Maduro, ¿el nuevo CEO de Toyota?
Si algo le faltaba a Toyota, era aprender a fabricar autos en Venezuela. La empresa japonesa, uno de los íconos de la producción y, fundamentalmente, de la productividad automotriz, luego de que Japón quedara convertido en chatarra tras la segunda guerra mundial, tiene ahora un desafío mucho mayor que aquel emprendido por Deming con su método de la Calidad Total: aprender el método de Chávez y Nicolás Maduro para fabricar carros bajo el sistema socialista. ¡Y esto sí que es bien difícil! Pero bueno; si aprendió a competir con las marcas más emblemáticas del mercado mundial y hasta les ganó una buena parte de su propio mercado ¿cuál puede ser el problema para producir en un país donde no se produce nada?
Quizá, al decir de Stephen Covey “la forma como vemos el problema es el problema”. Maduro quiere tener la eficiencia productiva del sistema capitalista, pero utilizando la receta comunista. Y créanme, eso es bastante complicado de lograr. Y digo complicado, no imposible, porque nunca me gustó aceptar los imposibles. Lo cierto es que recientemente el presidente de Toyota Venezuela, Alfredo Behrens señaló a la prensa venezolana que la planta suspenderá sus operaciones en el mes de julio si Cadivi mantiene la demora en las autorizaciones de divisas para importar las autopartes. Behrens denunció que la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) dejó de aprobarle dinero hace cuatro meses y está trabajando al 50% de su capacidad.
Pero eso no es todo, puesto que el directivo precisó además que la planta está produciendo al 50% de su capacidad, debido a “la paralización de la ensambladora, que se originó por la toma violenta de trabajadores con la excusa” de que incumplían con el contrato laboral”. Esa huelga duró cuatro semanas e hizo que se dejaran de producir mil unidades. Esto no es nuevo en Venezuela: es una vieja táctica chavista para presionar a las empresas y hacerles la vida tan imposible que algunas terminan malvendiendo sus instalaciones y retirándose del país. Algo así sucedió con Techint, quien había invertido más de US$ 1.200 millones para hacerse de la acerera SIDOR y luego Chávez la expropió. También sucedió con plantas envasadoras de Coca-Cola, y la lista es larga.
Y tampoco es nuevo para Toyota, puesto que ya en 2009 el secuestro de la planta ensambladora de Toyota en Cumaná (Estado Sucre) por parte del sindicato de trabajadores que controla las operaciones laborales en esa empresa, creó un gran malestar en la casa matriz japonesa, al punto tal que estuvieron considerando la posibilidad de retirar sus operaciones de Venezuela, de seguir los problemas de divisas y la inseguridad jurídica. Fuentes extraoficiales dijeron a DINERO Express que las máximas autoridades de Toyota en Japón no entienden cómo es posible que el gobierno de Venezuela permita que un grupo sindical secuestre sus operaciones e instalaciones, para pedir supuestas reivindicaciones laborales. El sindicato de trabajadores de Toyota tomó la planta a la fuerza imitando de esta forma el mismo procedimiento aplicado por sus similares en la planta de MMC automotriz (Mitsubishi), en el Estado Anzoátegui, a pesar de sendos procedimientos judiciales que obligaban a ese sindicato a terminar con el secuestro.
El colmo de esta estupidez radica en que Toyota Venezuela aporta alrededor de 1 mil millones de bolívares mensuales en impuestos a la Alcaldía de Cumaná y a autoridades tributarias, por lo que se convierte en el mayor contribuyente del Estado Sucre y el mayor generador de empleos. Según nos aclara DINERO Express en una nota del 30.03.2009, “hasta el año 2007 Toyota tenía casi el 18% del mercado nacional y ahora cayó 7 puntos para ubicarse en 11% y todavía le compra a 9 proveedores de partes y piezas nacionales, que se verán en serios problemas en los próximos meses por la paralización de la planta y por el embudo en la entrega de divisas por parte de Cadivi. Ese organismo le debe a Toyota 250 millones de dólares que no ha liquidado y la casa matriz ya no está dispuesta a seguir financiando los CKD”.
