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Tuesday, April 30, 2024

 Una segunda oportunidad, y  una mirada enriquecedora.


El 25 de abril, se conmemoró el Dia Internacional del Maltrato Infantil; fecha especial para referirme a tres eventos, de alguna forma relacionados con este sensible y doloroso tema que afecta a nuestra sociedad.

1-La violencia y el maltrato a nuestros jóvenes. El 24 de abril se dio a conocer un nuevo informe de la SIPIAV (Sistema Integral de Protección a la Infancia y a la Adolescencia contra la Violencia) el cual da a conocer, con cifras y detalles, la vergonzosa realidad uruguaya, mostrando que, en 2023, se detectaron 8.157 casos de violencia hacia niños, niñas y adolescentes, marcando “un aumento de casi el 10%; un incremento importante”, según la directora del Sipiav, María Mizrahi. Y más que lo vergonzoso de los números, son las causas de esos aumentos. Por ejemplo, se aclara que el maltrato emocional es el caso más frecuente, seguido del abuso sexual. Y más oprobioso aún, es que el principal agresor, suele ser un familiar.

Esto habla de una situación de niños, niñas y adolescentes, en el país, donde el tema de la violencia de género y generaciones los atraviesa, los castiga, y los violenta.  Y no tenemos que olvidar lo que pasó en las últimas semanas”, agregó Mizrahi, en referencia a los niños asesinados. El tramo de 13 a 17 años es por primera vez la franja etaria con mayor cantidad de registros, con el 38%. Casi 3 de cada 4 registros están comprendidos entre los 6 y 17 años”, detalla el informe presentado. Edades cruciales, sin duda, en la formación de un ser humano.

Tenemos que cambiar nuestras formas de relacionamiento, tenemos que pensar cómo nos relacionamos con nuestros niños, niñas y adolescentes, qué lugar le damos en nuestra sociedad, porque los sistemas de respuesta, atendemos, pero eso no alcanza si no cambiamos el relacionamiento, las relaciones interpersonales y la violencia cotidiana”, afirma Mizrahi. Algo que significa un cambio de paradigmas en profundidad, aplicando un bisturí de decisiones políticas comprometidas y valientes, para extirpar un mal que ha hecho metástasis en nuestra sociedad. Porque desde estos olvidos, derivan luego, los otros males que avergonzarán, aún más, a nuestra identidad; la frustración, la droga, la violencia, la cárcel, y las supuestas satisfacciones que ofrece la delincuencia.


2-Una segunda oportunidad.
Un segundo evento, vinculado a lo anterior, lo constituye el hecho de que mientras escribo este artículo, estoy leyendo un excelente y enriquecedor libro del Doctor Eduardo Perotti, Médico Pediatra Neonatólogo, titulado “Una segunda oportunidad”, y referido a los ya enquistados problemas en nuestra sociedad, sobre adolescentes, crimen y drogas, y la telaraña de violencia en Uruguay. Les confieso que este libro me atrapó, pues Perotti (minuano igual que yo) relata el camino transitado como pediatra del INAU, junto a los niños, niñas y adolescentes que extinguieron su inocencia en el río de la violencia y el abandono familiar”.

En su prólogo, el Doctor Roberto Canessa, apunta que “En estas páginas hay mucho para meditar, mucho para pensar y, evidentemente, nos va a revolver el alma, porque vamos a llegar a rincones de nuestro interior que no conocemos”. “Creo que es un buen ejercicio”, agrega. Por su parte, el autor nos narra, con espíritu catalizador, “historias conmovedoras que, aunque todos conozcamos, quizá preferimos olvidar”. Busca los motivos por los cuales tantos jóvenes se encadenan al dolor, al abuso y al consumo.

Y advierte que al sistema político parece importarle poco que nada crezca a la sombre de las rejas, y que los jóvenes privados de libertad no tengan la resiliencia necesaria para superar la exclusión social. No voy a abundar más; les recomiendo encarecidamente que lo lean.

