¿Capitalismo malo; comunismo bueno?
Pero comencemos por reconocer que el ser humano, por su propia condición, es influenciable, falible, y corrompible. Y que la avaricia y el poder son virus tan destructivos como el coronavirus, la influenza, o la peste porcina.
También reconozcamos que el Capitalismo, a su vez, es el sistema de producción que ha permitido la evolución del mundo. Tras él, sus beneficios, sus abusos, y sus inequidades.
Trae la modernidad y el
desarrollo de las sociedades y los países, con sus beneficios, pero también con
sus excesos y extralimitaciones. Porque
está basado, precisamente, en las ambiciones personales de superación y también
de dominación entre los seres humanos. Y la ambición y la superación personal
impulsan la creatividad, la innovación, y los nuevos emprendimientos
productivos.
Y eso es muy bueno. Pero la tentación del
crecimiento personal disfrutando los beneficios económicos y de bienestar, a
todo costo, no pueden imponerse por sobre los límites necesarios para lograr el
bienestar de toda la sociedad. Estamos condenados a convivir en comunidad. El
ser humano no puede dejarse librado a su total arbitrio de habilidades y
decisiones, si no se ajustan al beneficio social que hace a la identidad de las
naciones. Los éxitos personales no pueden estar divorciados de los éxitos
nacionales. El anarquismo es la desvirtualización del socialismo y de la vida
en comunidad.
El capitalismo ha
demostrado sus excesos y sus abusos y hasta su poder para fabricar pobres. Pero
a su vez el comunismo, su eterno rival, ha mostrado sus limitaciones
aprovechándose de ellos, y manteniéndose gracias a ellos, cada vez más pobres.
El capitalismo corre tras sus ganancias económicas. El comunismo, tras sus
ganancias en captación de pobres, mediante los cuáles y por los cuales se
sustenta, y sustenta su razón de ser. Una de las grandes diferencias, quizá la
principal, es que el capitalismo es capaz de sobrevivir y desarrollarse en
democracia, mientras el comunismo exige autoritarismo y sumisión total a una
única idea e ideología. Lo cual constituye la negación a la diversidad de
conocimientos y aportes de la sociedad.
Otro, es que mientras
el capitalismo produce los bienes y servicios para transformar la sociedad,
brindando empleos y recursos genuinos para sustentar el estado de bienestar
social, el comunismo tan sólo espera y distribuye (y bastante mal) lo que
produce el capitalismo. Sería imposible imaginar un mundo sin capitalismo, pues
este crea y alimenta hasta al propio comunismo.
Es cierto que los
gobiernos que favorecen al capitalismo en desmedro de los derechos de los
trabajadores, han fracasado rotundamente y han debido ir corrigiendo sus
errores. Pero la misma crueldad abusiva del capitalismo que dio origen al
comunismo, se vive hoy en países comunistas que siguen explotando sus
trabajadores mientras desarrollan y favorecen un acelerado capitalismo. La gran
fábrica mundial, China, es el ejemplo más evidente de la contradicción,
negación, ya su vez aceptación, del éxito y el fracaso de ambos.
Desde China se ha
producido el mayor abuso de explotación laboral que ha dado lugar a su impresionante
crecimiento industrial, basado en costos de mano de obra abusivos imposibles de
imitar, hoy, por el sistema capitalista. Y porque en este sentido, el sistema
capitalista ha evolucionado. Y a su vez, es desde China de donde salen hoy en
día la mayor parte de los empresarios multimillonarios. La prueba está en que
recientemente, Pekín le ha abierto una investigación por monopolio a Jack Ma,
fundador del gigante del comercio electrónico chino Alibabá, e integrante del
partido comunista.
¿Cómo se entiende que
el protagonista del mayor éxito del comercio electrónico que ha puesto a China
al nivel del impresionante Amazon, del billonario estadounidense Jeff Bezos,
ahora sea cuestionado precisamente por su éxito chino? ¡Vaya; es muy difícil de
entender esto del comunismo que pretende imitar al capitalismo! Porque el mismo
Den Xiaoping, quien logró hacer viable este modelo socio-capitalista, hoy
vigente, fue desterrado de las líneas del partido comunista en más de una
oportunidad.
Otro ejemplo, y quizá
el más representativos de los totalitarismos cometidos en nombre del comunismo,
es el de Venezuela. Que uno de los países más ricos del mundo en reservas
naturales petroleras, acereras, de aluminio, oro, y otros minerales, esté
expulsando hoy a más de 6 millones de sus connacionales por falta de
elementales condiciones de calidad de vida; alimentación, salud, servicios
esenciales como el suministro de agua y electricidad, y la mínima dignidad,
entregando la nación a mercenarios
revanchistas de ideologías fracasadas en el mundo occidental, es la prueba más
evidente de los abusos totalitarios de una degradación nacional.
Y otro, es la reciente
decisión del comunista gobierno cubano, copartícipe hoy del gobierno
venezolano, quien como parte del “perfeccionamiento del trabajo por cuenta
propia (privado)”, “elimina el anterior listado donde se recogían las 127
actividades que hasta ahora los cubanos podían ejercer legalmente, y lo amplía
a “más de 2.000”. ¡Vaya cambio, para no cambiar nada! ¿¡Así que hay que tener
permiso del gobierno para poder trabajar y colaborar con la sustentabilidad del
resto de la sociedad?!
Y esto con la
complicidad de una serie de países que, por cierto, no están sufriendo las
mismas condiciones degradantes de los venezolanos; como Rusia, o China, quienes
se han plegado al juego de la mosqueta utilizando a los venezolanos como carne
de cañón de apetencias geopolíticas que nada tienen que ver con la voluntad de
los venezolanos. Todos vimos, durante las transmisiones del mundial de fútbol
Rusia 2018, la belleza y modernidad de las distintas ciudades que fueron sede
de los encuentros. Y esa Rusia, no tiene nada que ver con la miseria de las
ciudades capitales de los estados de Venezuela. ¿Será otro comunismo?
Pero es en base a ese autoritarismo
abusivo sustentado por deleznables maniobras ilegales sin fundamento
democrático, y sustentado por esos intereses extranacionales, que han hecho hoy
de Venezuela, la más degradante experiencia comunista. ¿Qué le ha aportado a
Venezuela el castro comunismo Chavista? ¡Que alguien me lo explique, por favor!
A Rusia debería
preocuparle estar apañando una vergüenza social humanitaria degradante y
humillante, ante la comunidad mundial. Por su parte a China, y ese actual
presidente a quien no me permito juzgar, pero que creo está consolidando
verdaderas reformas estructurales en beneficio de su inmensa población, debería
preocuparle que, así como hoy lidera la colaboración para el desarrollo de los
países latinoamericanos, debería cuidar muy bien su imagen para no ponerla al
servicio de las más degradantes políticas, que él mismo, está hoy abandonando.
¡No sea cómplice, presidente Xi Jinping!
La historia ha
demostrado el peligro existente cuando determinados protagonistas a nivel
personal, abusando de la confianza que les han otorgado sus connacionales para
gobernar, en democracia, se han adueñado del poder de decisión y aceptación de
los intereses comunitarios. Dictaduras en lo político, en lo económico, y en lo
social. Pérdida de identidad y sumisión a una única autoridad que invalida y
embrutece la mente ciudadana. Ya lo decía el Gran Simón Bolívar: “Nada es
tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo ciudadano en el
poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él a mandarlo,
de donde se originan la usurpación y la tiranía”.
Bueno; ni capitalismo
malo ni comunismo bueno; para eso están los gobernantes a quienes sus
compatriotas confiaron la responsabilidad de su bienestar, y quienes,
debidamente asesorados, elaboran las políticas destinadas a frenar los abusos
sectoriales en detrimento de los beneficios nacionales. ¡Ni tanto capitalismo
malo, ni tanto comunismo bueno! Y fundamentalmente, ¡ni tanto gobernante
mediocre y corrupto!
Amen.
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