Marginalidad y delincuencia: ¿el huevo o la gallina?
Estados impotentes y códigos diferentes.
Argenta, Agosto, 2009
En mi artículo anterior “Niños de hoy, delincuentes del mañana”, prometí analizar más en profundidad unas declaraciones del Dr. Ignacio de Posadas, ex -Ministro de Economía y Finanzas del gobierno del Dr. Luis Alberto Lacalle, formuladas en un extenso reportaje que le hiciera el diario El País de Montevideo, en junio de 2009. Quiero aclarar, antes que nada, que no me inspira ningún tipo de antagonismo político partidario, o personal, contra el Dr. De Posadas, como tampoco pretendo arrogarme acreditaciones suficientes para descalificar sus opiniones. En todo caso, si bien es comprensible que el Dr. de Posadas, como partidario del sector opositor al gobierno actual exprese críticas demasiado contaminadas por la rivalidad política, entiendo que el tema –por su enorme gravitación nacional -trasciende pruritos, revanchismos y posiciones excluyentes. Frecuentemente, los radicalismos nos hacen caer en nuestras propias trampas. Y creo que el Dr. de Posadas, a lo largo del reportaje, cae en las suyas. Lo cual puede ser grave, a la hora de definir políticas nacionales de gran relevancia social, como las de la criminalidad y la delincuencia.
Ante una pregunta referida a los cuestionamientos efectuados al actual gobierno por la implantación de planes de desarrollo social sin exigencias de contraprestaciones, el Dr. de Posadas afirma: “Creer que la marginalidad y la delincuencia se explican básicamente por razones económicas ha sido muy típico de una parte de la izquierda muy fiel a la concepción materialista marxista. Esa comprensión parcial del ser humano, que llevó en última instancia a la implosión de los regímenes del socialismo real, puede hacer pensar que una persona tenga posibilidades de salir de una situación de indigencia con ese tipo de planes”. Y se me ocurre que esto nos lleva a un replanteo del tipo ¿quien nació primero, el huevo o la gallina? Es curioso, por decir lo menos, este planteo del Ex -Ministro de Economía que pretende desconocer que han sido básicamente las políticas de exclusión y pobreza, como antesala de la marginación, las que han llevado a la implosión de regímenes socialistas que hace tanto tiempo han estado galanteando con nuestra región. Creo también que resulta muy cómodo evadir las responsabilidades inherentes, tras el tecnicismo implícito en negar que la marginalidad y la delincuencia se expliquen básicamente por razones económicas, atribuyendo este concepto a la concepción materialista marxista..
Estados impotentes..
Creo que nuestros pueblos latinoamericanos han sido enormemente pacientes, como abnegados, esperando una elemental redistribución social de los beneficios –y no sólo de las pérdidas –de un sistema gobernado por dirigentes egoístas y miopes, que no quisieron ver más allá de sus narices. Yo le preguntaría entonces, cuáles son las razones que decidieron a los pueblos de Venezuela, Bolivia y Nicaragua, a adentrarse –después de muchos años de rechazo – en las turbulentas aguas de un socialismo radical, no teniendo otra opción que elegir a un presidente autoritario y aventurero como Chávez, a un tan poco preparado como posiblemente bien intencionado indígena como Morales, y a un doblemente fracasado guerrillero y gobernante como Ortega? A estos pueblos los empujaron, violenta e inmisericordemente, a caer en los brazos del socialismo, cuando no en los del propio comunismo, por la necesidad de salir de una situación de indigencia con ese tipo de planes, ya que no había otros. Tuvieron suerte Chile, Uruguay y Brasil, también obligados por modelos políticos desgastados y sin respuestas, al aventurarse en experiencias socialistas que pudieran demostrar que es posible construir un modelo de convivencia sin violencia, respetando la inclusión, sin exclusión. ¡Y lo han logrado!
Estados impotentes..
