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Tuesday, October 13, 2009

Cuba: ya no hay “almuerzos gratis..”


A pesar de que se le ha atribuido a Milton Friedman el aforismo “No hay almuerzos gratis”, el Premio Nobel en Economía se encargó de desmentirlo en la inauguración de la sede del Cato Institute en Washington, D.C. en 1993. Lo cierto es que algunos funcionarios del Banco Mundial lo han reactualizado para delimitar los alcances de los planes de salvataje de la economía mundial, luego de que los chicos del norte hicieran su última travesura global. Pero parecería que el término ha traspasado las fronteras virtuales de lo meramente explicativo o filosófico para instalarse en el mundo real, y ahora ha sido nada menos que el presidente cubano Raúl Castro, quien, bien alejado de la influencia capitalista, también ha anunciado que a partir del 1º. de octubre, no habrá más almuerzos gratis en la isla.

En un reciente discurso ante la Asamblea Nacional, Raúl reivindicó una especie de “socialismo racional” que, preservando el sistema político, reduzca la burocracia, los subsidios, el derroche estatal, y aumente el trabajo, la productividad y la eficiencia. En medio de lo que se considera como la mayor crisis económica de la isla en casi dos décadas, los bancos desconectan los aires acondicionados, las computadoras se descontrolan frecuentemente, y el Gobierno ha cerrado numerosas fábricas, ordenado a su vez que los edificios estatales, cines, y otras instalaciones no usen aire acondicionado, a pesar del inclemente calor del verano.

Según Elaine Scheye, consultora de Chicago y estudiosa del sistema de salud pública cubano, con el fin de reducir el consumo de electricidad en 12% -ya que Cuba importa la mitad del petróleo que necesita- “Algunos hospitales también han comenzado a cerrar las salas de emergencias dos horas diarias, y ciertos tipos de cirugías se han pospuesto hasta que el servicio eléctrico se normalice”. Ante tal situación, los inspectores han comenzado a multar con 23 CUC (peso cubano convertible, equivalente a $1.24) a los ciudadanos que utilizan la vieja práctica de robar electricidad mediante conexiones ilegales, y la Asamblea Nacional creó la Contraloría General para combatir la corrupción gubernamental, Durante el mes de setiembre, el gobierno redujo su pronóstico de crecimiento del PIB de 6 a 2.5 por ciento, y posteriormente a 1.7 por ciento, aunque algunos economistas cubanos pronostican en privado una baja a 0.5 por ciento.

Situación de la economía cubana.

La economía cubana se contrajo 35 por ciento después de la caída de la Unión Soviética con la consiguiente pérdida de subsidios anuales por valor de entre $4,000 y $6,000 millones, y “el país nuevamente enfrenta una situación tan adversa” como la de principios de los años 90, reportó la Comisión Económica para América Latina, Cepal, en este año. Según cifras oficiales de La Habana, las importaciones en 2008 aumentaron 41 por ciento, a $14,200 millones, en comparación con el año anterior, mientras la importación de alimentos, a su vez, aumentó de $1,500 millones en 2007 a $2,200 millones el año pasado. Las exportaciones, en tanto, se mantuvieron alrededor de $3,700 millones, significando que el ya gravoso déficit comercial aumentara un 65%. Los precios internacionales del níquel, primer producto de exportación de Cuba, cayeron de unos 54.000 dólares la tonelada a poco más de 10.000 dólares, Pero Cuba ya arrastraba grandes problemas desde el otoño de 2008, debido a los cuatro ciclones que dejaron daños por valor de $10,000 millones - equivalentes a un 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de 2007.

Para hacer frente a esta situación, el presidente Raúl Castro al conmemorar el 56º aniversario del asalto al cuartel Moncada, la fecha más importante del calendario revolucionario, recordó que los frijoles en Cuba son un asunto de "seguridad nacional", y la primera prioridad, por encima de las consignas políticas. "No es cuestión de gritar ¡patria o muerte! ¡abajo el imperialismo!... "La tierra está ahí, aquí están los cubanos, veremos si trabajamos o no, si producimos o no", Y la tierra ahí, esperando por nuestro sudor", rugió el presidente: “el país no puede gastar "cientos y miles de millones de dólares" en importar alimentos que se pueden producir”. La paradoja está en que siendo Cuba un país agrícola, importa el 80% de los alimentos que consume, estando la mitad de las tierras en manos del Estado y sin cultivar. Por ello Raúl Castro dio la orden de acabar con aquel latifundio improductivo estatal, y repartirlas en usufructo entre campesinos y cooperativistas. El domingo 26 de septiembre, el mandatario dio las últimas cifras: se entregaron 690.000 hectáreas, el 39% del "área ociosa", y de esta tierra sólo está sembrada la tercera parte. "No podemos sentirnos tranquilos mientras exista una sola hectárea de tierra sin un empleo útil", dijo. En contraste, su socio ideológico, el Presidente Chávez, al grito de “Patria, socialismo o muerte” la emprendió con expropiar latifundios de productores privados, sin que hasta ahora se haya visto ningún resultado positivo!

