Bolsonaro, los presidentes puteadores, y la prensa de mierda.
Si luego de
haber escuchado insultar y putear a personajes emblemáticos dentro de la
política mundial, usted tiene dudas sobre hacia dónde va nuestra educación en
tiempos de exigencias y competencias, yo lo entiendo. Y ME SUMO A SUS DUDAS. Es
más, yo me interrogo hasta dónde es necesario y valioso hoy, ser educado.
Porque resulta que los referentes que más deslumbran al resto de nuestra
humanidad, son los que menos demuestran algo de educación.
Y porque “educación”
-según definición de la Real Academia Española, además de incluir una larga
serie de conceptos generales, incluye también: “Cortesía y urbanidad”.
Y la WikIpedia es más explícita: significa “Formación destinada a
desarrollar la capacidad intelectual, moral y afectiva de las personas de acuerdo con la cultura y las normas de
convivencia de la sociedad a la que pertenecen”. Y en este sentido, ahora el presidente brasileño Jair Bolsonaro
acaba de darnos una lección personal de cortesía y urbanidad, capacidad
intelectual, moral, afectiva y cultural, exhortando a los representantes de la
prensa a que “se vayan a la puta madre que los parió”. Y como si esto
fuera poco los tildó de “prensa de mierda”, tras conocerse un informe
que notificaba irregularidades en compras de alimentos por parte del gobierno.
No conozco la formación
de conocimientos destinada a desarrollar la capacidad intelectual, moral y
afectiva, de cortesía y urbanidad, recibida por el presidente de Brasil,
quien pronunció sus insultos en un evento privado en un restaurante en
Brasilia, recogidos en un video en medio de ovaciones, y publicado
en las redes sociales por varios de sus seguidores. Y lo más increíble aún es
que en el evento estuvo presente, incluso, el ministro de Relaciones
Exteriores, Ernesto Araújo, quien se sumó a quienes lo aplaudieron alborozados
y divertidos. Y vuelvo a la definición de Wikipedia: “de acuerdo con la
cultura y las normas de convivencia de la sociedad a la que pertenecen”.
Creo lamentablemente,
que nuestro mundo humano – a pesar de los mayores avances en comunicación,
investigación, tecnología, y conocimientos -está cayendo a los peores niveles
de educación y transmisión de valores. O nos están llevando a ello. Y una de
las cosas que más me siguen atemorizando hacia nuestro futuro, es la
dependencia absoluta de nuestra emocionalidad, por sobre nuestra necesaria
racionalidad.
Las últimas
experiencias en cuanto a la elección de autoridades en varios países de nuestra
América, y sus resultados, me dan la razón. Y temor. Dicen que los seres
humanos somos producto de nuestras “circunstancias”. Y yo lo creo. Y entonces,
en base a esas circunstancias y por diferentes razones, votamos para
gobernarnos a personas que prometen satisfacer fácilmente nuestras expectativas
emocionales, como Trump, Bolsonaro, Chávez, Maduro, Mujica, los Castro, etc.
¡Todos insultadores y puteadores profesionales!
El
expresidente de Uruguay José Mujica, por su parte (el hombre que insistía en la
educación, educación, educación) trataba a los periodistas con su cariñoso y habitual
“no sea nabo”, y durante
una entrevista para el diario español El Mundo, cuando se le
preguntó qué sucede en Latinoamérica con Brasil y Argentina, excretó: "Están cagando arriba de la mesa los vecinos.
La puta que los parió. ¡Qué desastre! Parecen dos repúblicas bananeras”.
Si; y un grupo de catedráticos alemanes, lo propusieron para el Premio Nobel..
Chávez, a su
vez, comenzó por llamar "ignorante" a Bush, alegando que no sabía
mucho de historia ni de nada. "Una gran ignorancia es lo que tú tienes",
le dijo. "Eres un burro, Mr. Danger", repitió Chávez,
interrumpido por los complacientes aplaudidores de oficio que asistían en
directo a su programa semanal de televisión de casi 10 horas de duración,
"Aló Presidente". También lo llamó "cobarde, asesino,
genocida", además de "borracho" e "inmoral" y
"asesino". También fue propuesto para el Premio Nobel.
