La vida en Uruguay, está muy cara. ¡Vamos pa’la Argentina!
Diga que, por suerte, al ser
jubilado tengo el Fonasa, que a través de Asse, me hace, un tipo más o menos
dignificado, porque puedo tener -por un mínimo descuento de mi jubilación -
¡una atención en salud digna de los más privilegiados! Además, aprovechando la diferencia cambiaria,
me voy cada asueto disponible a la Argentina a abastecerme de cuanto artículo
de primera (y también de tercera) necesidad, me puedan ahorrar un montón de
plata del presupuesto familiar. Aun así, ¡en Uruguay la vida está muy cara, y
no me sobra nada! ¿Alguien me puede criticar? No, compatriota, nadie tiene
derecho a criticarte, ni descalificarte.
Las decisiones de cada ser
humano, allí donde esté, y comprometan la comunidad en la cual conviva, son
responsabilidad exclusiva de cada quien. Como también el hacernos cargo de
nuestra responsabilidad colectiva en la defensa de los valores identitarios, el
trabajo digno de nuestros compatriotas empresarios, productores, comerciantes,
empleados, y de allí, ante los beneficiarios de nuestros generosos planes
sociales, sustentados, únicamente, en el esfuerzo nacional de quienes componen
esta realidad productiva.
Porque, favoreciendo al
gobierno fracasado de nuestros hermanos argentinos, al tiempo que beneficiamos
a sus maltratados empresarios, comerciantes, empleados, jubilados, etc., con
nuestras compras, no contribuimos existencialmente, con su realidad, ni con la
nuestra. Más allá de una nueva coyuntura
agravada -que beneficia a un país que teniendo más de 47 millones de habitantes
y con ingentes recursos naturales (petróleo, gas, litio, etc.) -no ha sabido
lograr los estándares de credibilidad, confianza, y aceptación, a nivel
internacional, que si, hemos logrado, con nuestros apenas más de 3 y ½ millones
de habitantes, y sin ningún recurso ni riqueza natural.
Claro; por eso la vida en
Uruguay es más cara. Entonces, quizá deberíamos reflexionar que, con cada
compra más barata en alimentos y bebidas no alcohólicas (159% más caras en
Salto que en Concordia, Argentina; bebidas alcohólicas y tabaco, 220% más;
prendas de vestir y calzado, 49%; productos del hogar, 113%; comidas fuera del
hogar, 130%, y bienes diversos, 245%) estamos haciendo un 159%, un 220%, un
153% o un 245% más pobre a la economía de nuestro país. Y por lo tanto, de una
forma u otra, perjudicando a todos nuestros compatriotas.
Y porque esa es la verdadera
riqueza de los uruguayos: el poder sustentar nuestro bienestar social,
únicamente, con los impuestos y contribuciones derivados del esfuerzo de cada
uno en sus distintas actividades. Los uruguayos no tenemos petróleo, ni gas, ni
litio, ni acero, ni aluminio, ni grandes depósitos de oro o diamantes, sólo
tenemos y nos sustentamos del esfuerzo de todos y cada uno de quienes
compartimos la realidad de este pequeño pero hermoso paisito, llamado Uruguay.
Y de tantos inversionistas y residentes extranjeros de cientos de países, que
deciden venir a instalarse y compartir nuestras fortalezas, aceptando nuestras
debilidades.
A los hermanos argentinos, los
amo; pero a quienes prometiendo gobernar para darles una vida mejor, los han
empobrecido sistemáticamente, año tras año, hasta límites impensables, los
rechazo. Y a mis queridos compatriotas uruguayos, simplemente les pido que cada
vez que gastan un esforzado peso uruguayo fuera de nuestro país, piensen y sean
conscientes de que estamos sacrificando parte del bienestar nacional. Porque
serán 159, 220, o 245 compatriotas que quedarán sin empleo, y sin sustento para
sus familias. ¿Vale la pena?
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