La Tercera Opinion

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Monday, August 26, 2024

 Democracia, el gran ejemplo de Uruguay, para el mundo. (I)


Ante los ojos del Partido Comunista uruguayo, Venezuela tiene un sistema electoral estupendo que “ojalá lo tuviéramos en el Uruguay”. Según Rony Corbo, integrante de la Comisión de Asuntos Internacionales del Frente Amplio (Carifa), uno de los observadores enviados por su sector para las elecciones de Venezuela, Maduro ganó legítimamente, y el sistema electoral en Venezuela cuenta con las garantías necesarias para un conteo de votos fidedigno. Pero no lo han  hecho, y a su vez, el Partido Comunista de Venezuela (no se quien pueda ser más comunista que el otro) acusa al Gobierno de Maduro de utilizar una "política del terror". Y da para pensar: ¿quién de los dos partidos conocerá más la situación de Venezuela?

Según una nota recogida de EUROPA PRESS (MADRID, 7 Ago) El Partido Comunista de Venezuela ha acusado este martes al Gobierno de Nicolás Maduro de utilizar una "política del terror en los sectores populares del país", alimentada "con operaciones psicológicas y de propaganda" que tienen como objetivo "no solamente neutralizar las protestas populares sino imponer una peligrosa matriz de opinión en la que defender la soberanía popular es lo mismo que ser fascista". “Defender la Constitución y el Estado de Derecho no es fascismo”, ha declarado el secretario general del PCV, Oscar Figuera, tras las denuncias de centenares de detenciones que se han efectuado en el país, durante las protestas por el resultado electoral que dio como vencedor a Nicolas Maduro”.

Además ha denunciado “las desapariciones forzadas temporales”, detenciones de adolescentes, requisas arbitrarias y humillantes en las calles, registros ilegales a viviendas y robo de pertenencias, extorsiones y la actuación de grupos parapoliciales en complicidad con fuerzas del estado”. Y además “la campaña de dilaciones y sapeo  que promueven voceros del gobierno, para que se incriminen a vecinos y compañeros en supuestos delitos conspirativos”.

Por su parte Jeannie Lincoln, jefe de la misión de observación del Centro Carter, uno de los pocos organismos internacionales invitados a testificar el acto eleccionario del 28 de julio, explicó que  A pesar de que el terreno de juego era muy desigual, el pueblo venezolano fue a votar”. “La gran irregularidad de la jornada electoral fue la falta de transparencia del CNE y la flagrante inobservancia de sus reglas de juego en cuanto a mostrar el verdadero voto del pueblo”. El Centro Carter, explicó Lincoln, ha “analizado los números” disponibles junto a otras organizaciones y universidades y “confirma a Edmundo González Urrutia como el ganador con más del 60%” de los votos”.

Por ello, en los momentos extremadamente difíciles que viven hoy nuestros países hermanos, y en especial, Cuba, Nicaragua, y Venezuela, me permitiré recordar, brevemente, la conflictiva, cruenta, violenta, y dolorosa experiencia, vivida en mi querido país, Uruguay, entre las décadas, ’70 y ‘80. Con rebeliones y reivindicaciones cívicas, y una feroz dictadura militar.

La dictadura cívico-militar, en Uruguay (1973-1985) obligó a huír del país a miles de mis compatriotas comprometidos en una rebelión social por un cambio, ante los abusos de quienes detentaban el poder político y económico de la nación. Personalmente, tuve que despedir a entrañables amigos que sufrieron las consecuencias de aquel vergonzoso exterminio interno, entre nosotros mismos. A unos, los despedí con un abrazo en el aeropuerto; a otros con un beso en la frente en su féretro, ya muertos. Y asesinados. No se cuántos eran comunistas, y cuantos otros, simplemente humanistas: o socialistas, como se les suele llamar a quienes luchan por libertad y por derechos humanos.

