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Tuesday, October 06, 2009

¿Se puede..o no se puede?


Las lecciones de Maquiavelo.

La elección de Obama en los EE.UU., nos trajo a todos un soplo de aire fresco. En parte por la necesidad imperiosa de salir de las barbaridades y la incompetencia del “arbusto” Bush y su comandita, bajo cuyo mandato -si bien el mundo entró en un nuevo Siglo –para la pujante nación norteña fue como retroceder otro tanto. Pocas veces antes, si es que las hubo, cayeron sobre el país del norte tantas plagas juntas. O tantas facturas acumuladas. Desde el brutal y mortífero ataque del 11S y la desaparición de las Torres Gemelas, pasando por las vergonzosas e inmorales prácticas fraudulentas de Enron, WorldCom, Andersen, etc.etc., seguidas y aprovechadas por la misma camarilla –hasta ayer ejemplos de primera página del liderazgo y el management mundial - personificada ahora en las todopoderosas financieras hipotecarias como AIG, considerada "demasiado grande para dejarla quebrar"; después de la repentina bancarrota de Lehman Brothers, el banco de inversión con 158 años de antiguedad; la angustiosa venta de Merrill Lynch a Bank of America; el rescate financiero de Fannie Mae y Fredie Mac; la quiebra del banco minorista Indy Mac; y la compra de Bear Stearns por parte de JPMorgan Chase, etc., etc.

Con razón entonces, la venida de Obama con su “¡Si, podemos!”, se asemejó a un facilitador de charlas sobre autoestima, destinado a removernos la adrenalina en base a la urgente y necesaria convicción de que el mundo puede ser algo mejor que la diaria porquería que nos muestran los noticieros televisivos. Se trataba pues de poder seguir soñando y - ya que nuestros timoratos principios y valores no nos dan para seguir aquellos ejemplos - de poder seguir creyendo en que las acciones del bien, el trabajo y el esfuerzo, pueden derrotar a las “fuerzas del mal”, que todo lo corrompen. ¡Bienvenidos entonces, Barack y Michelle con toda su simpatía y su carisma personal, además de por todo lo que representan para el mundo del ¡Si, se puede!

Pero nadie dijo que iba a ser fácil la tarea del nuevo Presidente; y más aún, recordando las maquiavélicas reflexiones de El Príncipe, hoy más vigentes que nunca: “…no hay nada más difícil de emprender, más peligroso de llevar a cabo y con menos garantías de éxito, que tomar la iniciativa en la introducción de un nuevo orden de cosas, porque la innovación tiene como enemigos a todos aquéllos que se beneficiaron de las condiciones antiguas”. (Maquiavelo). ¡Que conceptos parecidos a los de Joel Barker en su libro Paradigmas..! ¿Verdad?. En este sentido, la imprescindible reforma al sistema de salud que está tratando de implementar Obama, y que fuera bandera de Hillary Clinton, va a significar para el nuevo mandatario una de las luchas más frontales contra los beneficiados de siempre. Una explicación clara y contundente del porqué de estas afirmaciones y de las raíces que sustentan el vigente sistema nos lo aclara Amy Goodman, de Democracy Now , en un artículo de mediados de junio del 2009 y con colaboración de Denis Moynihan, bajo el título “Estados Unidos: Congre$o, ¡cúrate a ti mismo!”.

Amy Goodman
Durmiendo con el enemigo.
En dicho artículo, se aclara que las últimas declaraciones financieras presentadas en el Congreso, indican que muchos de sus miembros importantes tienen grandes inversiones en la industria de la salud. También se cita una información del Washington Post, que revela que casi 30 integrantes del Congreso que son miembros clave de comités que tendrán un impacto en el debate sobre el sistema de salud, también tienen importantes inversiones en empresas de salud. Incluso se dan nombres y apellidos. En el grupo bipartidista de inversores se encuentra el líder de la Mayoría del Senado, Harry Reid, demócrata de Nevada; el senador republicano de New Hampshire, Judd Gregg; la familia de la diputada demócrata de California Jane Harman; el senador republicano de Georgia. Johnny Isakson; elsenador demócrata de Massachusetts,Joh Kerry; y el senador republicano de Idaho, Michael Crapo. En total -se asegura –esas inversiones ascienden a entre 11 y 27 millones de dólares (el número es impreciso, ya que los formularios de declaración dejan espacio a cierta ambigüedad).

