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Monday, February 12, 2007

“Tarde llegaste Presidente, pa’ volver arrepentido..”



Hay una vieja y bella canción española que habla de un hombre de la nobleza que en su momento tuvo un hijo con una mujer a la que luego abandonó, y en determinado momento, arrepentido, intenta volver a ella en el preciso instante en que ésta, llora la reciente muerte del niño que ambos engendraron. “Tarde llegaste Marqués, pa´volver arrepentido- le recrimina ella - que se me ha muerto mi niño y ya no quiero tu apellido..”
Esta canción me vino a la mente ante el reciente anuncio de que el Presidente George Bush planea –al fin –dignarse poner sus patitas en cuatro o cinco países de nuestra región centro y sudamericana: Brasil, Uruguay, Guatemala, México (y quizá Colombia) en el mes de marzo, para “romper el aislamiento que padece EE.UU. en nuestra región y el mundo entero”, al decir de un funcionario. Aparentemente –y si bien se había pensado inicialmente incluir a la Argentina -luego de la mala experiencia en Mar del Plata, los vientos no le son muy favorables para pasar por la Capital austral (a treinta minutos de Uruguay).

En realidad, y siguiendo los conceptos de la canción española, es bastante tarde ya, para que el Presidente de una de las naciones mas poderosas del mundo –cuando se encuentra en uno de los más desprestigiados momentos de su historia –venga a ofrecernos sus buenos oficios y a solidarizarse con “nuestros objetivos comunes a favor de la libertad, la prosperidad y la justicia social y para ayudar a que la democracia de beneficios en las áreas de la salud, educación y oportunidad económica”. Los países Latinoamericanos, aún con todos nuestras culpas, errores y sinsabores, hemos aprendido la amarga lección de las ayudas internacionales que siempre nos cuestan mucho mas de lo que nos dejan.

Hoy América Latina, con cuatro años de crecimiento económico a tasas promedio de un 5% -y aunque arrastrando aún niveles intolerables de pobreza - más que necesitar de su ayuda, lo que necesita es que el gobierno estadounidense pase del mero discurso de las libertades económicas a abrir sus mercados a nuestros productos, y deje de subsidiar a sus productores, lo cual determinó una vez más, el fracaso de la Ronda de Doha.

Por otra parte, y si bien el senador del Partido Demócrata Joseph Biden, quien encabeza el recién instalado Comité de Relaciones Internacionales del Senado estadounidense, declaró recientemente que Latinoamérica ha sido “esencialmente ignorada” por la administración del presidente George W. Bush y que el Congreso, bajo dominio del Partido Demócrata - ahora “pondrá mayor atención en Latinoamérica” -en un artículo recién publicado en AméricaEconomía“, Abraham F. Lowenthal, Profesor de la Universidad de Southern California y presidente del Pacific Council on International Policy, pone las cosas en su lugar:

No es la primera vez que un influyente político estadounidense promete que Washington dedicará mayor atención a la región –dice Lowenthal- por el contrario, semejante promesa es repetida con frecuencia por ambos partidos estadounidenses, por presidentes, líderes congresistas y, virtualmente, en toda nueva administración. La única verdad, sin embargo –prosigue el profesor - es que Estados Unidos no pondrá mucha más atención a Latinoamérica, sin importar quién sea el presidente o qué partido controle el Congreso. Es hora de reconocer que a Estados Unidos no le importa demasiado Latinoamérica, y difícilmente le importará; salvo que se presente una amenaza de seguridad en la región”.

Si yo tuviera alguna ingerencia en la autorización de los fondos del Congreso norteamericano para este tipo de viajes, les recomendaría, sinceramente, que se ahorraran esos reales. El niño que pudo haber surgido de esas incestuosas relaciones, ya ha muerto, y en realidad, no necesitamos ni de su apellido ni mucho menos de sus “generosas” ayudas.. Como tarde también –y malo además –ha llegado el nuevo plan del Sr. Bush para tratar de defender su indefendible posición ante la vergonzosa agresión a Iraq, que marcará un nuevo estigma para la nación norteamericana.

Lo que no me explico es como la ONU, y los países supuestamente interesados en normalizar esa situación, no se den cuenta de que mientras sigan apareciendo por ahí los mismos desprestigiados personajes como la Sra. Rice, Negroponte, etc. etc. (menos mal que ya botaron al nefasto Rumsfeld) absolutamente nadie va a creer en sus “buenas” intenciones.
En otras palabras, hasta que no se vea un cambio de “autoridades” que a su vez pueda significar un “cambio de actitud” hacia la nación asiática, no va a cambiar absolutamente nada en esa región. Al contrario, empeorará aún más. Como difícilmente pueda haber progresos en el conflicto Israel –Palestinos, mientras ellos sigan metiendo ahí sus narices.

O sea; si el Sr. Bush quiere venir a hablar de negocios, encantados; pero de pajas retóricas y darnos lecciones de democracia, de libertad y justicia social, que se ahorre sus discursos. Y que no se le ocurra una vez más poner cizaña entre nuestros hermanos, porque ya, tanto Argentina como Brasil, los han puesto en su lugar. Recientemente el Canciller brasileño Celso Amorim –en reunión con uno de los tantos Subsecretarios de Estado – esta vez Nicholas Burns - le recordó, como para evitar los chismes periodísticos, que “Brasil no pasa recados de nadie..” En otros términos: “no somos alcahuetes de nadie..”

Por otra parte, luego de registrar unos niveles mínimos de aceptación y perder la mayoría en el Senado de su país –sin contar lo que todavía está por venir - queda claro que el Sr. Bush, ya representa muy poco de aquella nación. Sinceramente, de poco nos sirve su apellido...

Argenta
Febrero, 007

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