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Location: Cordón, Montevideo, Uruguay

Thursday, September 12, 2019


¿Somos una sociedad de autistas?

Dicen que el autismo es un trastorno psicológico que se caracteriza por la intensa concentración de una persona en su propio mundo interior y la progresiva pérdida de contacto con la realidad exterior. Y también dicen que una de las cosas a observar en nuestros hijos y que pueden ser efecto de enfermedades silenciosas como el autismo, es el evitar la mirada de frente. ¿Y acaso no hay mucho de ésto en lo que sucede hoy en nuestra pequeña y familiar sociedad uruguaya, ante esta larga historia de crímenes y abusos contra lo más preciado de nuestra sociedad; como lo son los niños? ¿No estamos acaso ante una anomia social producida por un estado de desorganización o aislamiento del individuo como consecuencia de la falta o la incongruencia de las normas sociales?

Recordemos que se denomina “anomia”, a la falta de normas o incapacidad de la estructura social de proveer a ciertos individuos de lo necesario para lograr las metas de la sociedad. Y bueno, pienso que por aquí hay mucha tela para cortar. No estamos haciendo lo suficiente para proveer a cabalidad a nuestra sociedad lo necesario para lograr sus metas. A unos, disfrutando de un elemental y necesario sentimiento de seguridad, y a otros, los elementos culturales para insertarse en ella con valores aceptados y reconocidos, que les permita cumplir con metas personales aceptadas por el resto de la sociedad. 

De una sociedad que nos mira como exitosos de acuerdo a lo que consumimos. De una sociedad que nos distingue por lo que aparentamos. De una sociedad que prefiere apartarse -porque nunca entendió - que la responsabilidad del éxito o fracaso de una nación es de todos; desde que nacemos! Y no sólo cuando votamos. De una sociedad que se ha ido acostumbrando, al igual que la rana René, al calorcito agradable de una cierta zona de confort que nos han proporcionado ciertas mejoras sociales y que - a pesar de que algunas señales nos indican que nos estamos calentando demasiado - con tal de que no nos cambien nada, terminamos cocinados.

Como sociedad estamos mostrando una doble y contradictoria realidad; mientras somos reconocidos como el país más igualitario de la América Latina y felicitados por nuestros  avances en reducción de la pobreza y la indigencia, distribución de la riqueza y otras muchas conquistas sociales,  seguimos cultivando y acrecentando la violencia, la cantidad de presos en la cárceles,  creciendo en el ranking de homicidios y de suicidios, y quedando ante el resto del mundo como una vergüenza humana. Padres y padrastros, y tíos, que violan y matan a sus sobrinas y a sus hijos. Y ahora están de moda los femicidios. Todos los días un “supuesto”  “hombre”, mata a su expareja delante de sus hijos, y también a sus hijos delante de sus  madres. “Ella es mía o de nadie”, llegó a manifestar el asesino de Adriana Fontes.

Hombres que asesinan miserablemente a quienes fueron sus compañeras y madres de sus hijos, por considerarlas una pertenencia personal, caprichosa y egoísta  Y todos los días se repiten las mismas historias degradantes -que sirven para aumentar el rating televisivo y sus ganancias -mientras la sociedad pierde cada día más vidas y más valores humanos. Y esos mismos medios masivos de información que gracias a generosas concesiones del Estado tienen  la oportunidad y la responsabilidad de aportarnos mensajes de valores y ejemplos de convivencias, nos repiten una y mil veces las  mismas estupideces consumistas adormeciéndonos con ofertas a gritos, chismes  y propuestas publicitarias de mal gusto y calidad. En una televisión que cada día gana más, en la medida que más pierde la sociedad.

Y utilizamos y abusamos de los niños y las mujeres, y  los disfrazados de mujeres, para machacar salvajemente ofertas comerciales y promocionales, al mejor estilo Goebbels, cuando aseguraba: ““Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.

Y bueno; si este tipo de propaganda y sociedad tenemos, difícilmente algo mejor lograremos! Ya lo dijo en su momento Eistein; “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.” Algo que a los uruguayos nos cuesta mucho aceptar.

Amen.

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