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Tuesday, January 18, 2022

 Argentina, el país que pierde, mientras muchos ganan.


Dicen que la nueva revelación política de la Argentina, Javier Milei, decidió sortear su salario y la web colapsó. Dicen que la página “Mi Palabra Javier Milei” recibió más de 1.200.000 visitas en menos de 24 horas y se inscribieron más de 200.000 personas en ese tiempo.

Y esto me demuestra, a su vez, lo débiles de opinión y lo volubles que son los electores argentinos. Un país que no aprende nada, y sigue permitiendo que lo engañen una y mil veces con promesas tan absurdas como ridículas. A veces pienso que dentro de la política argentina hay un maleficio - que es a su vez un beneficio - compartido. O una complicidad compartida. Porque es imposible que a lo largo de tantos años de gobiernos más o menos peronistas (¿70?) supuestamente representando a los obreros y a los menos favorecidos, justamente son estos, hoy, los más empobrecidos.  Mientras que la clase política, y los sindicalistas, cada vez más enriquecidos. Hay algo raro, ¿no?

 ¡Llega un momento en que uno se pregunta, ¿qué pasa, que, en un país de buena cultura general y excelentes profesionales en todas las áreas, sociales y económicas, y científicas, más las suficientes riquezas naturales como para alimentar a un tercio de la población mundial, y a buena parte de la industria nacional e internacional, haya más de un 47% de pobreza (y entre los niños más de 50%) y está nuevamente a orillas de un nuevo default? ¡Y ya van ¿8,10,?, por un nuevo incumplimiento ante el FMI (Fondo Monetario Internacional) un organismo que lo integramos y financiamos 184 países!


Y ahora, presionado por su mayúscula ineficiencia, el presidente argentino, Alberto Fernández, afirmó que el Fondo Monetario Internacional (FMI) busca “imponer un programa” a su país para refinanciar deudas por más de US$ 40.000 millones con el organismo, una máxima con la que su Gobierno “no está de acuerdo”. ¡Hay que tener una cara muy grande y una vergüenza muy chica, para afirmar estas estupideces, cuando todo el mundo sabe muy bien, y desde el principio de toda negociación, cuáles son las condiciones que el FMI impone para no desbaratar irresponsablemente el capital aportado por los 184  países que lo integramos!


¿Acaso no las pone también cualquier tarjeta de crédito? ¡Pero es el señor Alberto Fernández y su cúpula de ineptos, quienes pretenden imponerle al FMI, sus abusivas condiciones! ¡Basta de abusar del FMI y hacerlo culpable de sus mediocridades! Recientemente, la revista de finanzas inglesa The Economist criticó, en su editorial semanal al FMI, por el préstamo otorgado a Argentina en 2018.  Y lo acusó de “querer salvar su propia pésima reputación en el país” en su evaluación ex-post, en la que admitió el fracaso del programa de rescate impulsado durante el gobierno de Mauricio Macri

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Señala, además, que el gobierno de Macri se enfrentó a “fuertes restricciones políticas” y que, al tener que buscar su reelección en 2019, no hubo tiempo para que “cualquier dolorosa reforma económica diera frutos”. El análisis manifiesta que, “dadas estas dificultades, el fondo sabía que el préstamo era arriesgado, y no insistió en planes de contingencia adecuados por adelantado”. ¡En otras palabras, yo no le hubiera prestado un mango a la Argentina, sabiendo que en la próxima elección, podía volver Cristina!

 De acuerdo con el artículo, “el fondo esperaba en un principio que un gran préstamo restaurase la confianza de los inversores extranjeros, estabilizando el peso y permitiendo al gobierno renovar su deuda en dólares en condiciones razonables”. De ese modo, “los pasivos del gobierno resultarían más fáciles de soportar y la confianza de sus acreedores se vería reforzada”, pero la apuesta, concluye The Economist, “no tardó en fracasar, el capital extranjero siguió retirándose, el peso siguió cayendo y la inflación siguió aumentando”.


 ¡Y era lógico que pasara! Y era lógico que el FMI debió haber tomado precauciones. Si todo el mundo sabía que las medidas de Macri, por más serias y necesarias, y responsables que fueran, iban a volver a causar el rechazo suficiente como para volver al paradigma anterior: “yo quiero más beneficios, no quiero más sacrificios”. Y es que una buena parte de la sociedad argentina no aceptará nunca que se le pidan sacrificios, porque han sido y son, precisamente, las más engañadas, pero viviendo de los beneficios.


 Y por eso tampoco, esa otra buena parte de la sociedad argentina en la cual Macri había confiado para que, con sus inversiones, “dar vuelta la pisada”, a falta de una credibilidad que asegurara su permanencia en el poder, lo dejaran estaqueado. (Lo lamento, chinito se equivoca, pero la historia no). O sea, Macri, en tan poco tiempo, no pudo crear credibilidad ni confianza para ninguna de las dos partes.


 Pero hay algo que yo me pregunto y que a los argentinos debería darles vergüenza: ¿Dónde está el dinero producido por tantos años de riquezas pertenecientes a todos los argentinos, vendidas, y dónde las mejoras y beneficios sociales debidas, a su población? ¡Más de medio siglo sin aportarle nada! Porque sin duda las riquezas vendidas deben representar billones, en dólares norteamericanos, y a su vez, la pobreza se ha multiplicado por millones en todo el hermoso y rico territorio argentino.


 Y este es un reclamo válido a todos los argentinos. Los políticos corruptos, los empresarios complacientes, y la población obediente a tantas mentiras y tantos engaños repetidos y obsecuentes. ¿Me dirán que Argentina no puede pagarle al FMI una ridícula suma de 44.000 millones de dólares cuando han dilapidado billones? De acuerdo con la estadística del INDEC , y con datos del Banco Central, los argentinos acumulan más de 222.807 millones de dólares en dinero depositado en el exterior, cajas de seguridad, o lo que se conoce como "colchón", al primer trimestre del año 2020.


 Se aclara, además, que, comparado con el primer trimestre del 2019, esos activos en dólares crecieron 17,1%. ¡Por lo cual, posiblemente, al primer trimestre del 2021 puedan superar los 250.000! ¡Y se aclara, además, que semejante volumen de fondos, supera la mitad del Producto Bruto del país! ¿Y ahora se resisten a pagar la deuda que, sin que nadie se los exigiera, contrajeron con un organismo prestatario? ¡Rostros de piedra!


 ¡Por eso repito que, de alguna forma, este paradigma maléfico y destructor que empobrece a la Argentina, enriquece a muchos más de los que uno se pueda imaginar! Porque además de los argentinos listos, ganan los fondos buitres, los prestamistas del Club de París, los bancos internacionales, los políticos, los dirigentes sindicalistas, y tantos otros que picotean.

¡Hay que concluir pues, en que es un gran negocio fundir a la Argentina!

 

Alberto Rodríguez Genta

argentaster@gmail.com

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