Pero también, y según Associated Press, Jackie Clegg Dood, esposa del senador demócrata de Connecticut, Chriss Dodd, es miembro del directorio de cuatro empresas relacionadas con la salud y ganó más de 200.000 dólares el año pasado. Y el senador Dodd es nada menos que el presidente del Comité de Salud, Educación, Trabajo y Pensiones del Senado - un comité clave –en reemplazo del (ya fallecido a esta altura) senador demócrata Ted Kennedy, del Estado de Massachusetts. Mike Dennison, un periodista del Montana Standard, descubrió a su vez que el senador demócrata de Montana, Max Baucus, quien preside el Comité de Finanzas del Senado y el cual es clave para cualquier reforma del sistema de salud –recibió más apoyo económico para su campaña de parte de grupos de interés relacionados con las industrias de las salud y de seguros, que ningún otro miembro del Congreso.
Senador Max Baucus, Presidente del Comité de Finanzas
En el artículo de Amy Goodman, se aclara: Dennison me dijo: “Estamos hablando de la industria de los seguros de salud, que son las HMO, hospitales, médicos, empresas farmacéuticas; probablemente de allí proviene la mayor parte de su dinero. El informe que preparamos mostraba que de los casi 15 millones de dólares que recaudó en los últimos seis años, tanto para su campaña como para su liderazgo en los Comités de Acción Política (o PAC, por sus siglas en inglés), el 23% provino de intereses relacionados con los seguros y la salud, y alrededor del18% de eso provino del sector de la salud y una gran cantidad de las farmacéuticas –no delas empresas, sino de gente que trabaja para las empresas farmacéuticas y los PACs farmacéuticos -,alrededor de 830.000 dólares solamente de ese sector. La suma total fue de alrededor de 3.4 millones de dólares, que creemos es, probablemente, más de lo que haya recibido ningún otro miembro”.
También se hace referencia a un foro público realizado recientemente en Nuevo México, y durante el cual Linda Allison le preguntó a Obama, sobre las finanzas de Baucus:
“Tanta gente queda en bancarrota por tener que utilizar sus tarjetas de crédito para pagar la asistencia de salud…¿Por qué eliminaron del debate la opción del sistema de pagador único? ¿Y por qué Baucus está en el Comité de Finanzas discutiendo la asistencia de salud, cuando recibió tanto dinero de las empresas farmacéuticas? ¿No hay aquí un conflicto de intereses?”

Se aclara que Obama eludió el tema de Baucus, pero no sin admitir lo siguiente:”Si estuviera empezando un sistema desde cero, entonces creo que la idea de avanzar hacia un sistema de pagador único podría tener sentido. Ese es el tipo de sistema que tienen la mayoría de los países industrializados del mundo”. Al comenzar su artículo, Amy Goodman se pregunta: “Mientras el gobierno del Presidente Barack Obama presiona para que se vote la reforma del sistema de asistencia de salud antes que el Congreso entre en receso en agosto: ¿el dinero de la industria de la salud habrá contaminado tan profundamente el proceso como para evitar que algo bueno salga de esa votación?”.

Reflexionemos:

Los Estados Unidos se encuentran en una posición debilitada; con la peor crisis económica de los últimos 26 años; con un desempleo creciente; con la moral baja, y con una dudosa política de recuperación, sin olvidar el peso de la inmensa deuda externa, la cual crece con el tamaño del propio país. Con estos deberes en lo interno, y las guerras de Afganistan e Irak más la amenaza de Irán, sumado a los muy apreciables gestos de acercamiento hacia la comunidad Latinoamericana, en lo externo, se perfila una agenda -por decir lo menos “demasiado cargada” –para un período presidencial.

Sin duda, la política del poder inteligente (también llamado soft power, o poder blando), que han puesto de moda el equipo de Obama y su secretaria de Estado, Hillary Clinton, será puesto a prueba en toda su intensidad. Recordemos que según su creador, el catedrático de Harvard, Joseph Nye, se refiere a un liderazgo basado en el poder de atracción de los valores. Según Nye, hay tres maneras de ejercer el poder: "La primera consiste en amenazar a los demás con palos; la segunda, en pagarles con zanahorias; la tercera, en atraerles o invitarles para que quieran lo que tú tienes. Si lo consigues, no necesitarás ni los palos ni las zanahorias.

Personalmente, no tengo dudas de que el Presidente Obama tenga las mejores intenciones, y -pese a su corta edad –la capacidad y el raciocinio suficientes como para comenzar a introducir los difíciles, peligrosos, y arriesgados cambios, que el gran país del norte necesita. Pero el hecho de que medio país este convencido que los necesita, no significa necesariamente que el otro medio este dispuesto a aceptarlos..Su gran error, podría ser precisamente escuchar las voces de los impacientes que, o bien por necesidad, o bien por conveniencias, pretendan olvidar las lecciones de la historia. En todo caso, para iluminar el camino de quien está destinado a ser el “revolucionario” presidente del más conservador país del planeta, sería bueno alcanzarle estas otras dos máximas maquiavélicas: "...el que es elegido príncipe con el favor popular debe conservar al pueblo como amigo..." Mas no, sin recordar en todo momento esta otra: "Los hombres son tan simples y unidos a la necesidad, que siempre el que quiera engañar encontrará a quien le permita ser engañado."

Argenta, octubre, 2009

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