más a lo que es difícil de entender, que a lo que es difícil de hacer”. Pero han entendido la necesidad de que las derechas y las izquierdas se desplacen hacia un punto intermedio como forma de reducir las diferencias sociales, desactivar los radicalismos y los odios, lograr el desarrollo con equidad, y asegurar la gobernabilidad a través de la inclusión y la participación de la mayor cantidad de ciudadanos.. Latinoamérica no puede seguir siendo una fábrica de pobres, alimentando con frustraciones y resentimientos una bomba de tiempo desparramada por los cerros y los barrios marginales. Es imposible construir una democracia inteligente y madura con gente tan carenciada. Porque ellos serán luego los que –en base a su resentimiento y no a su razonamiento –entregarán el país a los aventureros iluminados, ávidos de poder y faltos de raciocinio”.

Argenta, Diciembre, 2009

Wednesday, December 02, 2009

Uruguay: no ganó el más bonito.


Si: es cierto. El próximo presidente de los uruguayos no es el más “bonito”, según él mismo lo asegura, ni tampoco el más académico en su oratoria, ni el más elegante en su forma de vestir, ni el más acicalado en su forma de peinarse. Es, en todo caso, la representación del hombre común, jugado a sus ideas, que con sus errores y sus virtudes, más se identifica con algo más de la mitad del pueblo uruguayo. El hombre que por parecer tosco, resulta sincero; el hombre que por vivir modestamente, resulta honrado; el hombre que por haberse jugado hasta terminar preso y torturado, por su forma de pensar, resulta creíble y consecuente. Por eso, ganó. El Presidente Tabaré Vázquez, sin duda, le tendió la alfombra. El mismo lo reconoce: “la mejor agencia de publicidad que tuvimos, fue el gobierno de Tabaré”.

También es cierto que mucha gente que ha seguido su trayectoria política, y en especial sus dichos y entredichos, se agarra la cabeza tratando de comprender como es posible que este chacarero sin mayor preparación académica, y que hasta hace unos meses atrás lanzaba sapos y culebras cada vez que abría la boca, haya llegado a este sitial. Y es que para analizar este fenómeno de masas, es necesario dejar de lado esa primera imagen tosca, irreverente, y chabacana, que nos arroja su espejo personal, y analizarlo en el entorno que le da identidad dentro del Uruguay y los uruguayos por igual. La primera lección, sería entonces: “No piense en Mujica; piense en el Uruguay, y dentro de él ubique a Mujica”. Porque nadie puede quitarle los méritos a este ex –guerrillero, hoy devenido en Senador de la República. En mi artículo anterior “Mujica: ¿intimaciones o manipulaciones?”, hago una brevísima reseña del cómo y el porqué él y sus compañeros del MLN Tupamaros y el Frente Amplio, a lo largo de los últimos treinta años se fueron ganando la confianza, no sólo de una gran mayoría de los uruguayos, sino también de organismos internacionales e inversores privados por igual. ¡No es poca cosa! Como no es poca cosa que haya ganado las elecciones con algo más del 52% de los votos, superando la unión de los dos partidos tradicionales.
Celebración del triunfo de Mujica en la Rambla
Un análisis de Ramy Wurgaft, en “El mundo” de MADRID, nos arroja algunas luces: “Descontando la década de los 70, cuando surgió la guerrilla de los Tupamaros y el período de la dictadura (1973-1979) los uruguayos siempre han compartido los valores de la clase media que para este caso consisten en dirimir los conflictos por vía pacífica y en esperar el fin de semana para preparar una buena barbacoa. Uruguay posee uno de los mayores PIB per cápita de Sudamérica aunque su economía, comparada con la de Brasil, sea del tamaño de un garbanzo. ( ) El parque tecnológico de las afueras de Montevideo es la envidia del vecindario. Pero en lo que más destaca es en ser el tercer país de las Américas con el mayor índice de desarrollo humano y con menor desigualdad entre el 10% más rico y el 10% más pobre, según los estudios del Programa para el Desarrollo de la ONU (PNUD)”, agrega El mundo.