Creo que nuestros pueblos latinoamericanos han sido enormemente pacientes, como abnegados, esperando una elemental redistribución social de los beneficios –y no sólo de las pérdidas –de un sistema gobernado por dirigentes egoístas y miopes, que no quisieron ver más allá de sus narices. Yo le preguntaría entonces, cuáles son las razones que decidieron a los pueblos de Venezuela, Bolivia y Nicaragua, a adentrarse –después de muchos años de rechazo – en las turbulentas aguas de un socialismo radical, no teniendo otra opción que elegir a un presidente autoritario y aventurero como Chávez, a un tan poco preparado como posiblemente bien intencionado indígena como Morales, y a un doblemente fracasado guerrillero y gobernante como Ortega? A estos pueblos los empujaron, violenta e inmisericordemente, a caer en los brazos del socialismo, cuando no en los del propio comunismo, por la necesidad de salir de una situación de indigencia con ese tipo de planes, ya que no había otros. Tuvieron suerte Chile, Uruguay y Brasil, también obligados por modelos políticos desgastados y sin respuestas, al aventurarse en experiencias socialistas que pudieran demostrar que es posible construir un modelo de convivencia sin violencia, respetando la inclusión, sin exclusión. ¡Y lo han logrado!
Luego de reconocer que a diferencia de décadas atrás cuando aún funcionaban en los cinturones de miseria de Montevideo núcleos familiares que formaban en valores a sus miembros, hoy no existen prácticamente familias constituidas, de Posadas afirma: “A raíz de una de las manifestaciones más extremas del fenómeno de la marginalidad que es la delincuencia, el país se está dando cuenta que hay una realidad que está creciendo como una bomba. Ante la falta actual de esa estructura básica en las etapas iniciales del ser humano, es un error gravísimo creer que esa carencia de valores se va a suplir más adelante con planes asistenciales del Estado. Al encuentro de eso es inútil ir con subsidios como otorga el Mides”.
Aquí, de Posadas – influido por su necesidad de descalificar al gobierno -pretende deliberadamente confundir los distintos planes sociales del gobierno, capitalizando el descontento de ciertos sectores con aquel que, por estar dirigido precisamente a los más carenciados, no exige mayores contraprestaciones. Por lo menos reconoce que una de las manifestaciones de la marginalidad es la delincuencia, aunque olvida, deliberadamente, otros exitosos planes y emprendimientos destinados a la inclusión social a través de la educación y la salud, por ejemplo, como el Plan Ceibal, las Aulas Comunitarias, y varios otros. Sin embargo, ante la pregunta directa del periodista acerca de si él propone eliminarlos, responde: “No se pueden cortar esos subsidios porque sería crear un enfrentamiento muy violento con los sectores marginados, que de por sí se sienten excluidos socialmente. Habrá que buscar la forma de estructurar un plan totalmente diferente en base a intercambios de trabajo que signifiquen realmente un principio de transformación”. Pero se olvida de que es eso precisamente lo que propone el actual gobierno a través del Plan Equidad, luego de transitado el Plan de Emergencia, que es, sin duda, el mayor articulador de todos!
Pero lo que me preocupa aún más de las afirmaciones del Ex –Ministro de Economía es cuando afirma que: “El Estado uruguayo no está capacitado para encarar esos proyectos con razonables expectativas de éxito porque no tiene los valores ni la empatía ni los móviles necesarios para poder lidiar con situaciones humanas de gran sufrimiento y muy complejas de quienes se manejan con códigos totalmente diferentes y muy arraigados. Esa labor debe ser realizada por quienes tienen otras motivaciones y cuentan con experiencia en ese tipo de situaciones”. ¡Vaya! esto sí que es toda una novedad! Pienso que un estado que no tenga ni los valores, ni la empatía ni los móviles (¡¡??!!) para poder decodificar los códigos de quienes viven en situaciones humanas muy complejas y de gran sufrimiento, y no pueda enfrentar los más acuciantes problemas y las más graves carencias de la sociedad, debería bajar la cortina y poner al país en subasta pública!
Estas afirmaciones no hacen más que recordarnos, una vez más, porqué han fracasado las políticas sociales tipo “parche” que se han enquistado en nuestras sociedades. Me imagino que el Dr. de Posadas debe ser de los que aún creen que las propias fuerzas del mercado serán suficientes para mantener el crecimiento y el desarrollo con equidad, justicia y DIGNIDAD! Algo que hoy, dadas sus nefastas experiencias recientes, hasta los propios inventores de la pólvora, los EE.UU., tienen bajo serios cuestionamientos. El tema es grave, sin duda, pues si esta es aún la posición dominante en hombres que, además de haber ostentado cargos de altísima responsabilidad en gobiernos anteriores, pueden volver a ocuparlos en el futuro, la sociedad uruguaya deberá volver a replantearse serios cuestionamientos que ya creía superados. Aunque la pregunta ahora sea ¿de donde nace el pollo, del huevo o de la gallina?
Argenta, Agosto, 2009
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