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Tuesday, December 01, 2020

 ¡Los argentinos querían ser uruguayos, ¡carajo!


La señora Cristina Kirchner afirmó  -con su petulancia habitual - allá por el 2013, siendo presidenta de la Argentina y en un acto por la celebración de los 200 años de la fundación de Paraná, capital de la provincia de Entre Ríos,  que “Artigas quería ser argentino y no lo dejamos; ¡carajo!  

En realidad, se refería  al rechazo que en 1813 sufrieron los delegados enviados por Artigas a la Asamblea Constituyente de Buenos Aires, llevando las Instrucciones del Año XIII,  donde entre otras cosas se proponía la autonomía de las provincias y el establecimiento de una capital fuera de Buenos Aires. Y entonces se inició la separación de Artigas con Buenos Aires y el establecimiento de un protectorado artiguista que incluía la Banda Oriental, Entre Rïos, Corrientes, Santa Fe, Córdoba y Misiones. Ese grupo se conoció como Liga de los Pueblos Libres y se prolongó hasta el exilio de Artigas en Paraguay, a partir de 1820.

Y es que a juzgar por los hechos, parecería que al igual  que muchos argentinos creían en Artigas, él no tenía mucha confianza en los políticos argentinos, aun cuando en aquellos tiempos no existían ni el peronismo ni el kirchnerismo (que es una desviación  apócrifa del peronismo). Y como Artigas además de ser un brillante pensador, era un visionario, algo de ello debió vislumbrar.

Por algo a más de 200 años de aquella fecha, los uruguayos -siguiendo el ideario de Artigas -estamos logrando cada día más la unión entre uruguayos y argentinos, y en la misma medida en que el  Kirchnerismo está expulsando cada vez más a los argentinos, nosotros con gusto los recibimos. Si; con gusto los recibimos aquí, en el pequeño Uruguay. Porque los empresarios argentinos vienen a invertir a nuestro país,  y sin duda ellos tienen una visión de negocios y de mercados globalizados más amplia y más desarrollada que nosotros.

Y los empresarios e inversionistas argentinos vienen a construír y producir en nuestra tierra, lo que no pueden ni construír ni producir en su país. Y por tanto nos dan miles de empleos y oportunidades de trabajo, compran viviendas, alquilan locales comerciales, construyen edificios, compran  insumos, equipos y vehículos, pagan sus impuestos como empresarios y como consumidores, se desarrollan individual y profesionalmente, y enriquecen enormemente nuestra economía.

Los casos son más que demostrativos. Podríamos comenzar con el aporte de Eduardo Eurnekian, el hombre de los 53 aeropuertos internacionales  quien, bajo diseño de nuestro afamado compatriota Rafael Viñoly y una inversión de unos U$S 100 millones, nos construyó uno de los tres aeropuertos más hermosos del mundo. Hasta llegar al actual emprendimiento millonario recientemente inaugurado en Uruguay, Car One, del empresario argentino  Manuel Antelo, quien llegando a Uruguay para radicarse en 2014, adquirió el grupo Santa Rosa (Renault-Nissan) y con una inversión inicial de U$S 35 millones, inauguró su complejo de servicios y venta de vehículos más grande del país. 

Y con inversiones proyectadas que comprenden además, locales de servicios varios, servicios gastronómico,  un supermercado Tienda Inglesa,  y un complejo residencial, lo cual ronda los U$S 100 millones, y darán trabajo a más de 500 compatriotas. Logrando, además, que  la automotriz estadounidense Ford -quien no produce en el país desde hace 35 años- invierta  US$ 50 millones en Uruguay para producir, en la planta ensambladora de la empresa Nordex, (del grupo Santa Rosa) vehículos para "todo el mercado Sudamericano".

Pero recordemos brevemente algunas más que, además de traer tecnología de punta, han ayudado a la imágen del país como productor de la mejor calidad mundial en productos como el vitivinícola y el aceitero.  En 1999, Alejandro Bulgheroni, empresario petrolero considerado el más rico de Argentina por la revista Forbes, fundó la empresa Agroland, un emprendimiento agrícola ganadero de alta tecnología, donde elaboran “Colinas de Garzón”, un aceite de oliva extra virgen con múltiples premios internacionales, y consagrado entre los 10 mejores del mundo.

En marzo de 2016, y con una inversión de U$S 85 millones, él y su esposa inauguraron la primera bodega sustentable fuera de Norte América, en Punta del Este, un ícono a nivel mundial. En 2019 sumó otro emprendimiento al departamento de Maldonado,  inaugurando la Bodega Brisa, con una inversión que ronda los 15 millones de dólares, y obteniendo medallas de oro en los principales concursos mundiales. En 2020, y  según los World's Best Vineyard Awards, se ubicó segunda dentro de las 50 mejores bodegas del mundo, acompañada de la uruguaya “Bouza”, en el puesto 26.

Y en 2013,  Bulgheroni inauguró en Durazno (paraje El Salado) el mega tambo Estancias del Lago, con una inversión de US$ 100 millones en un predio de 3.000 hectáreas. Bulgheroni fue, además,  pionero de una de las políticas que el gobierno frenteamplista se había fijado: diversificar la matriz energética. 

En Laguna del Sauce, Maldonado, se levanta el complejo agroindustria El Talar, del argentino nacionalizado uruguayo Juan Carlos López Mena; un moderno tambo de ciclo completo y planta láctea, que se comenzó a construir en 2006 con una inversión de U$S 60 millones, y luego fue ampliada con otros U$S 2 millones. Y en sectores del comercio y servicio debemos destacar las inversiones del Grupo De Narváez; su cadena de supermercados Ta- Ta, con  87 locales en todo el país y  un equipo conformado por más de 5.000 colaboradores; además de adquirir la línea de farmacias San Roque, y  la última adquisición, la quebrada  empresa de electrodomésticos Motociclo.  

Sin duda hay varias más (Farmashop,  El Tejar, la tecnológica Globant con sus más de 600 empleos, etc., etc.)  Según datos oficiales, a 2018, hay en nuestro país unas 400 empresas de capitales argentinos, y 300.000 ciudadanos argentinos tienen propiedades en Uruguay, lo que representa una inversión de unos 5.000 millones de dólares.  Argentina es el primer inversor en Uruguay, con un 15 % del total de las inversiones extranjeras directas, de acuerdo a datos del Banco Central de Uruguay.

Y por ello insisto en replicar a la hoy vicepresidenta argentina: no era Artigas quien quería ser argentino, eran los argentinos  quienes querían ser uruguayos. Y lo están logrando, con mucho esmero y dedicación.

¡Bienvenidos pues hermanos argentinos a la Liga de los Pueblos Libres y los gobernantes serios y responsables que, a pesar de nuestras diferencias ideológicas, sabemos valorar los esfuerzos y el aporte de quienes nos ayuden a construír un país mejor..!

 

Alberto Rodríguez Genta                                                                                                   argentaster@gmail.com

 

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