Los hijos de puta.
¿Acaso
no son los padres los que engendran a esos hijos…de puta…? ¿Y su papel en todo
esto, dónde está? ¿Cuándo esos hijos salen una mierda humana que
avergüenzan a la sociedad, ellos
simplemente se lavan las manos, como Pilatos? Entonces, ¿no podríamos afirmar
que bajo esos conceptos degradantes socialmente (no sexualmente) esos hijos son
también hijos de “putos”? Esa actitud machista de mierda que hasta la iglesia
católica ha propagado, negando incluso la posibilidad humana de que María tuviera
relaciones con un varón humano, para engendrar a Jesucristo -de que las mujeres
son siempre las culpables de toda vergüenza y desgracia de la sociedad humana -
¡me tiene podrido!
Y
bueno, como algunas voces se han alzado últimamente, en defensa del idioma
inclusivo, entonces que tendríamos que referirnos a hijos de put@s, o hijos de
“putes”. Y creo que debería hacerse una separación, entre todas estas
definiciones. Porque los términos despectivos de
furcia, ramera, zorra, etc., como generaliza el diccionario
español, no creo que necesariamente defina, o identifique, a las prostitutas y
meretrices, muchas de las cuales se desviven por criar dignamente a sus hijos,
y soportan todo tipo de vejaciones y humillaciones, por ellos. Si las
circunstancias de sus vidas les hubieran dado otras oportunidades, seguramente
las hubieran aceptado. Pero no creo que sean seres malvados, sino simplemente
obligados.
Conozco
casos de putas y meretrices que han asistido, orgullosamente invitadas por sus
hijos, a condecoraciones y reconocimientos, los cuales, sin ellas y su
actividad sexual, no hubieran existido. Y nosotros elegimos ser lo que nuestra
sociedad valorará, o rechazará de nosotros. Porque, en definitiva, las madres
animales, sean de la especie que sean, nunca jamás desean que sus hijos sean
depredadores de su propia comunidad. Los crían con amor, con dedicación, con
simple instinto de supervivencia, o con mayor educación, para que se perpetúe
su legado.
NO; el problema no está en las madres. En primer lugar, está en la sociedad que las educa y las prepara, para tener ciudadanos de primera. Y luego, está en lo que cada hijo decidirá hacer, para convivir en humanidad, a su manera. ¿Un engañador? ¿Un estafador? ¿Un ejemplo de solidaridad para con los demás? ¿Un egoísta emprendedor que solo disfruta de sus ilimitados millones de grandeza económica y financiera, empresarial? ¿Un simple obrero que con su mejor esfuerzo y dedicación sueña con alimentar y mantener a su familia, para que luego sus hijos, mejoren la sociedad? ¿Un héroe que enorgullece a su pueblo por defender su libertad? ¿Un genocida asesino que mata indiscriminadamente a mujeres y niños, en medio de una vergonzante lucha por quitarle sus territorios?
En
algún momento leí, en la remera de una manifestante por los derechos humanos,
una inscripción que decía: ”las putas insistimos que los políticos no son
hijos nuestros”. ¡Qué gran reflexión, y aclaración! No quiero alargarme más.
Simplemente me sentí obligado a hacer algunos aportes para desmitificar esos
conceptos aprendidos de memoria en memoria y de boca en boca, porque así nos
los han transmitido.
Creo
que es hora de que, antes de reaccionar impulsivamente, repitiendo como loros
enjaulados lo que les enseñan a decir, nos detengamos a pensar que “hijos de
puta” son aquellos que, con su conducta, provocan el insulto hacia sus madres,
y no hacia ellos. Y de paso recordar que
la mayoría de los políticos, y también los delincuentes mundiales, son hombres
-padres - definitivamente tan o más más culpables, que las madres. Y también
que las mujeres reciben, a lo largo de la historia, sin quererlo ni merecerlo,
una pesada herencia machista.
Amen.
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