Bielsa, el agua, los niños, y nuestros fanatismos.
Según informa la prensa, Marcelo Bielsa, el reconocido DT argentino, cobrará US$ 4 millones al año más un plus mensual de US$ 330 mil, que se repartirán con todos sus colaboradores, para llevar a nuestra celeste selección de fútbol a la máxima gloria posible, durante el Mundial de Estados unidos, México y Canadá, 2026. En caso de cumplir los 39 meses completos, el entrenador de 67 años recibirá US$ 13,6 millones. Se trata del contrato más caro en la historia para un seleccionador de Uruguay, duplicando la cifra con respecto al salario que tenía Oscar Washington Tabárez (maestro y prócer de La Celeste).
Inversión generada
por los ingresos, y desde el bolsillo sacrificado, de todos y cada uno de los
uruguayos que tanto se quejan por otras cosas, pero se fanatizan con el fútbol.
Emocionalidad pura pues, una vez más, ante la racionalidad que tanto nos cuesta
aceptar. Y si; es inútil negarlo; los uruguayos vivimos persiguiendo sueños y
éxitos, dentro de los cuales nos sintamos todos “más uruguayos que nunca”. Pero
sintiéndonos, a su vez, más diferentes que nunca. Y lo grave es que esas
diferencias, en lugar de canalizarlas a través de razones intelectuales, las
canalizamos a través de emociones viscerales.
Y yo no
pretendo ser “aguafiestas”, de nada ni de nadie, pero veamos otras realidades
que se juegan, al mismo tiempo, dentro de nuestra sociedad. Ante la actual
-he histórica -crisis de agua potable que afecta a buena parte del país, la
Institución de Educación Primaria, autorizó la compra de agua mineral
embotellada en las escuelas de Montevideo y Canelones. Las partidas de dinero son
exclusivas para la elaboración de alimentos, de la copa de leche y el vaso de
agua de los niños que tienen el almuerzo incluido. Pero la racionalización del
agua incluye -y esto es para reflexionar -que “en el almuerzo el agua se
brindará a requerimiento y no se servirá en forma previa”. Y cuidado; porque en
ese sentido, ¡el cálculo estimado es de un solo vaso de agua por
niño, a la hora de la ingesta!
Sin
embargo, ante esta crucial realidad, nuestros brillantes parlamentarios se
destratan, unos a otros, haciendo un show entre ellos mismos, de ¡12 (si,
doce) horas de interpelación a los jerarcas gubernamentales, para
convencernos si tenía la razón el anterior gobierno con un proyecto de represa
que hubiera costado U$S 100 millones, financiado por la CAF, o si es mejor el
presentado por el actual gobierno, por (finalmente ajustado) U$S 210 millones,
ejecutado por empresas privadas, y por el cual el estado pagará durante 28 años
una cuota fija de US$ 39,8 millones anuales. O sea, en definitiva, nadie
nos regala nada, nos financian, pero deberemos pagarlo todos los uruguayos.
Bueno; ¡es
algo así como que, en lugar de pagar la obra al contado, la metemos en la
tarjeta de crédito a 28 años! Financieramente, pienso que es un buen negocio. Porque
lo que arriesga la empresa con sus millones, en un mundo tan dislocado como el
actual, es un problema de ellos.
Y es que
verdaderamente somos raros los uruguayos. Fíjense que nadie se queja de que,
para traer al Señor Bielsa a dirigir unos geniales muchachos que patean una
pelota, los uruguayos pagamos millones de dólares en entradas, para ver los
partidos, allí donde sean; las empresas pagan millones por promocionar sus
productos, la Intendencia Municipal y el Estado, ganan millones para poder
brindar sus servicios, mientras que hoy, a nuestros niños, en nuestras
escuelas, debemos brindarles un solo vaso de agua por niño, y a la hora de la
ingesta.
Quizá con
esos U$S 13,6 millones que pagamos al Bielsa por tres años y poco, para
enseñarnos a patear una pelota en equipo, y durante siete años más (10 en
total) lo cual haría unos U$S 136 millones, más algún pequeño préstamo internacional,
tendríamos agua hasta para regalar, por muchos años, financiando gran parte de
una de nuestras represas, para no dejar sin agua potable a nuestros niños. ¿Se
han puesto a pensar? ¿Es o no, una responsabilidad de todos?
Nota: Una
recomendación extra que a nadie se le ocurrió aportar, recomiendo recoger y utilizar,
los cientos o miles de litros de agua producida por los aires acondicionados, y
que diariamente, inundan las aceras de
nuestras calles y hasta molestan a los transeúntes. Es un agua ideal para regar
las plantas (no tiene agregados químicos), para lavar los baños, los patios,
las mismas aceras, ropa, y otros menesteres. Y con esos litros ahorrados, y
bien utilizados, pagan el consumo del aire acondicionado. ¿Qué tal?
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