Pero la situación cubana ya era insostenible; el sueño se desplomó, y al fin, se terminaron también los almuerzos gratis en la isla caribeña. A partir del jueves 1º de octubre, el presidente cubano Raúl Castro empezó a cerrar los comedores obreros inaugurados en 1963. Se trata de un operativo social sin precedentes, porque en esos 24.700 locales del Estado almorzaban todos los días 3.500.000 trabajadores cubanos, es decir la tercera parte de la población de la isla. La medida, según fuentes oficiales de ese país fue inevitable, y debió adoptarse como parte de un riguroso plan de eliminación de subsidios, destinado a reducir en lo posible los casi 2.500 millones de dólares anuales que Cuba desembolsa para importar alimentos básicos, que constituyen el 80% de todo lo que consume.
Raúl sabe que a la revolución ya no le queda mucho margen de maniobra, y que es una utopía pretender seguir mal alimentando a un pueblo empobrecido y resignado, con mitos y recuerdos. Sabe también que las nuevas generaciones exigirán las oportunidades que hoy cualquier país medianamente desarrollado les ofrece. No hace mucho había comenzado a autorizar la venta de celulares, computadores, y algunos electrodomésticos básicos. Me imagino que ello entrará ahora, dentro de los planes de ahorros y restricciones. Y por las dudas, sacó el paraguas: “Es un asunto de definir, con la mayor participación popular, la sociedad socialista a la que aspiramos y podemos construir, dadas las condiciones actuales y futuras de Cuba; el modelo económico que regirá la vida de la nación en beneficio de nuestro pueblo”, afirmó. “A mí no me eligieron Presidente para restaurar el capitalismo en Cuba ni para entregar la revolución”, indicó. “Fui elegido para defender, mantener y continuar perfeccionando el socialismo, no para destruirlo”.

Las desigualdades inocultables.

Raúl teme que abrir la economía cubana a las fuerzas del mercado pueda alimentar un aumento desestabilizador de las desigualdades sociales y económicas en la isla. ¿Pero es que acaso esas desigualdades no existen actualmente? ¿Por qué en Cuba existen aún dos monedas bien diferenciadas y no todos los cubanos tienen los mismos derechos a ellas? ¿Por qué no pueden salir y entrar libremente a su país cuando lo deseen? ¿Por qué no pueden disponer de teléfonos celulares e internet para facilitar y modernizar las comunicaciones y acceder a la información y el conocimiento que constituyen hoy día el activo más preciado de una nación? ¿Por qué Raúl alertó de que “la tierra está ahí y hay que trabajarla”, cuando el propio gobierno no lo ha permitido? ¿Y por qué esa exhortación al trabajo? ¿Acaso los cubanos no tienen hábitos de trabajo? ¿Por qué el Estado se reserva el derecho de mantener la mitad de las tierras improductivas mientras su población vive racionada y deben importar el 80% de los alimentos?. ¿Por qué se implementan multas para los abusadores que roban electricidad mediante conexiones ilegales y se creó una Contraloría para combatir la corrupción gubernamental? ¿Acaso la revolución en sus más de 50 años no pudo aún crear ese ”hombre nuevo” desprovisto de las apetencias y los excesos capitalistas?
Finalmente, Raúl sabe que el socialismo cubano y sus almuerzos gratis, se han convertido en un capricho destinado a alimentar el ego de unos viejos revolucionarios que –si bien fueron una gloria en el pasado –hoy son simplemente, el fracaso de un presente. Y también sabe que por más que insista en que “es un asunto de definir, con la mayor participación popular, la sociedad socialista a la que aspiramos y podemos construir..” mientras él y su hermano sigan con vida, seguirá existiendo en la isla una “monarquía socialista” que dificultará cualquier cambio. Todos los países que han logrado un considerable progreso y bienestar para sus ciudadanos durante los últimos veinte años, lo han hecho potenciando la inversión privada, el desarrollo tecnológico, el esfuerzo creativo y la riqueza intelectual de sus habitantes, y aprovechando los nichos y las oportunidades que la propia evolución del mundo va creando..
Por ello hoy, mientras la potencia mas poderosa de occidente se atraganta con su propio vómito, y Latinoamérica aprovecha las oportunidades producidas por la mayor demanda de bienes y servicios creada por socialismos abiertos a la inversión, el desarrollo y la inclusión, Cuba se encuentra nuevamente atragantada en una de sus peores crisis existenciales. Son los dos extremos de un fracaso: un capitalismo desbordado, y un comunismo anquilosado.

Argenta, octubre, 2009

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