¿Por
qué ganó Trump? ¿Por qué perdió Clinton?
¿Y por qué perdió el republicano Romney y ganó el republicano Trump?
¿Y por qué perdió el republicano Romney y ganó el republicano Trump?
Hombres 53% : -Mujeres 42%; -Blancos: 58%; -Demócratas: 37% -Mayores de 65 años: 53% : Clinton: 45% -Porcentaje de electores
blancos: 70% -(Datos de la Redacción BBC Mundo) Diferencia de votos a favor de Clinton sobre Trump: 2.800.000.
En marzo del
2013, el excandidato republicano a la
presidencia de Estados Unidos, Mitt Romney, quien cayera en las elecciones presidenciale
ante el demócrata y reelecto Barack Obama, reconocía ante la cadena Fox los
errores de su campaña: "No fuimos
efectivos en mi mensaje a las minorías de votantes. A los hispanoamericanos, a
los afroamericanos y otros", manifestó. Y añadió
como otra causa clara "la poca
importancia dada a la valoración que las clases bajas hicieron de la reforma
sanitaria (Medicare) propuesta por el presidente estadounidense, Barack
Obama". Asimismo, recordó el desgraciado incidente
del 18 de setiembre, cuando durante un meeting de su campaña dijo que los votantes del Partido
Demócrata se hacían las
"víctimas" para no pagar impuestos. "No es lo que quería decir
(
) No cabe duda de que hizo un gran daño a mi campaña electoral", admitió.
Y es curioso, porque el haber corregido esos
errores republicanos, no sería tampoco lo que le daría el triunfo al también
republicano Donald Trump. Y también es curioso porque de acuerdo
al último informe presentado por la administración de la ciudad, durante
marzo del 2013 -comparando los años 2005 y 2011 - resulta que en 2011 ¡casi la mitad de la población de Nueva
York estaba en el umbral de la pobreza! Mientras los beneficios de los
ejecutivos de Wall Street, los famosos bonus, crecieron un 8%. ¿Qué fue
entonces lo que pasó? ¿Acaso el de Romney era un buen discurso en un momento
inoportuno, y el de Trump resultó un mal discurso en el momento oportuno? ¡Porque
el triunfo de Trump no se lo dieron quienes se lo negaron a Romney..!
Siendo que aquel ha puteado a cuanto
inmigrante, presidente, mujeres, planes
de salud sociales, acuerdos comerciales, tratados internacionales, discapacitados,
o lo que fuera. El señor ha pateado el
tablero para reivindicar la anacrónica idea de un nacionalismo hitleriano. He
hizo una campaña basada en el odio acumulado y retenido. Dice CNN Money: “¿Necesitas más pruebas de que Donald Trump
está llevando su destreza empresarial a su campaña electoral? Ya ha registrado
como marca su eslogan “Make America
Great Again” (cuya traducción al español sería “Hacer grande a Estados Unidos de nuevo”) ¿Hitlerismo acaso?
Es algo tan infantil y tan estúpido, que por
eso mismo la gente necesitada de creer en algo simple que reivindique sus
frustraciones, se lo cree. ¡Porque además, se lo quieren creer! Sí, Ronald
Reagan lo dijo primero; pero Trump es quien ha asegurado los derechos
comerciales de la frase. Trump solicitó la marca registrada para “Make America Great Again” en noviembre
de 2012; apenas días después de la última elección presidencial.
Michael Moore prometió que nunca votaría por
ella. Cuando Hillary Clinton votó en 2002, a favor de la resolución que
permitió al gobierno de George W. Bush invadir Irak, el polifacético cineasta norteamericano
Michael Moore, prometió que nunca votaría por ella. Sin embargo, posteriormente
deseaba tanto que Clinton se imponga en las elecciones presidenciales de
noviembre, que rompió su promesa. Lo hizo cuando ya no creía que
Hillary ganaría la presidencia. ¿Por qué el vaticinaba el triunfo de Donald
Trump?
1) Las
realidades del medio oeste. Moore
creía que Trump debía conquistar cuatro estados: Michigan, Ohio, Pensilvania y Wisconsin (y a la postre Florida), que forman parte del antiguo
cinturón industrial de Estados Unidos y que en las últimas décadas se han venido
a menos. Trump acudió a una fábrica de vehículos Ford en Michigan y amenazó a
la compañía con imponerle grandes impuestos si mantenía sus planes de cerrar la
fábrica y mudarla a México. "Eso fue música dulce para los oídos de la
clase trabajadora de Michigan", agregó. ¿Castigo?