No soy quién para juzgarlos, conforme a las especiales circunstancias de cada qué, de cada tiempo, de cada quién, y de sus valores. Lo hicieron, equivocados o no, con un sentido de dignidad interior, puesta a prueba con sus limitaciones y sus propias vidas.  Muchos de ellos, teniendo que exiliarse en el extranjero, dejando propiedades, familia, afectos, y amigos, en su propia tierra. Lo mismo que hacen hoy tantos hermanos venezolanos, cubanos, y otros.

Un poco de historia. A mediados de los años cincuenta se había iniciado en Uruguay un ciclo de estancamiento económico, combinado con inflación. El cóctel fue tremendo. Le costó al partido gobernante perder el gobierno, en 1958 y a la, muy poco antes, tan serena y sonriente sociedad uruguaya perder rápidamente la calma. En apenas diez años, pasamos de la sonrisa y la concordia a la bronca y la violencia” (El Observador (17 de octubre 2020) En verdad, el MLN-T (Tupamaros) no fue más que una del medio centenar de organizaciones guerrilleras que se instalaron en América Latina y el Caribe procurando emular a Fidel y los suyos”.

Golpe de Estado y dictadura. El 27 de junio de 1973, ante la actividad creciente de una disconformidad popular y con el apoyo del entonces presidente constitucional, Juan María Bordaberry, las Fuerzas Armadas decidieron dar un golpe de estado en Uruguay. El presidente disolvió el Parlamento, con el respaldo de las fuerzas militares y policiales, y fue el inicio de doce años de dictadura cívico-militar. Vivimos, entonces, un período marcado por la ausencia de derechos constitucionales, la disolución del Parlamento, la prohibición de los partidos políticos, la ilegalización de los sindicatos y medios de prensa, la intervención en todos los niveles educativos, y el terrorismo de estado, que incluyó la persecución, encarcelamiento, tortura y desaparición forzada, de cientos de opositores al régimen. Exactamente lo mismo que hacen las dictaduras comunistas (y hoy las venezolanas) para mantenerse en el poder

En 1975, el presidente Bordaberry, intentó la creación de un órgano ejecutivo que no tuviera que ser electo por el voto popular, y siendo integrado `por expresidentes de la República, miembros de la Suprema Corte de Justicia, y además los mandos de las Fuerza Armadas del Uruguay.  Pero, curiosamente, la propuesta desagradó a las Fuerzas Armadas de Uruguay, cuyos integrantes, criados en las tradiciones republicanas, no habían pensado en sacar a los políticos de la escena pública y mucho menos eliminar el acto eleccionario. Los militares discutieron las bases de Bordaberry, y las rechazaron. ¡Vaya! ¡Falló la dictatura!

Plebiscito constitucional . En noviembre de 1980, el Gobierno cívico-militar que gobernaba el país convocó a una consulta popular, con el objetivo de crear un régimen constitucional que legitimara al gobierno de facto y sustituyera la Constitución de 1967. La propuesta fue rechazada por la población por casi un 57% de los votos válidos lo que, a la postre, desencadenó el proceso de apertura democrática. Las Fuerzas Armadas admitieron el resultado adverso del plebiscito constitucional y, una vez sobrepuestas del mismo, elaboraron un nuevo cronograma de transición institucional. La derrota de 1980, las elecciones internas de los partidos políticos y un acto multitudinario promovido por las centrales de los trabajadores, el 1° de mayo, forzaron al gobierno a iniciar negociaciones para una salida democrática.

Pacto del Club Naval. En 1984, el descontento popular ya era agobiador. Los salarios minimizados y una pérdida creciente del poder adquisitivo, por una política salarial impopular, terminaron de agotar la paciencia de la gente, que se manifestaba con caceroladas y concentraciones callejeras. En agosto de ese año, tiene lugar el “Pacto del Club Naval”, un acuerdo alcanzado entre los máximos jerarcas militares y representantes de los partidos políticos  que posibilitó el retorno del Uruguay al régimen democrático, después de más de once años de gobierno cívico-militar.