El semanario The Economist, a su vez, afirma que junto con Costa Rica, Uruguay es el país más democrático de América Latina, mientras que para la organización “Periodistas Sin Fronteras”, es un país donde la libertad de prensa está tan arraigada como la yerba mate.” Y es bueno recordar que mientras todo esto se cocinaba, desde 1971 hasta la pasada elección de 2004, el Frente Amplio ha aumentado permanentemente su caudal electoral, pasando de ser el "tercer partido", hasta recibir la mayoría absoluta de los votos válidos en la pasada elección (51,7%) y alzándose con la Presidencia de la República. Y que desde entonces, el partido de José “Pepe” Mujica dentro de este colectivo, ha sido siempre el más votado. Sin olvidar que Mujica fue el primer tupamaro en lograr una banca en el Parlamento, primero como diputado y luego senador; el primero en pasar revista al Batallón Florida; el primero en presidir la Asamblea General, y el primero en ser ministro. Y ahora, el primero en ser presidente.
Mujica en el dormitorio de su chacra.
Estereotipos, y algo más. Por ello, a lo mejor es hora de revisar nuestros estereotipos y, ¿por qué no? hacernos a la idea de un presidente sin corbata, que le gusta cosechar acelgas en su modesta chacra, que dos por tres se le escapa alguna “nabada” por tratar de ser sincero, o algún desafuero por tratar de ser honesto. Sabemos que esas son las cosas que los medios no perdonan y de donde los opositores sacan astillas, pero también sabemos que la hoguera de las vanidades ha consumido a más de un prosista refinado, cuando sus palabras no coinciden con sus intenciones. Y él mismo está consciente de ello: "Sé que no encajo en el estereotipo que tienen. Les resulto intolerable", confesó en algún momento a los medios. En otro momento, incluso expresó: "Mujica, ese bicho raro, tan removedor de los esquemas tradicionales. Tengo todo a contrapelo. Por lo menos estamos rompiendo los clichés. Me voy a ufanar de volver a romper ese cliché y tener un gobierno por lo menos tranquilo". Pero ahora, tiene el desafío de romper también los clichés propios -algo que ya ha comenzado a hacer - y adaptarlos y adaptarse a la formalidad necesaria para representar a los uruguayos, en esa enorme responsabilidad que le han encomendado.

Al fin y al cabo, Mujica ha sido un aprendiz constante y consecuente, y no tiene reparos en reconocerlo: "Nunca se es demasiado viejo para aprender. Estoy tomando dos cursos acelerados: para aprender a callarme la boca un poco más, y para aprender a no ser tan nabo". (Su blog, pepetalcuales, septiembre 2009). Hoy, Mujica y sus compañeros Tupamaros disfrutan la alegría de haber logrado los objetivos que como movimiento se plantearon, aunque por otro camino. Un camino muy distinto y muy distante al de la guerrilla urbana de los años sesenta, con la que pretendían alcanzar la "revolución", la “liberación nacional”, y el “socialismo”, por medio de las armas. Lo importante, además, es que Mujica no necesitó reformar la Constitución, ni vestirse de rojo ni vestir de rojo a sus seguidores, ni cambiarle el nombre a la República. Ni tampoco necesitó enarbolar la imagen del Che Guevara, ni adoptar consignas altisonantes y desafiantes, ni apoyarse en ideologías radicales.

