Venezuela:Clase media “en negativo”.
Alumbrando al Presidente..
“No son las cosas las que perturban a las personas, sino los puntos de vista con que se acercan a ellas”. Epícteto.
Algo muy lamentable está pasando en Venezuela. Tan lamentable que hace que hasta las buenas iniciativas del Gobierno, sean percibidas como un intento de espionaje o violación, por una buena parte de la población. Un ejemplo de ello, lo vemos en estos días cuando –a través de una plausible idea de ahorro de energía -el Gobierno montó un operativo para cambiar todos los bombillos de luz tradicionales por bombillos ahorradores que le aportarán al país y a cada hogar, una considerable reducción de factura por concepto de generación y consumo de electricidad. El recambio es gratuito; incluso si usted lo desea, un funcionario se encarga de retirar los antiguos bombillos de sus instalaciones y colocar los nuevos. Si prefiere hacerlo usted mismo, el funcionario le entregará los bombillos ahorradores a cambio de sus bombillos tradicionales, y usted los coloca. Lo hicieron en mi residencia y en mi presencia, en la mañana de hoy. Ningún problema; todo fácil y gratuito; nadie me hizo un censo ni me preguntó nada. Eran solamente un funcionario y una chica ayudante. Todo ganancia para mi hogar, para el presupuesto familiar, y el de la nación.
Desde el inicio de esta loable iniciativa, sin embargo, los comentarios negativos se esparcieron como un reguero de pólvora: “..que lo hacen para investigar cuantos televisores y computadoras tienes; cuántos dormitorios utilizas; que cosas de valor tienes en la casa, que los bombillos traen micrófonos y cámaras ocultos, etc. etc. etc. Supuestamente, para luego confiscarte algo de todo eso..
Y es comprensible que buena parte de esa negación provenga de la golpeada y sufrida clase media venezolana –quien percibe que viniendo de este Gobierno, nada es bueno.. El origen de esas percepciones no arrancan en realidad con este Gobierno, sino que arrastran desde tres décadas de despojo constante de su calidad de vida. Esa clase media que, luego de haber concretado con mucho esfuerzo, sacrificios y ahorros, el sueño del techo propio y lo mejor que pudo darle a su familia, se siente tan defraudada por quienes ayer confiscaron su bienestar, como por quienes hoy amenazan con confiscar sus propiedades y su libertad.
Y este Gobierno, sin duda, puso su torta! Con esas exhortaciones a regalarle uno de los televisores, uno de los colchones o una de las neveras a Doña María, que duerme en el suelo por no tener cama; que el ser rico es malo, que el tener un yate o una 4x4 es pecaminoso –todo ello condimentado con las geniales propuestas del Alcalde Mayor de confiscar los terrenos del Club de Golf y las instalaciones del Lagunita Country Club, o la “flexibilidad” mostrada por ese mismo personaje ante invasiones de edificios y terrenos en todo su distrito y otros por ahí -por supuesto que no se necesita ser muy genio para asociar las intenciones y crear las percepciones. Porque de eso se trata más que nada; de un problema de percepciones alimentado por hechos e insinuaciones. ¡¿Que se supone que la gente deba suponer..?!
En determinado momento –quizá debido a las advertencias del controvertido mentor político del Presidente Chávez –el alemán Heinz Dieterich –alguien tiró una red destinada a rescatar la llamada “clase media en positivo”.. Pero fue tan torpe, que terminaron cosechando una “clase media en negativo”.. Lo curioso es que el propio Dieterich es quien mejor explica el porqué de este rechazo, en una entrevista realizada por Ultimas Noticias en abril del 2004: “Creo que hay tanta virulencia y que se ha perdido mucho del capital que existía antes, porque no se le ha hecho comprender a la clase media y a la pequeña burguesía que el proceso no es su enemigo”. Y en otro momento aclara:
“Si ves el discurso del Estado, éste ha sido basado en la idea de que el pueblo es el sujeto de la transformación. Pero en una sociedad moderna el poder está en las ciudades, en las clases medias, y desde el inicio había que entrar en una con ambos sectores para impedir que la gran burguesía y la oligarquía los ganaran demagógicamente para su propio proyecto”. ¡Pues los ganaron! De ello no caben dudas.. “Últimamente –aclara Dieterich - se ha introducido el concepto de los trabajadores como sujeto de la transformación, lo que a mi juicio significa volver a repetir el error del lenguaje excluyente. Eso podría llevar a que el proyecto no se logre resolver positivamente”. Confieso no estar de acuerdo con las controversiales ideas de Dieterich y su Socialismo del Siglo XXI, pero en muchas cosas, tiene razón.
El Sr. Presidente, a quien respeto por representar la voluntad de más de 7 millones de venezolanos, ha sembrado personalmente, con su lenguaje excluyente y agresivo, esas dudas y malas percepciones en nuestra clase media en negativo. A la clase media venezolana, se le irrespetaron todos sus derechos, sus espacios, y sus valores. Y las amenazas siguen. ¿Cómo no volverse negativa? Sigo y muy probablemente seguiré sin entender porqué –contando con ese apoyo mayoritario de la población - el Sr. Presidente sigue sembrando el odio, el radicalismo y la división, en un país que necesita más que nunca la unión de voluntades para concretar las obras de transformación que este país, grande, hermoso y generoso, le reclama.
No se le puede negar al Presidente el haberse fajado como nadie para concretar obras de larga data, postergadas por desidia y otros males que se convirtieron en una vergüenza para la nación. Sus obras, en verdad, hablan más y mejor que el Presidente. Las obras, elevan la dignidad del país a un nivel de progreso y de futuro; las palabras, rebajan la autoestima de su gente a un nivel de mediocridad, conformismo, falta de sueños y aspiraciones.
A veces, presiento que el Presidente vive entre dos mundos: en uno, el de los más desposeídos, se siente cómodo, sentándose entre ellos como un desposeído más. Lo que quizá no entienda, es que ellos no quieren seguir siéndolo. Mi mensaje, en todo caso, no es para desmerecer, juzgar, o satanizar, la obra Presidencial.. Por el contrario, siempre he sido un sólido defensor de las obras más que de las palabras; pero a veces las palabras, nos impiden ver las obras! Quiera Dios, que el Sr. Presidente se de cuenta..!
Argenta
Enero, 2007
Enero, 2007
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