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Tuesday, January 31, 2012

Davos 2012: más despelote que soluciones.

Quienes conducen la economía mundial saben que hay un problema, pero ¿tienen realmente un incentivo para hacer algo?”- se preguntaba el periódico The Guardian, en un especial para Clarín del 29 de enero del 2012, refiriéndose al 42° World Economic Forum, realizado en Davos.

Empeñados en mejorar el estado del mundo”, decía el lema en la entrada a la reunión de la cual participaron los 2.600 poderosos del mundo. El tema con que se convocó la reunión de este año del Foro Económico Mundial fue “La Gran Transformación”, el título del libro de Polanyi, que criticaba lo que consideraba el carácter utópico del capitalismo libremercadista del siglo XIX, aduciendo que una libertad total de los mercados conduciría a un colapso político y social.



Y es que a cuatro años de una brutal recesión que ha dejado desempleados a 200 millones de personas en el mundo, y con movimientos de protesta ocupando los espacios públicos en capitales occidentales, alguna introspección y balance tenía que llegar a Davos. El programa de la reunión comenzó con un debate sobre si el capitalismo del siglo XX es apto para la sociedad del siglo XXI. 40% de los que asistieron al debate opinaron que el sistema no estaba a la altura de la sociedad del siglo XXI y el 20%, que sí. La mala noticia –dice The Guardian -es que el deseo de reformas no se hizo verdaderamente presente en esta localidad alpina. El debate, en si, estuvo bastante desequilibrado: Sharan Burrow, secretaria general de la Confederación Internacional de Sindicatos, fue confrontada con Brian Moynihan, CEO del Bank of America; David Rubinstein, director ejecutivo de la firma de private equity Carlyle; Ben Verwaayen, CEO de Alcatel-Lucent, y Raghuram Rajan, profesor de Economía en Chicago.


Burrow opinó que las corporaciones tienen demasiado poder, que el capitalismo se está engullendo a sí mismo mediante el alto desempleo, los mayores niveles de desigualdad desde los años 30 y la evasión fiscal. “El capitalismo tiene que proveer empleos seguros, distribuir parejamente la salud y contribuir al bien común”, dijo. Los otros panelistas discreparon. Verwaayen dijo que las corporaciones tienen demasiado poco poder y que la clave para el futuro son la innovación y la creación de empleo, no la seguridad del empleo. Aseguró que la nostalgia por un mundo que ha desaparecido no tiene sentido. Rajan expuso que la globalización y el cambio tecnológico están aumentando el retorno sobre el talento. Moynihan dijo que los bancos son un reflejo de la sociedad. Rubinstein, parafraseando a Churchill, dijo que el capitalismo es el peor sistema, exceptuando a todos los otros.

No muchos signos, pues, de que se estuviera forjando alguna nueva visión que tomara algo de las ideas de Polanyi. Más bien los panelistas estaban más a gusto con uno de los contemporáneos de Polanyi: Joseph Schumpeter, y su noción de la destrucción creativa. Conclusión - dice The Guardian: quienes conducen la economía mundial saben que hay un problema, pero como a ellos no les está yendo mal personalmente, carecen de incentivo para hacer algo al respecto”.

Mintzberg: "Los economistas no arreglan la economía".

Varias décadas atrás, cuando las teorías de la organización describían un mundo perfecto, previsible y ordenado, el canadiense Henry Mintzberg, experto en gestión y estrategias revolucionó el management al demostrar que el universo corporativo real es caótico, imprevisible y confuso. ¿Qué piensa hoy Mintzberg sobre estos últimos acontecimientos? Veamos un reportaje realizado por Natalia Vera para América Economía Perú, (27/06/2011).

Catalogó a la última crisis financiera como una crisis de management más no de economía. ¿Qué han aprendido las grandes potencias mundiales que resultaron ser las más afectadas?
Eso fue lo primero que deben haber aprendido. Muchos piensan que fue una crisis económica y que tiene que ser resuelta por economistas, pero ellos no pueden solucionar problemas de management, no los entienden, piensan que se trata de una cuestión de reservas o tasas de interés. Los economistas no arreglan la economía porque la economía está hecha del éxito de las empresas y si estas están enfermas, los economistas no pueden curarlas. El problema debe resolverse a nivel de las empresas, pero siguen dándole poder a los economistas.

