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Thursday, March 06, 2008

Las debilidades socialistas.

Ser pobre es hermoso; ser rico.. ¡demasiado sabroso!



Hace un tiempo atrás, circuló por nuestros correos electrónicos una información acerca de los sueldos y beneficios que perciben algunos de los mas encumbrados personeros de las instituciones estatales venezolanas y que, por cierto, no concuerdan demasiado con la afirmación del Presidente de la República, de que “ser rico, es malo..” . En todo caso, parecería ser que no para todos los revolucionarios la cosa es tan así. Citaré solo algunos –tal y como me llegaron -entre los más representativos.


La Presidenta de la CANTV gana: 80 Millones Mensuales + 10 Meses de Aguinaldo; lo cual suma más de: 1.700.000.000 Anuales. CASI DOS MILLARDITOS PARA LA POBRE.
El Presidente de PDVSA gana: 45 Millones Mensuales + 0,5% de la Renta de PDVSA + Bono de Producción y Meta OPEP + 9 Meses de Aguinaldos. CASI 8 MILLARDITOS ANUALES PARA EL POBRE.

El Defensor del Pueblo gana:25 Millones Mensuales + 10 Meses de Aguinaldo Lo cual suma más de: 550.000.000 Anuales MÁS DE MEDIO MILLARDITO PARA EL POBRE.
El Contralor General gana:30 Millones Mensuales + 10 Meses de Aguinaldo Lo que suma más de: 660.000.000 Anuales MÁS DE MEDIO MILLARDITO PARA EL POBRE.
El Fiscal General gana:35 Millones Mensuales + 8 Meses de Aguinaldo Lo cual suma más de: 700.000.000 Anuales CASI UN MILLARDITO PARA EL POBRE.
Los Rectores del CNE ganan cada uno:30 Millones Mensuales + 12 Meses de Aguinaldo Lo que suma más de: 720.000.000 Anuales c/u. CASI UN MILLARDITO PARA CADA POBRE.
Los Magistrados del TSJ ganan cada uno:37 Millones Mensuales + 10 Meses de Aguinaldo Lo que suma más de: 814.000.000 Anuales c/u. CASI UN MILLARDITO PARA CADA POBRECITO.
Cada Diputado de la Asamblea Nacional gana:16 Millones Mensuales + 10 Meses de Aguinaldo + Viáticos + 4 Millones para los Directivos + 250 Mil Dólares para cada Directivo para Viajes al Exterior, lo que suma más de: 500.000.000 Anuales. MÁS DE MEDIO MILLARDITO PARA CADA POBRE.

Para aquellos lectores de esta página que no tengan referencias comparativas sobre niveles de remuneración laboral en Venezuela, les damos simplemente un dato ilustrativo: Los Médicos Venezolanos del MPPSALUD ganan cada uno: 870.000 Bs Mensuales + 3 Meses de Aguinaldo; lo cual suma apenas 13.500.000 Anuales PARA CADA POBRE..!!.

Todo esto, nos lleva a preguntarnos: ¿Quienes son hoy los nuevos ricos en Venezuela? ¿Quienes conforman las nuevas “clases altas” venezolanas? ¿Quiénes son los que hoy adquieren y disfrutan los bienes y servicios más sofisticados? ¿Socialismo Siglo XXI?
En su nuevo artículo “¿Para donde va la Revolución Bolivariana”?
Marcelo Colussi, el Periodista y Psicólogo de izquierda que diera origen a los dos últimos artículos publicados por mi en diciembre de 2007, y en esta página, sigue rastreando los motivos ocultos –y también los visibles –que llevaron al rechazo de la propuesta socialista del Presidente Chávez durante el referéndum del 2 de diciembre. Nadie mejor que Colussi, de declarada inclinación izquierdista y Chavista, para meter a fondo el bisturí en el intento de realizar la anatomía de un proceso socialista que –por ahora –ha mostrado más populismo que socialismo.

Del artículo http://www.argenpress.info/nota.aspnum=052380&Parte=0
extracto lo más sustancioso dentro de esa crítica sanadora y constructiva, pero que –dentro de mi particular concepción -me lleva a pensar que Venezuela se encuentra atrapada en un modelo que solo podría ser viable si se empleara la clonación de algunos de sus mejores hombres, para crear –no el hombre nuevo –sino por lo menos el mejorado. Algo que por ahora, sólo está arrojando reproducciones de mala calidad.

“Esta burocracia sin conciencia revolucionaria –fustiga duramente Colussi en su artículo - aunque repita hasta el hartazgo consignas chavistas y se vista con una franela roja para cada movilización a la que asiste puntual- no tiene nada que ver con un planteo socialista. Digamos, de paso, que revolución no es -o no es sólo- la plaza llena de chavistas, la 'marea roja'. Estos nueve años las plazas se llenaron de franelas rojas y consignas, y se ganaron elecciones una tras otra con un Hugo Chávez casi heroico, pero eso no alcanza para cambiar revolucionariamente una sociedad. Esta burocracia dominante es su patética demostración.

Cambiar una sociedad es transformar las relaciones de poder entre las clases a partir de una nueva organización del proceso de producción, cambiando además la ideología, la conciencia, la cultura dominante -prosigue Colussi. Sin dudas en estos años se dieron pasos importantes en la forma en que se repartió la renta generada por el petróleo haciéndola llegar a la gran mayoría de la población por medio de los nuevos programas sociales; lo cual tuvo un valor extraordinario. De ahí que la derecha puso el grito en el cielo, porque los históricamente excluidos comenzaron a ser tenidos en cuenta (mal ejemplo que puede cundir por otros países, por eso se lo buscó detener de raíz). Pero la forma de la propiedad de los medios de producción no cambió. Y si bien se inició un proceso de fomento de nuevos valores socialistas, la cultura general no sufrió mayores cambios. Permaneció el individualismo, se mantuvo el consumismo grosero así como una chabacana cultura de la ostentación. Por tanto, el reforzamiento de esas tareas de movilización ideológico-cultural es definitorio. Si no, es imposible avanzar de verdad hacia la justicia social.

Sabiendo que el hecho cultural es más difícil de cambiar que ninguna otra cosa, podría decirse que ahí es donde más débil está aún la revolución. La gran mayoría de los funcionarios de gobierno, los cuadros de dirección y cuadros medios de la estructura del Estado, lejos de cambiar -aunque se declarasen chavistas- siguieron con la lógica capitalista de la que son herederos. La búsqueda de beneficio económico inmediato, el individualismo, el consumismo, la figuración ante todo, siguieron vigentes como patrones dominantes en la práctica ideológica del día a día. Lo cual demuestra algo, quizá de un modo trágico, o grotesco: no se le pueden pedir peras al olmo. Si no hubo un proceso revolucionario, ¿por qué todos esos funcionarios iban a ser ahora, casi de la noche a la mañana, inquebrantables militantes con una ética socialista blindada e incorruptible? Y la corrupción se mantuvo, herencia de una larga tradición de país rentista.

Esa derecha clasemediera sin conciencia revolucionaria, más apegada al lujo banal, al whisky escocés y al automóvil de lujo como marca de 'triunfo' personal que a los valores de transformación social y a la solidaridad, fue la que lentamente ocupó la cotidianeidad de los cuadros dirigenciales. Y esa misma conciencia individualista es la que comenzó a imponerse en la conformación del nuevo partido socialista, engendro raro sin línea política precisa, sin proyecto revolucionario definido. Como cualquier formación político-social, esa derecha buscó su expansión y fue ocupando 'naturalmente' los espacios claves de la revolución. Hoy, en buena medida es el nuevo empresariado 'bolivariano' que, con un discurso ambiguo, hasta en apariencia socialista en algún caso, termina funcionando como freno a los cambios que se venían produciendo estos años pasados, cambios que, de continuarse y radicalizarse, efectivamente podrían llevar al socialismo.
El escenario no difiere mucho de lo que sucedió en la Nicaragua sandinista cuando la revolución fue desalojada del poder: un sector -los seguidores de Daniel Ortega- terminó adueñándose del partido, y con un discurso ambiguo disfrazado de izquierda, se dedicó a sus negocios (la famosa 'piñata' en que se repartieron los bienes del Estado antes de entregar la administración a Violeta Barrios de Chamorro en 1990). 'Nuevos ricos', empresarios en el más cabal sentido de la palabra -explotadores de la mano de obra de sus asalariados, así de simple- que terminaron siendo un freno a un auténtico proyecto revolucionario, desde la oposición en aquel caso, de nuevo en el gobierno en la actualidad. La homologación puede ser útil, porque empresario -más allá del calificativo: sandinista, o peronista como lo fue en Argentina, o bolivariano- es, ante todo, explotador, aunque tenga tintes nacionalistas (¿puede haber empresarios 'buenos'? ¿Qué podría tener de 'revolucionaria' para el pobrerío una burguesía nacional?).

Hoy, el escenario que se dibuja luego de la derrota en el referéndum de diciembre pasado, es el de una clase de nuevos empresarios bolivarianos que, a la sombra del Estado y manejando el recurso petrolero, no pareciera estar muy dispuesta a impulsar un proceso revolucionario hacia el socialismo. Por eso retrasó y complicó la organización popular con vistas al pasado referéndum llevando a la derrota en la contienda electoral. Por eso también está maquinando con todo su poder para terminar manejando el naciente PSUV, donde antes de que el mismo esté constituido como fuerza política, ya maneja el tribunal disciplinario, listo para taparle la boca a cualquiera que ose levantar críticas contra este proceso de involución que pareciera se está viviendo ahora. Burocracia empresarial -'boliburguesía' como se le dice por allí- que intentará mantener sus cuotas de poder disputándole espacios a la oligarquía tradicional, por lo que se preparará para ganar las próximas elecciones de fin de año, pero que, aunque triunfe, ya ha sacado de su mira la profundización de la revolución. Y que, por otro lado, tiene las maletas preparadas para salir huyendo si la derecha tradicional regresa con ánimos revanchistas. O que, probablemente también, pueda terminar conviviendo en un clima de armonía con ella (pacto de por medio, claro está, sin pueblo).

Es imposible decir con rigurosa certeza qué papel juega el presidente Chávez en este escenario. ¿Esa derecha endógena lo tiene secuestrado? ¿Qué pasa con el declarado proceso de revisión que se emprendió: va en serio y habrá 'limpieza', o es pura retórica? ¿Cuál es la relación establecida entre esta burocracia de Estado y de partido y el líder: quién sostiene a quién?Más allá de tener respuestas para cada uno de estos interrogantes –concluye Colussi - lo cierto es que este escenario pareciera el que se va prefigurando hoy. De fortalecerse, la revolución habría perdido su carácter transformador para terminar siendo un proceso reformista, nacionalista en el mejor de los casos pero sin contenido clasista, y muy probablemente pasando a tener características populistas, mas no socialistas”.

Argenta argentaster@gmail.com
Marzo, 2007

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