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Sunday, July 16, 2023

 La vida en Uruguay, está muy cara. ¡Vamos pa’la Argentina!


¡En Uruguay, la vida esta muy cara!  Y muchos lo repiten porque, simplemente una comida al pasar, una compra de artículos del hogar, y hasta una bebida alcohólica, un tabaco, un calzón, o un detergente familiar, están mucho más baratos en  Argentina.  Y es que después de pagar mi suscripción a  Netflix,  a Flow, a Disney+ , a Amazon, a  HBO Max y  Paramount, para disfrutar de buenas películas,  a  Star +, para tener fútbol uruguayo, y a Spotify, para escuchar música; y luego de pagar la factura de energía eléctrica para tener Internet, correo electrónico, Facebook, Google, Instagram, Skype, el pajarito de Elon Musk (Twiter), la luz, el aire acondicionado, las cuotas de mi último viaje a Europa y dos viajes a la Argentina para aprovechar su baratura descomunal, ¡no me queda ni un peso para ahorrar! ¡Así, no se puede vivir!

Diga que, por suerte, al ser jubilado tengo el Fonasa, que a través de Asse, me hace, un tipo más o menos dignificado, porque puedo tener -por un mínimo descuento de mi jubilación - ¡una atención en salud digna de los más privilegiados!  Además, aprovechando la diferencia cambiaria, me voy cada asueto disponible a la Argentina a abastecerme de cuanto artículo de primera (y también de tercera) necesidad, me puedan ahorrar un montón de plata del presupuesto familiar. Aun así, ¡en Uruguay la vida está muy cara, y no me sobra nada! ¿Alguien me puede criticar? No, compatriota, nadie tiene derecho a criticarte, ni descalificarte.

Las decisiones de cada ser humano, allí donde esté, y comprometan la comunidad en la cual conviva, son responsabilidad exclusiva de cada quien. Como también el hacernos cargo de nuestra responsabilidad colectiva en la defensa de los valores identitarios, el trabajo digno de nuestros compatriotas empresarios, productores, comerciantes, empleados, y de allí, ante los beneficiarios de nuestros generosos planes sociales, sustentados, únicamente, en el esfuerzo nacional de quienes componen esta realidad productiva. 

Porque, favoreciendo al gobierno fracasado de nuestros hermanos argentinos, al tiempo que beneficiamos a sus maltratados empresarios, comerciantes, empleados, jubilados, etc., con nuestras compras, no contribuimos existencialmente, con su realidad, ni con la nuestra.  Más allá de una nueva coyuntura agravada -que beneficia a un país que teniendo más de 47 millones de habitantes y con ingentes recursos naturales (petróleo, gas, litio, etc.) -no ha sabido lograr los estándares de credibilidad, confianza, y aceptación, a nivel internacional, que si, hemos logrado, con nuestros apenas más de 3 y ½ millones de habitantes, y sin ningún recurso ni riqueza natural.

Claro; por eso la vida en Uruguay es más cara. Entonces, quizá deberíamos reflexionar que, con cada compra más barata en alimentos y bebidas no alcohólicas (159% más caras en Salto que en Concordia, Argentina; bebidas alcohólicas y tabaco, 220% más; prendas de vestir y calzado, 49%; productos del hogar, 113%; comidas fuera del hogar, 130%, y bienes diversos, 245%) estamos haciendo un 159%, un 220%, un 153% o un 245% más pobre a la economía de nuestro país. Y por lo tanto, de una forma u otra, perjudicando a todos nuestros compatriotas.

Y porque esa es la verdadera riqueza de los uruguayos: el poder sustentar nuestro bienestar social, únicamente, con los impuestos y contribuciones derivados del esfuerzo de cada uno en sus distintas actividades. Los uruguayos no tenemos petróleo, ni gas, ni litio, ni acero, ni aluminio, ni grandes depósitos de oro o diamantes, sólo tenemos y nos sustentamos del esfuerzo de todos y cada uno de quienes compartimos la realidad de este pequeño pero hermoso paisito, llamado Uruguay. Y de tantos inversionistas y residentes extranjeros de cientos de países, que deciden venir a instalarse y compartir nuestras fortalezas, aceptando nuestras debilidades.

A los hermanos argentinos, los amo; pero a quienes prometiendo gobernar para darles una vida mejor, los han empobrecido sistemáticamente, año tras año, hasta límites impensables, los rechazo. Y a mis queridos compatriotas uruguayos, simplemente les pido que cada vez que gastan un esforzado peso uruguayo fuera de nuestro país, piensen y sean conscientes de que estamos sacrificando parte del bienestar nacional. Porque serán 159, 220, o 245 compatriotas que quedarán sin empleo, y sin sustento para sus familias. ¿Vale la pena?

 

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