Los caminos verdes. Y presten atención a esta perla que nos regala DINERO Express: “El sindicato de Toyota está exigiendo a esa empresa que le entreguen alrededor de 2.000 vehículos anuales a sus trabajadores, a precio de costo, para que estos los puedan vender inmediatamente y no como está en el contrato (que se vence el 30 de junio de este año) que podrán ser vendidos luego de un año de ser adquiridos”. ¿Y esto no es de alguna forma fomentar la avaricia y promover la corrupción entre los empleados de la automotora? Estará en los manuales del modelo productivo de Chávez y Maduro como forma de recompensar el esfuerzo de los trabajadores?
DINERO Express conoció que 'hay una rosca sindical que se dedica a comprarle el cupo de vehículos a cada trabajador, con el pago de unos 5 millones de bolívares (5 mil bolívares fuertes) para luego ser vendidos en la calle con un alto rendimiento. Además, esto significa que ese 4% de la producción total de Toyota entra al mercado por los caminos verdes sin que pase por los concesionarios'. En medios diplomáticos hay preocupación por esta situación en vista de que el Presidente Hugo Chávez viajará el próximo 6 de abril a Japón para buscar financiamiento y tratar de conseguir inversiones para la Faja Petrolera, lo que podría significar una matriz de opinión negativa de los inversionistas asiáticos para colocar recursos 'en un país en el que está en duda la seguridad jurídica”. (30/03/2009) ¿No es de locos?
Behrens recordó que hace dos años, la marca nipona vendió 61 mil unidades en Venezuela y en el 2008 la cifra descendió a 37 mil. “Pero este año creo que vamos a vender menos de 15 mil, pero eso depende mucho de los dólares que se otorguen”, precisó.
En respuesta a todo esto, el Vicepresidente para el Área Económica, Rafael Ramírez, (¡vaya, otro cargo más y ya son tres..!) aseguró que el Gobierno ha detectado que empresas transnacionales se endeudan con sus casas matrices y a través de esa deuda les transfieren las ganancias. (¿ ?) "Nosotros tuvimos esa experiencia cuando la industria petrolera, donde las transnacionales se endeudaban con sus casa matrices y entonces a través de esa deuda ellos transferían a las casas matrices las ganancias", señaló Ramírez, según reseñó AVN. Reiteró que el Gobierno Bolivariano solicitaría un encuentro con los gerentes centrales de Toyota. "Queremos hablar con los jefes, vamos a pedir que venga el representante para América Latina de la Toyota; que vengan, queremos hablar de estos temas porque con el Japón tenemos una relación muy fluida, al igual que con las empresas de manufactura, de ensamble", afirmó. Y retomó que en ocasiones, esas informaciones sobre paralizar empresas transnacionales tienen que ver con un "sesgo" propio de la guerra económica. Siempre buscando excusas, eso sí, y siempre amenazando.
Y mientras tanto, el presidente Maduro se exaltaba recientemente ante las cámaras de la televisión, acusando a esos “gerenticos tecnocráticos” de la Toyota, que no hacen más que pedir dólares, y dólares y más dólares, al gobierno, cuando, según él, en el país existen todas las materias primas (acero, aluminio, etc.) para fabricar las autopartes localmente. Lo que Maduro no entiende, quizá porque confunde el haber sido conductor de unidades del Metrobús con ser conductor de una automotriz, es que ninguna de estas grande empresas automotrices producen ellas mismas todas las autopartes del ensamblado, y que, además, (a pesar de que en el artículo de DINERO Express se reconoce que a nivel local se trabaja al menos con nueve empresas locales) si no hay una oferta nacional mayor es porque para nadie es atractivo invertir seriamente en Venezuela.
