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Tuesday, February 02, 2021

 Bolsonaro, los presidentes puteadores, y la prensa de mierda.


Si luego de haber escuchado insultar y putear a personajes emblemáticos dentro de la política mundial, usted tiene dudas sobre hacia dónde va nuestra educación en tiempos de exigencias y competencias, yo lo entiendo. Y ME SUMO A SUS DUDAS. Es más, yo me interrogo hasta dónde es necesario y valioso hoy, ser educado. Porque resulta que los referentes que más deslumbran al resto de nuestra humanidad, son los que menos demuestran algo de educación.

Y porque “educación” -según definición de la Real Academia Española, además de incluir una larga serie de conceptos generales, incluye también: “Cortesía y urbanidad”. Y la WikIpedia es más explícita: significa “Formación destinada a desarrollar la capacidad intelectual, moral y afectiva de las personas de acuerdo con la cultura y las normas de convivencia de la sociedad a la que pertenecen”. Y en este sentido, ahora el presidente brasileño Jair Bolsonaro acaba de darnos una lección personal de cortesía y urbanidad, capacidad intelectual, moral, afectiva y cultural, exhortando a los representantes de la prensa a que “se vayan a la puta madre que los parió”. Y como si esto fuera poco los tildó de “prensa de mierda”, tras conocerse un informe que notificaba irregularidades en compras de alimentos por parte del gobierno.

No conozco la formación de conocimientos destinada a desarrollar la capacidad intelectual, moral y afectiva, de cortesía y urbanidad, recibida por el presidente de Brasil, quien pronunció sus insultos en un evento privado en un restaurante en Brasilia, recogidos en un video en medio de ovaciones, y publicado en las redes sociales por varios de sus seguidores. Y lo más increíble aún es que en el evento estuvo presente, incluso, el ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Araújo, quien se sumó a quienes lo aplaudieron alborozados y divertidos. Y vuelvo a la definición de Wikipedia: “de acuerdo con la cultura y las normas de convivencia de la sociedad a la que pertenecen”.

Creo lamentablemente, que nuestro mundo humano – a pesar de los mayores avances en comunicación, investigación, tecnología, y conocimientos -está cayendo a los peores niveles de educación y transmisión de valores. O nos están llevando a ello. Y una de las cosas que más me siguen atemorizando hacia nuestro futuro, es la dependencia absoluta de nuestra emocionalidad, por sobre nuestra necesaria racionalidad.

Las últimas experiencias en cuanto a la elección de autoridades en varios países de nuestra América, y sus resultados, me dan la razón. Y temor. Dicen que los seres humanos somos producto de nuestras “circunstancias”. Y yo lo creo. Y entonces, en base a esas circunstancias y por diferentes razones, votamos para gobernarnos a personas que prometen satisfacer fácilmente nuestras expectativas emocionales, como Trump, Bolsonaro, Chávez, Maduro, Mujica, los Castro, etc. ¡Todos insultadores y puteadores profesionales!

El expresidente de Uruguay José Mujica, por su parte (el hombre que insistía en la educación, educación, educación) trataba a los periodistas con su cariñoso y habitual “no sea nabo”, y durante una entrevista para el diario español El Mundo, cuando se le preguntó qué sucede en Latinoamérica con Brasil y Argentina, excretó: "Están cagando arriba de la mesa los vecinos. La puta que los parió. ¡Qué desastre! Parecen dos repúblicas bananeras”. Si; y un grupo de catedráticos alemanes, lo propusieron para el Premio Nobel..

Chávez, a su vez, comenzó por llamar "ignorante" a Bush, alegando que no sabía mucho de historia ni de nada. "Una gran ignorancia es lo que tú tienes", le dijo. "Eres un burro, Mr. Danger", repitió Chávez, interrumpido por los complacientes aplaudidores de oficio que asistían en directo a su programa semanal de televisión de casi 10 horas de duración, "Aló Presidente". También lo llamó "cobarde, asesino, genocida", además de "borracho" e "inmoral" y "asesino". También fue propuesto para el Premio Nobel.