3- Políticos, políticas, eslóganes, y repeticiones . Y el tercer evento, dentro de los vinculantes, tiene que ver con el hecho de que estamos en un año de nuevas promesas, y furibundas campañas políticas, entre viejos contendientes partidarios, con nuevas caras que los representan.  Unos proponen programas de más de 100 páginas con ofertas esperanzadoras (como siempre) y bajo títulos seductores como “Tiempos de esperanza, tiempos de la gente”, como si la esperanza no hubiera sido, siempre, y en todo tiempo, lo que ha motivado al ser humano para soñar con un mañana mejor. ¡Estamos tan apegados a los eslóganes, y titulares de prensa!


Y es que, sin pretender desmerecer el esfuerzo de los cráneos creadores de esos programas, yo me pregunto cuántas personas (de quienes logren leer todos esos programas) podrán descifrar  subtítulos como “Un país que asume la perspectiva interseccional de género como transversal e integradora”. ¡Caramba; pal’ pueblo de a pie, esto es medio complicado! En fin, yo creo que este es uno de los errores que -dentro de las mejores intenciones -cometemos los uruguayos. Hacemos unos ejercicios de intelectualidad tan ambiciosos en sus elaboraciones, como ineficaces luego, en sus implementaciones.


Y a la hora de discursear, prometiendo soluciones, se nos va la moto, y ofrecemos disparates y repeticiones. Por ejemplo, uno de los temas que forzosamente hay que enfrentar, proponiendo nuevas alternativas a viejas disyuntivas, es el que refiere a la seguridad pública.

Algunos actores políticos, encaran este tema de la seguridad nacional pretendiendo sacar soluciones mágicas desde una galera. Unos, proponiendo un «Súper Ministerio del Interior», y la construcción de nuevas cárceles.  Otros, como un Fiscal por casi cuatro décadas y actualmente diputado, se asocian con la ''mano dura" frente a la delincuencia. Reconozco, también, que el propio Ministerio del interior del gobierno actual, luego de varios meses de reuniones con todos los partidos políticos, presentó el documento final de "Estrategia de seguridad integral y preventiva", que consta de 16 propuestas, con sus aportes, durante las reuniones lideradas por el asesor, Diego Sanjurjo.

¡Aunque vergonzosamente, luego, por caprichos ideológico y partidarios, algunos no quisieron firmarlo, dando lugar a aquella afirmación del doctor Eduardo Perotti, en su libro “Segunda Oportunidad”, de que “al sistema político parece importarle poco que nada crezca a la sombre de las rejas..”! Allí se destacaba. que era la primera vez que académicos y representantes de organizaciones civiles, fueron invitados formalmente a participar del diseño de una política de seguridad en nuestro país”. O sea, al fín, era entendida como una “Política de Estado” y no de partidos.

Dentro de esas propuestas se establecía “la creación de consejos barriales con la finalidad de atacar los problemas locales y centros de atención integral, que constan de espacios para que policías, trabajadores sociales y personal de salud puedan trabajar juntos”. Otra, era la confección de un programa de educación para la prevención del delito y la violencia, coincidente con el programa “Combatiendo la delincuencia, sin violencia”, elaborado por mi persona, durante mi estadía en Venezuela, y adaptada al Uruguay.

Porque el objetivo, como dice el documento, es "prevenir los delitos y las violencias que afectan a niños, niñas y adolescentes, como pueden ser el consumo de sustancias psicoactivas, las conductas sexuales de riesgo, las violencias dentro y fuera del aula, o el involucramiento en actividades y mercados criminales". O sea, un nuevo paradigma en la formación de ciudadanos íntegros, útiles, felices, y dignos para sí mismos, y para la nación.  Y para que, como denuncia Eduardo Perotti, no hayan más niños, niñas y adolescentes, que extingan su inocencia en el río de la violencia y el abandono familiar”. ¿Somos capaces de darnos cuenta que la mayoría de las propuestas tradicionales, por omisión o complaciente distracción, han sido más efectistas que efectivas?

 ¡Sin duda, es necesaria, una segunda oportunidad!

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