¿Nos jubilamos, o nos jodemos..?
Actualmente, en Uruguay estamos haciendo una vez más uno de esos ejercicios de retórica personal, protagonismo ideológico partidario, y de negación opositora, que tanto nos encanta. Con un tema en el cual nos va la vida -o mejor dicho la sobrevida -del futuro de nuestros compatriotas. Se tata nada menos que de la aprobación de una nueva ley de Reforma de la Seguridad Social; las jubilaciones, pensiones, beneficios de retiro etc., y los beneficios con los cuales deberán sobrevivir en el futuro, quienes merecidamente se acojan a ellos.
La revisión de
los esquemas de jubilaciones y pensiones es uno de los procesos técnicos y
políticos más complejos que periódicamente vuelven a la agenda en todos los
países del mundo. Las circunstancias que lo hacen necesario refieren a la
valoración de tres aspectos centrales: la cobertura poblacional, la suficiencia
o adecuación de los beneficios que entrega, y la sustentabilidad financiera de
mediano y largo plazo, en el marco de la dinámica demográfica de las
sociedades. Y hoy está planteado nuevamente, no sólo en Uruguay, sino en varios
países del mundo, y en Europa, Francia e Italia, por ejemplo, la confrontación
de que estamos viviendo un montón de años más, pero no queremos trabajar ni un
año más.
Stefano Casini, periodista internacional, en
un reciente artículo en Uypress, nos recuerda que el problema
reside en que
cuando se "inventó" el sistema jubilatorio, se apuntaba a una
remuneración digna, proporcional a lo que se aportó durante los años
trabajados, para poder finalizar una vida de 5-10 años decorosamente. Pero la
edad promedio de vida no llegaba, entonces, a los 60 años, por eso se
calculaban unos 5 años de aportes luego de la finalización del compromiso de
trabajo. Actualmente, en cambio, en la mayor parte de mundo la edad promedio de
las personas es de casi 80 años. Incluso vemos a muchas personas, vivir más de
90.
O sea que, en
lugar de cobrar una jubilación por un lapso de unos 5 años-10, debemos calcularla
en 20-30 años. Y el problema no está en cobrarla, sino en financiarla. Prever
las fuentes de financiamiento, ante tamaño desfasaje. Cualquiera, más allá de
las necedades políticas que toman el tema como fuente de obtención de
protagonismo, sabe que el sistema de actual es inviable. Sin contar, entre
otras razones, con que muchos de los puestos de trabajo tradicionales desaparecen, día a día. Y más allá, por los 80 millones de personas
más que tiene nuestro planeta cada año, mientras que muchos puestos son
sustituidos por máquinas, aplicaciones y robots, en un mundo más y más
tecnificado.
Y aquí viene
el otro problema: según cálculos de economistas y especialistas a nivel
mundial, para que el sistema de pensiones se mantenga, debe haber 3
trabajadores por cada dos pensionistas, pero tanto en Europa como en nuestro
país,
el número es de 1.42.
Si en algo nos
parecemos con los europeos es que, así como somos devotos de los beneficios que
nos concede el estado, somos incapaces de asumir la responsabilidad de
sustentar esos beneficios, a la hora de actualizar el sistema. Deberíamos
asumir responsablemente que, con las retenciones de nuestro trabajo, hoy,
pagamos a los que se jubilan hoy; mañana tendrá que haber alguien que lo haga
por quienes se jubilen mañana. Si se rompe este equilibrio, se jode
cualquier Banco de Previsión Social”. ¿Queda Claro?
Hoy, en
Uruguay, trabajadores, sindicatos, y partidos políticos, protestan, más que por
falta de información o convicción, por simple ejercicio de negación, ante un
proyecto de Ley presentado por el gobierno, liderado por un profesional más que
capacitado, y luego de más de dos años de elaboración y consultas. ¡Es justo
protestar porque se precisen más años trabajados para poder jubilarse; pero la
realidad es tan evidente como contundente; el sistema, como está, no resiste mucho
más! ¡Es hora de jugarse la responsabilidad política que nos demanda un futuro,
ni tan distante, ni tan seguro!
Al fin y al
cabo, ni el sacrificio es demasiado; se trata de compensar esos 5 años más de
aportes, como forma de asegurar la sustentabilidad de los 20 o 30 años más, vividos
dignamente. De lo contrario, «Dentro de poco tendremos un jubilado a quien
pagarle por cada desempleado», ironiza Stefano Casini, analizando las
actuales protestas para bajar la edad de jubilación en Italia, que se suman a las de Francia, donde la gran
mayoría de los sindicatos se movilizan en contra del proyecto de Macron, de
elevar la edad de jubilación ¡de los 62 a los 64 años!
¿¡Estamos
hablando de apenas 2 años más de
trabajo, cuando hoy las expectativas de vida han subido en más de 20 - 30 años?!
Por eso les sugiero, a los futuros jubilados, que se pregunten: ¿O nos
jubilamos o nos jodemos?
Nota: Y
por las dudas, a tener en cuenta: “en 2022, murieron más personas de las que
nacieron en Uruguay. Y los datos preliminares 2022 del Ministerio de Salud
revelan que la tasa global de fecundidad del país se sitúa en 1,28 mujeres en
edad fértil. Eso significa que se está por muy por debajo del
promedio mundial, bastante por debajo de la media regional, por debajo de la
Unión Europea y, desde el último año, también de Japón. La demografía, que
estudia la población humana en continuo cambio, dice que se requieren 2,1 hijos
por mujer en edad fértil (entre 15 y 49 años) para que exista un reemplazo
poblacional. ¿Y entonces? ¿Nos jubilamos o nos jodemos?
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