Delincuencia y percepción: el negocio de la información
El Subsecretario General de las Naciones Unidas y Director Regional del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para América Latina y el Caribe, Heraldo Muñoz, aludió, en recientes declaraciones, a un informe sobre seguridad ciudadana que elabora su organismo a pedido de los países de la región. Y en mi artículo: “Para entender y enfrentar la criminalidad”, de febrero del 2011, analizo opiniones y experiencias de investigadores, psicoanalistas y educadores, de Uruguay y de otros países, sobre el tema de la criminalidad, que coinciden con las recientes declaraciones del Subsecretario General de las Naciones Unidas.
Muñoz afirmó en sus declaraciones, que Uruguay y Chile son los países de más baja criminalidad, pero en los que la seguridad ciudadana es la que más preocupa.
Consideró, además, que hay una realidad de “percepción "condicionada por los medios de comunicación, por lo que se escucha y lo que sucede en otros lados". Y también aclaró que el problema de seguridad ciudadana existe, que no tiene soluciones simples, y requiere un enfoque integral y trabajo de más largo aliento.
En mi artículo en cuestión, y bajo el título “Uruguay, y sus ventanas rotas”, haciendo referencia a la famosa teoría de las ventanas rotas de James Q. Wilson y George Kelling, yo opinaba que: “En Uruguay, tenemos aún demasiadas ventanas rotas que arreglar, y hoy, el mismo hecho de tener un gobierno socialista que intenta proteger los derechos de los más desposeídos, suele confundirse con un estado de tolerancia-cómplice, que desconcierta y desmoraliza a la población. Y crea ese estado de temor e indefensión al que la ex -ministra Tourné trataba de justificar calificándolo como “sensación térmica”, el cual no es otra cosa que la “percepción” generalizada del fracaso en las políticas de seguridad implementadas por las autoridades”.
Y más adelante, Muñoz puntualiza: “Uruguay y Chile son los países de más baja criminalidad, sin embargo en ambos la preocupación por la seguridad ciudadana es la primera. Entonces hay una paradoja entre los datos de la cantidad de crímenes y la percepción. Es decir, realidad y percepción no son lo mismo y lo que hay es incluso una diferencia dentro de los países en lo que las personas dicen que sienten respecto a la seguridad en su propia comunidad con respecto al país. Cuando se les pregunta ¿usted cómo percibe la seguridad en su barrio? la respuesta es en general de muy alta seguridad, pero cuando a las mismas personas se les consulta sobre la situación del país la ven muy negativa. Estamos mirando a estos datos, que más bien reflejan que hay una realidad de percepción condicionada por los medios de comunicación, por lo que se escucha y lo que sucede en otros lados que afecta enormemente como la gente responde a este problema. Esto no significa que no hay problema, que no hay que mejorarlo y en eso estamos”.
En otro de mis artículos: ¿Súper policías o “milicos” de tercera? (Septiembre, 2011) concluía, a su vez, en estas reflexiones que también son coincidentes con las declaraciones de Muñoz. “Dentro de este contexto, es paradójico observar como en una sociedad como la uruguaya, cuyos policías siempre han sido tratados despectivamente como “milicos” o ciudadanos de tercera, con presupuestos insuficientes y remuneraciones vergonzantes, muestre los más bajos niveles de homicidios a nivel mundial, y una muy alta eficiencia policial. Según datos del informe “Calidad de Vida: Más allá de los hechos” del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), (11/05/2010) “Uruguay es el país de América Latina con menor tasa de homicidios de la región: 5 homicidios cada 100.000 habitantes, mientras que la de Latinoamérica es de 25,6; la de Suramérica es de 26, y la de Colombia, en el otro extremo, se sitúa en 79,7, mientras que la de Europa es de 8,9. A su vez, y he aquí la paradoja, Uruguay es el sitio donde más proporción de la población (62%) está disconforme y preocupada por la seguridad pública”.
Y al ser interrogado sobre cómo podría mejorarse esta problemática, Muñoz responde: “No vemos que haya una suerte de bala de plata que lo vaya a resolver todo. El enfoque tiene que ser integral, equilibrado, con mucho más trabajo en la prevención con las comunidades locales, con las reformas de la policía, de los sistemas penitenciarios, trabajando para crear empleo de manera que los jóvenes no entren en la vida del crimen, porque a las pandillas se les puede rescatar y hay que evitar que las cárceles sean universidades del delito. Hay que trabajar mucho más la cooperación internacional, porque enfrentamos el crimen trasnacional organizado y si uno ataca solo un país aunque lo haga muy bien, probablemente va a repercutir en el país vecino y eso lo vemos en Centroamérica. Esto no tiene soluciones simples, requiere trabajo más de largo aliento.
“..lo concreto –finaliza Muñoz -es que los países latinoamericanos son los más desiguales de todas las regiones del mundo. De modo que somos los campeones de la desigualdad. Por otra parte, somos la región más violenta del mundo, la media de homicidios a nivel mundial es de 6,9 y en América Latina está muy por sobre el 20”.
Ante la aclaración de Muñoz, “percepción condicionada por los medios de comunicación..”, no pude dejar de pensar - porque nos lo recordó el informativista de uno de los medios televisivos privados del país, en un evento durante el 2011 - que los medios de comunicación privados son empresas que para obtener el beneficio de los anunciantes se rigen por el rating, y el rating a su vez, se alimenta mayormente con las noticias de la violencia. ¡Vaya ironía –se me ocurrió pensar - que para que a unos pocos les vaya mejor, a otros muchos nos debe ir peor!
Es sintomático también, que la ex presidenta chilena Michellel Bachelet, durante el seminario internacional "Prevención de la violencia con cohesión social. Hacia un modelo integral de seguridad ciudadana", realizado en Uruguay el 8 de noviembre de 2011, y organizado por el Ministerio del Interior, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Diálogo Interamericano, opinó al respecto, puntualizando que los medios de comunicación son actores clave en esta problemática, y advirtiendo que "No se trata de no informar, sino de hacerlo con responsabilidad, porque sólo generar miedo no ayuda a nadie". Por algo lo diría..
Personalmente, pienso que los medios de comunicación privados del Uruguay, y principalmente los televisivos, tienen una gran deuda social con la nación. Sin el más mínimo rubor por los conceptos de Responsabilidad Social Empresarial -un hermoso tema con repercusión creciente en buena parte del mundo –juegan al irresponsable ejercicio de las mayores ganancias sin contraprestación social, aun sabiendo que con su enorme penetración en los hogares uruguayos, ayudan a crear matrices de opinión. Banalidades, sexo, violencia, son los componentes mayores de esos miles de mensajes diarios que dan a la población, a quien luego achacamos su baja formación. ¿Cuántos mensajes positivos, edificantes, motivantes, podríamos brindar para mejorar la convivencia, bajar la intolerancia, y reafirmar valores en la sociedad? Miles, sin duda. Pero ese no es su negocio. Su mayor merito, en cambio, es la anestesia intelectual, porque claro, no hay temor más intimidante que una población pensante. Por ello, delincuencia y percepción, son el mejor negocio de la información.
Argenta
Abril, 2012
Artículos mencionados: