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Tuesday, October 19, 2010

Despidos célebres, por “errores” célebres..


La ética: ¿es un buen negocio..?

“La historia empresarial está plagada de casos célebres”, destaca un artículo publicado por el medio español “Expansión & Empleo” (E&E). Pero en esta oportunidad, el trabajo recae en individualizar “Líderes de compañías que muestran un CV espectacular de acciones poco éticas, empeñados en su bonus tanto como en las políticas de recorte de gastos y personal; ineptos declarados; famosos por su maltrato profesional, del que presumen; directivos incapaces de reconocer errores, incluso aunque éstos cuesten miles de millones y centenares de despidos”. “Al final - consigna el diario español - salen de las compañías en las que han dejado su impronta negativa y, curiosamente, muchos logran colocarse en otras firmas –algunas más importantes aún– y allí repiten el guión que los hizo tristemente famosos”, Y a modo de ejemplo, E&E reseña algunos casos reales de estos altos directivos que –por utilizar los antivalores finalmente cayeron - aunque a un precio elevado y con graves consecuencias para sus empresas. Y es que, si los errores se pagan caro, hay quienes los “cobran” caro.

Sobre la base de esta publicación, he recopilado suficiente información como para evaluar los alcances de estos “ejemplos célebres” de la historia empresarial, los cuales en su momento fueron tan reverenciados como posteriormente sacrificados, en la hoguera de las vanidades de las más selectas publicaciones. Uno de estos casos, por ejemplo, es el de Carly Fiorina, la ex - presidenta ejecutiva de Hewlett-Packard, despedida en 2005, y a quien la revista Fortune incluyó y repitió desde 1998, entre las 50 mujeres más poderosas del mundo empresarial. Además, la ex -directora de HP, luego de debutar en política en 2008, haciendo campaña por el candidato presidencial republicano John McCain, se postula ahora al Senado, por California, para las elecciones del 2010. Veamos pues, algunos de estos casos “célebres”.

•Kenneth Lay, CEO de Enron. Fundador del gigante energético, Lay fue declarado en 2006 culpable de 11 cargos de fraude y conspiración, que llevaron finalmente a la compañía al colapso. Al cabo de cuatro años y medios de investigaciones, cuatro meses de proceso en Houston y seis días de deliberación, el jurado les bajó el pulgar a dos ejecutivos de Enron que, entretanto, seguían viviendo a cuerpo de rey. Uno de ellos, Kenneth Lay; el otro, el segundo a bordo, Jeff Skilling. Por unanimidad, se los declaró reos de mentir todo el tiempo sobre las maniobras y fraudes contables que llevaron a la quiebra de la empresa, el 2 de diciembre de 2001. Nadie les creyó que no supieran nada de tantos enjuagues. Lay cobraba U$S12 millones anuales en 2001, y no sólo fue deshonesto, sino que se demostró ser inepto como directivo y totalmente desinteresado por las cuestiones relacionadas con la gestión diaria de la compañía, algo que aprovecharon directivos como Jeff Skilling o Andy Fastow. Tendría que haber estado 45 años en prisión, pero murió de un ataque al corazón. Skilling, en tanto, fue condenado a 185 años.

En términos políticos y sociales, el veredicto Skilling-Lay convierte la leyenda de los “áureos años 90” en una caricatura, una época de codicia y estafas sin freno. Por su parte, y como otro “derivado” de este affaire, John Clifford Baxter, ex vicepresidente de Enron desde mayo de 2001, fue hallado muerto el 25 de enero del 2002, en su coche, y con un tiro en la cabeza. La policía encontró una nota junto al cadáver, que abona la tesis del suicidio. Todo lo cual también decretó el suicidio del autor de éxitos editoriales sobre gerencia y liderazgo, Gary Hamel, quien menos de doce meses atrás publicara su infortunado libro “Liderando la Revolución”, y en el cual escoge como su estrella central nada menos que …¡a Enron! Hamel, ingenuamente decreta su suicidio al endosar a Enron –para justificar su elección –conceptos como: la empresa tenía “un mercado abierto para el talento”; “fronteras organizacionales flexibles”, y “un mercado interno vibrante para las ideas”. (*)

