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Tuesday, December 11, 2018


La risa de los Bolsonaro..


Y si, ellos han estado pacientemente, esperando nuestros próximos errores. Y nosotros le hemos cumplido fielmente sus pronósticos. La hemos cagado tan feo que hoy no soportamos ni nuestros propios olores. Pero esto mismo se lo dije a la oposición, en Venezuela, cuando en el 2002, le dieron el golpe a Chávez. Y no porque yo fuera Chavista, sino porque pretendía ser simplemente nacionalista, en un país que ni siquiera era el mío. Y porque veía que todos se equivocaban. Los de ayer, porque por su miopía y falta de sentido de grandeza social, estaban entregando a gritos el país a un Bolsonaro Chavista, o a un Chavista Bolsonaro.

Y los de hoy, porque iban a llevar (y lo llevaron) al país, al mismo destino, pero por otro camino! “¡Malhaya, triste destino, los caballos argentinos”, dice el viejo Atahualpa cuando, frente al caballo agonizante rechaza la propuesta de quien quiere comprárselo para mandarlo al frigorífico. “Déjelo al flete que muera, la muerte que él ha elegido/ en la Pampa que él conoce, en su cielo y su camino/ donde se acaba el alambre y empiezan los espinillos”. Y es una fiel evocación al eterno drama del pueblo argentino! Y de otro que tuvo que abandonar su pago.

¡Qué triste para un país, cuando sus dirigentes piensan a través del bolsillo, las ideologías totalitarias, y las prebendas del poder, olvidándose de todo lo que prometieron no volver a cometer! O sea; las cagadas las pagaremos siempre, de uno u otro lado! Y nosotros mismos elegiremos nuestra muerte, aún sin darnos cuenta, o sin querer. Y es que, cuando faltan la educación, la honestidad  y la cultura, ningún país puede ser rico en nada!
Hoy nos avergonzamos (por lo menos yo) de ser humano, observando las vergonzantes penurias de nuestros hermanos Latinoamericanos, Venezuela, Honduras, El Salvador, Guatemala,  teniendo que abandonar por miles y millones, con un paquete en los hombros, su tierra, su nación, su país, su origen. Con la miseria  y la impotencia en esos hombros de  hombres y mujeres en donde debería estar sustentada la riqueza de su nación.

Y que según datos de la UNICEF, la población siria lleva más de 7 años de sufrimiento, desesperación y violencia. No hay un solo niño que no esté padeciendo por esta guerra que parece no tener fin. En Siria y en los países vecinos, 13,1 millones de personas necesitan , ayuda humanitariaincluidos 5,3 millones de niñas y niños, de los que 1 millón viven en zonas de difícil acceso dentro de Siria. Además, 2,7 millones de niños se encuentran refugiados , en Líbano, Jordania, Irak, Turquía y Egipto.

Solo en los dos primeros meses de 2018, unos 1.000 niños murieron o resultaron heridos. Otros muchos han sido torturados, secuestrados, víctimas de violencia sexualreclutados en grupos armados. En algunas zonas de Siria se sigue denegando la distribución de ayuda humanitaria, lo cual  priva a los niños de alimentos, atención médica, educación y protección.

Y es que yo me pregunto ¿quién es quién -y con qué moral -en ese país o en cualquiera, para permitirse desplazar a sus compatriotas y obligarlos a abandonar la tierra de sus orígenes, de sus hogares destrozados y de sus realizaciones? ¿Con qué autoridad moral, ideológica, o simplemente humana, pueden admitir que su país siga siendo país, por un montón de escombros derrumbados, y sin la gente que lo ha creado? Y es que son miles y millones que deben abandonar aquello que ayer fuera su hogar, porque nadie, en las entrañas de su tierra, les respeta su lugar!


Y esta es una vergüenza social para la humanidad que no debería ser admitida!  Al fín y al cabo,  los 193 estados soberanos que hemos decidido integrar la ONU, y los 35 países independientes de las Américas que hemos ratificado la Carta de la OEA, para resolver casos conflictivos y de difícil solución por nuestras propias comunidades y capacidades,  deberíamos confiar y respetar las resoluciones de esos organismos.  ¡Y ellos deberían actuar mucho más! La ONU es la organización intergubernamental más grande del mundo! Y se mueve como un pesado elefante! Porque nosotros somos los pesados elefantes!

