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Location: Cordón, Montevideo, Uruguay

Sunday, January 20, 2019


¡El Frente Amplio está llegando!

Un muy apreciado compañero, reconocido como un valioso militante  por toda la izquierda combativa que tanto sacrificio desparramó con sus entregas personales, al éxito de lo que al fín terminó siendo el paradigma transformador de este Frente Amplio, escribió en estos días en Uypress, un artículo que me impactó. Me impactó por su desencanto, por su soledad de sentimiento, por su impotencia de pensamiento, y por su cuota de descreimiento. El artículo lo tituló “El Frente Amplio se está yendo”. Y dentro de su decepción y negación, producidos por los errores cometidos durante el natural desgaste de estos quince años de esfuerzos tan titánicos como enriquecedores, afirma “Se está yendo de mi, todos los días”.

Y creo que -con todo el respeto que me merece - entre otras cosas, refleja un mal muy común en todos nosotros; esa negación egoísta de que “conmigo si, y sinmigo no”, muy común de los uruguayos. Siempre el culpable es el otro; nunca yo. Dice el compañero en su artículo: “Yo no me voy del Frente Amplio, el Frente Amplio se está yendo de mi, todos los días”. Y yo pienso que eso es como decirle a tu compañera de toda la vida que, como ya no estás tan buena como antes, voy a dejar de amarte!

Porque no nos detenemos a pensar en que - si bien a nuestra particular persona,  que ya logró avances importantes en cuanto a cierto  bienestar -no nos sigue ofreciendo lo que cada día seguimos y seguiremos exigiendo más y más, a muchísimos compatriotas históricamente carenciados,  esta vez les tocó un poquito más de suerte. Y para ellos, ¡el Frente Amplio recién está  llegando! ¿Qué cometimos errores?

Pero, ¿y quién nos dijo, profetizó, o vislumbró, o nos engañó, haciéndonos creer que éramos portadores de un estado de perfección sobrenatural, donde ya no habían errores, ni engaños, ni decepciones? ¡¿Que también nosotros nos equivocamos?  Pero, ¿y qué y quiénes somos? ¿Extraterrestres en lugar de humanos? Como ya lo expliqué en un artículo en Uypress, pagamos el precio de conocer más íntimamente a nuestra familia. Les  dimos a algunos de nuestros compañeros unos caramelos demasiado dulces, que les picaron los dientes! Y en definitiva fue una demostración emocional, más que racional. Nunca quisimos preguntarnos si estaban preparados para tamaña responsabilidad!

¡Y aquí nadie engañó a nadie! Si no quisimos entender desde un principio de que se trataba todo ésto, es porque nos cegamos ante la posibilidad y la necesidad del triunfo y la reivindicación! Pero saber quiénes éramos, lo sabíamos! Y las cartas que pudiera jugar cada quien, también las conocíamos!. Y yo me remitiría muy especialmente a unas declaraciones que hizo recientemente en una conferencia de prensa desde España, donde fue a recibir un premio,  el expresidente José Mujica, aclarando algunos conceptos.

Refiriéndose a la situación de Venezuela, país cuyo fallido gobierno aún es defendido por  compañeros frenteamplistas, Mujica expresó que  "han confundido deseo con realidad", agregando que "Rompieron un mecanismo de su propia economía sin tener capacidad de poderlo llevar adelante”. Y fue muy categórico al afirmar que "No por nacionalizar progresas, si cada nacionalización produce menos y vienes para atrás. Tienes que asegurarte que funcione", dijo Mujica. "Es el eterno problema de la izquierda de confundir sentimiento con la realidad objetiva". ¿Y acaso, me pregunto yo, no fue ese precisamente el error de confusión  cometido por todos los supuestamente izquierdistas, en Uruguay?

Y acaso no fue sobre esta diferencia entre izquierdas que nos hablaba el ingeniero Juan Grompone, en su muy lúcido artículo “Izquierda emocional o racional”, publicado el 17, abr, 2015, en el  Semanario “Voces”? “Esta alternativa de la izquierda es histórica, siempre ha existido”, dice Grompone. “En el siglo 19, la alternativa era “capitalismo bueno” o nueva sociedad. El primero apelaba a la emoción de la fraternidad, el segundo al rigor del análisis de la economía. Era la oposición entre el socialismo utópico y el científico, entre la emoción y la razón”. “A comienzos del siglo 20 - aclara Grompone - nadie planteó mejor este dilema que Antoni Gramsci cuando realizó  enunciado voluntarista más preciso que conozco, en una de sus cartas desde la cárcel: oponer al pesimismo de la inteligencia, el optimismo de la voluntad. Delineaba así de una nueva manera este antagonismo: la voluntad, que es emoción, opuesta a la inteligencia, que es razón”.

