My Photo
Name:
Location: Cordón, Montevideo, Uruguay

Monday, June 17, 2024

 Uruguay; ¿una aldea, una pulpería, un almacén de barrio?


¿Quién hace que una noticia se vuelva un chisme? ¿Y quién hace que un chisme se vuelva noticia? Históricamente, los chismes surgieron como comentarios que se daban de boca en boca en grupos sociales pequeños, ya sea en alguna colonia, pueblo o etnia, y la información dada generaba un enorme impacto en dicha sociedad.

En Uruguay, años atrás, los hombres se juntaban en las pulperías de campaña, a tomarse unas cañas y comentar sobre las bondades o maldades de los políticos (aunque no había mucha información) y las de los compadres y comadres que habitaban su vecindario. Y las mujeres, a su vez, se juntaban en el almacén de barrio, o barriendo la calle, escoba en mano, para chismear sobre los hombres, las vecinas, las hijas de las vecinas, los amigos de las vecinas, los novios, y otras cositas. Les decían las chismosas del barrio.

Y desde entonces el chisme, y su socio, el amarillismo, han marcado su protagonismo en nuestra sociedad, de la mano de la prensa, y facilitado por los beneficios otorgados a los medios de comunicación. Y es que el chisme es como tomarse una grapamiel; es dulce pero fuertecita como pa’ que revolucione nuestras neuronas y active nuestras endorfinas.

Vamos al Uruguay moderno. Ahí tenemos por ejemplo los casos del supuesto narcotraficante Marset, a quien incluso fuimos a entrevistarlo a sus aposentos para edulcorar, o romantizar, según algunos, una historia de un tipo simpático, canchero, familiar, laburador en lo suyo, y un verdadero influencer (como se dice ahora) capaz de iluminar a más de un pelotudo barato, rapiñero, o hurtador, a convertirse en un poderoso emprendedor, capaz de figurar entre las personalidades del suplemento Fortune. Lo cierto es que el tipo logró la fama y el reconocimiento mundial, y con seguridad ya saldrá quien escriba un libro a su favor, pues salieron miles de chats y sus correspondientes chismes, que le cagaron la vida a más de un funcionario: le dieron los más altos puntos de ratings a algún canal televisivo, y le llenaron el bolsillo a algún periodista.

Aclaración: no es criticable la información sobre los manejos de este indeseable que nos quemó la cara y el prestigio como nación: pero sí lo es el chismerío mediático con el que la prensa uruguaya se relamió durante semanas y meses montando un circo que obstaculizó la justicia.

Y más o menos por ahí, saltó lo del guardia personal del presidente de la república, Alejandro Astesiano, con sus miles de derivaciones, dando lugar a una historia sin fin, que siempre amenaza con acabar, pero siempre se las ingenia para continuar. Y ésta si que logró, y traspasó, sus expectativas, pues ya se hizo acreedora de un libro escrito por un periodista (¡Docente de periodismo en la Universidad de Montevideo!) titulado “El caso Astesiano. Una trama de espionaje y corrupción en la Torre Ejecutiva”. ¡UN LIBRO! ¡Hasta dónde ha llegado la cultura de la banalidad, el sensacionalismo, el amarillismo, la estupidez, y la poca cultura intelectual que puede entretener a los uruguayos! Estas cosas me aterran como sociedad..

Y ni que hablar de la serie del Senador Penadés, caído en desgracia por sus gracias homosexuales. Recientemente, parecería que la telenovela de Penadés, originada en un romance sexual con la menor imberbe, Romina (Celeste) Papasso, se ha vuelto eterna e infinita como la gloria de los encumbrados, pues hasta ha logrado que el celular (supuestamente muerto, y encriptado, del ex -senador) haya resucitado como Lázaro, de su cripta, y tiene algo más para decir. ¡Mi Dios! ¡Esto parecería obra de Mandinga, o de la Inteligencia Artificial!