Los ejemplos que el chavismo ha estado dando, expropiando, nacionalizando, tomando las plantas productivas, retaceando las divisas necesarias para la importación de todo tipo de insumos y para la lógica repatriación de sus ganancias a sus países de origen, fijando costos y ganancias empresariales máximas, más la inseguridad jurídica y mucho más aún la personal (leer la prensa de Venezuela mete miedo y más que miedo terror, por la cantidad de homicidios diarios: uno cada 21 minutos) no son los mejores incentivos para invertir en el país.
Orlando Ochoa, economista venezolano, conversó la noche de este lunes 10 de febrero en CNN en español, acerca del anuncio emitido por la empresa automovilística Toyota Venezuela, sobre la paralización de su producción en el país. Ochoa aclaró que en este momento existe un proceso de “desindustrialización” que impide aumentar la producción y disminuir la importación. “En 1997 se producía 100%, en este momento, a septiembre 2013 se produce 45% menos de maquinaria y equipo eléctrico que se usa en los vehículos. Es decir que se produce 50% menos de vehículos que hace 15 años. Y debido a la inflación alta y el control de cambio, ha habido una propensión a importar” dijo Ochoa. El economista explicó además que “la restricción en el acceso de divisas ha hecho que empresas como Toyota y otras se endeuden con sus casas matrices, porque las financiaron. Llega un momento que no pueden seguir financiando la traída de partes a Venezuela y se paralizan en conjunto con la producción nacional”. Así de simple.
O sea, es bastante difícil que el modelo productivo de Chávez y Maduro sea más eficiente que el que hasta ahora ha desarrollado Toyota, y que la ha convertido en un líder mundial de referencia en el mundo automotriz. Pero, recordemos lo que aseguraba Einstein: “si quieres lograr algo distinto, no hagas siempre lo mismo”. ¿Y quien dice que Toyota no pueda contratar a Maduro como CEO para su gestión operativa?
Nota: Les pido disculpas si he utilizado algunas ironías en el desarrollo de esta nota. Pero les juro que el sentimiento de impotencia que me embarga, luego de haber vivido los dieciocho años entre la pre y la pos de esta brutal revolución bolivariana, se reduce a la enorme y única pregunta que me sigo haciendo cada día: ¿quiénes y cómo permitieron que se instalara esta enorme fábrica de odios y de fracasos, en un país tan bello, tan rico en recursos naturales, y con gente tan valiosa como la que yo conocí? Porque en todo caso, en el único imposible en el que creo, es en que no haya un grupo de venezolanos capaces de poner un poco de cordura dentro de tanta locura,
Argenta
Febrero, 2014.
Quizá, al decir de Stephen Covey “la forma como vemos el problema es el problema”. Maduro quiere tener la eficiencia productiva del sistema capitalista, pero utilizando la receta comunista. Y créanme, eso es bastante complicado de lograr. Y digo complicado, no imposible, porque nunca me gustó aceptar los imposibles. Lo cierto es que recientemente el presidente de Toyota Venezuela, Alfredo Behrens señaló a la prensa venezolana que la planta suspenderá sus operaciones en el mes de julio si Cadivi mantiene la demora en las autorizaciones de divisas para importar las autopartes. Behrens denunció que la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) dejó de aprobarle dinero hace cuatro meses y está trabajando al 50% de su capacidad.
Pero eso no es todo, puesto que el directivo precisó además que la planta está produciendo al 50% de su capacidad, debido a “la paralización de la ensambladora, que se originó por la toma violenta de trabajadores con la excusa” de que incumplían con el contrato laboral”. Esa huelga duró cuatro semanas e hizo que se dejaran de producir mil unidades. Esto no es nuevo en Venezuela: es una vieja táctica chavista para presionar a las empresas y hacerles la vida tan imposible que algunas terminan malvendiendo sus instalaciones y retirándose del país. Algo así sucedió con Techint, quien había invertido más de US$ 1.200 millones para hacerse de la acerera SIDOR y luego Chávez la expropió. También sucedió con plantas envasadoras de Coca-Cola, y la lista es larga.
