Alison Lapper: ¡Desde el Pedestal!
La vida no le sonrió a esta inglesa de 40 años. Además de nacer sin ninguna de sus extremidades superiores y con las piernas más cortas de lo normal –o quizá por ello mismo - sus padres la abandonaron y tuvo que pasar su infancia en una institución del estado junto a otros niños minusválidos. Un lugar a medio camino entre "el cariño y la crueldad", según cuenta en la autobiografía publicada, 'My Life in my Hands'. - "Éramos varios niños sin miembros, a consecuencia de la ola de la talidomida –recuerda Alison. “Para nosotros era difícil adquirir el equilibrio. No podíamos estar sentados sin caernos y éramos incapaces de levantarnos. Entonces, nos cogían y nos colocaban sobre un zócalo de escayola. Éramos niños de exposición".
Tenía cuatro meses cuando su madre aceptó verla por primera y última vez. A su padre no lo conoce. Eran obreros de una fábrica automovilística en el condado de Yokshire y se separaron cuando ella nació. También tiene una hermana, sin minusvalías, tres años mayor, a la que apenas conoce.
Sin embargo, en lugar de resignarse Alison, con 19 años, viajó sola a Londres donde consiguió diplomarse en Bellas Artes y convertirse en una pintora reconocida. Actualmente se gana la vida pintando con la boca y los pies, mientras cría a su hijo Parys, de seis años, fruto de una relación ya terminada. Del padre de Parys, prefiere no hablar. Una historia de maltratos sin nada para rescatar. Pero su pintura ha obtenido el reconocimiento y ha sido premiada con la mayor condecoración de Inglaterra, el Member of the British Empire (MBE) por los servicios prestados al arte. Se la entregó la reina en persona.
Una actitud positiva.
Con veinticinco años de edad, un A-Level en Arte y “todos los cursos imaginables”, las cosas fueron bien. Mucha gente empezó a interesarse en su trabajo y surgieron exposiciones en varias galerías.
"Tengo muchas cosas que probar –
afirma - más que cualquier otra persona; así que decidí tener una actitud positiva. Yo también tengo derecho a ello, aunque tenga que estar continuamente peleándome con las barreras y con los límites”. –“A los 19 años me fui sola a Londres. En coche. Acababa de conseguir mi permiso de conducir tres meses antes. Sabía que me la estaba jugando. O la ciudad me salvaba o me mataba”. En otro momento de sus confesiones, manifiesta: "La confrontación con el exterior era necesaria para saber lo que podía aguantar. Para conseguir mi propia autoestima”.
En 1999, Alison quedó embarazada. Y fue sin duda el gran hito de su vida. Albergó a su hijo en su cuerpo de sólo unos cuantos centímetros, hasta dar a luz a un bello niño rubio y …entero. -"Nunca pensé en ser madre –confiesa - Al ser inconcebible para los demás, había terminado por serlo también para mí. Parys es un maravilloso accidente. No es una revancha. Es sólo mi milagro".
En octubre del 2005, en su serie Documentos TV, la TVE emitió un documental sobre la vida de Alison y Parys titulado “El bebé de Alison”. En él podía apreciarse la increíble habilidad de esta madre para manipular y sostener a su hijo con la boca, y a su vez como disfrutaban juntos de las clases de natación –dos veces por semana –en las cuales Parys, acostado encima de su madre, se dejaba llevar ajeno al hecho de que no habían brazos para sostenerlo.
Subiéndose al pedestal.
No fue fácil para Marc Quinn –el renombrado escultor británico promotor y enamorado de la idea - acceder al Fourth Plynth de la plaza Trafalgar. Estaba reservado para una gran estatua ecuestre que se quedó sin financiación. Pero el proyecto de Marc, y la historia de Alison, cambiaron el destino del gran pedestal. Ahora está destinado a la exposición de artistas contemporáneos.
Si bien Quinn confiesa haberse sentido maravillado por las dimensiones de belleza y estética diferentes que le proporcionaba el cuerpo de Alison, difícilmente el simple hecho de ser Alison un ser extra-normal, hubiera sido suficiente para llegar al pedestal de Trafalgar Square.. De hecho, el mundo esta lleno de ellos. Fue su actitud ante la vida y la forma de enfrentarla, lo que trascendió e hizo conocer al mundo que allí había un ser excepcional. "No es la discapacidad de por si lo que trasciende; lo que lo hace es la especial capacidad de los discapacitados para ganarse un espacio y marcar su presencia". (argenta)
No fue fácil para Marc Quinn –el renombrado escultor británico promotor y enamorado de la idea - acceder al Fourth Plynth de la plaza Trafalgar. Estaba reservado para una gran estatua ecuestre que se quedó sin financiación. Pero el proyecto de Marc, y la historia de Alison, cambiaron el destino del gran pedestal. Ahora está destinado a la exposición de artistas contemporáneos.
Si bien Quinn confiesa haberse sentido maravillado por las dimensiones de belleza y estética diferentes que le proporcionaba el cuerpo de Alison, difícilmente el simple hecho de ser Alison un ser extra-normal, hubiera sido suficiente para llegar al pedestal de Trafalgar Square.. De hecho, el mundo esta lleno de ellos. Fue su actitud ante la vida y la forma de enfrentarla, lo que trascendió e hizo conocer al mundo que allí había un ser excepcional. "No es la discapacidad de por si lo que trasciende; lo que lo hace es la especial capacidad de los discapacitados para ganarse un espacio y marcar su presencia". (argenta)
“Es un honor para mí estar ahí arriba” –declaró Alison – “Estamos haciendo historia. Nunca antes un minusválido, y menos una mujer desnuda y embarazada de ocho meses, se ha expuesto en un lugar tan prominente y de forma tan positiva”. “Habría sido yo misma con o sin mi minusvalía –se contesta a si misma - Habría sido alguien fuerte, de cualquier manera. Y quizás todavía más fuerte. Sin duda me habría permitido más locuras, más instantes de sinrazón. ¡Qué sé yo! Hay que estar ya loca para reconocer la diferencia y reírse. También hay que estarlo para alimentar, desde que nací, esta pulsión vital". Y mientras dice esto, su hijo Parys, con sus pequeñas manos, le da masajes en el cuello.
Argenta
Noviembre, 2006
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