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Thursday, January 07, 2021

 La última vergüenza americana.

Entre el “Make América great again” (Hagamos grande a América otra vez) o el “God save América” (Dios salve a América) como exhortaciones y deseos comúnmente utilizados por los políticos norteamericanos, la vigencia toma mayor dimensión en los momentos actuales,  dado los últimos y vergonzosos acontecimientos vividos este 6 de enero del recién iniciado año 2021, con el vencido presidente Trump azuzando a sus huestes a ir a meter relajo y parar a prepo el conteo del Congreso para ratificar el triunfo de Joe Biden,

¡A la mierda Constitución; a la mierda leyes, a la mierda instituciones, y a la mierda todo lo que ha significado el basamento de una de las democracias mas sólidas y estables del mundo occidental. Y es que los estadounidenses no pudieron, o no quisieron, tomarse en serio las lecciones de “El aprendiz”, y pensaron que en un showman trastornado podrían estar sus soluciones.

Vergüenza mayor, sin duda, que el mundo todo contempla con estupor. Esto no ayuda en nada al “Hagamos grande América otra vez” pomposamente agitado por Donald Trum durante su campaña presidencial, sino más bien dio lugar al llamado “Dios salve a América” de esta barbaridad y de estos bárbaros que atentaron contra la Constitución y las leyes y las Instituciones más sagradas de la democracia norteamericana, avergonzando a la nación que históricamente ha sido considerado el baluarte ejemplar de la democracia y el primer mundo, y descendiéndola a las más bajas prácticas de un país tercermundista.

Personalmente, no me asombra. Siempre tuve claro y afirmé, que Donald Trump es un enfermo mental; es más, hoy me atrevo a asegurar que es el más claro ejemplo de un caso de esquizofrenia. Esquizofrenia es el nombre genérico de un grupo de enfermedades mentales que se caracterizan por alteraciones de la personalidad, alucinaciones y pérdida del contacto con la realidad. Es un trastorno mental grave por el cual las personas interpretan la realidad de manera anormal; puede provocar una combinación de alucinaciones, delirios, y trastornos graves en el pensamiento y el comportamiento, afectando el funcionamiento diario y puede, incluso, ser incapacitante.

A lo largo de mis muchos años de vida, de experiencias vividas, de aciertos y errores conocidos, y de tratar de interpretar las necesidades y las motivaciones de los humanos, he llegado a entender que hay individuos que ante determinadas incapacidades para conectarse normalmente con sus semejantes, adoptan actitudes beligerantes, de rechazo y de negación, como forma de protegerse contra lo que no pueden entender y compartir con los demás. Sus mentes se cierran a otras interpretaciones que no coincidan con sus percepciones y modos de ver, sentir y comprender, los sentimientos de los demás.

Y por ello, aún ante determinadas situaciones que muestren claramente una determinada e irrebatible conclusión, se negarán a aceptarla porque ello significa sacarlos de su zona de confort mental, y obligarlos a entrar en un paradigma desconocido, y por lo tanto amenazante para su supervivencia.

En un artículo anterior, publicado en mi blog  http://la-tercera-opinion.blogspot.com el primer día de noviembre 2020, bajo el título “Trump: el aprendiz y el farsante”, yo expresé mis conclusiones, mis alertas y mis opiniones sobre la humanidad de Donald Trump. No se cuantos estarán o no de acuerdo con ellas (yo no soy ni vivo la realidad de los norteamericanos) pero me atreví a fundamentar mis opiniones simplemente como uno más de los “americanos” que el señor Trump ha tratado de ignorar.

“Make América great again” debería ser algo mucho más allá de los limitados conceptos del sentido nacionalista y exclusionista del Señor Trump, con el cual engañó a algunos ciudadanos norteamericanos que en algún momento se sintieron excluidos, olvidados, no contemplados, dentro de le enorme riqueza que produce su país.  Pero cuidado; porque Trump decidió apalancar a aquellos grupos más extremistas, intolerantes y radicalistas, que son los terroristas internos de la nación. 

En Estados Unidos hay una amalgama de organizaciones en la extrema derecha. La más numerosa es el KKK (130 agrupaciones), que es el segundo grupo de odio con mayor presencia después de los separatistas negros (193). También hay nacionalistas blancos (100), neonazis (99), skinheads (78), neoconfederados (43) o antiinmigrantes (14).


Y hay 917 grupos de odio, según datos de 2016 del Southern Poverty Law Center (SPLC), la institución de referencia sobre extremismo.

 Esos grupos que no faltan tampoco en los países europeos como Alemania y sus neofacistas, como la organización de extrema derecha Reichsbürger (ciudadanos del Reich), que  destaca por afirmar que no reconoce la República Federal de Alemania y el Estado de derecho. 

Los rusos con sus Spartak de Moscú, del Dinamo, o los del Zenit de San Petersburgo, todos de ideología ultranacionalista y xenófoba. Y  en Gran Bretaña con movimientos como Patriotic Alternative, el grupo que ha atraído a miles de fascistas de todo el Reino Unido, o Acción Nacional,  una organización racista, antisemita y homofóbica que predica el odio e incita al violencia". En fín, también los hay en España y muchos otros países.

¿Pero porqué Donald Trump, sabedor de que las fuerzas del orden y la justicia lo iban a sacar de escena en unas pocas horas, se atrevió a montar ese show en el Congreso, degradando la imagen y la credibilidad de los Estados Unidos ante el mundo entero? Porque al conductor de El Aprendiz, y despedidor de cuanto ineficiente no cumpla los requisitos de su programa, no le gusta que lo despidan a él, dejando en claro su propia ineficiencia. 

Y porque sabedor de que una vez que baje de la presidencia legalmente, le caerán encima decenas de denuncias que develarán sus tropelías, sus negocios sucios y corruptos, y sus mentirosas y vergonzantes declaraciones de impuestos, necesita rodearse de simpatizantes sin ética ni escrúpulos, fanatizados al punto de desafiar el orden establecido y las leyes, aún burlando lo más sagrado de la nación norteamericana. Ellos serán sus escuderos contra los defensores de la honestidad y la decencia americana.

¡El Aprendiz hizo una vez más su show! Se convirtió en un exitoso político fracasado. Y aunque el pueblo norteamericano le dijo cortesmente y por vía electoral “estás despedido”, ha mostrado al mundo que su show es más fuerte que él, y solo él puede conducirlo hacia el éxito o el fracaso. 

¡Dios salve a América de quienes quieran hacerla grande otra vez, a costa de utilizarla como escenario de un espectáculo bochornoso, ridiculizando su Constitución, sus leyes y sus instituciones!

 Alberto Rodríguez Genta                                                                                                           argentaster@gmail.com

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