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Friday, November 26, 2021

 Entre buitres y palomas.


Que los fondos buitres son chupasangre, no hay ninguna duda, pero cuando no hay otra, hay que venderles el alma. ¿Usted vio o vivió (¡ojalá que no!) que ante el desespero del hambre y la necesidad de las mínimas y vergonzosas condiciones de vida para su familia, uno tiene que aceptar lo inaceptable? Y tiene que salir a pedirle prestado hasta a su peor enemigo. Y bueno, a algo de esto y como esto, es a lo que se resisten nuestros hermanos argentinos.

El problema está en que al actual gobierno argentino no le gusta el FMI porque, necesitando demasiado les prestó demasiado, y ahora -porque jodió demasiado -es demasiado lo que tiene que devolverle. Pero tampoco le gustó tener que pagarles un montón de “platita” al Club de París y a los fondos buitres, porque les prestaron demasiado y les cobraron demasiado. ¡Joder! ¿Habrá alguien que les preste gratis para que sigan malversando los recursos que tarde o temprano tendrá que devolver todo el pueblo argentino? Y digo ¡TODO! Desde el más peludo hasta el más pelado.  Desde el más bendecido hasta el menos gratificado. 

Porque llega un momento en el cual, cuando la cosa se jodió tanto, tantos serán los perjudicados. Y como siempre, los más empobrecidos, serán los más jodidos.

Y digo malversando, no porque sea malo distribuir los dineros públicos del Estado en ayudar a las necesidades de los más necesitados. No; al contrario. Pero es que una cosa es utilizarlos para tratar de enriquecerlos intelectual y laboralmente para no seguir siendo unos parias del Estado, y otra cosa es utilizarlos para alimentar los casos de corrupción que, en su nombre, se han generado. ¡Porque en última instancia el problema no está tanto en que haya corruptos, sino que los corruptos se niegan a repartir la corrupción con los más necesitados!  ¡Vaya! Creo que si se repatriaran y se bienutilizaran, todos los dineros argentinos que -bien o mal adquiridos -están reposando, disfrutando, y generando ganancias fuera del país, en Argentina ya no habría más pobres.

Pero, y ¿cómo hacemos? ¿Cómo les damos la certeza a esos miles de argentinos que por elementales razones de precaución para preservar lo bien - y también lo mal - obtenido, tengan la confianza suficiente como para invertirlos en su país? ¿Cómo les damos la certeza luego de años y años de fracaso de sus dirigentes políticos implementando fracasadas políticas que han ido degradando más y más al país, succionando los recursos de los únicos que los producen?

 ¿Acaso hay una nueva receta para retener el capital -y volverlo productivo - que respetar sus lógicas expectativas de una ganancia deseada? ¿Acaso alguien descubrió una nueva y maravillosa forma de repartir lo poco que se tiene, entre los muchos que nada tienen, sin producirla? Bueno; es cierto que Jesucristo se subió al monte de Sinaí e hizo milagros con un par de panes. Pero Jesucristo era Jesucristo y no creo que ni Cristina Kirchner ni Alberto, tengan esas dotes. Y ya el mercado financiero argentino venía recibiendo señales de que el Banco Central no podrá soportar la ecuación de dólares que disminuyen y (la eyaculación) de pesos que se escabullen, y cada día valen menos.

No sorprendió tanto entonces que, tras el fracaso electoral, ahora el gobierno de Fernández & Fernández, anunciara que va a buscar un acuerdo con la oposición para terminar más o menos decentemente los dos años que le faltan, y que va a presentar un nuevo programa de entendimiento con el FMI para no caer en el default y terminar de joderse del todo. Claro; es una bonita forma de invitar a otros a joderse en común. No sorprendió tanto, tampoco, la noticia de que una vez más la Casa de Moneda no haya dado abasto en la producción de nuevos billetes de 1.000 pesos argentinos y 500, y haya tenido que contratar a imprentas del exterior para seguir el ritmo de la expansión monetaria. (¡Que negocio se perdió Boudou!)

Por otra parte, según el diario británico Financial Times, y citando una fuente del FMI en respuesta al pedido de reducir los recargos por la deuda que formuló el Gobierno de Alberto Fernández, los funcionarios del Fondo se oponen al pedido, y recuerdan la tradición argentina de pedir trato especial y luego decepcionar a sus acreedores. “No son el país por el que uno quiera hacer una excepción”, dijo un funcionario. O sea, no son inocentes palomas..

Como si fuera poco, el mismo Financial Times cita también a Marc Stanley, propuesto por el presidente de EEUU, Joseph Biden para embajador en la Argentina, quien señaló en el Senado de su país que es responsabilidad del gobierno argentino ofrecer un plan, pero aún no lo hizo. “Argentina es un bonito bus de paseo al que no le andan bien las ruedas”.

Y es que Argentina tiene un problema endémico de populismo destructivo. Y quienes siempre salen ganando, son los representantes políticos de quienes, mayoritariamente, siempre salen perdiendo. Frente a ello, el dúo Fernández/Fernández, quiere hacer olvidar a los argentinos que parte de los dueños del FMI somos países hermanos, y que por eso nos prestamos en condiciones humanas. ¡No somos los fondos buitres que tantas veces los desplumaron, y a los cuales les tuvieron que pagar, y mucho más caro, sin tanta demonización ni reclamos!

Así que no me vengan con esas pendejadas bolches de “No pagaremos al FMI con el hambre del pueblo”. Porque mi pueblo no tiene la culpa de sus burradas. ¡Máxime cuando ahora, en plena crisis de endeudamiento, el presidente argentino se da el lujo de anunciar la construcción del gasoducto Néstor Kirchner (¡¿ ?! cuya primera etapa demandará una inversión de $40.000 millones! ¿Le toman el pelo al pueblo argentino? ¡Y al mismo tiempo prohíbe a quienes viajen a disfrutar sus merecidas vacaciones, pagar el costo de sus pasajes y estadía financiados! ¿Chiste o dictadura?

Lo paradójico de todo esto, es que los títulos argentinos son, en este momento, uno de los mejores negocios del mundo: su precio es tan bajo que rinden hasta 24% en dólares, pero ..¡ni siquiera los “fondos buitre” los quieren comprar! Ni tan buitres ni tan palomas, entonces..

Confieso que no me gusta, particularmente, el periodismo de Lanata. Pero hace unos días en una entrevista de Carlos Tapia para El País de Uruguay, expresó unos conceptos que me llamaron la atención: Sucede que Argentina es un país muy provinciano, que vive como si el resto del mundo no existiera. Es una mezcla de provinciano con complejo de superioridad a veces y de inferioridad otras veces. Somos gente rara”.

¡Carajo! ¿Será cierto?

 

 

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