Plebiscito, oportunidades y oportunistas.
Cuando existen en una sociedad, fuerzas y opiniones opuestas sobre temas que hacen al futuro de la nación, o a sus instituciones, y los peligros implícitos en ellas para el mantenimiento de la sustentabilidad democrática, lejos de desviarnos en atender caprichos sectoriales, deberíamos analizar quienes, con sus creencias y antecedentes, han contribuido y con que, al mejoramiento de las condiciones de vida de sus países.
Y ante esta nueva
instancia conflictiva para el país, como lo es el plebiscito para derogar la
reciente reforma del sistema de prestación social, largamente reclamada, y
profesionalmente estudiada por más de dos años, por especialistas en el tema, me
permito hacer algunas aclaraciones. Este plebiscito fue convocado por la
central sindical, PIT-CNT, presidido y mayormente integrado por seguidores del Partido
Comunista, acompañado por el propio Partido Comunista, el Socialista, y el PVP,
de tendencia marxista. Dichos partidos integran, a su vez, el Frente Amplio.
La iniciativa pretende sustituir el
artículo 67 de la Constitución de la República por una nueva versión, y los
tres puntos centrales de la reforma buscan eliminar las Administradoras de
Fondos de Ahorro Previsional (AFAP), fijar la edad de retiro en 60 años y
determinar que la jubilación mínima tenga un monto equivalente al Salario
Mínimo Nacional. Lo curioso de todo esto, si es que pudiera
llamarse así, es que la gran mayoría de Frente Amplio, de tendencia
socialista-humanista, han mostrado su rechazo a esta iniciativa, y más allá, dentro
de él, un grupo de más de 112 expertos en economía del Frente Amplio, rechazan
el plebiscito.
Llegando, incluso
a crear el grupo “Frenteamplistas
por el No al plebiscito de la seguridad social”. En un documento
apoyado por Gabriel Oddone, reconocido economista integrante de una de las
firmas de consultoría más acreditadas
del país, y actualmente propuesto como
Ministro de Economía, dentro de la fórmula del Frente Amplio para las
presidenciales del 27 de octubre, y Mario Bergara, economista de estacada actuación
dentro de los gobiernos del Frente
Amplio, entre otros referentes, se señala que el “costo adicional” de la
reforma equivaldría a subir el IVA a 35%, y que, en caso de aprobarse, la
reforma constitucional “tendría consecuencias injustas y regresivas y generaría
enormes riesgos para la economía uruguaya”.
Por si esto fuera
poco, como sustento político/profesional, hasta el gran viejo sabio, máximo
referente del principal grupo político que integra el Frente Amplio, José
Mujica, ha mostrado su rechazo, aclarando
que la aprobación del plebiscito de la seguridad social sería "un
caos" para la "seguridad jurídica" del país, que la
nueva reforma traería un "lío importante", ya que
"por más que se pueda entender que este plebiscito que impulsan tenga
un parte de justicia, el problema es que esa parte de justicia termina
hipotecando la libertad en el futuro".
No voy a citar opiniones de
profesionales y sectores del oficialismo actual, ni de organismos financieros,
ni opiniones de expertos y aún inversores extranjeros, alertando sobre el
posible grave deterioro de la credibilidad y la confianza en el país, máximo
capital logrado, con mucho esfuerzo, por los uruguayos.
¿Cuál es el verdadero problema, y las
verdaderas intenciones detrás de todo esto? Que el sistema comunista,
históricamente, aquí y en todo el mundo, no acepta ni aceptara jamás la
inclusión del capital del sector privado, en la actividad del país. Ni siquiera
de los propios connacionales, que, teniendo alguna posibilidad de ahorro mayor,
decidan invertir su dinero en el país, en lugar de llevarlo al extranjero. Durante
mucho tiempo, ahorristas e inversionistas de Uruguay, Argentina, y del mundo,
más allá, han sacado sus capitales ante amenazas de mal/intervenirlos, localmente,
para invertirlos, fuera del país. Miles de millones de dólares que podrían
pagar varias veces la deuda externa, y la pobreza interna.
Y esta es, sin ningún misterio, la actividad de las AFAP, en Uruguay; quienes reinvierten esos dineros nacionales, en obras y servicios que construyen y mejoran la calidad de vida del país, y dentro de las cuales una de las principales AFAP, es República AFAP, una empresa pública de derecho privado, cuyos accionistas son entidades estatales, como el Banco de la República Oriental del Uruguay (BROU) - 51% del paquete accionario; Banco de Previsión Social (BPS) - 37% del paquete accionario; y el Banco de Seguros del Estado (BSE) - 12% del paquete accionario.
Quizá el caso más notable es la
Argentina, quien, luego de haber dilapidado fortunas y riquezas por igual, y
fugando sus inmensas capitalizaciones hacia bancos extranjeros, hoy, está otorgando beneficios fiscales para
que regresen sus utilidades. Porque es estúpido pretender, en un mundo
mayormente capitalista, y en un estado democrático, obligar, discriminar,
expulsar, o prohibir, a quienes producen la riqueza de la nación. ¡Por favor, no confundamos las mejores
intenciones de pensadores de izquierda, con impulsos populistas de mierda!
O sea; participación del Estado, Si; ¿ignorar
y descalificar a la parte más importante de los compatriotas, quienes crean los
productos y servicios y miles de empleos que hacen a la riqueza del país, NO! Por
otra parte, ¿si hoy estamos viviendo casi treinta años más, no es lógico que
aportemos por lo menos cinco años más para no hipotecar el futuro de nuestros
compatriotas? ¿Quién paga los beneficios de esos años de vida de más, sin
aportes de más, en una sociedad envejecida, donde hoy son más los
fallecimientos que los nacimientos?
Por lo cual afirmo que este plebiscito
sobre la reforma de la seguridad social del Uruguay, es un simple capricho
oportunista /comunista/ populista, de quienes no piensan en el futuro de los
uruguayos, como nación, sino simplemente en su protagonismo ideológico,
obedeciendo a ideologías, perimidas, que, por suerte, han sido rechazadas por
gran parte de nuestra sociedad.
¿Qué sería del Uruguay, hoy, de haber
seguido las recetas del comunismo internacional, representado en nuestros movimientos
sociales por el PIT-CNT, el Partido Comunista, el Socialista, y algunos
trasnochados más, en busca de protagonismo ideológico? ¿Vamos a creer más en
ellos que en nuestros mejores técnicos profesionales, y aún analistas
internacionales, cuando su ideología ha empobrecido y destruido a países
hermanos como Cuba y Venezuela?
"Puede
cambiar el resto de su vida", dice en un reciente spot
institucional emitido por cadena nacional, una militante del SI, en el video
del PIT.CNT. Y sí; sin duda que puede cambiarla. ¡Por mi parte, me resisto a la estupidez de
una izquierda, que todo lo hace mierda! Y por eso afirmo que este es un tema
entre oportunidades y oportunistas.
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