2) El
malestar de los hombres blancos. Moore creía, además, que Trump podría
capitalizar un sector de votantes -los hombres blancos molestos- que
sentían que el poder se les ha ido escapando de las manos, y que perciben el
avance en la sociedad de las mujeres y de las minorías como una amenaza.
"¿Después de haber tenido que aguantar durante ocho años a un hombre negro
diciéndonos qué hacer, se supone que ahora debemos quedarnos tranquilos
y asumir ocho años de una mujer mandándonos?", escribió Moore
intentando reflejar la forma de pensar de este tipo de elector. ¿Otro castigo?
Y también creía que otro elemento
que favorecería a Trump era el hastío y la rabia de los ciudadanos con el
sistema político; afirmando que "millones van a votar por Trump no porque
estén de acuerdo con él, ni porque les guste su fanatismo o su ego, sino
simplemente porque pueden".
¿Será su forma de burlarse de un
sistema político enfermo? ¿Voto castigo?
3) ¿Por qué perdió Hillary Clinton? Moore
consideraba también que quienes apoyaban en las primarias a Bernie Sanders
votarían por Clinton, pero sin entusiasmo "Será un votante deprimido ( ) no traerá consigo a otras cinco
personas para que voten por ella y no se ofrecerán para trabajar como
voluntarios..”. Finalmente, también afirmaba, en julio, que Hillary Clinton es
inmensamente impopular, y que casi 70% de los votantes cree que no es confiable
y que es deshonesta". ¿Por qué? Lo investigué.
En un artículo
para The New York Times, David Brooks,
nos devela las interrogantes sobre el porqué Hillary Clinton no emociona a
buena aparte de los norteamericanos. “Quienes
trabajan con ella la adoran y dicen que es cálida y afectuosa -dice Brooks - pero desde afuera es difícil pensar en un
aspecto de su vida que sea ajeno a su carrera o previo a ella. Lo curioso es
que no hace mucho era popular. Como secretaria de Estado tuvo un índice de
aprobación del 66 por ciento, e Incluso en marzo de 2015, su índice
de aprobación era de 50 por ciento”! Y aquí viene lo más sorprendente
y contradictorio de las conductas
humanas!
¿Puedes
decirme qué hace Hillary Clinton para divertirse? -interroga Brooks -Sabemos qué hace Obama para divertirse…
jugar golf, baloncesto, etc. También sabemos, desafortunadamente, cómo se
divierte Trump. Pero cuando la gente habla de Clinton, tiende a hablar
exclusivamente en términos profesionales. La describen como alguien con
“tendencias a las multitareas” u “organizada” o “engañosa”. Su
impopularidad, según Borooks, “recuerda a
la impopularidad de una adicta al trabajo; y la adicción al trabajo es una forma de distanciamiento emocional”.
¡Vaya! Que
siempre hay algo nuevo para aprender! O sea que los estadounidenses, en lugar
de preferir a Hillary por dedicar la mayor parte de su tiempo y su esfuerzo al
servicio de las necesidades de su país,
la castigan por no tener el suficiente sex appeal, mostrando algo
divertido, descontracturado y banal, que la identifique con los escapismos que
todos usamos, ante la responsabilidad
del pensar en los grandes temas que hacen a la nación!!
4) ¡Emocionalidad, pues, racionalidad nada!
Y no puedo dejar de pensar en la similitud que encierran estos conceptos con
las razones de la preferencia de nuestros compatriotas uruguayos frente a las
candidaturas, en su momento, entre nuestros compañeros José Mujica y Danilo
Astori. Recordarán ustedes las
afirmaciones de nuestro expresidente Mujica, refiriéndose a Astori, en su libro “Una oveja negra al
poder”: "Pobre Danilo-aclara
Mujica - Le falta sex appeal. Siempre
está por ser presidente y va a seguir ahí porque no tiene picardía, le falta
maldad. Danilo ( ) es meramente
racional y no llega al corazón de la gente. Él es un profesor que da cátedra
pero no te conmueve, no te roba una lágrima. Puede ser admirado, no querido.
Pone distancia y la gente lo intuye”. (¿Alguna similitud con Hillary Clinton?)
Espero que,
para los que se interrogan y quieran ahondar en explicaciones a fenómenos
humanos psíquicamente tan complicados de
interpretar, esta recopilación de datos y opiniones pueda aportarles algunas
luces. Porque como afirma Esteban
Valenti en su artículo ¿La era Trump?, “El
problema no es Trump, sino el pequeño, mediano y gran Trump que las sociedades,
e incluso los individuos llevamos dentro, y que cada tanto explotan en toda su
brutalidad, en toda su sordidez, expresando un retroceso civilizatorio
importante”.
¡Y ojo! Que los
uruguayos, no estamos exentos!
Amen.
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