Con Chávez, al igual que con Trump, no se salvó nadie. A Uribe y Obama los sentenció: "¡Señores Uribe y Obama vayan a lavarse ese paltó!", en otro momento de sus arranques de emotividad. (Significa “vayan a lavarse ese culo, váyase al carajo”, etc., una expresión vulgar venezolana)

El dictador Nicolás Maduro, a su vez, como respuesta al secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, quién invocó la Carta democrática de su organismo por la "crisis institucional" en Venezuela, le dijo "basura", "traidor", y en pleno éxtasis de ordinariez agregó: "La Carta Democrática la pueden poner en un tubito bien finito y darle mejor uso, señor Almagro. Métase su Carta Democrática por donde le quepa".

De los destratos de Trump no vale la pena ocuparse, siempre pensé que era un enfermo mental y los hechos me lo fueron confirmando. Un insultador compulsivo imitador de Chávez.  Desde los insultos lanzados contra Omarosa Manigault Newman, compañera en su reality show "The Apprentice", a quien llevó a la Casa Blanca como asistente y a quien luego despidió tratándola de "Perra", "Enloquecida", "Llorona de poca monta", hasta sus ataques contra jugadores de la NFL que se arrodillaron durante el himno nacional en los partidos de fútbol americano en protesta por la violencia policial hacia los afroestadounidenses, instando a los propietarios de los clubes a "sacar a (esos) hijos de puta del campo ya mismo".

Y también imitador de Bolsonaro en sus insultos a la prensa, cuando acusó a los periodistas de CNN de “cabrones idiotas” por sobredimensionar la epidemia de coronavirus para atemorizar a la gente y evitar que salga a votar en las elecciones presidenciales, a pesar de que Estados Unidos es el país con mayor cantidad mundial de infectados y fallecidos por el Covid!

Sin mencionar su imperdonable ofensa hacia las mujeres cuando se ufanaba afirmando: "Cuando eres una estrella, te dejan hacerlo. Puedes hacer cualquier cosa".  "Agarrarlas por el coño”. Puedes hacer cualquier cosa". El diario New York Times se tomó el trabajo de recopilar en una larga lista a las 281 "personas, lugares y cosas" a las que el republicano ha dedicado sus más de 4000 insultos en su cuenta de Twitter. Y sin embargo, este individuo fué votado por más de 74.000 estadounidenses, incluyendo mujeres, afros, latinos, y por supuesto, blancos. Deberían haberle otorgado un Oscar por su show mediático presidencial; pero su legado dejó dos 'impeachments', haber alentado una vergonzosa insurrección, un prometido muro sin construir, la vergüenza de evadir sus impuestos, e incontables mentiras y corrupción comprobadas.

No sé si ustedes me entienden; yo estoy tratando de entender algo. Hay un artículo muy interesante de la profesora uruguaya Adriana Marrero, (Grado 5 en Sociología) publicado en Uypress, y titulado “La cultura del robo (O sobre esa educación que damos todos)” que nos ilustra y advierte sobre un proceso de degradación de los valores culturales, hasta la aceptación de una nueva cultura de la “incultura”, que reniega de los valores tradicionales. ¡Y es increíble como esta nueva cultura nos va penetrando y contaminando a todos, sin que opongamos mayor resistencia, hasta tal grado de aceptación que terminamos convirtiendo a estos “intrusos en los paradigmas” (al decir de Joel Barker) en referentes de nuestras vidas y expectativas!

Quizá, más que muy interesante, debí decir inquietante. ¡O estresante! Porque asusta. Porque desnuda la fragilidad emocional humana que nos lleva, una y otra vez a equivocarnos, basados en las facilistas promesas que cumplen su elemental rol de engañar nuestra emocionalidad, por parte de quienes no soportarían un mínimo análisis en la racionalidad. Porque exige una revisión de los paradigmas más profundos. Y porque eso incomoda. Y mucho.

 

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