¿Somos una sociedad de autistas?
Dicen que el autismo es un trastorno psicológico que se caracteriza por
la intensa concentración de una persona en su propio mundo interior y la
progresiva pérdida de contacto con la realidad exterior. Y también dicen que
una de las cosas a observar en nuestros hijos y que pueden ser efecto de
enfermedades silenciosas como el autismo, es el evitar la mirada de frente. ¿Y
acaso no hay mucho de ésto en lo que sucede hoy en nuestra pequeña y familiar
sociedad uruguaya, ante esta larga historia de crímenes y abusos contra lo más
preciado de nuestra sociedad; como lo son los niños? ¿No estamos acaso ante una
anomia social producida por un estado de desorganización o aislamiento del
individuo como consecuencia de la falta o la incongruencia de las normas
sociales?
Recordemos que se denomina “anomia”, a la falta de normas o incapacidad
de la estructura social de proveer a ciertos individuos de lo necesario para
lograr las metas de la sociedad. Y bueno, pienso que por aquí hay mucha tela
para cortar. No estamos haciendo lo suficiente para proveer a cabalidad a
nuestra sociedad lo necesario para lograr sus metas. A unos, disfrutando de un
elemental y necesario sentimiento de seguridad, y a otros, los elementos
culturales para insertarse en ella con valores aceptados y reconocidos, que les
permita cumplir con metas personales aceptadas por el resto de la sociedad.
De una sociedad que nos mira como exitosos de acuerdo a lo que
consumimos. De una sociedad que nos distingue por lo que aparentamos. De una
sociedad que prefiere apartarse -porque nunca entendió - que la responsabilidad
del éxito o fracaso de una nación es de todos; desde que nacemos! Y no sólo cuando
votamos. De una sociedad que se ha ido acostumbrando, al igual que la rana
René, al calorcito agradable de una cierta zona de confort que nos han proporcionado
ciertas mejoras sociales y que - a pesar de que algunas señales nos indican que
nos estamos calentando demasiado - con tal de que no nos cambien nada,
terminamos cocinados.
Como sociedad estamos mostrando una doble y contradictoria realidad;
mientras somos reconocidos como el país más igualitario de la América Latina y
felicitados por nuestros avances en
reducción de la pobreza y la indigencia, distribución de la riqueza y otras
muchas conquistas sociales, seguimos
cultivando y acrecentando la violencia, la cantidad de presos en la cárceles, creciendo en el ranking de homicidios y de
suicidios, y quedando ante el resto del mundo como una vergüenza humana. Padres
y padrastros, y tíos, que violan y matan a sus sobrinas y a sus hijos. Y ahora
están de moda los femicidios. Todos los días un “supuesto” “hombre”, mata a su expareja delante de sus
hijos, y también a sus hijos delante de sus
madres. “Ella es mía o de nadie”, llegó a manifestar el asesino de
Adriana Fontes.
Hombres que asesinan miserablemente a quienes fueron sus compañeras y
madres de sus hijos, por considerarlas una pertenencia personal, caprichosa y
egoísta Y todos los días se repiten las
mismas historias degradantes -que sirven para aumentar el rating televisivo y
sus ganancias -mientras la sociedad pierde cada día más vidas y más valores
humanos. Y esos mismos medios masivos de información que gracias a generosas
concesiones del Estado tienen la
oportunidad y la responsabilidad de aportarnos mensajes de valores y ejemplos
de convivencias, nos repiten una y mil veces las mismas estupideces consumistas adormeciéndonos
con ofertas a gritos, chismes y
propuestas publicitarias de mal gusto y calidad. En una televisión que cada día
gana más, en la medida que más pierde la sociedad.
Y utilizamos y abusamos de los niños y las mujeres, y los disfrazados de mujeres, para machacar salvajemente
ofertas comerciales y promocionales, al mejor estilo Goebbels, cuando
aseguraba: ““Toda propaganda debe ser
popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va
dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el
esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y
su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.
Y bueno; si este tipo de propaganda y sociedad tenemos, difícilmente algo
mejor lograremos! Ya lo dijo en su momento Eistein; “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.” Algo que a los uruguayos nos cuesta
mucho aceptar.
Amen.
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