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Thursday, September 19, 2019


Gracias Maduro…!

Creo, Maduro, que la historia de Venezuela te va a recordar como lo más indigno que pudo haber parido una nación. (Si es que fue ahí, a mí me cuesta creerlo) Hiciste todo el máximo daño posible desde todos los aspectos posibles; desde empobrecer, pauperizar, enfermar, avergonzar, y hacer huír lo mejor del capital humano compuesto por lo mejor de la  juventud  venezolana, hasta vender por monedas el rico patrimonio de los venezolanos. Algo que sólo puede entenderse habiendo vivido - como tantos extranjeros llegados gracias a la magnífica solidaridad de ese pueblo -dispuestos a entregarte lo mejor de nuestras vivencias, para disfrutar a cambio lo mejor de  su convivencia. Paradójico, ¿no? 

Paradójico, que  futo de tantos años de tanta riqueza que les regaló Venezuela, todos sus mediocres dirigentes, en su miopía, repitieron las  mismas experiencias decadentes. “Ser rico es malo”, repetía tu profético maestro Chávez, sabedor de que él era incapaz de producir riqueza. Y tú produjiste la pobreza, necesaria y dependiente, para que un grupo de farsantes se apropiaran de la dignidad de Venezuela, a cambio de un carnet de adulantes y una canasta de alimentos degradante. 

Y no, lo malo no es ser rico, sino ser mediocre e inepto, como lo has mostrado tú, Maduro. Porqué tu conseguiste hacer posible lo que los cubanos no pudieron en los años 1967, con el  intento de invasión a Venezuela, desde Machurucuto;  y que frustraron el Ejército y la Guardia Nacional de Venezuela (¡esos sí eran venezolanos!) contra espías comunistas de la guerrilla entrenada de Cuba. ¡Vaya! ¡Ahora lo lograron! Importaron lo peor de los cubanos para arrastrar a lo peor de los venezolanos, y juntos hundir a Venezuela! La tierra que tanto amó el gran Simón Bolívar!

Tú y un puñado de indignos, la destruyeron. Para los cubanos, resignados ya desde hace mucho tiempo a la mediocridad de una sociedad decadente, esto es el triunfo y la excusa para seguir siendo dependientes. Para los venezolanos no. Y  a través de ese sentido de resiliencia que tienen los pueblos, soportándolo todo -y asimilando sus propios errores -Venezuela resurgirá de las cenizas repotenciada y con un valor agregado inestimable en la experiencia de tantos venezolanos jóvenes a quienes tu echaste del país, y debieron abandonarlo transitoriamente, para no morir de hambre, de enfermedades, o simplemente, de vergüenza. Y sí; sin duda, se perderán algunas generaciones. Es el precio a pagar.

 Una resiliencia similar a la de Japón, por ejemplo, quien luego de quedar hecho chatarra tras la segunda guerra mundial, en menos de treinta años ya era la segunda potencia económica mundial, invadiendo ahora a los propios Estados Unidos con sus productos de alta calidad, eficiencia, y mejores precios.  O ni que hablar de Finlandia, un  ejemplo que es relevante por cuanto al igual que esa Cuba a quien tú regalaste  el país indecentemente -y siendo dependiente en la misma época de la ayuda económica de la URSS - ante el colapso económico de ésta, en 1991,   hoy es uno de los diez países más ricos del mundo por renta per cápita, uno de los europeos con mayor atención a la sanidad, y el séptimo país del mundo según el ranking de competitividad global. Por otro lado, Finlandia destaca por su consumo de energía.

Y todo ésto sin tener una gota de petróleo, ni acero, ni materias primas relevantes, más allá de unos cuantos árboles muy bien aprovechados. Frente a estos ejemplos, ¿qué le vas a dejar a Venezuela, Maduro?. Un país con unas bellezas naturales y un clima privilegiado, arruinado. Con las mayores reservas mundiales probadas  de petróleo, hipotecadas. Con generosas materias primas como acero, aluminio, oro, y otras, inutilizadas. Y con los mayores índices de pobreza, insalubridad, inseguridad, violencia y criminalidad, comprobadas. Una inflación vergonzosa y galopante y una moneda  nacional que vale menos que un rollo de papel higiénico. Pero tu maestro mayor, tú,  y sus secuaces, eligieron el modelo cubano, hoy casi muerto, y dependiente nuevamente, de los diezmos de los pocos amigos.

También es cierto que algo hay que agradecerte Maduro; y es el hecho de que mientras el mundo todo observa tu decadente gestión, también observa asombrado como cientos de miles de venezolanos desparramados por el mundo, están dando un ejemplo de sacrificio, entrega y superación, porque siendo hijos del país más rico del mundo -y donde deberían disfrutar del éxito profesional logrado con su sacrificio - hoy se  ganan  la vida sin prejuiciarse, y siempre con una sonrisa, como un simple obrero más, en los países donde llegan con sus sueños rotos, dispuestos a construír otros. Esos son los venezolanos que están enorgulleciendo a Venezuela, Maduro, mientras tú y tus secuaces la destruyen! Pero como lo cité anteriormente, y con ejemplos, los países  libres y democráticos se reconstruyen, se reinventan, se modernizan, y vencen cualquier obstáculo, dictadura, o impedimento mediocre y menor.

Quizá a los venezolanos les hacía falta esta dolorosa experiencia para valorizar y valorizarse, y quererse más y querer  más, a su hermoso país. De lo que estoy seguro, Maduro,  es que de tú paso por Venezuela lo único que recordará la historia, será el ejemplo de esos tantos venezolanos que salieron a conquistarse el mundo sin miedo a empezar una nueva vida, algunos mostrando una lágrima y muchos otros una sonrisa, y demostrando que ningún dictadorzuelo es más fuerte que sus sueños,  que sus esperanzas, y sus ganas de vivir y triunfar, donde sea que los ponga el destino! 
En cambio tú, no sé a dónde podrás ir.

Amen.

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