La democracia nos unió. No fue fácil la transición uruguaya desde la dictadura a la democracia. Mas allá de los aspectos políticos, y sociales, la economía uruguaya estaba seriamente deteriorada. Pero como afirma EL PAIS, de España (21, febrero, 2024) La democracia uruguaya despunta en la región y se consolida como la más estable de América Latina y el Caribe, según el índice de calidad democrática de la prestigiosa revista The Economist”.

Curiosidades de la democracia uruguaya. En 1972, las Fuerzas Conjuntas (organismo que abarcaba las Fuerzas Armadas y la policía del Uruguay) detuvieron a varios dirigentes de la organización Tupamaros, (movimiento de guerrilla urbana) entre ellos Eleuterio Fernández Huidobro, y José Mujica, permaneciendo recluidos hasta la finalización de la dictadura cívico-militar (1985). Los citados fueron recluidos en casi total incomunicación y sufrieron torturas físicas y psicológicas (comprobadas posteriormente por organismos como la Cruz Roja Internacional. Curiosamente (curiosidades de los uruguayos) ¡una vez restaurada la democracia, Eleuterio Fernández Huidobro llegaría a ocupar el cargo de Ministro de la Defensa, uruguaya, y José Mujica, varios cargos políticos como; senador, Ministro de Ganadería, y finalmente presidente de la nación!

Si; seguramente, según el índice de calidad democrática de la prestigiosa revista The Economist,  La democracia uruguaya despunta en la región y se consolida como la más estable de América Latina y el Caribe “.

 

Saturday, August 17, 2024

 ¿Cuántos muertos más necesitará Maduro?


El infausto gobierno del infausto Nicolás Maduro, y sus infaustos cómplices, están calculando cuántos muertos de la sociedad civil, venezolana, serán necesarios para mantener su infame grupo de mercenarios, en el poder. ¿Cuántos serán esta vez? Nadie puede predecirlo. Pero lo que si es predecible, y visible, es que este gobierno farsante, fraudulento y asesino, está buscando lentamente un feroz enfrentamiento entre sus fuerza armadas, y su población civil, desarmada. No es la primera vez que esto ocurre. En más de una oportunidad el pueblo venezolano, harto, hastiado, cansado, de los abusos y la ineptitud de unos gobernantes corruptos e ineficientes, ha debido salir a las calles a protestar por sus derechos.

Los venezolanos son un pueblo pacífico, cordial, sumamente alegre y generoso, con propios y extraños. Lo sé, porque conviví con ellos por 18 años. Pero no soportan que nadie quiera robarles ese indispensable espacio de convivencia en democracia, que tanto les ha costado ganar, y del cual se sienten orgullosos. Y entonces si; cuando los maltratan, los irrespetan, y los presionan hasta límites de poner en juego su dignidad, su país, y sus familias, ¡salen a arriesgar sus vidas ante quien sea y donde sea!

Dos años antes de residenciarme en Venezuela (1989) el pueblo harto de los abusos y mentiras, y la corrupción galopante, frente a un ajuste económico que recaía sobre la población, se levantó civilmente en protesta, desencadenando el famoso “Caracazo”.  El saldo de muertos producido por la Policía Metropolitana, Fuerzas Armadas del Ejército, y de la Guardia Nacional, en su salvaje represión, oficialmente lo reportaron en 276 muertos; los reportes extraoficiales hablan de más de 3000. Hasta ese momento, Venezuela había sido uno de los países más estables y democráticos de Latinoamérica. ¡Pero es que la democracia siempre le ha resultado muy cara a Venezuela!

En 1992, cuando apenas había acomodado el cuerpo en un apartamento, en Chacao, asistí al primer intento de golpe de Estado, en Venezuela (más conocido como el 4F) llevado a cabo por un grupo de militares contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez. El intento golpista no logró sus objetivos y los rebeldes, entre quienes estaba el teniente coronel Hugo Chávez Frías, se rindieron. Diosdado Cabello, el actual hombre duro, dentro del gobierno de Maduro, lideró un grupo de cuatro tanques para atacar el Palacio de Miraflores, y estaba encargado de las antenas que garantizarían la comunicación entre los alzados, pero que nunca lograron hacer funcionar. ¡Fue un fracaso total! Pero hoy, Cabello, es el mercenario principal.