•Robert Nardelli: CEO de Home Depot y Chrysler. Nardelli encarna, quizá como nadie, al ejecutivo “que se sabe vender bien”. Tuvo los más altos cargos, en las más destacadas empresas, y cobró los más altos dividendos, aún cuando se asegura que “sin demostrar nada excepcional como directivo”. Un "valor" que, curiosamente, lo llevó a los más altos peldaños del “éxito personal”. Fue uno de los tres postulantes a suplir a Jack Welch al frente de GE. Alcanzó la cima en Home Depot en 2000, tras su salida de General Electric. Y fue despedido en 2007, considerado como el principal responsable de la pérdida de cuota de mercado de Home Depot. Se le acusó de maltrato a sus ejecutivos, de reducir los servicios a los clientes, y de negarse a recortar sus excesivos ingresos y privilegios. La salida de Nardelli le costó a la empresa minorista de bricolage y materiales de construcción un paquete de US$ 210 millones, uno de los más grandes de la historia. Aún con ese bagaje a sus espaldas, Nardelli fue contratado por el grupo Cerberus, que lo puso al frente de Chrysler, donde estuvo hasta 2009. Y todos sabemos lo que pasó con Chrysler: se declaró en quiebra el 30 de abril cuando un reducido grupo de acreedores se opuso al plan de la empresa y el Departamento del Tesoro para reestructurar sus US$ 6.900 millones de deuda asegurada..
En realidad, esto no es nuevo: en 1980, Chrysler recibió garantías de préstamos por mil 500 millones de dólares, y 29 años después requiere de una ayuda de poco más de 7 mil millones, aún cuando entre diciembre y marzo de este año ya recibió ayuda federal por 4 mil millones. Y aunque ahora Nardelli ha prometido contribuir con su genialidad trabajando por tan sólo 1 dólar al año si se concreta la ayuda, recordemos que Robert Eaton, presidente de Chrysler cuando esta empresa se fusionó con la Daimler Benz, recibió 130 millones de dólares por presentar su renuncia, Toda una empresa al servicio de ..¡sus altos ejecutivos!

•Stan O'Neal: CEO de Merrill Lynch. La historia personal de O'Neal representa, como pocas, el famoso 'sueño americano'. Nació en Roanoke, Alabama (sur), en 1951, cuando el hospital del pueblo de sus padres, Wedowee, no permitía la entrada de negros. A O’Neal se le atribuye una personalidad "abrasiva", y su obsesión por recortar costos, le granjeó muchos enemigos. Su empeño por tomar riesgos innecesarios y su alta exposición a las "subprime" abonaron su salida. La renuncia de O'Neal (quien estuvo 21 años en la firma) se produce después de que la compañía que preside se viese obligada a reconocer que su nivel de deudas incobrables alcanza los U$S 7.900 millones. Además, a principios de octubre Merrill Lynch anunció unas pérdidas cercanas a los U$S 5.000 millones en el tercer trimestre del año, su peor resultado desde 2001. Después de que Merrill Lynch reportara las peores pérdidas trimestrales en 93 años de historia, y de que se descubriera la aproximación de O´Neal a Wachovia para lograr una fusión sin la aprobación del consejo, fue finalmente despedido, recibiendo por castigo una indemnización por $161,5 millones.

Carly Fiorina: CEO de Hewlett Packard. Fiorina es otro ejemplo de directivo dedicado casi por entero a la promoción personal. Su destacable labor en la filial de AT&T durante casi veinte años, la llevó a las filas de Hewlett-Packard en 1999. Fue nombrada presidenta, directora ejecutiva y gerente general de la empresa, y vislumbró en la fusión con Compaq una forma de competir con más eficacia en los diferentes segmentos de mercado. Pero no contó con la oposición de Walter Hewlett, el hijo del cofundador de la empresa californiana, quien argumentó que Fiorina estaba dispuesta a destrozar el legado de su padre. Se inició entonces entre ambos una dura campaña por el control de la empresa, y viajaron por todo el país en busca del apoyo de los accionistas, gastando millones de dólares en publicidad en diarios nacionales de gran tirada. La fusión de HP con Compaq, orquestada en 2002 –si bien pudo ser un éxito personal para Fiorina - fue considerada por algunos como un fracaso y por otros como un gran error. Pero Fiorina se preocupó de percibir unos cuantiosos ingresos y bonos embarcando a la empresa en un plan de reducción de costos y despidos, que causó profundo malestar en los empleados..

Según Warren Bennis, una notoria autoridad en liderazgo, es aquí donde tuvo su mayor fracaso. “Ella dijo que deseaba preservar lo mejor de la cultura de HP, pero nunca aprendió realmente la cultura de la empresa -afirmó Bennis -Aunque aseguró seguir los pasos de sus fundadores, (William) Hewlett y (David) Packard, nunca vio realmente la compañía desde la perspectiva de los empleados. Si usted desea liderar a empleados, usted debe ingresar a su mundo”. Finalmente, fue obligada a renunciar en 2005, cuando la compañía había perdido la mitad de su valor en bolsa. No obstante, se asegura que HP le pagó U$S 21 millones en indemnizaciones por despido y unos U$S 20 millones más en opciones sobre acciones.

*Tony Hayward: CEO de BP. La petrolera BP anunció recientemente que el controvertido e impopular CEO de la compañía, Tony Hayward, dejará el cargo. Días después, surgió el rumor dentro de la misma BP que Hayward recibiría una masiva indemnización, a pesar de presidir una empresa que ha causado uno de los peores desastres ambientales en la historia de los Estados Unidos. Si bien no hay una palabra oficial sobre lo que recibirá, se especula con una cifra cercana a los U$S18 millones, más una pensión anual de U$S 930.000. ¿¡Quien dijo que ensuciar el medio ambiente es mal negocio..?!