Personalmente, me encantan estos desafíos donde al adversario se lo derrota con ideas, con tolerancia, con buenos resultados, con sabiduría, con inteligencia. Quizá Mujica y los Tupamaros sean hoy una referencia obligada para otros grupos guerrilleros que, desgastados y prostituidos por largas luchas armadas que siguen costando mucho dolor y sangre entre sus pueblos, deberían seguir el ejemplo de cambiar las armas por computadoras y propuestas democráticas, para luchar en el terreno civilizado de las ideas y el debate. ¡Ojalá! Recientemente, miembros del grupo rebelde peruano Sendero Luminoso que cumplieron su condena, anunciaron por medio de los abogados del líder insurgente Abimael Guzmán, en una conferencia de prensa, la formación de un partido político de cara a los comicios presidenciales del 2011. "Vamos a participar en la vida política del país como movimiento a nivel nacional y también de las elecciones, ya sea generales, regionales o municipales". ¡Ojalá! Perú afrontó durante dos décadas una sangrienta lucha contra la guerrilla de Sendero Luminoso comandada por Guzmán, en la que murieron o desaparecieron unas 69.000 personas, según cifras oficiales.
El “secreto” de Mujica”. "La gente tiene que representar ideas en figuras porque para poder vivir hay que creer en algo. La gente necesita creer", afirma Mujica. Y la mayoría de los uruguayos que no tenía otra referencia confiable en la cual creer, creyó en ese "bicho raro", como él mismo se define. Pero Mujica se encargó de construir “esa” figura que representara “esas” ideas en las cuales la gente quería creer. Un dirigente luchador y honesto que desafiara la imagen tradicional del político profesional, corrupto y desgastado. Un dirigente que de verdad, se ocupara de los más necesitados. Aunque, en realidad, con sus errores y omisiones, sus oponentes ayudaron a construirla. Espontáneo, contradictorio, contestatario, comunicador nato, diletante incansable, despreocupado de su apariencia, cultor de la modestia y amante de la humildad, soñador él mismo del sueño de los demás. Un intruso en los paradigmas, al decir de Joel Barker en su libro “Paradigmas”. Un hombre que despierta odios y amores por igual. Ese es Mujica.
Vista de la chacra de Mujica
Por ello, para entender el secreto del éxito de masas de Mujica, es necesario no pensar en Mujica. Hay que pensar en el entorno. Hay que pensar en el bosque, no en el árbol. Hay que pensar en el país, con su ayer y su presente. Con sus necesidades y sus olvidos. Con su gente. Entender que los seres humanos nos sostenemos en un cuerpo compuesto por elementos tangibles, pero nos movemos por cosas intangibles: sueños, deseos, emociones, percepciones, principios y valores. Para vivir, se necesita creer, como dice Mujica, pero para creer es necesario soñar con que es posible. Y Mujica encarna la posibilidad de los sueños reprimidos de esos uruguayos que reclaman lo que él representa. Algunos ven en él únicamente todo aquello que rechazan: el ser desaliñado, grotesco, mal hablado, contradictorio, el guerrillero Tupamaro que se ha abrazado con Chávez y ha mostrado simpatías con la Cuba de los Castro. Otros, ven mucho más allá de todo eso. Ven todo aquello en lo cual creen y lo que representa sus valores, sin importarles los Chávez ni los Castro, porque a través del tiempo y de su andar, Mujica ha demostrado estar por encima de sus ideologías radicales. El hombre más allá del bien y el mal; el hombre honesto que no defrauda por que aunque lo diga mal, dice lo que piensa y lo que siente, y es consecuente con lo que ha dicho, lo que ha hecho, y lo que ha pagado por ello.
Por eso Mujica es creíble hasta para los mas radicales de su partido, los que siguen soñando aún más allá de lo realista, y que necesitan esa figura para seguir creyendo que es posible. Y porque además, se los ha demostrado con los hechos. Por ello lo apoyan, lo respetan, lo escuchan, y lo siguen. Porque es el hombre que ha cohesionado a esa gran parte de los uruguayos que no creían en nadie pero necesitaban creer en algo, y que ante la falta de liderazgo, no respetan los límites necesarios para la convivencia. Mientras Mujica esté allí para escucharlos, para entenderlos, para orientarlos, habrá paz en el país. Ayer, él fue el gran desestabilizador de la nación; hoy, es el gran pacificador.
Mujica y su esposa la senadora Lucía Topolansky
El precio de la historia. Querer negar a Mujica, y aún a los Tupamaros, por falta de empatía personal, es querer negar parte de los hechos y los protagonistas de la historia uruguaya de los últimos cincuenta años. Es pretender ignorar la muerte y el por qué de esos uruguayos que de un lado y de otro, enfrentaron mal, algo que no estaba bien. Pero es pretender ignorar, también, la violencia de quienes agredieron a la sociedad, produciendo crisis, produciendo endeudamiento, produciendo desempleo, marginalidad y empobrecimiento. Produciendo frustración y resentimiento. Es pretender tener la osadía de indicarle a la historia que todo aquello no sirvió para nada. ¿No sirvió? Estamos claros en que no compartimos los métodos. Pero ¿había en aquellos momentos otra forma y otros métodos? Hoy nos parece fácil contestar que si, porque el escenario de lo desconocido, ya nos es conocido. Pero la historia de la humanidad nos indica que el ser humano siempre, para avanzar y progresar, ha debido luchar contra el temor a lo desconocido. Recuerdo una curiosa anécdota: Cierta vez, una joven ciega escuchaba esperanzada las explicaciones, recomendaciones, y advertencias de su médico, ante la posibilidad de una delicada operación quirúrgica para devolverle la vista. En determinado momento, quizá presintiendo los temores ocultos del galeno, ella lo interrumpe: “Doctor: sabe cuál es la ventaja de nosotros los ciegos ante los demás..?” El médico, turbado, no atina a contestar. Y ella prosigue: “No tenerle miedo a lo desconocido, porque para nosotros todo es desconocido”.

Se podrá estar de acuerdo o no con Mujica; se lo podrá rechazar o aceptar; se lo podrá odiar o adorar; pero definitivamente, no se lo puede ignorar. Y la historia continúa.

Argenta, diciembre, 2009