Pero en noviembre del mismo año, los mismos grupos insurgentes intentaron un segundo golpe de Estado. Tomaron la sede de la televisora pública Venezolana de Televisión, así como dos antenas repetidoras privadas;  pero se equivocaron, y  transmitieron un vídeo que confundió totalmente a los cabecillas.  A las 3:30 de la tarde, una vez más, los rebeldes se rindieron, luego de un enfrentamiento con las fuerzas constitucionales que dejaron un saldo de nueve muertos, todos personal de la televisora VTV, a manos de los insurgentes comandados por el brillante  estratega  Jesse Chacón. (¿¿ ¿?)

Más tarde, ya instalado en Caracas, presencié de primera mano los sucesos de Puente Llaguno, también conocidos como la Masacre de El Silencio, haciendo referencia a los hechos ocurridos en el centro de Caracas, durante una marcha multitudinaria hacia el Palacio de Miraflores, de ciudadanos opositores al presidente Chávez. Como resultado, perdieron la vida diecinueve ciudadanos venezolanos, identificados. ¿Cuántos más quedaron por fuera? No se sabe.

¡Nunca un gobernante, un político, ni un general, ni un militar, muertos; todos simples ciudadanos civiles desarmados! En aquellos momentos por lo menos las Fuerzas Armadas de Venezuela, tenían la dignidad suficiente como para replantearse entre ellos mismos, los destinos y desatinos de una revolución destinada al fracaso y a la pauperización del pueblo venezolano.

El soldado que no quiso vender su patria. ¡Qué dignidad, la de aquel general, Manuel Isaías Baduel, quien fiel a sus principios de respetar y hacer respetar la Constitución, se volcó con sus tropas desde Maracay, para recatar y asentar en su legítimo lugar de la presidencia, en aquel entonces, al electo presidente Hugo Chávez, preso de un golpe de Estado!  ¡Y qué vergüenza la de Chávez cuando, en pleno intento de vender la soberanía de Venezuela a la ignominiosa dictadura cubana, encarceló a Baduel (su amigo del alma) por no aceptar poner a las Fuerzas Armadas de Venezuela bajo el cómplice y vergonzoso socialismo-comunismo, dictado por su mentor, Fidel Castro!

Si; ¡Baduel fue un ejemplo de militar constitucionalista, y una vergüenza para Chávez! Una vergüenza como lo es hoy el general Vladimir Padrino, servil entrega de la soberanía de la nación. Qué distinta aquella prestigiosa Fuerza Armada de Venezuela, comandada por Baduel, a esta actual, al servicio de un grupo de mercenarios, asesinos, torturadores, e ineptos, que envilecen a la nación, poniéndola al servicio de mezquinos y mediocres intereses extranjeros en su lucha geopolítica, por el poder, tratando de convertir a Venezuela en otra hambreadora Cuba de Fidel.

 No; el pueblo de Venezuela no tiene porqué pagarle a estos mercenarios sus servicios de alcahuetes, a costa del hambre, las privaciones, el desarraigo, y el exilio voluntario, de más de 8 millones de sus ciudadanos que debieron, por privaciones o por miedo, abandonar su hermosa y generosa nación. ¡No; Venezuela no es, ni será Cuba; aunque sigan matando a los venezolanos!

Maldito sea el soldado que vuelva las armas contra su pueblo. Qué distintos los conceptos de aquel Chávez, envuelto aún en la esperanza de su pueblo, cuando en uno de sus discursos de fin de año en la Academia Militar, enfatizó: “Recordemos a (Simón) Bolívar: “Maldito sea el soldado que vuelva las armas contra su pueblo”. Y esta vez, no se sabe cuántos muertos más necesitará Maduro, para seguir hambreando a su pueblo..