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Location: Cordón, Montevideo, Uruguay

Sunday, October 28, 2018



 Entre mamados, y la estupidez humana.

"Regular las emociones es un compromiso que uno debe tener como ser humano", explica el psicólogo Paolo Becerra, especialista en psicoterapia sistémica cognitiva-conductual, que hace foco en la regulación emocional. “No ser capaces de hacerlo nos enferma y nos trae conflictos con los demás. Pero regular no es callarse o aguantarse -aclara - No es bueno reprimir las emociones; y por ello,  la manera de autorregularse es enfrentarlas, lidiar con ellas”. Y acude a  una imagen que quizá es la que más se asemeja a la interpretación: la de un surfista sobre la tabla, tratando de hacer equilibrio sobre una gran ola (la emoción). “De alguna manera la está enfrentando, pero con herramientas que permiten mantenerse en equilibrio”, asegura Becerra.

Y confieso que todo ésto me lleva a reflexionar mucho frente a una nueva contienda electoral por la elección de las máximas autoridades del Uruguay, y sobre los desbordes, descalificaciones, negaciones, decepciones, insultos y mediocridades, que ya comienzan a aparecer. Y es que, claro,  "No poder controlar lo que sucede genera frustración -dice Becerra -y  esa sensación de pérdida es lo que desregula el sistema emocional”, porque “hay una brecha entre las expectativas y lo que realmente sucede”. Y esto es una verdad enorme por cuanto, si bien una mayoría de ciudadanos naturales, y la enorme mayoría de organismos internacionales, calificadoras,  observadores y especialistas, destacan lo mucho que ha avanzado Uruguay, hay sectores y compatriotas que se niegan y negarán siempre, a aceptar las realidades.

Y será entonces por aquello de que el no poder controlar lo que sucede genera frustración - lo cual sumado a que hay una  brecha entre las expectativas personales, de acuerdo a intereses partidarios y sectoriales, y lo que realmente sucede - que se desregula el sistema emocional. ¡Cómo nos cuesta proyectar nuestra mente hacia el futuro con una visión de país integral, con un análisis racional, frente a la globalidad del mundo! Nos resulta muy difícil alejarnos de la orilla de nuestras percepciones y nuestros prejuicios, y nuestras emociones. Y yo insisto en que la negación, simplemente por negación a otra idea, otro modelo, otra ideología, otra forma de pensar y actuar, sin basarnos en la contundencia de los hechos y los razonamientos, nos lleva directamente a la estupidez humana.

La estupidez humana es un elemento inherente a nuestra humanidad. Por algo en su momento aseguró mi tocayo Einstein que “ hay dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana; y del universo no estoy convencido”. Y es que yo me pregunto y me sigo preguntando; ¿Cuántas buenas causas se han perdido, debido a la estupidez humana? Serían posibles tantos fracasos para la humanidad, sino fuera, precisamente, por la estupidez humana? Claro; también es cierto aquello de que la gente necesita creer en algo, y en alguien..

Y por eso ahora, frente a un nuevo año preelectoral pondremos a prueba una vez más, tanto  nuestra lucidez, como nuestra estupidez humana. Porque nuestros representantes políticos  repetirán casi exactamente el mismo libreto, ya amarillo y ajado de tanto uso.  Sus agencias de publicidad arreglarán alguna cancioncita pegadiza con una letra boluda, tratando de despertar emociones donde no las hay; saldrán a recorrer  los pueblos, las ciudades, los boliches, los clubes y volveremos a los discursos encendidos prometiendo, otra vez, que haremos lo que no hicimos y no haremos lo que otros hicieron. Y forzarán sonrisas casi de cartón, y besaran a ancianas y niños, y abrazarán a algunos viejos y alguno no tanto, y dejarán un tendal de lágrimas y emociones y promesas que difícilmente cumplirán.  ¡Vaya! Que somos fáciles de convencer los seres humanos..!

