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Wednesday, March 03, 2021

 Bullrich y Pichetto; un nuevo modelo para la Argentina.


Debo confesar que al fin he escuchado un mensaje claro dentro del túnel del embotellamiento político, empresarial, y sindical, de la Argentina. Embotellamiento conflictivo, divisionista, mediocre y destructivo, que ha sumido  a ese hermoso y rico país de Sudamérica en una especie de gigante atontado, impotente,  donde todos se golpean y se pelean -no para imponer ideas, planes, programas, aportes y razonamientos constructivos para desarrollar la nación -sino más bien para que todo siga igual, para que hayan cambios pero que no cambie nada, para no intentar llegar a ningún lado porque dentro de este paradigma equivocado, hay quienes se las han ingeniado, para engañar y vivir del engañado. Año tras año. Gobierno tras gobierno.

Y en este sentido, he leído atentamente las recientes declaraciones de la presidenta del Pro, Patricia Bullrich, y el auditor General de la Nación, Miguel Ángel Pichetto, participando de una conferencia que constituyó la Confederación de Trabajadores y Empleadores (CTE), bajo la consigna "Menos planes, más trabajo", en donde, con representantes de gremios y cámaras empresariales, plantearon alcanzar un aumento del trabajo formal a través de la flexibilización de las condiciones laborales, y abogaron por una reforma laboral y el fin del asistencialismo en manos del Estado.

Planes Sociales. La presidenta de Pro embistió contra los planes sociales y el asistencialismo: "Hay que volver a la sociedad salarial y no asistencial: los planes sociales tienen que durar seis meses y, luego, de vuelta a trabajar". Y en el afán de aportar algo constructivo a este concepto -ya de por sí constructivo -me permito aclarar que no son los planes sociales los que desvirtúan el esfuerzo del Estado frente a los más necesitados, sino la forma clientelar, irresponsable y abusiva, de implementarlos. Los países europeos más desarrollados, por ejemplo, son los que mejor han manejado generosos planes sociales, equilibrando los alcances, los tiempos, los resultados, y el impacto sobre el resto de la sociedad.

Argentina, en cambio, ha hecho un pésimo manejo de sus planes sociales y la reducción de la pobreza. En el primer semestre del año pasado, en medio de la pandemia y la cuarentena, el 47% de los argentinos era pobre según el relevamiento de un organismo dependiente de Presidencia. El indicador, distinto al que publica el Indec es una medición “multidimensional”, que en lugar de enfocarse sobre los ingresos sigue variables como acceso a la vivienda, hábitat y servicios básicos, educación, empleo y protección social, y salud. ¡Es un salto de casi 20 puntos en un año! Y cuando se desglosa la pobreza multidimensional por rango etario se observa que en niños de hasta 3 años el 58,2% no logra cubrir el universo. Entre 4 y 17 años el porcentaje alcanza al 54,2% y entre los 18 y los 64 años baja al 47,7 por ciento.

¿Cómo se explica esto considerando las enormes riquezas naturales que posee la Argentina? Es que Argentina ha sido colonizada por las tres grandes pestes que destruyen una nación: corrupción, populismo, impunidad. No es entonces un problema de falta de recursos naturales ni de falta de recursos económicos. ¡Es un problema de recursos humanos! ¡Argentina está hoy más endeudada que nunca, y también más pobre!

Flexibilización laboral. "Necesitamos generar trabajo donde se cuida al trabajador, pero también a los empresarios", postuló la presidenta del PRO. Idea compartida por el resto de los disertantes, entre los que se encontraban representantes de sindicatos pequeños y cámaras empresariales: sin capital no hay trabajo y por lo tanto, "hay que protegerlo". ¡Y es una enorme verdad! Pero Argentina se debate todavía entre aquel peronismo radical y excluyente que reivindicó derechos de los trabajadores demonizando al capitalismo que aportó el trabajo y los recursos genuinos para sustentarlos, hasta la ignominia de recurrir una y mil veces al FMI para mendigar los recursos genuinos que debería generar la producción. Y luego, culparlo una vez más de sus desgracias. ¡Viejo comunismo perimido que dejó abierta una grieta muy difícil de reparar!

"Si no se ayuda al capital, los trabajadores tienen que ir a la informalidad y los empresarios no ganan plata porque sin empleados no pueden producir", subrayó Bullrich. Pichetto coincidió con la exministra de Seguridad: "Debemos consolidar un nuevo modelo sindical que permita el ingreso y egreso de la gente al trabajo y que vuelva a generar en la Argentina un modelo productivo".