Y bueno, de allá para acá, y supuestamente de acá al más allá, esta ha sido es, y será, la eterna confusión que involucra a nuestra humanidad! Y a la izquierda, en especial. Sin duda que Mujica, al igual que Sendic, en Uruguay, constituyen dos casos emblemáticos de decisiones más emocionales que racionales. Sin duda también que cuando la izquierda decidió elegir a Mujica sobre Astori, lo confirmó. Y cuando se eligió a Mujica como presidente de la República, y a Sendic como presidente de Ancap (para cumplir con el legado ideológico de su padre), ni Gramsci lo hubiera explicado mejor.

Y ésto de los enamoramientos emocionales, sin el debido equilibrio con lo racional, ha sido y es, tremendamente peligroso para nuestras sociedades latinoamericanas. Varios de nuestros países hermanos, están pagando los costos. Es maravilloso creer en el amor cuando -y mientras -nos enamoramos de esa otra persona. Es maravilloso creer en las ideas, cuando -y mientras -nos enamoramos de esas otras ideas. Es maravilloso enamorarnos de una ideología, cuando -y mientras -nos enamoramos de sus reivindicaciones.  Pero, como dice Mujica, “Tienes que asegurarte que funcione". "Es el eterno problema de la izquierda de confundir sentimiento con la realidad objetiva".

O sea que, en un caso u otro, más allá de un costo o una ganancia económica y material, alguien nos prometa una ganancia individual y motivacional, para seguir creyendo en nosotros mismos. ¡Pero sin que nos mate de hambre, por favor!
El ser humano crece, pagando los costos de su crecimiento. Y para crecer, no hay otra alternativa que intentar, equivocarse, y aprender. ¿Y el ganar? Y el ganar vendrá siempre después que nos hayamos equivocado lo suficiente, como para aprender a ganar! Si; para ganar, primero hay que saber perder. Y el problema está en que, después que nos acostumbramos a ganar, nos olvidamos de los porqué perdimos -y al igual que nuestros adversarios -comenzamos a perder. Y con la política, sucede igual.

Por ello yo sigo convencido, más que nunca en la vigencia del proyecto Frente Amplio. ¿Acaso no nos ha dado a nosotros y a la comunidad internacional, cientos de ejemplos de envidiable crecimiento con mayor inclusión social? ¿Nos olvidamos de lo hecho, por crucificar a algunos compañeros? ¿Estamos cansados de los referentes que se han desgastado concretando esta revolución social sin exclusiones? Y de ese “sin exclusiones” que es nuestro sello personal?


¡Pues yo me permito pensar que ahora, puede venir lo mejor! ¡Una segunda vida, con nuevos, y más jóvenes, y más profesionales compañeros, más preparados y adaptados al exigente mundo que nos amenaza con querer irse de nosotros todos los días. Y al cual debemos seguir peleándole nuestro lugar! Sí; ¡nuevos compañeros! Sí; sangre nueva, ideas nuevas,  para un nuevo comienzo, sin abandonar las banderas de los principios y valores, pero agregando nuevos valores que nos enriquezcan. ¡No hay otro proyecto mejor!
¡Olvidémonos de seguir cobrándonos cuentas, por los errores del pasado! ¡Que de eso ya se ocupa nuestra oposición!. Y ni siquiera lo hace bien.  Atrevámonos a mirar hacia el futuro, y a soñar y a crear, una vez más, oportunidades nunca imaginadas! Ya lo hemos hecho, y mejor que nadie. 

¡Este Uruguay de hoy es infinitamente mejor que el de hace quince años atrás! Y no lo digo yo, lo dicen cientos de organismos especializados y opinadores ilustrados que nos ponen como ejemplo! Si; ha llegado el momento de demostrar y demostrarnos nuevamente, que podemos seguir avanzando en ser mejores. Más inclusivos, más solidarios, más humanos. Pero también, más inteligentes y más creativos! ¡Yo apuesto a los uruguayos todos, no al desencanto por unos pocos equivocados!

Y me permito preguntarles a esos compañeros desencantados: ¿Vamos a tratar otra vez de encontrar un nuevo “Mesías”, que traiga el mensaje justo y apropiado para satisfacer cada insatisfacción personal? Recuerden que ese tipo de soluciones las hemos pagado muy caro! En el Uruguay, y en el resto de nuestra humanidad. “Es más fácil agitar banderas que agitar ideas”, dice Grompone. ¡Y yo le creo! Porque el Uruguay necesita que sigamos agitando ideas, y no ponchos ni banderas! Y porque un renovado Frente Amplio, está llegando!

Amen.


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