Lo lamentable es que ya vemos y sentimos, personajes que en todas y cada una de sus intervenciones, no hacen más que descalificar y negar, lo que ha hecho el actual gobierno -y precisamente -porque lo ha hecho!. Y se han vuelto tan repetitivos en sus argumentos, que aun cuando uno no los oyera, ya sabría lo que iban a decir! Es un discurso ya armado, acartonado, amalgamado y atado, que desenvuelven una y otra vez, en cada ocasión distinta! Y es que son discursos simplemente destinados a mantener encendido el rechazo y el odio hacia el adversario, sirviendo de catarsis para aquellos que, de alguna forma, han venido manteniendo, a lo largo de sus años, unos principios y valores heredados de los grandes referentes históricos de sus partidos.  Y claro, ¡para justificar sus cargos y mantenerse en sus sillones, descalifican, niegan, mienten, y amenazan con la reencarnación divina! Y cuanto más acusan, y niegan, y desconocen a sus adversarios, más demuestran esa poca capacidad para aportar nuevas ideas que inviten a seguir soñando -o aun a un mejor sueño! Y es que hasta en sus caras, siempre tristes y ceñudas, se nota ya el fracaso! Porque cuando uno se siente triunfador, la sonrisa se le escapa de la cara..!

A veces se me ocurre que los uruguayos nos parecemos a esos mamados de boliche que se prenden de una frase que les parece genial, y la repiten y repiten y repiten, cientos de veces durante un intento de conversación. Una conversación entre varios que se vuelve un monólogo, porque todos repiten lo que dijo uno solo. Y lo digo porque cada tanto se hace viral y mediática y repetitiva la frase que refiere a que el gobierno, “ya no tiene proyecto”. Así nomás, como que el país ya no pudiera avanzar más porque el gobierno ya no tiene proyectos ni ideas para seguir avanzando. ¡Mi Dios; qué tristeza, que un país sea únicamente lo que producen sus gobiernos!

Y entonces me da por recordar una y otra vez aquella famosa frase de Jack Welch, el más exitoso Ceo de la General Electric, durante la promoción de su afamado libro “Winning”, que: “Al final, las empresas que triunfan son lo único que sostiene nuestras sociedades. Los gobiernos no crean nada”, Pero claro, agrego yo, cuando esas empresas fracasan, Jack, es el Estado el que debe hacerse cargo, y limpiar los traseros!

Porque cuando esos empresarios deciden abandonar sus actividades, nunca quedarán en tan mala situación como los cientos y miles de trabajadores y sus familias, dependientes de ese emprendimiento comercial, en el cual todos pusieron sus mejores expectativas. Y tendrá que hacerse cargo el Estado. Como a su vez, cuando esos dirigentes políticos en representación del Estado, no tienen la habilidad suficiente como para gobernar, buscando las alianzas necesarias para brindar mayores beneficios a sus comunidades, producirán el mismo efecto. 

Y es que la gran contradicción enriquecedora que muestra hoy Uruguay, es que, si bien ha crecido y se ha desarrollado bajo un sistema capitalista, “ha utilizado lo mejor del capitalismo para lograr lo mejor del socialismo”, al decir de la compañera Graciela Pereyra, en una reunión del Frente Amplio. Y esa definición me quedó grabada a fuego de por vida, porque resume el pensamiento de lo más rescatable de los tantos movimientos llamados “de izquierda”.  Y porque, curiosamente, dentro de este dilema universal, Uruguay logró reinventarse a si mismo, y se las ha ingeniado para ser un ejemplo de equilibrio y equidad, entre el capitalismo salvaje y el socialismo abusivo. Por algo los organismos internacionales (CEPAL, Banco Mundial, y hasta el propio FMI, entre otros) nos destacan especialmente por ello.

Y por algo, un verdaderamente socialista, como  Luiz Inácio Lula da Silva afirmó en su momento: “Si uno conoce a un izquierdista muy viejo es porque debe estar con problemas [... ] La gente se transforma en el camino del medio. Aquel que precisa ser seguido por la sociedad [... ] quien va más de derecha, va quedando más de centro. Quien está más de izquierda, va quedando más socialdemócrata, menos a la izquierda”.  Y yo reconozco, como verdadero socialdemócrata, en espíritu, ciencia y conciencia, a Lula Da Silva!
Amen.

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