Pienso que en estos conceptos están las verdaderas propuestas para comenzar un urgente proceso de cambios verdaderos, que le devuelvan a la argentina, tanto la sustentabilidad económica y financiera para financiar su estado de bienestar, como la credibilidad y confianza necesarias para ser respetada y considerada por el resto de la comunidad internacional.

Porque sin ir tan lejos, es bueno considerar lo logrado por su hermano menor, Uruguay, quien sin tener ninguna de las riquezas naturales argentinas (petróleo, gas, litio, etc.) se ha distinguido por tener la mejor distribución de ingresos de América Latina, y ser reconocido por sus planes asistenciales, brindándole además a toda su población una atención sanitaria de excelente calidad. Primero fue una ayuda monetaria a través del “Plan emergencia”, para luego pasar al “Plan equidad” con toda la asistencia social. 

Según los últimos estudios del Banco Mundial, el pequeño Uruguay hoy tiene el PBI per cápita más alto de América Latina (16,245 dólares), y la menor desigualdad: tiene el índice de Gini más bajo de la región (39,5). ¡Y conste que Uruguay dispone únicamente de los recursos que genera el trabajo de su sociedad para financiar su estado de bienestar social, y cumplir con los compromisos internacionales!

¿Cuál ha sido la fórmula o el secreto del éxito del pequeño país sudamericano? El economista subsecretario del ministerio de Economía y Finanzas de Uruguay, Pablo Ferreri, lo cuenta en una entrevista. Además de la redirección del gasto público, Ferreri mencionó tres políticas clave: reforma tributaria, reestructuración de las políticas laborales y crecimiento del salario real, y promoción de inversiones productivas. Políticas muy similares a las que necesita implementar hoy, Argentina, y que están proponiendo Bullrich y Pichetto.

Pero a su vez, Ferreri también indicó que Uruguay ha tenido una "política muy agresiva de promoción de inversiones productivas, de bienes y servicios, que generan puestos de trabajo de calidad bien remunerados”. Argentina, en cambio, castiga, obstina, y desestimula las inversiones. Aquí están, pues, a grandes rasgos, las coincidencias con las claves planteadas por Bullrich y Pichetto, contemplando intereses de empresarios y trabajadores, en una relación ganar-ganar, que los beneficie a ellos beneficiando, además, a toda la nación.

Nota: El pueblo argentino más vulnerable sigue prisionero de un modelo tremendamente fracasado, por el cual, a través de unos denominados planes sociales, le tiran monedas, planes, canastas y subsidios para “aliviar” la pobreza, cuando en realidad el desafío es “erradicarla”. Es un paradigma maléfico, adictivo, porque acostumbra a la gente a depender, siempre, de una mediocre ayuda estatal, hasta envolverla en un conformismo, una entrega, un acostumbramiento a la miseria, sin ejercitar su propia habilidad. O sea, maniatándola, para que siga siempre, dependiendo sumisamente, de quien detente el poder. De quien le tire la moneda o le regale un pedazo de pan.

Y es que los llamados “planes sociales”, sin una planificación y un seguimiento para lograr objetivos que enriquezcan a la persona humana, son una trampa mortal y destructiva, que imposibilita el crecimiento personal, y los aportes a la sociedad de quienes deben enriquecerla. “No me den facilidades, denme oportunidades”, ilustraba un profesor a sus alumnos, incentivándolos a encontrar ellos mismos sus respuestas y soluciones, ante las dificultades.

Los males de la Argentina: corrupción, populismo, impunidad. En Argentina la corrupción es parte de la identidad nacional, es tan representativa como su folclore, el mate, el tango, y la Virgen de Luján.

Consejos: Vivan de lo que producen y no de los préstamos del FMI, que es el único que les presta, y a quien luego putearán, cuando quiere cobrar lo suyo.

Protejan al Poder judicial: un país sin instituciones sólidas es un barco sin timón, tomado por las ratas.

Alienten la producción y las inversiones: sin capital no hay trabajo, y sin trabajo no hay empleos. Y sin empleos, no hay sociedad que se sostenga viviendo dignamente.

 

Alberto Rodríguez Genta                                                                                                           argentaster@gmail.com

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