Y tampoco es nuevo para Toyota, puesto que ya en 2009 el secuestro de la planta ensambladora de Toyota en Cumaná (Estado Sucre) por parte del sindicato de trabajadores que controla las operaciones laborales en esa empresa, creó un gran malestar en la casa matriz japonesa, al punto tal que estuvieron considerando la posibilidad de retirar sus operaciones de Venezuela, de seguir los problemas de divisas y la inseguridad jurídica. Fuentes extraoficiales dijeron a DINERO Express que las máximas autoridades de Toyota en Japón no entienden cómo es posible que el gobierno de Venezuela permita que un grupo sindical secuestre sus operaciones e instalaciones, para pedir supuestas reivindicaciones laborales. El sindicato de trabajadores de Toyota tomó la planta a la fuerza imitando de esta forma el mismo procedimiento aplicado por sus similares en la planta de MMC automotriz (Mitsubishi), en el Estado Anzoátegui, a pesar de sendos procedimientos judiciales que obligaban a ese sindicato a terminar con el secuestro.
El colmo de esta estupidez radica en que Toyota Venezuela aporta alrededor de 1 mil millones de bolívares mensuales en impuestos a la Alcaldía de Cumaná y a autoridades tributarias, por lo que se convierte en el mayor contribuyente del Estado Sucre y el mayor generador de empleos. Según nos aclara DINERO Express en una nota del 30.03.2009, “hasta el año 2007 Toyota tenía casi el 18% del mercado nacional y ahora cayó 7 puntos para ubicarse en 11% y todavía le compra a 9 proveedores de partes y piezas nacionales, que se verán en serios problemas en los próximos meses por la paralización de la planta y por el embudo en la entrega de divisas por parte de Cadivi. Ese organismo le debe a Toyota 250 millones de dólares que no ha liquidado y la casa matriz ya no está dispuesta a seguir financiando los CKD”.
Los caminos verdes. Y presten atención a esta perla que nos regala DINERO Express: “El sindicato de Toyota está exigiendo a esa empresa que le entreguen alrededor de 2.000 vehículos anuales a sus trabajadores, a precio de costo, para que estos los puedan vender inmediatamente y no como está en el contrato (que se vence el 30 de junio de este año) que podrán ser vendidos luego de un año de ser adquiridos”. ¿Y esto no es de alguna forma fomentar la avaricia y promover la corrupción entre los empleados de la automotora? Estará en los manuales del modelo productivo de Chávez y Maduro como forma de recompensar el esfuerzo de los trabajadores?
DINERO Express conoció que 'hay una rosca sindical que se dedica a comprarle el cupo de vehículos a cada trabajador, con el pago de unos 5 millones de bolívares (5 mil bolívares fuertes) para luego ser vendidos en la calle con un alto rendimiento. Además, esto significa que ese 4% de la producción total de Toyota entra al mercado por los caminos verdes sin que pase por los concesionarios'. En medios diplomáticos hay preocupación por esta situación en vista de que el Presidente Hugo Chávez viajará el próximo 6 de abril a Japón para buscar financiamiento y tratar de conseguir inversiones para la Faja Petrolera, lo que podría significar una matriz de opinión negativa de los inversionistas asiáticos para colocar recursos 'en un país en el que está en duda la seguridad jurídica”. (30/03/2009) ¿No es de locos?
Behrens recordó que hace dos años, la marca nipona vendió 61 mil unidades en Venezuela y en el 2008 la cifra descendió a 37 mil. “Pero este año creo que vamos a vender menos de 15 mil, pero eso depende mucho de los dólares que se otorguen”, precisó.
En respuesta a todo esto, el Vicepresidente para el Área Económica, Rafael Ramírez, (¡vaya, otro cargo más y ya son tres..!) aseguró que el Gobierno ha detectado que empresas transnacionales se endeudan con sus casas matrices y a través de esa deuda les transfieren las ganancias. (¿ ?) "Nosotros tuvimos esa experiencia cuando la industria petrolera, donde las transnacionales se endeudaban con sus casa matrices y entonces a través de esa deuda ellos transferían a las casas matrices las ganancias", señaló Ramírez, según reseñó AVN. Reiteró que el Gobierno Bolivariano solicitaría un encuentro con los gerentes centrales de Toyota. "Queremos hablar con los jefes, vamos a pedir que venga el representante para América Latina de la Toyota; que vengan, queremos hablar de estos temas porque con el Japón tenemos una relación muy fluida, al igual que con las empresas de manufactura, de ensamble", afirmó. Y retomó que en ocasiones, esas informaciones sobre paralizar empresas transnacionales tienen que ver con un "sesgo" propio de la guerra económica. Siempre buscando excusas, eso sí, y siempre amenazando.
