Si la prensa es chismosa, no esperemos otra cosa..
Es tan lindo el Uruguay, pero tan chismoso, que nos parecemos a los argentinos; maestros del chisme, el show barato (aunque lo cobran caro), la banalidad, el destrato entre ellos mismos, la corrupción, y todo un universo de superficialidades que -quierase o no – los mantienen en el candelero. ¡Aunque claro, hubo épocas mejores! Y bueno, tendremos que reconocer que somos los hermanos menores, al decir del hombre que hoy amasa la massa, en aquel país.
"Uno
tiende a querer diferenciarse de aquel al que se parece más. Con el que se
parece menos, la diferenciación es casi natural, no hay que intentarla",
dice el historiador y politólogo uruguayo Gerardo Caetano. Por eso, continúa
Caetano, el uruguayo no busca diferenciarse del brasileño y sí del argentino.
Pero no es fácil. En una nota de Ana Pais, para BBC News Mundo, y bajo el título “En
qué se parecen y diferencian Argentina y Uruguay (y qué tan cierto es que
"más que hermanos, son gemelos") la periodista analiza pareceres y
aconteceres, con nuestros hermanos tan cercanos, en un día electoral.
Y Ana,
que de países sabe lo suficiente, como para testimoniarlo en su propio apellido,
nos recuerda, por ejemplo, que: Argentina y Uruguay eligen a sus respectivos
presidentes el mismo día, el domingo 27 de octubre. ¿Y si hay segunda vuelta?
En ambos se celebrará, también, el 24 de noviembre. Hasta en eso coinciden
estos dos países similares por demás, algo que se percibe desde afuera y se
siente desde adentro”.
“Son
tan vistosas (y audibles) las similitudes entre ambos países que a veces no
dejan ver las profundas diferencias”, afirma Ana País. Y hace no mucho tiempo,
una de las tantas “diosas” (como les dicen ellos a las mas protuberantes y
exuberantes ejemplares femeninos de la farándula porteña) afirmaba a voz en
cuello desde nuestra Punta del Este, que “Los uruguayos nos copian en todo”.
¡Carajo! ¡Y es que en parte tiene razón! Por algo nuestros más conspicuos
medios de prensa, viven pendientes de cuanto chisme, despelote, escándalos, y
estupideces baratas, se producen en aquel país. Y lo publican diariamente.
Y no
es un problema de periodistas; ¡Uruguay, al igual que la Argentina, tiene
excelentes periodistas! Es un problema de periodismo, y de quienes, manejando
el negocio de la comunicación, prostituyen el noble oficio de la información.
El
caso Astesiano, por ejemplo, es una novela uruguaya tragicómica que han ido hilvanado
y difundiendo los medios de comunicación, desde un desdichado error del
gobierno, y que avergüenza por el nivel de mediocridad periodística con el que
nos alimentan. Y el cual, como país, mostramos. Un suceso lamentable, que ya
está siendo ampliamente investigado en los ámbitos de la justicia, lo convirtieron
en el alimento diario del chisme y la manipulación, en la búsqueda desesperada de
exprimir el sentido del sensacionalismo como profesión.
El
método siempre es el mismo; algún alcahuete, por intereses políticos,
económicos o lo que sea, filtra los chats de las conversaciones y declaraciones
desde la fiscalía, y alborota el gallinero.
De ahí en más, toda la prensa se unirá en una misma orquesta, ejecutando
las melodías de enchastres y salpiques personales que se mutiplicarán
vertiginosamente, alcanzando a cada vez
más compatriotas, algunos por el solo hecho de estar en la vuelta. Y todo el
aparato político, los sindicatos, y otros interesados, se sacan los ojos entre
ellos mismos, con tal de marcar protagonismo, y marchar al son de la partitura.
Demostrando la pobreza del contenido.
Y
mostrando casos tan miserables, por ejemplo, como que dentro de una misma
familia de trabajadores, el resentido directivo de una Central Sindical, y
además directivo de una rama sindical
afiliada, aproveche para cobrar deudas a la presidenta de otro sindicato
afiliado (el que representa a los policías) recordando que logró mejoras salariales mayores para sus
afiliados (que por su especial responsabilidad de representar la autoridad nunca
fueron del agrado de la Central) gracias a una entrevista con presidencia
solicitada y lograda directamente (y en momentos de alta complejidad) por medio
de Astesiano. ¿Algo tan grave acaso? Y es que todo y todos se destruyen en este
especial y diabólico juego de chismes, conspiraciones, y manipulaciones, que alimenta
y fomenta la prensa. Y que tan bien describe en el Príncipe, Maquiavelo, desde
las miserias de la realeza.
¡Pero lo más grave es que hemos
llegado a un grado de chismerío y poca seriedad tal, que, ahora, apenas el
fulano Astesiano hace alguna declaración en
fiscalía, a los pocos minutos ya han sido chismeadas a la prensa! El
jueves 9 de febrero, Astesiano declaró en Fiscalía, que le dieron “alas” y se
sentía como un “jefe político”, y un montón de internas más que, supuestamente,
deberían encajar dentro del secreto sumarial. Pues bien, ¡ya a primera hora del
día siguientes, viernes, sus declaraciones estaban publicadas en la prensa! Acá
hay mucha gente que está jugando sucio, al compás de los medios de prensa.
Y los medios de prensa están
propiciando una repugnante caza de brujas, comprometiendo la dignidad de
funcionarios policiales que recibieron órdenes directas del entonces ministro
del interior, acerca de darle al ex -custodio presidencial, roda la información
que solicitara.
Por favor, señores periodistas,
un poco de dignidad profesional…No hagamos del chismerío y enchastre público,
indiscriminado, un lugar donde vivir. ¡Dejen actuar a la justicia sin
predisponer, diariamente, a la población! ¡Ustedes, supuestamente, están para
enriquecer el noble oficio de la información veraz, imparcial, actualizada, y responsable, y no para convertirse en chismosos de oficio!