*Harry Stonecipher: CEO de Boeing. Harry fue obligado a renunciar a la presidencia de la emblemática constructora de aviones, debido a acusaciones de que había tenido un romance con una ejecutiva de la compañía en 2005. A diferencia de algunos de los otros directores ejecutivos de esta lista, Stonecipher fue penalizado por sus acciones, y tuvo que entregar $38 millones en acciones de la empresa. Sin embargo, los amigos de Boeing no lo dejaron salir con las manos vacías. Como parte de su paquete de indemnización, Stonecipher se alzó con U$S11 millones en acciones más una pensión anual de U$S 681.000 al año. (No se aclara si con la ejecutiva también..) ¡Romances así, valen la pena…!

*Hank McKinell: CEO de Pfizer. Estuvo a la cabeza de la compañía durante cinco años, al final de los cuales, en 2006, los accionistas vieron como la empresa perdía el 43% de su valor en el mercado. ¿Castigo? Más bien premio. McKinnell dejó Pfizer con uno de los paquetes de compensación por despido más grandes en la historia, al recibir U$S122 millones en dinero de la jubilación, más una compensación adicional por valor de $78 millones. Dicen, que para curarse en salud..!
*Rick Wagoner: CEO de General Motors. Wagoner, quien ha sido ejecutivo principal de la GM desde 2000, fue presionado por el gobierno de Obama a renunciar, en el marco de un esfuerzo para reestructurar la empresa. Cuando Wagoner dejó la GM, en marzo de 2009, la compañía estaba al borde de la ruina financiera. Un mes después, se declaró en quiebra. En los últimos cuatro años, General Motors ha registrado pérdidas por 82,000 millones de dólares y estuvo a punto de quedarse sin dinero a fines de 2008, cuando el Tesoro de Estados Unidos le dio 13,400 millones de dólares en préstamos de emergencia. Wagoner, fue uno de los tres directivos de automotrices fuertemente criticados por viajar a Washington para pedir ayuda financiera a los contribuyentes, en los aviones privados de sus empresas. Pero Rick no quedará “a pié”. De acuerdo con la Comisión de Valores y Bolsa, GM le pagará U$S 8,2 millones dólares por los primeros cinco años de su jubilación y 74.030 dólares cada año hasta que se muera.

De izqda. a dcha.: Wagoner, de GM; Gettelfinger, presidente del sindicato UAW; Mulally, presidente de Ford; y Nardelli, presidente de Chrysler, en el Capitolio.









NOTA: En diciembre de 2008, los afamados CEOs de GM, Ford y Chrysler se presentaron ante el Congreso de EE.UU. para pedir hasta 34.000 millones de dólares de los dineros públicos ¡¡para salvar a sus empresas..!! No obstante, estos célebres fabricantes americanos advertían, incluso, que estas ayudas podrían quedar cortas debido a la difícil situación que atravesaban. ¡¡Patético!! Sólo GM necesitaba 12.000 millones (4.000 de ellos antes de final de año), pero podría requerir otros 6.000 si la situación del mercado no mejora, según la propuesta hecha por la compañía. Ford, por su parte, reclamaba 9.000 millones y Chrysler solicitaba un crédito puente por unos 7.000 millones.

Además, todos ofrecían ahora modificar la retribución de sus ejecutivos. Por ejemplo, tanto Wagoner como Mulally se sumaron al solidario anuncio de Bob Nardelli, su colega de Chrysler, ofreciendo cobrar sólo un dólar al año si se obtenía la ayuda. ¡Una oferta demasiado onerosa ..para seguir cosechando pérdidas! Congresistas y senadores parecen haber descubierto ahora que parte de la pérdida de competitividad de los tres fabricantes, se debe a las cargas que soportan tras las alegres concesiones en descuentos y bonificaciones ofrecidas durante los años de bonanza. Y culpan por la diferencia del coste de la mano de obra entre las fábricas que tienen en EEUU los constructores locales y las marcas japonesas -la mitad para éstas- a la carga por seguros de enfermedad y pensiones.

Paradójicamente, mientras Edwards Deming logró que se estableciera en los años ´80 el premio máximo a la calidad y la productividad japonesa, en EE.UU. se decretaba ahora, ¡el premio máximo a la ineficiencia norteamericana! Rick Wagoner, por su parte, se disculpaba reconociendo: "Estamos hoy aquí porque cometimos errores... Factores fuera de nuestro control nos han empujado al borde de la ruina". Según una encuesta de CNN, el 61 por ciento de los estadounidenses se oponía a un plan de rescate.
Argenta
Octubre, 2010

Fuentes: Expansión & Empleo; Terra.com: Financial Times. (*) Lucy Kellaway, Financial Times, diciembre de 2001

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