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Friday, October 03, 2025

 Alerta social; no todo es color de niño..                                                                                       

“En Uruguay nacen cada vez menos niños. Muchos menos niños. Pero el ingreso al sistema de protección especial no cede. Creció 67% en 15 años y a la fecha atiende a 321 personas cada 100.000 habitantes de esas edades. Es la tercera tasa de institucionalización más alta de América Latina”, nos informa Tomer Urwicz, en un ambicioso artículo, el 2 de octubre 2025, en El Observador. ¡Vaya! Dentro de tantas cosas de las cuales podemos enorgullecernos, y que nos reconocen las instancias internacionales, esta no es una de ellas.

Y lo digo, con mucho pesar e impotencia, refiriéndome a aquella expresión de que “no todo es color de rosa”, que lamentablemente traduzco en “no todo es color de niños”, en nuestro hermoso Uruguay. El nuevo informe de la Institución Nacional de Derechos Humanos sobre el sistema de protección de niños y adolescente en Uruguay muestra lo que, a veces, se dice pero no se ve. Aquello que una chica que está en un hogar del INAU, y cuyo único pecado es haber nacido en una familia que no la cuidó, resumió en una frase: “Si vieran cómo es vivir acá, lo único que queda es fugarte”, relata Urwicz.

Por “vivir acá” refiere a los centros de “protección” que da el Estado a quienes tiene bajo su amparo, aclara el informe. Una medida que debería ser excepcional y transitoria, pero que, según el informe, evidencia que, en promedio, los niños y adolescentes pasan siete años. Toda una infancia”. No son menores infractores. No están en prisión. Pero viven una condena de “facto. El propio informe lo reconoce: “quienes ingresan al sistema de protección especial dan cuenta de mayores niveles de daño (físico y emocional), debido a la exposición a reiteradas o permanentes situaciones de vulneración de derechos”.

¡Qué lo parió! Frente a estos hechos, parecería ser que a pesar de que hemos hecho tanto... ¡no hemos hecho nada! Y según el informe: "En el 39% de los centros reportaron sospecha de que las niñas, niños y adolescentes del centro se habían vinculado a situaciones de explotación sexual". Y hay más vulneraciones. Son captados por bandas criminales o abusados. Viven hacinados (40% de los centros dice que atendió más demanda que su capacidad). Más de la mitad de los centros había tenido en el último mes que hospitalizar a un niño o adolescente (muchas veces por razones de salud mental). Solo en el último año hubo 190 intentos de suicidio. Hubo casos de más de ocho meses de espera para una consulta médica”.

Y hasta aquí, llegué al colmo de mi impotencia, para tratar de comprender y poner en órbita nuestra realidad social. No voy a cometer el abuso de seguir reproduciendo el resto del ilustrador artículo de Tomer Urwicz, ni tengo razones para creer que el buen periodista esté abusando de la cuota de sensacionalismo -muy común en la prensa -pero no siempre recomendable, para tratar temas de ¡EXTREMA GRAVEDAD SOCIAL! ¡Porque son datos oficiales!

Y si; pienso que si hay temas que a los uruguayos nos merecen la máxima atención, por ser de extrema gravedad social, es el vinculado a nuestros niños. Y no es que falten instancias educativas de protección social, a través de la asistencia en los CAIF, con alimentación gratuita y espacios de recreación; de incentivos para la escolarización; de ayudas especiales para los hogares menos favorecidos que cumplan con su responsabilidad social; de valiosos emprendimientos en mejoras en la infraestructura en deportes, entretenimiento, y compartimiento familiar en  los barrios más carenciados de nuestra sociedad;  etc.  Creo que el número de los programas y las iniciativas, son mayores que nuestros mejores resultados en acciones positivas.  

¡Porque creo que, en definitiva, y aquí está la incongruencia, son todos programas económicos, más que sociales! Porque a los políticos, para su supervivencia electoral, les son más redituables unos emparches sociales, poniendo más dinero en instituciones, que más amor y dedicación en las soluciones. O en una conflictuada, desinteresada, y complicada, transformación social.

O sea que; ¡mientras más dineros y recursos dedicamos a combatir la pobreza, más crece la pobreza! Y entonces, seguimos repitiendo como loros enjaulados, que siempre habrá pobres y siempre habrá ricos. ¡Y seguiremos definiéndonos así! Y seguiremos adaptando nuestros programas de convivencia, pensando en algunos para pobres, y otros para ricos. ¡Genial! ¡Seguimos acentuando la brecha social!

¡Carajo: me da la sensación de que no estamos entrando en el alma de nuestra sociedad! Como que, tradicionalmente -y por costumbre - gobierno tras gobierno, en este tema tan crucial,  seguimos poniendo un barniz de color para justificar nuestra elección política, y no nuestra elección humana. Algunos incentivos más -y coyunturalmente -para simular que estamos dando la revolución social. Mucho nos asombramos de las realidades europeas en países como Finlandia, Suecia, Dinamarca, Noruega, etc,. sin duda, mucho mas adelantadas intelectualmente. Y es que aquí, en Sudamérica, estamos en una selva.

Porque ellos, en definitiva, han logrado establecer una especial “zona franca de confort”, digámoslo así, para compartir, sin limitaciones ni gravámenes comerciales, una cultura del enriquecimiento social, antes que el personal. Nosotros, en cambio, seguimos con nuestras luchas tribales, entre partidos políticos desgastados, y sociedades cansadas del “siempre lo mismo”. La conclusión del informe de la Institución Nacional de Derechos Humanos, habla por sí mismo: “Es urgente realizar un análisis de los niveles de riesgo al que están expuestas las infancias y adolescencias” en Uruguay.  

¡Porque las bandas criminales, ya lo están haciendo!

 


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