La
lección de Venezuela: los ineptos no producen milagros..!
El gran tema para nuestros países latinoamericanos, está
en saber administrar la democracia! Y en no poner los más ineptos, en el lugar
de los más aptos.
Dos artículos
recientes, han llamado especialmente mi atención. En una entrevista con el
profesor de la Universidad Torcuato Di Tella, Juan Tokatlian, (Nueva Sociedad) éste asegura que «América Latina camina hacia la debilidad y la
desintegración». Y comienza explicando que “La
crisis de Venezuela y la llegada al poder de Jair Bolsonaro se combinan con un
deslizamiento de América Latina hacia una gradual irrelevancia en la política
mundial, y una pérdida de autonomía relativa en sus relaciones internacionales,
en un contexto internacional más incierto y pugnaz”. Y aclara que “Lo primero que podríamos advertir es que en
América Latina, en general, sobresalen momentos de hegemonía transitorios y
débiles”.
Y luego aclara que el proyecto neoliberal de los 90 no pudo extenderse
más allá de esa década; y que a su vez, con el comienzo del siglo –y otra vez
en América del Sur -el proyecto progresista no pudo superar los tres lustros. Y
que “ahora observamos nuevamente el
resurgimiento del proyecto neoliberal que, a pesar de lo que se tiende a
afirmar, también tiene rasgos de
fragilidad, al asentarse en sociedades fragmentadas y polarizadas y bajo
economías muy primarizadas y financiarizadas. “No estamos ante una hegemonía robusta”, concluye.
Bueno; yo creo que el sueño de una hegemonía robusta para nuestros países
latinoamericanos, siempre estuvo limitado por las incongruencias que generamos
nosotros mismos al ir construyendo nuestras propias y muy diversas realidades.
De lo contrario, ¿cómo explicarnos casos tan contrastantes y vergonzantes como
el de nuestra hermosa y rica hermana, Venezuela, en manos de ineptos que la
fundieron y entregaron a ideologías extranjeras fracasadas, al precio de las
peores privaciones y la mayor miseria de su gente? Yo pienso que era mucho más
difícil quebrar a Venezuela - dado sus enormes recursos naturales - que
simplemente hacerla más productiva, inclusiva, y próspera, para los millones de
venezolanos. Pero bueno, este fue el “milagro” que le tocó a Venezuela.
El economista
venezolano Manuel Sutherland, a su vez, en diálogo con Nueva Sociedad
explica rudamente esta situación: “Los
millones de bombas y el genocidio perpetrado por los nazis en Polonia causaron
una caída de 44% del PIB (1939-1943). La caída del PIB en Venezuela ronda el
50% en los últimos cinco años, un récord absoluto para el continente, una
tragedia sin parangón. Para los años 2017 y 2018, se vio el agravamiento de la
crisis con el penoso protagonismo de una hiperinflación que ha roto varias marcas
históricas en el mundo”.
Sin embargo, en el ilegítimo
acto de asunción de Nicolás Maduro (mayo 2018) escuchamos una y otra vez -luego
de cinco años de su mandato, y más de veinte de revolución -promesas que nos
rechinan en los oídos, prometiendo un «nuevo comienzo», y frases huecas como:
«ahora sí», «esta vez sí», y demandando más poder para hacer «más cosas por el
pueblo».
Ni Japón, que quedó hecho chatarra tras la segunda guerra mundial, mostró
tanta miseria humana e intelectual, como la que hoy muestra Venezuela! Es bueno
recordar que, en lugar de pensar en venganzas, amenazas, descalificaciones o
excusas inservibles hacia sus enemigos
destructores, los japoneses rescataron lo más valioso de su cultura: los
valores y el esfuerzo productivo de su gente, para transformarse, en menos de treinta años, en
la Segunda Economía Mundial! Aceptando
para ello, incluso, el modelo de productividad, basado en la calidad, propuesto por el norteamericano Edwards
Deming! Y dando lugar a lo que se llamó
el “milagro Japonés”.
Y conste que Japón es un archipiélago compuesto por 6.852
islas; con una población total estimada en 126 millones de habitantes, y que, con
muy limitados recursos naturales para sostener el desarrollo económico,
depende de otras naciones para el suministro de la mayor parte de
sus materias primas. Y aún así, ha desarrollado algunas de las empresas
más exitosas del mundo, como Nintendo, Nissan Motors, Toyota
Motors, Canon, Honda, Panasonic, Sony, Suzuki, Toshiba y Mitsubishi, entre
otras.