Y mientras tanto, el presidente Maduro se exaltaba recientemente ante las cámaras de la televisión, acusando a esos “gerenticos tecnocráticos” de la Toyota, que no hacen más que pedir dólares, y dólares y más dólares, al gobierno, cuando, según él, en el país existen todas las materias primas (acero, aluminio, etc.) para fabricar las autopartes localmente. Lo que Maduro no entiende, quizá porque confunde el haber sido conductor de unidades del Metrobús con ser conductor de una automotriz, es que ninguna de estas grande empresas automotrices producen ellas mismas todas las autopartes del ensamblado, y que, además, (a pesar de que en el artículo de DINERO Express se reconoce que a nivel local se trabaja al menos con nueve empresas locales) si no hay una oferta nacional mayor es porque para nadie es atractivo invertir seriamente en Venezuela.
Los ejemplos que el chavismo ha estado dando, expropiando, nacionalizando, tomando las plantas productivas, retaceando las divisas necesarias para la importación de todo tipo de insumos y para la lógica repatriación de sus ganancias a sus países de origen, fijando costos y ganancias empresariales máximas, más la inseguridad jurídica y mucho más aún la personal (leer la prensa de Venezuela mete miedo y más que miedo terror, por la cantidad de homicidios diarios: uno cada 21 minutos) no son los mejores incentivos para invertir en el país.
Orlando Ochoa, economista venezolano, conversó la noche de este lunes 10 de febrero en CNN en español, acerca del anuncio emitido por la empresa automovilística Toyota Venezuela, sobre la paralización de su producción en el país. Ochoa aclaró que en este momento existe un proceso de “desindustrialización” que impide aumentar la producción y disminuir la importación. “En 1997 se producía 100%, en este momento, a septiembre 2013 se produce 45% menos de maquinaria y equipo eléctrico que se usa en los vehículos. Es decir que se produce 50% menos de vehículos que hace 15 años. Y debido a la inflación alta y el control de cambio, ha habido una propensión a importar” dijo Ochoa. El economista explicó además que “la restricción en el acceso de divisas ha hecho que empresas como Toyota y otras se endeuden con sus casas matrices, porque las financiaron. Llega un momento que no pueden seguir financiando la traída de partes a Venezuela y se paralizan en conjunto con la producción nacional”. Así de simple.
O sea, es bastante difícil que el modelo productivo de Chávez y Maduro sea más eficiente que el que hasta ahora ha desarrollado Toyota, y que la ha convertido en un líder mundial de referencia en el mundo automotriz. Pero, recordemos lo que aseguraba Einstein: “si quieres lograr algo distinto, no hagas siempre lo mismo”. ¿Y quien dice que Toyota no pueda contratar a Maduro como CEO para su gestión operativa?
Nota: Les pido disculpas si he utilizado algunas ironías en el desarrollo de esta nota. Pero les juro que el sentimiento de impotencia que me embarga, luego de haber vivido los dieciocho años entre la pre y la pos de esta brutal revolución bolivariana, se reduce a la enorme y única pregunta que me sigo haciendo cada día: ¿quiénes y cómo permitieron que se instalara esta enorme fábrica de odios y de fracasos, en un país tan bello, tan rico en recursos naturales, y con gente tan valiosa como la que yo conocí? Porque en todo caso, en el único imposible en el que creo, es en que no haya un grupo de venezolanos capaces de poner un poco de cordura dentro de tanta locura,
Argenta
Febrero, 2014.