¿Los empresarios saben que arreglar la crisis está en sus manos?
No. Muchos hombres de negocios son parte del problema y no de la solución. Por ejemplo cualquier CEO que acepta una bonificación extraordinaria es parte del problema porque lo que está diciendo es que es más importante que cualquier otro empleado. No se puede construir una empresa de ese modo. De los CEO que figuran en el Fortune 500, ¿cuántos aceptarán bonos? ¿495? Los economistas se equivocan. Por ejemplo, hay dos formas de hacer a una empresa productiva. Una de ellas es hacerla en el verdadero sentido de la palabra, adquiriendo mejores equipos, tecnología y capacitando a los trabajadores. El otro modo es despidiendo a los trabajadores y trasladando la productividad a los pocos que quedan, haciéndolos trabajar más fuerte y por menos salario.

¿Eso es lo que han estado haciendo las empresas en Estados Unidos en esta coyuntura para paliar la crisis?
Lo han estado haciendo desde antes y eso creó la crisis. Despiden a todos y usan los recursos disponibles del stock. Hacen mucho dinero sin gastar hasta que se quedan sin inventario.

¿Qué visión tiene del liderazgo y management a nivel mundial? ¿Es optimista tomando en cuenta los últimos sucesos?
Extremadamente pesimista tomando en cuenta lo que está sucediendo hoy.. ( ) En 1930 aprendimos algo importante, que una economía nacional no regulada es peligrosa. Hoy tenemos que aprender que una economía internacional no regulada es peligrosa. Los gobiernos son muy condescendientes y las corporaciones son cada vez más poderosas. Los países que están divididos y no tienen mayoría están en manos de las corporaciones. No hay nada mejor para una corporación que un país paralizado. Las compañías deben servirnos, sin dominarnos.

Hasta aquí, parte de la entrevista a Henry Mintzberg. Evidentemente, hay algo que no está bien. Desde el momento en que en el país que representa la primera economía mundial, EE.UU, las empresas más emblemáticas como las automotrices, los bancos y las aseguradoras -después de haber agotado las fórmulas simplistas del despido de miles de empleados, las prácticas fraudulentas de revalorización de acciones, y premiar con bonos extraordinarios a quienes se prestan a estas sinvergüencerías - deben ser auxiliadas con los ahorros de los contribuyentes, simplemente por aquello del Too big to fall, le dan la razón a Mintzberg cuando afirma que ”la economía está hecha del éxito de las empresas y si estas están enfermas, los economistas no pueden curarlas”. Y lo que aún está peor –además de haberse perdido el concepto de la productividad y la eficiencia sobre los cuales Deming edificó el éxito japonés, – es el grado de complacencia e impunidad con el que cuentan estos pseudo-empresarios que a menudo son destacados por las revistas que adulan el éxito empresarial, sin cuestionar las formas éticas del management.

Stiglitz: capitalistas estúpidos. En la publicación Vanity Fair de enero del 2009, el Premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, hace un pormenorizado resumen describiendo las causas y los personajes que gestaron la actual crisis financiera de los EE.UU. Bajo el título “Capitalistas estúpidos”, Stiglitz vierte opiniones como éstas: “La verdad es que la mayoría de los errores individuales se reducen a sólo uno: la creencia en que los mercados se ajustan solos y que el papel del gobierno debiera ser mínimo. Al mirar retrospectivamente a esa creencia durante audiencias en otoño de este año en el Congreso, Alan Greenspan dijo en voz alta: “He encontrado un defecto.” El congresista Henry Waxman lo presionó, respondiendo: “En otras palabras, usted ha descubierto que su visión del mundo, su ideología, no era correcta; no funcionaba.” Ciertamente, precisamente,” dijo Greenspan. La adopción por EE.UU. – y por gran parte del resto del mundo – de esa filosofía económica defectuosa hizo inevitable que hayamos llegado al lugar en el que nos encontramos actualmente".

Mi opinión: Si según Mintzberg, los economistas no arreglan la economía; si según Stiglitz los capitalistas han procedido de forma estúpida; y si los 2.600 mas poderosos del mundo entre quienes dirigen la economía carecen de incentivo para hacer algo que mejore la situación, quizá tendremos que consultar al “Chavo del 8” para encontrar alguna luz sobre este despelote fenomenal..

Personalmente, me atrevo a opinar que más que un pecado del capitalismo, se trata de un exceso de “capitalistas estúpidos”, al decir de Joseph Stiglitz.

Argenta Febrero, 2012
Aclaración del autor: Karl Polanyi (1886-1964) defendía una economía colectivizada pero no centralizada, organizada a través de instituciones municipales. El objetivo de su propuesta era evitar que las decisiones económicas se tomaran desde una base puramente técnica. Su libro, “La gran transformación” fue publicado en 1944.

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