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Saturday, September 06, 2025

 ¿Fue Jesucristo un producto del marketing?


¿Jesús era blanco, delgado, de ojos azules y barbudo, o moreno, bajito y de cabello recortado?
Edison Veiga - Milán, para BBC Brasil -30 marzo 2018 -Nos aclara que después de siglos y siglos de eurocentrismo —tanto en el arte como en la religión— se sedimentó la imagen más conocida de Jesús: un hombre blanco, barbudo, de cabello largo castaño claro y ojos azules. A pesar de ser un retrato ya conocido por la mayoría de los cerca de 2.000 millones de cristianos que hay en el mundo, se trata de una recreación que debe haber tenido poco que ver con la realidad. El Jesús histórico, señalan expertos, muy probablemente era moreno, bajito y mantenía el cabello recortado, como los otros judíos de su época. La recreación elaborada por el brasileño Cícero Moraes, por ejemplo, muestra que los judíos que vivían en Medio Oriente en el siglo I, tenían la piel, el cabello y los ojos oscuros.
La dificultad para saber cómo lucía Jesús viene del mismo origen del cristianismo: el Nuevo Testamento, la parte de la Biblia que narra la vida de Jesús, no hace ninguna descripción de su aspecto. "Los evangelios no lo describen físicamente, no dicen si era alto o bajo, guapo o fuerte. Lo único que dicen es su edad aproximada, unos 30 años", comenta la historiadora neozelandesa Joan E. Taylor, autora del nuevo libro What Did Jesus Look Like?("¿Cómo lucía Jesús?") y profesora del Departamento de Teología y Estudios Religiosos del King's College de Londres, Reino Unido.
Y bueno, según mi propia y atrevida visión, ya que se trata de imaginarlo en la galería de los grandes redentores de la humanidad, yo me lo imagino -más allá de su aspecto físico -tan humano como mi gran ídolo, Mahatma Ghandi, o Nelson Mandela, o Martin Luther King,(entre otros) quienes -siendo humanos engendrados y paridos por humanos -intentaron redimir lo más básico y elemental de los derechos de nuestra humanidad. Porque si no aceptamos que somos humanos, no somos nada. Y si no somos nada, este planeta tierra ni debería existir.
Pero ni Ghandi, ni Mandela, ni Luther King, lograron posicionarse en la historia de la humanidad, como Jesús. Y para humanizar y visionar más estos ejemplos, me atrevo a citar algunas presentaciones publicitarias realizadas por algunos famosos publicistas, como el brasilero Roberto Dualibi (a quien tuve la oportunidad de conocer en Punta el Este) sobre el marketing, quien considera a Jesucristo y la Iglesia como el máximo ejemplo de ello, debido a su alcance, influencia duradera y capacidad para inspirar y conectar con una gran cantidad de personas a lo largo de la historia. Es cierto, también, que son producto de épocas y circunstancias muy distintas.
La idea no es nueva, nos advierte el portal PMK (Puro Marketing) y el extraer de la figura de Jesús, lecciones de marketing, es bastante habitual. No han sido pocos los que han encontrado lecciones de marketing, en la Iglesia, y teniendo en cuenta que es una organización que acumula más de 2.000 años de vida, muy mal no han estado haciendo las cosas en cuestión de mensajes y sostenimiento de la marca. “Ten un líder carismático”, contar con una persona carismática como líder, como embajador de la marca, es casi prácticamente un seguro de que se va a conseguir triunfar, al menos a la hora de llegar a los demás”, agrega.
Y bueno, eso es lo que ha motivado históricamente, a los publicistas, a utilizar personalidades conocidas dentro del ambiente del espectáculo, para presentar y recomendar sus productos ante las grandes audiencias televisivas. Ubicar figuras de simpatía (y supuesta empatía) y credibilidad, para rápidamente conceder credibilidad a nuestra propuesta comercial. ¡Como si el producto, por sí solo, no valiera nada, hasta que lo digan ellos!
Y lo que pretenden lograr los representantes políticos de nuestros tiempos, es más o menos lo mismo. Ubicar un producto (personaje) con la suficiente credibilidad y empatía, emocionalmente, para que nos represente políticamente. Aún sin analizarlo y preferirlo racionalmente. Porque somos cómodos mentales; no queremos que nos obliguen a pensar y reflexionar. Simplemente que nos den nuevas emociones para confiar.
Y creo, hermano humano, que la burrada más grande de la humanidad, es haber transformado todo -nuestras vidas personales, profesionales, y sociales - en un gran show diario, y creciente, de protagonismo personal. Hace poco leí un artículo sobre cuales son los fundamentos de la permanente felicidad, atribuida a los países nórdicos. Allí nos habla de “La Ley de Jante: igualdad sobre individualismo”, un pilar cultural de los países escandinavos; un código tácito que desalienta el individualismo extremo y promueve la igualdad social. “Nadie debe sentirse superior ni destacar públicamente. Esto refuerza la idea de que la estabilidad social es más valiosa que la ambición personal”.
¡Vaya! Que enorme diferencia con los postulados de nuestro entorno regional, en el cual el quien eres, lo determina el cuanto tienes. Y me da por pensar en Jesús, ese hijo de mujer humana, pero a quien la Iglesia pretende ignorar como producto del elemental desarrollo de la raza humana -a través de la procreación natural -creando como padre engendrador una figura difícil de asimilar: “el espíritu santo”. Como hombre, y padre, me siento frustrado.
Conste que en esa época no existía la famosa IA (Inteligencia Artificial) con sus diversos “Asistentes virtuales y chatbots”. Y me hubiera encantado conocer a Jesús, a pesar de que no se aclara tanto sobre su vida hasta llegar a esos treinta años de su particular condena, sacrificio humano, y posterior ejecución, en la barbarie humana de una crucifixión. Porque si creo, que humanamente, debe haber sido un buen amigo en quien confiar, un compañero intelectual con quien razonar, y un ejemplo de entrega personal.
Vaya pues mi saludo a la Iglesia (yo me preparé inicialmente en la congregación cristiana salesiana, que gestionaba la Escuela Agrícola Jackson, en Uruguay, hoy convertida en un enorme polo de desarrollo personal y profesional a través de Jacksonville, y Zonamerica. ¡Como me hubiera gustado, Jesús, que estuvieras representado, más aquí, en nuestro modesto pero ejemplar Uruguay, que en las grandezas y riquezas ornamentales del Vaticano, en Roma.
Te la dejo ahí; flaco, blanco, delgado, de ojos azules y barbudo, o moreno, bajito y de cabello recortado, porque sin duda has sido un referente universal -obligado -que más se ha destacado, para conglomerar a tanta gente, tantas creencias, y tantos valores compartidos, entre tanta confusión, que no aporta mayores diferentes.
Un abrazo..

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