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 ¡GRAVE CRISIS EN URUGUAY!

No podría escapar Uruguay, ese paisito rebelde y extraño, metido a prepo haciéndose un lugarcito entre Argentina y Brasil, y quien acaba de cambiar la orientación de su gobierno, luego de  sorprender al mundo por sus 15 años de crecimiento ininterrumpido, de las crisis sociales que hoy afectan a la humanidad.

Y es que en momentos en que el mundo entero se debate ante la nueva escalada bélica de  Estados Unidos sobre Irán, y espera ansioso la próxima respuesta de Alí Jamenei luego de esos pocos misiles de represalia; mientras a su vez una cantidad sin precedentes de 70,8 millones de personas en todo el mundo se han visto obligadas a abandonar sus hogares a causa de conflictos, hambre, y persecución; y mientras hoy Venezuela - teniendo cinco millones de habitantes menos a causa de una crisis social sin precedentes - tiene dos presidentes más, aumentado a tres sus autoridades,  en Punta del Este, ese trozo de territorio uruguayo refugio estival de  cientos de miles de seres humanos de distintas nacionalidades que buscan un poco de sol, tranquilidad y reposo, se ha producido la rotura de la paz social.

Y no me refiero a los ya acostumbrados escándalos protagonizados por las “divas” y nietas de divas, argentinas, que se agarran a trompadas y se arañan todos los años por un hombre, o porque le rozaron el auto, o simplemente por unos porcentajes -más-menos- de sustancias energizantes,  sino a un conflicto desatado directamente en las paradisíacas playas. Los grandes titulares informativos recorren el mundo informando sobre  “Un problema que se repite cada verano; los edificios de Punta del Este y el servicio de playa”.

Y aclaran que, “mientras las construcciones que están cerca de la rambla colocan en la playa sillas y sombrillas para que sus huéspedes las utilicen, el problema está en que no siempre se usan y quitan lugar para aquellos que no residen allí. Algunos apartamentos y hoteles en lugar de darles las sillas las colocan directamente en la playa para que las personas no tengan que cargar. Bajan a la arena y toman una de las sillas o reposeras que están allí.  

Y aunque se aclara que este problema fue reglamentado por la Intendencia de Maldonado para poder regular que no haya conflictos en ese sentido,  permitiendo, antes de las 9 horas, que los edificios pueden poner hasta seis reposeras y tres sombrillones a diez metros de la orilla, son miles las denuncias sobre antisociales que llueven a través de las redes sociales, propagadas además a todas horas, por todos los medios televisivos.

Y es que, aunque para algunos analistas internacionales este hecho parezca menor, para muchos otros -y fundamentalmente para los turistas argentinos - este incidente está considerado tan grave como la pesada carga impositiva aplicada por el nuevo binomio presidencial, Fernández & Fernández, gravando con un 30% a los compatriotas  que pretenda disfrutar de  sus merecidas vacaciones utilizando esos dólares que les han costado tantos “dólores”, a lo largo del año.  Y quienes, luego de que sus autoridades políticas hipotecaran hasta las reservas del Fondo Monetario Internacional (FMI) en préstamos a dicho país, ahora deberán cargar directamente desde sus edificios, sus sillas hasta la playa!

¡Créanme, esto es grave! Porque mientras muchos países se disputan hoy con furia, un sillón en el seno de  los organismos internacionales como la OEA, la ONU, la OTAN, la OIT, y otro montón al pedo que alimentan la burocracia mundial y satisfacen intereses personales, mucha gente se disputa en Uruguay una silla para tomar el sol y lagartear durante el períodos estival, en las blancas y magníficas arenas de las playas puntaesteñas.

Y es que definitivamente, el Uruguay sigue siendo una tierra de paz, de inclusión, y de sueños compartidos. 

 ¡God bless, Uruguay!