Los abogados presentaron un escrito porque alguien activó y utilizó el celular de su cliente, y algunas personas accedieron al WhatsApp del exlegislador y conversaron con algunos contactos agendados.  Afirman que días después de que el teléfono de Penadés fuera activado, y regurgitado, se filtraron chats con el expresidente del Partido Nacional Pablo Iturralde, en los que se hablaba de la fiscal Alicia Ghione. 


¡Y pa’qué! El tipo, en plena intimidad comunicacional, hizo algunos comentarios personales indiscretos, y la inteligencia artificial de la prensa (alcahuetes bien remunerados) consiguieron una vez más los chats clasificados, y dieron paso al chisme amarillento más completo. Y la simple publicación fue suficiente, para que el individuo renunciara a la presidencia del segundo partido político más importante del país. ¡Simplemente, porque alguien invadió su privacidad!

Pero a su vez, esos interminables y abominables chats y chismes, dieron lugar a la publicación de otra conversación que involucraba al presidente del PIT-CNT, ¡quien, borracho como una cuba chocó el auto en Punta Carretas, con dos autos que estaban estacionados y la espirometría realizada, señaló que tenía 1,53 gramos de alcohol en sangre!

¡Vaya! es mucho alcohol en tan poca sangre! Y es que lo venían vigilando discretamente, porque casualmente, el mismo día había estado en un comercio en la Ciudad Vieja, presuntamente expendedor de estupefacientes, lo cual fue comunicado al presidente de la República. El presidente dijo simplemente “perfecto”, y esto bastó para que se alborotara el gallinero mediático. Se afirma que el Pit-Cnt denunciará ante la OIT la “pesquisa ilegal por parte del gobierno” a su presidente; lo cual podría dar lugar a otro bonito chisme, porque el organismo internacional podría dictaminar que para el presidente de la principal gremial sindical de un país, no es saludable manejar alcoholizado, y jugando a los autitos chocadores.

¿Era necesario todo este quilombo barato, cuando el presidente de la república tiene toda la potestad para recibir -y conocer -todo tipo de información que pueda afectar a personalidades de la nación?

Natalia Roba, en su página EnClave, del diario El Observador, aportando una cuota de criterio profesional, reflexiona que: “Volviendo al caso Abdala concretamente, no reviste una irregularidad que el presidente fuera informado de una investigación por un tema de drogas que involucra a una persona pública como lo es un dirigente sindical…”.

Francisco Faig, en su columna del diario El País, va más allá, y aclara en su artículo titulado “¿Qué hacés, putazo?”, (concepto referido a una forma coloquial de saludarse con un amigo) que “el artículo 28 de la Constitución fue redactado en una época en que no había mensajería instantánea por celulares ni redes sociales en general. Pero es muy claro y sigue muy vigente: “los papeles de los particulares y su correspondencia epistolar, telegráfica o de cualquier otra especie, son inviolables, y nunca podrá hacerse su registro, examen o interceptación sino conforme a las leyes que se establecieren por razones de interés general”.

Y esto es realmente grave, ¡porque estamos ante el abuso de una prensa chismosa y amarillista que se tragó lo del “cuarto poder”, y quienes -escudados en el derecho a la información – se benefician comercialmente, irrespetando la privacidad de los ciudadanos!

No nos extrañe que, en cualquier momento, dentro de tantos reconocimientos internacionales que intelectualmente hemos logrado, nos den el premio mayor ¡como el país más chismoso y alcahuete de América! ¡Les juro que no me río; me dan ganas de llorar! En esto, seguimos tan primitivos como nuestros gauchos chismeando en las pulperías de campaña, o nuestras vecinas chusmeando en la calle. 

Nota 1: Prensa: El término también hace referencia al conjunto de personas que ejercen el periodismo. Y, en ocasiones, al conjunto de periodistas congregados en un determinado lugar, para una cobertura informativa.

Nota 2: Lo bueno de todo esto quizá sería que nos dan la suficiente información sobre nuestra realidad social, y sus debilidades. Lo malo, es que es un juego sucio, en el cual unos juegan abusando sin límites, en sus potestades.

0 Comments:

Post a Comment

Subscribe to Post Comments [Atom]

<< Home