Y podríamos citar otro caso, en contraste con Cuba y
Venezuela: Finlandia. Para quienes creían que los países más desarrollado
del mundo eran Estados Unidos, Japón, China, o la India, la sorpresa nos la da Finlandia; un país joven,
que obtuvo su independencia en 1906, y que -al igual que le pasó a Cuba
- sufrió una grave crisis debido a la caída de su principal socio, la URSS
(ex–Unión Soviética) a finales de los años ´80. Y la espectacular recuperación
y crecimiento de este país pequeño en extensión (338.000 km2 cubiertos en su
mayor parte por lagos) como también en población (5 millones de habitantes) fue
lograda a pesar de sus escasas riquezas naturales (su principal fuente de
recursos primarios son los bosques) -y sin tener opción a préstamos internacionales, ni ayudas
financieras externas de ningún tipo.
En poco más
de una década, Finlandia (gobernada durante casi 600
años por Suecia, y un siglo más por Rusia) se ubicó en los primeros puestos
en todo; tanto en los clásicos indicadores de desarrollo humano (ingresos,
equidad, empleo, salud, educación, oportunidad de género, mantenimiento
ambiental, etc.) como en desarrollo tecnológico, competitividad, ejercicio
institucional y ausencia de corrupción. Recordemos que Finlandia ha sido
considerada por cuarta vez consecutiva, por el World Economic Forum, el país
más competitivo del mundo. Si; ¡en poco más de una década!
Bengt Holmström, un economista y premio Nobel nacido en
Helsinki, aseguraba que "si observamos dónde estábamos entonces y dónde
estamos ahora, creo que podemos hablar absolutamente de un “milagro finlandés”. Un milagro finlandés que
se produjo, precisamente, gracias a la crisis de la URSS (ex–Unión Soviética) lo
cual la obligó a repensar y reconstruír su identidad, transformándose en un
gigante tecnológico! ¡Vaya ejemplos, para nuestros hermanos latinoamericanos!
No se trata pues, de ideologías; se trata simplemente de gobernantes aptos o
ineptos, para construír una realidad país. Y para aquellos que prefieren seguir
contemplándose sus propios ombligos, y regodeándose con sus amores del pasado, mientras sus pueblos
se mueren de hambre, desnutrición, y enfermedades.
Recordemos que no fue
casual, sino causal, que comenzando el Nuevo Siglo, una gran parte de nuestros
países hermanos levantáramos -al fin -una bandera común con principios y
valores compartidos, tras años de lucha y sacrificio a sangre y fuego,
denunciando el abuso de los más poderosos, hacia el resto de nuestros compatriotas.
¡Y que fue más que nunca, el triunfo de la democracia! Lo lamentables es que
luego, los beneficiados por esa democracia que les permitió llegar al poder
devolviéndole al pueblo su sagrado derecho a elegir a sus gobernantes, demuestran los
mismos apetitos existenciales de los talibanes. Solo les interesa canalizar su odio visceral
hacia sus enemigos y perpetuarse en el poder, sacrificando inclusive a sus
propias familias! La negación de la humanidad!
“Una victoria de mierda”. Una de las pruebas
recientes y más acabadas de este
irrespeto dictatorial hacia sus compatriotas, se dio precisamente por quien más
prometió respetar la voluntad del soberano: Hugo Chávez. Porque luego del
referéndum del 2 de diciembre de 2007, y al reconocer su primera y amplia derrota ante
quienes le dijeron NO a su proyecto de reforma constitucional para imponer en
su país un modelo socialista, Chávez despreció a su “amado” pueblo, con
expresiones como éstas: “Sepan administrar su victoria pero ya la están
llenando de mierda, es una victoria de mierda y la nuestra, llámenla derrota
pero es de coraje, es de valor, es de dignidad”. Sin nombrar lo que luego
sería su legado “bolivariano” de
pisotear las instancias electorales, desconociendo a las instituciones elegidas
democráticamente.
Y también podemos hablar del “milagro uruguayo”,
recibiendo hoy a miles de esos hermanos latinoamericanos que arrastran su desgracia por las carreteras, huyendo
de sus países, caminando kilómetros en busca de un plato de comida para sus
hijos. Porque recordemos que la única y
destacable riqueza de Uruguay, es el recurso humano y la capacidad de su gente,
al no disponer de ninguna de las cuantiosas riquezas naturales de nuestros
países hermanos! Si; lo que pudo ser el
“milagro Latinoamericano”, abortó antes de nacer! Porque lo único que debe
primar siempre por encima de frustrados modelos e ideologías, es la gestión
política eficiente que conlleva a una mejor calidad de vida de la gente! Y si
no he sido capaz como gobernante, de lograrlo, con la cabeza en alto doy un
paso al costado, para que otros compatriotas hagan su mejor intento! Eso es
democracia! Y la democracia produce riqueza.
Cuestión de aptitud
pues, frente a la ineptitud de quienes se escudan en insultos y
descalificaciones lloronas, por no aceptar la mediocridad de sus neuronas! Nos
cuesta mucho ser país; y mucho más, nos cuesta ser hermanos latinoamericanos.
Amen.