Porque es una vieja táctica política siempre ha sido y sigue siendo, tomar la figura del representante (secretario) de todos nosotros en esos organismos, como el símbolo vudú para clavarle las alfileres de desaprobación de nuestra propias indefiniciones, y quemarlo en la hoguera de nuestras vergüenzas personales, para no quemarnos personalmente cada uno de nosotros!

Pero lo más ingrato de estos países, hermanos nuestros, es que se ha impuesto y aceptado la aberrante conducta moral, de que  quien no es corrupto, no es nada..! Y ni se te ocurra pretender gobernar, si no aceptas las reglas del juego inmoral!  Siempre lo sostuve y ahora más que nunca, está quedando aclarado: cuánto más rico sea un país en riquezas naturales, más pobre será en riquezas sociales. Brasil, Argentina, Venezuela, podrían de acuerdo a sus riquezas naturales, doblegar a buena parte del resto del mundo!

 ¡Pero le han mentido a su gente! La han empobrecido, y la han decepcionado! Y aunque en principio puedan haber beneficiado a los más necesitados, olvidaron que en algún momento iban a necesitar de los ahora relegados. Por eso,  esto que ahora comenzó a darse vuelta otra vez, con los Trump y los Bolsonaro, peligrosamente hacia el derechismo más radical, no es otra cosa que el fracaso brutal de las oportunidades que no supo aprovechar ni liderar, el izquierdismo más radical.

Y es que ha sido el fracaso de  los otros  Bolsonaro! Un Bolsonaro/Bolivariano que - traicionando más tarde al propio Libertador  Bolívar, terminaría  entregándole el país  a los cubanos, que no pudieron invadirlo por las armas en los años ‘67, y  dejándole
a su país uno de los legados más vergonzantes de su historia! O un Bolsonaro/ kirchnerista en Argentina, que tratando de capitalizar  las razones que dieron origen a un Bolsonaro/Peronista (ahí para hacer política todos tenían que ser Peronistas) les dejó un país inundado de corrupción, de pobreza apenas disimulada, de mentiras y saqueos personales que sepultaron la moral, la credibilidad y la confianza del país, ante el resto del mundo.

 Y ahora, un Bolsonaro/Bolsonaro, brasilero, que capitalizó la decepción del sueño socialista que terminó aceptando las reglas del juego de los corrutos y los deterministas.  Y entonces ahora, ante esta total decepción (y conste que yo insisto en el concepto “decepción”, porque cuando alguien nos decepciona es igual a que nos estafe, a que nos  traicione, y nos robe los sueños y las ilusiones) y, más allá de los dineros públicos (que serán o no recuperables)  lo que difícilmente se recuperará es la credibilidad y la confianza!

Esa credibilidad y esa confianza que -aún  con inmensos errores -han sabido crear  y hacer valer  los  gobiernos del Frente Amplio, y  han hecho posible, para Uruguay, los más grandes éxitos económicos, productivos, y sociales. Esa credibilidad y esa confianza que hoy son parte del nuevo acervo cultural político del Uruguay, que hoy toman como ejemplo aquellos organismos  internacionales que ayer nos  abusaron.

Esa credibilidad y esa confianza que, cuando han logrado hundir tan firmemente sus raíces esenciales, aún soportando vientos y tormentas coyunturales, no pierden la fortaleza de sus conceptos existenciales! Pero, qué bueno es sentir cada tanto, y para no caer en las fáciles y arrulladoras canciones del triunfalismo, el frío interpelador entre las costillas, del cuchillo que hiriendo a Bolsonaro en plena campaña electoral, terminó por darle  la sonrisa de satisfacción, que sólo el pueblo se la puede dar! Simplemente, debido a nuestros próximos errores.! Que causarán la sonrisa de otros Bolsonaro.

Amen.

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