Con Chávez, al
igual que con Trump, no se salvó nadie. A Uribe y Obama los sentenció: "¡Señores
Uribe y Obama vayan a lavarse ese paltó!", en otro momento de sus
arranques de emotividad. (Significa “vayan a lavarse ese culo, váyase al carajo”,
etc., una expresión vulgar venezolana)
El dictador
Nicolás Maduro, a su vez, como respuesta al secretario general de la
Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, quién invocó la
Carta democrática de su organismo por la "crisis institucional" en
Venezuela, le dijo "basura", "traidor", y en pleno éxtasis
de ordinariez agregó: "La Carta Democrática la pueden poner en un
tubito bien finito y darle mejor uso, señor Almagro. Métase su Carta
Democrática por donde le quepa".
De los
destratos de Trump no vale la pena ocuparse, siempre pensé que era un enfermo
mental y los hechos me lo fueron confirmando. Un insultador compulsivo imitador
de Chávez. Desde los insultos lanzados
contra Omarosa Manigault Newman, compañera en su reality show "The
Apprentice", a quien llevó a la Casa Blanca como asistente y a quien luego
despidió tratándola de "Perra", "Enloquecida",
"Llorona de poca monta", hasta sus ataques contra jugadores de la
NFL que se arrodillaron durante el himno nacional en los partidos de fútbol
americano en protesta por la violencia policial hacia los afroestadounidenses,
instando a los propietarios de los clubes a "sacar a (esos) hijos de
puta del campo ya mismo".
Y también
imitador de Bolsonaro en sus insultos a la prensa, cuando acusó a los
periodistas de CNN de “cabrones idiotas” por sobredimensionar la
epidemia de coronavirus para atemorizar a la gente y evitar que salga a votar
en las elecciones presidenciales, a pesar de que Estados Unidos es el país con
mayor cantidad mundial de infectados y fallecidos por el Covid!
Sin mencionar
su imperdonable ofensa hacia las mujeres cuando se ufanaba afirmando: "Cuando
eres una estrella, te dejan hacerlo. Puedes hacer cualquier cosa". "Agarrarlas por el coño”. Puedes
hacer cualquier cosa". El diario New York Times se
tomó el trabajo de recopilar en una larga lista a las 281 "personas,
lugares y cosas" a las que el republicano ha dedicado sus más de 4000 insultos
en su cuenta de Twitter. Y sin embargo, este individuo fué votado por más de 74.000
estadounidenses, incluyendo mujeres, afros, latinos, y por supuesto, blancos.
Deberían haberle otorgado un Oscar por su show mediático presidencial; pero su
legado dejó dos 'impeachments', haber alentado una vergonzosa insurrección, un
prometido muro sin construir, la vergüenza de evadir sus impuestos, e incontables
mentiras y corrupción comprobadas.
No sé si
ustedes me entienden; yo estoy tratando de entender algo. Hay un artículo muy interesante
de la profesora uruguaya Adriana Marrero, (Grado 5 en Sociología) publicado en
Uypress, y titulado “La
cultura del robo (O sobre esa educación que damos todos)” que nos
ilustra y advierte sobre un proceso de degradación de los valores culturales, hasta
la aceptación de una nueva cultura de la “incultura”, que reniega de los
valores tradicionales. ¡Y es increíble como esta nueva cultura nos va
penetrando y contaminando a todos, sin que opongamos mayor resistencia, hasta
tal grado de aceptación que terminamos convirtiendo a estos “intrusos en los
paradigmas” (al decir de Joel Barker) en referentes de nuestras vidas y
expectativas!
Quizá, más
que muy interesante, debí decir inquietante. ¡O estresante! Porque asusta.
Porque desnuda la fragilidad emocional humana que nos lleva, una y otra vez a
equivocarnos, basados en las facilistas promesas que cumplen su elemental rol
de engañar nuestra emocionalidad, por parte de quienes no soportarían un mínimo
análisis en la racionalidad. Porque exige una revisión de los paradigmas más
profundos. Y porque eso incomoda. Y mucho.
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