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Monday, October 22, 2007

Venezuela: ¿una Reforma que de..forma?



Constitución
“a la medida”
Presidencial.

Que en Venezuela había y hay muchas cosas para reformar y mejorar, nadie en su sano juicio lo puede negar! Partiendo desde el hecho de que el quinto productor mundial de petróleo acumuló en sus treinta últimos años los más aberrantes índices de pobreza en su población (80%), es un hecho que da para pensar..
Si a esto le sumamos el hecho de que teniendo las tierras más fértiles del mundo no ha sido capaz de autoabastecerse de los más elementales alimentos (caraotas, maíz, arroz, trigo, leche, etc.) importando hasta un 70% de su consumo, es otro hecho para pensar.

Que la mayor parte de su empobrecida población no tuviera derecho a la educación y a la salud si no había “cheque” de por medio –aún cuando ni siquiera tenían chequera - no es menos significativo. Que la descomposición social haya llegado a que niños de 13 y 15 años se conviertan en implacables e insensibles asesinos que matan por un par de zapatos, una moto, o una venganza personal, ubicando al país entre los tres más peligrosos e inseguros del mundo, no es menos preocupante. No es extraño pues, que Venezuela haya llegado a una crisis social total en seguridad, marginalidad, falta de empleos dignos, educación, salud, y producción.

Y por ello a nadie le extrañó demasiado que un modesto militar, que con unos pocos compañeros intentó dar un frustrado golpe de estado en el año 1992, se haya erigido de la noche a la mañana en el “emperador” de un país sin norte y sin destino. Como tampoco es de extrañar que ahora – después de haber “sembrado y regado abundantemente el petróleo” entre los desposeídos propios y ajenos - el emperador haya decidido reformar la Constitución Nacional, sembrando a su vez, un montón de interrogantes que tienen bailando salsa a más de uno.

Es cierto que el nuevo monarca venezolano ha cumplido buena parte de las promesas hechas a sus súbditos, beneficiándolos con ambulatorios médicos hasta en los barrios más inhóspitos, con modernos centros de salud y medicamentos gratuitos, con nuevas escuelas de atención integral, con planes educativos y nuevas universidades, y una serie de obras sociales y de infraestructura largamente reclamadas por la población. También es cierto que nunca faltó en el discurso del presidente la alusión y la identificación con un modelo socialista como pensamiento y línea de acción. Pero lo que también es cierto es que nunca se le consultó expresamente al pueblo si quería “adoptar” un modelo socialista, marxista leninista, como forma de gobierno, de vida y de expresión. Y esto ya era motivo de una gran consulta nacional y de una “nueva” Constitución, tras un gran pacto social!

El presidente aduce que quienes creyeron en él, siempre oyeron de él esta intención; más no es lo mismo oír una intención y unos postulados ideológicos destinados a cambiar una orientación, que la implantación vía “fórceps” –con apenas tres meses de discusión -de una ideología única que cambiará radicalmente los pilares de la convivencia, los principios y valores, la forma de pensar, actuar, de producir los bienes y servicios, y de interrelacionar los distintos actores y sectores de la nación. Que dentro de cada uno de estos temas existen debilidades estructurales dignas de ser revisadas y mejoradas, también es cierto.

Lo grave de esta situación - que pretende corregir una aberrante e injusta exclusión social - es que se cae nuevamente en la exclusión, ahora con otros excluidos, en el caos y la anarquía, en la intolerancia y la radicalización, a través de la imposición de un modelo socio-económico sin referencias propias, hijo de padres de dudosa legitimidad y cuestionable credibilidad. Inevitable, me dirán algunos; lo cual para mi no justifica que no deban agotarse tanto las medidas “de forma” como las “de fondo” para lograr un clima de entendimiento, cuando lo que está en juego es nada menos que el futuro de la nación!

Personalmente, pienso que Venezuela había dado un gran paso adelante con la actual Constitución, considerada en su momento como un verdadero ejemplo de ordenamiento jurídico a nivel nacional e internacional. Y así como creo que hay agregados de indudable acierto entre las propuestas del Presidente, también creo que peca de un excesivo personalismo rayano en el capricho, con la modificación de varios de sus artículos. O sea, creo que en definitiva, no hay muchas razones para “reformar” la actual Constitución, más allá de una acumulación de poder que se me ocurre hasta infantil, utilizando las necesidades de buena parte de la población.

Por otra parte, el agregado indiscriminado y casi permanente de nuevos artículos por parte de la Asamblea Nacional –algunos para su consumo personal - hacen muy poco creíble lo de la consulta popular, y más bien le quitan seriedad a la propuesta original del mandatario.

La interrogante es si el actual Presidente de Venezuela, basado en la fortaleza de una producción petrolera en la cual por cierto muy poco ha intervenido el esfuerzo mayoritario de la población, podrá “sembrar el petróleo” creando empresas y empresarios socialistas eficientes, responsables, competitivos, y comprometidos con las necesidades de la nación. Por experiencia se que los buenos gerentes y administradores, no se preparan de la noche a la mañana. De ahí mis dudas sobre la viabilidad de un modelo socialista –casi al borde del comunista –en donde el estado se reservará el derecho sobre los grandes medios de producción, y unos empresarios que bajo el esquema de empresas “sociales” en dependencia directa con el Estado, y con sistemas de retribución aún no definidos, gestionarán la mayor parte de la producción nacional.

El caso de Venezuela es casi único en el mundo, por ser una economía tan dependiente del petróleo que, prácticamente con sus ingresos soporta todo el nuevo esfuerzo social y una nómina de trabajadores que ha pasado de los hasta ayer excesivos 40.000, a más de 100.000. Pero el vertiginoso crecimiento demográfico en la última década y media ha aumentado en más de un 50% su población, y si bien es cierto que la exportación petrolera a trepado hasta un 89.6% de la exportación total por concepto de incrementos en sus precios, también es cierto que el ahora repudiado sector privado venezolano sigue generando nada menos que el 80% del empleo formal. ¿Cómo se conjugará esta realidad? ¿Podrán los nuevos empresarios socialistas –para quienes las “ganancias” son cosa casi prohibida - cubrir con sus aportes productivos e impositivos, las necesidades crecientes de una población en aumento, con más dinero y más exigencias?

Sin duda, el respeto a esas mayorías hasta ayer excluidas, debe ser la base para el establecimiento de un nuevo contrato social. La mayor preocupación que nos deja esta experiencia de Reforma Constitucional, es que el pueblo venezolano se acostumbre a aceptar – marcando un peligroso precedente- que se adapte la Constitución a la medida de un Presidente, cuando lo sanamente aconsejable es que sean los presidentes quienes se adapten a la Constitución. Por aquello que afirmaba Bolívar, de que “éstos se acostumbran a mandar y los pueblos a obedecer, de donde se origina la usurpación y la tiranía".

Argenta
Octubre, 2007

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