My Photo
Name:
Location: Cordón, Montevideo, Uruguay

Thursday, January 14, 2021

 ¿Maduro, Trump, o el Coronavirus?

Muy poco ha podido el pueblo venezolano disfrutar de sus abundantes riquezas naturales que tanto disfrutaron otros, y que tan próspero y feliz hubieran hecho su futuro, desde aquella feroz dictadura de derecha que lideró el golpista y dictador General Marcos Pérez Jiménez (1953-1958) hasta la del militar también golpista y dictador, que se convirtió al socialismo, Hugo Chávez, (1999 -2013) Pasando desde una dictadura de “derecha” hasta una fallida democracia de “centro”, y terminando en una burda dictadura de “izquierda”.

Mucho y muy malo se podrá decir de aquel dictador Pérez Jiménez que ocupó la presidencia entre 1953 y 1958, pero lo cierto es que su mandato de apenas cinco años se caracterizó por un marcado progreso económico y social. En cambio 50 años después, Venezuela cayó en las manos de un también golpista, dictador, y además traidor, que comenzó entregando la soberanía nacional de la cual tanto se jactaba, al fracasado modelo económico de una isla regida por otro dictador. Expropiando, desmantelando, y apoderándose de empresas productivas que nunca más volvieron a producir. Hasta caer más tarde, en las manos de un burdo dictadorzuelo inmoral, que terminó rematando al mejor postor las riquezas que nadie le autorizó a enajenar.

 Bastaron veinte años de esta traición perpetuada -y aprovechada simplemente para hacer de Venezuela un rehén de ideologías trasnochadas y una lucha encarnizada contra el imperio del norte - para sumir a los venezolanos en la pobreza más extrema y vergonzante y en la mayor indignidad nacional. Venezuela es hoy un país fallido donde la inflación se mide por millones; donde el sueldo mínimo es de apenas dos dólares mensuales; donde el hambre, la falta de alimentos y medicamentos y la represión autoritaria del Estado, han obligado a más 5 millones de venezolanos a huír de su país.

No necesitó el Covid 19, Venezuela, para registrar la mayor y más vergonzosa cantidad de muertos; las muertes de ciudadanos por causas violentas se cuentan por decenas de miles (16.506 en 2019 y 11.891 en 2020)  y según el OVV (Observatorio Venezolano de Violencia) desde el año 2016  se da un aumento sostenido de la letalidad policial en relación a las muertes atribuidas a la delincuencia, ya de por sí históricamente alarmantes.

Detallando que del número de muertes registradas este año, 4.153 corresponden a homicidios; 4.231 resistencia a la autoridad, y 3.507 muertes aún están en averiguación. ¡Y 99% eran venezolanos! Si, esta “revolución bonita” heredada de Chávez y continuada por Maduro, usa la fuerza de seguridad que debería servir para proteger a los venezolanos para, en cambio,    ejecutarlos miserablemente en las calles a manos de facinerosos y mercenarios armados, para coartar sus sagrados derechos a la libre elección de sus autoridades.

Para quien no quiera creerlo, la Misión Internacional Independiente de las Naciones Unidas que investigó los hechos sobre Venezuela, y la propia  Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la Socialista Michelle Bachelet,  aseguran que el gobierno de Venezuela ha cometido "violaciones atroces" que equivalen a crímenes de lesa humanidad, revelando, además, las brutales técnicas de tortura del régimen de Maduro.

Y la propia fiscal de la Corte Penal Internacional, Fatou Bensouda, determinó que la dictadura de Maduro cometió crímenes de lesa humanidad en Venezuela, y que sus autoridades son culpables de “encarcelación, tortura, violación y/u otras formas de violencia sexual y persecución de un grupo o colectividad en motivos políticos”.

A nadie le importó un carajo dignificar al pueblo venezolano; simplemente lo utilizaron como una mercadería menor, para servir a intereses espurios en su mísero rencor. Mucho les cobrará la historia venezolana del gran Simón Bolívar a los traidores Hugo Chávez y Nicolás Maduro, máxime cuando, actualmente, Maduro está forzando una guerra civil entre los venezolanos al estilo del violento “Caracazo” de 1989, cuya cifra exacta de civiles muertos nunca pudo conocerse, pero se habla de entre 2.000 y más de 3.500 personas asesinadas.

Y es que dentro de esta locura gobernada por locos e incompetentes, podemos citar también al país supuestamente más poderoso del planeta; Estados Unidos de Norteamérica, con más de 300 millones de habitantes, y quién a pesar de ser fuente de iluminación para el desarrollo del resto del mundo, registra la mayor cantidad mundial de muertos y afectados por esta pandemia del Covid 19. ¿Cómo se entiende esto?  Pues simplemente tiene un nombre: Donald Trump; un presidente que los estadounidenses nunca debieron votar.

Un presidente políticamente incorrecto, ejemplo de lo peor que la sociedad y las leyes norteamericanas han tratado de combatir de por vida. Mentiroso, estafador del fisco (algo por lo cual pudieron meter preso al mafioso Al Capone), estúpido intolerante que apartó a su país de las mejores iniciativas mundiales por el bien de la humanidad y para proteger el medio ambiente. Belicoso y ridículo que arriesgando la imagen de su país, ridiculizó la constitución y sus leyes, al no querer reconocer la legítima victoria de su oponente en las últimas elecciones presidenciales. ¿Acaso esto no se parece al mejor espectáculo de un circo, donde los payasos toman el escenario para demostrar sus habilidades? 

¡GOD SAVE AMERICA!

Dictadorzuelos como Trump y Maduro únicamente pueden ser presidentes en repúblicas africanas como Uganda, donde lo fue Idi Amín, conocido popularmente como «El carnicero de Uganda», y considerado uno de los déspotas más crueles de la Historia. Porque no creo que  haya mucha diferencia entre elegir a alguno de ellos para que nos gobierne, o a un Coronavirus para que nos destruya! Los tres configuran una pandemia aparte.

 

Alberto Rodríguez Genta                                                                                                           

0 Comments:

Post a Comment

Subscribe to Post Comments [Atom]

<< Home