Las cosas raras de nuestro mundo raro..
Hay cosas raras en este mundo ¿no? ¡Y verdaderamente extrañas! Porque, por ejemplo, que en nuestra Ameríca Latina hayamos elegido presidentes comunistas, guerrilleros, socialistas, cantantes, humoristas, presentadores de televisión, como a su vez militares fascistas, charlatanes oportunistas, reivindicadores populistas, y quizá otras definiciones, no sería de extrañar. Supuestamente, hemos sido parte del tercer mundo, y el patio trasero del primer mundo, ¿no? También hemos elegido, a unos, demasiado jóvenes, y a otros, demasiado viejos.
En algunos
países, tener una cierta edad es un requisito para postularse a
presidente. Por ejemplo, en Ecuador, 35 es la edad mínima. Otros
países como España solo requieren que un candidato sea mayor de 18 años. Hoy, Gabriel
Boric (Chile), Daniel Noboa (Ecuador) con 36 años, serían los presidentes más
jóvenes de Latinoamérica. Pero hay otros que aún no llegan a su cuarta década, como Nayib
Bukele, de El Salvador, con 37 años. En contraposición, en 1994, al
asumir su segunda presidencia en Venezuela (con apoyo del Chiripero) Rafel
Caldera tenía 78 años, y la finalizó con 83.
Pepe Mujica,
el excéntrico exmandatario (ex guerrillero) uruguayo que ganó la presidencia
entre el 2010 y 2015, con 74 años, la terminó con 78, y sin mayores éxitos a
contabilizar, en 2019 estaba otra vez en la primera fila de la campaña para
las elecciones presidenciales, afirmando "Tengo 84 años, pero todavía no
estoy lelo". ¡Ah, bueno, eso ya es algo, ¿no? ¡Cómo les encanta el
protagonismo una vez que lo probaron! Basta con no estar lelo, para triunfar
políticamente, en Uruguay.
El Gran
presidente Tabaré Vázquez, a su vez, quien desde su primera presidencia comenzó
a transformar al pequeño Uruguay, creando las bases para convertirlo en un ejemplo
de inclusión social, innovación empresarial, cambio de matriz energética sin
igual, y una revolución tecnológica que nos asegura la supervivencia,
comenzando desde los más jóvenes, dejó el cargo con 80 años. Y hoy, en Uruguay,
para refrescar nuestra histórica tendencia y dependencia, tenemos un presidente
elegido, con 46 años, el más joven después de Máximo Tajes, con 33 años, y Baltasar
Brum, con 35.
A su vez, el principal país potencia económica y
militar de este mundo: EE.UU. de Norteamérica, un país que, el día de este
Año Nuevo, tendrá una población de 335,8 millones de habitantes, se
encuentra deliberando frente a una nueva elección presidencial, entre dos
viejos de 78 y 83 años para conducir otro período de ¿éxitos? O ¿fracasos? Pero
no es esto, todo lo curioso.
Donald Trump,
el expresidente, la vergonzante expresión, y a su vez el reverenciado
Mesías y nuevamente candidato presidencial del famoso partido republicano, a
quien la justicia le imputa cuatro
cargos: conspiración para defraudar a Estados Unidos, conspiración para
obstruir un procedimiento oficial, obstrucción e intento de obstruir un
procedimiento oficial, y conspiración contra los derechos de los ciudadanos,
cuenta con 78 años de edad, y pudiera pasar el resto de su vida en la cárcel en
caso de ser declarado culpable en alguno de los cargos. En menos de cinco meses,
enfrenta 91 cargos penales, que van desde la falsificación de registros
comerciales en Nueva York hasta intentar subvertir las elecciones presidenciales
de 2020.
Pero Estados Unidos,
es un país muy peculiar. Y más allá de un problema de edad, o aún de moralidad,
”Ni la Constitución estadounidense, ni las leyes estatales, impiden
presentarse a elecciones a pesar de tener antecedentes penales, estando
imputado o en prisión”. O sea que Donald Trump, o cualquiera otro con sus cochinadas, ¡tienen
permiso constitucional para delinquir! Curioso ¿no? ¡Qué personaje!
Joe Biden;
Un informe sobre el manejo de documentos clasificados, por parte del hoy
presidente de Estados Unidos, cuando era vicepresidente, refleja serias dudas
sobre su memoria y capacidad cognitiva, y ante un nuevo año electoral, los
votantes han expresado su preocupación por la avanzada edad del
presidente, que tiene 81 años. Tiene que ver con lo que Biden recuerda o no. El
actual presidente ha dejado en público discursos, que hacen cuestionar su
memoria, confundiendo al secretario de Salud, con el de Seguridad Nacional, en
un acto en la Casa Blanca. Ha confundido a Francia con Alemania, y también
erró al identificar a Macron con uno de sus precursores en el
cargo, François Mitterrand, que lleva muerto desde 1996.
¿Es posible
que no haya en ese enorme territorio, y en esa enorme y diversa sociedad
humana, alguna savia nueva, que decida (o lo decidan) a proponer nuevas ideas,
para una necesaria generación de relevo ante tantas inconsistencias? ¿Sólo dos
viejos cuestionados, representando a los dos viejos y desgastados partidos
políticos tradicionales, son la única opción de ese enorme y diverso universo
de más de 335 millones de habitantes, y en el cual ha habido y hay gente tan brillante
en otras actividades?
Curioso ¿no?
Quizá está faltando, una tercera opción.
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