Alerta social; no todo es color de niño..
“En
Uruguay nacen cada vez menos niños. Muchos menos niños. Pero el ingreso al
sistema de protección especial no cede. Creció 67% en 15 años y a la
fecha atiende a 321 personas cada 100.000 habitantes de esas
edades. Es la tercera tasa de institucionalización más alta de América
Latina”, nos informa
Tomer Urwicz, en un ambicioso artículo, el 2 de octubre 2025, en El Observador.
¡Vaya! Dentro de tantas cosas de las cuales podemos enorgullecernos, y que nos
reconocen las instancias internacionales, esta no es una de ellas.
Y lo digo,
con mucho pesar e impotencia, refiriéndome a aquella expresión de que “no todo
es color de rosa”, que lamentablemente traduzco en “no todo es color de niños”,
en nuestro hermoso Uruguay. El nuevo informe de la Institución Nacional de Derechos Humanos sobre
el sistema de protección de niños y adolescente en Uruguay muestra lo que, a
veces, se dice pero no se ve. Aquello que una chica que está en un hogar del
INAU, y cuyo único pecado es haber nacido en una familia que no la cuidó,
resumió en una frase: “Si vieran cómo es vivir acá, lo único que queda
es fugarte”, relata Urwicz.
¡Qué
lo parió! Frente a estos hechos, parecería ser que a pesar de que hemos hecho
tanto... ¡no hemos hecho nada! Y según el informe: "En el 39% de los
centros reportaron sospecha de que las niñas, niños y adolescentes del centro
se habían vinculado a situaciones de explotación sexual". Y hay más
vulneraciones. Son captados por bandas
criminales o
abusados. Viven hacinados (40% de los centros dice que atendió más demanda que
su capacidad). Más
de la mitad de los centros había tenido en el último mes que hospitalizar a un
niño o adolescente (muchas veces por razones de salud mental). Solo en el
último año hubo 190 intentos de suicidio. Hubo casos de más de ocho meses de
espera para una consulta médica”.
Y
hasta aquí, llegué al colmo de mi impotencia, para tratar de comprender y poner
en órbita nuestra realidad social. No voy a cometer el abuso de seguir
reproduciendo el resto del ilustrador artículo de Tomer Urwicz, ni tengo
razones para creer que el buen periodista esté abusando de la cuota de
sensacionalismo -muy común en la prensa -pero no siempre recomendable, para
tratar temas de ¡EXTREMA GRAVEDAD SOCIAL! ¡Porque son
datos oficiales!
Y si; pienso que si hay temas que a
los uruguayos nos merecen la máxima atención, por ser de extrema gravedad
social, es el vinculado a nuestros niños. Y no es que falten instancias
educativas de protección social, a través de la asistencia en los CAIF, con
alimentación gratuita y espacios de recreación; de incentivos para la
escolarización; de ayudas especiales para los hogares menos favorecidos que
cumplan con su responsabilidad social; de valiosos emprendimientos en mejoras
en la infraestructura en deportes, entretenimiento, y compartimiento familiar en los barrios más carenciados de nuestra
sociedad; etc. Creo que el número de los programas y las
iniciativas, son mayores que nuestros mejores resultados en acciones positivas.
¡Porque
creo que, en definitiva, y aquí está la incongruencia, son todos programas
económicos, más que sociales! Porque a los políticos, para su supervivencia
electoral, les son más redituables unos emparches sociales, poniendo más dinero
en instituciones, que más amor y dedicación en las soluciones. O en una conflictuada,
desinteresada, y complicada, transformación social.
O
sea que; ¡mientras más dineros y recursos dedicamos a combatir la pobreza, más crece
la pobreza! Y entonces, seguimos repitiendo como loros enjaulados, que siempre
habrá pobres y siempre habrá ricos. ¡Y seguiremos definiéndonos así! Y seguiremos
adaptando nuestros programas de convivencia, pensando en algunos para pobres, y
otros para ricos. ¡Genial! ¡Seguimos acentuando la brecha social!
¡Carajo:
me da la sensación de que no estamos entrando en el alma de nuestra sociedad! Como que, tradicionalmente -y por
costumbre - gobierno tras gobierno, en este tema tan crucial, seguimos poniendo un barniz de color para
justificar nuestra elección política, y no nuestra elección humana. Algunos
incentivos más -y coyunturalmente -para simular que estamos dando la revolución
social. Mucho nos asombramos de las realidades europeas en países como
Finlandia, Suecia, Dinamarca, Noruega, etc,. sin duda, mucho mas adelantadas
intelectualmente. Y es que aquí, en Sudamérica, estamos en una selva.
Porque
ellos, en definitiva, han logrado establecer una especial “zona franca de
confort”, digámoslo así, para compartir, sin limitaciones ni gravámenes
comerciales, una cultura del enriquecimiento social, antes que el personal. Nosotros,
en cambio, seguimos con nuestras luchas tribales, entre partidos políticos
desgastados, y sociedades cansadas del “siempre lo mismo”. La conclusión del
informe de la Institución Nacional de Derechos Humanos, habla por sí mismo: “Es
urgente realizar un análisis de los niveles de riesgo al que están expuestas
las infancias y adolescencias” en Uruguay.
¡Porque
las bandas criminales, ya lo están haciendo!
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