Mi pintura mas valiosa.
Mi pintura más valiosa.
Por: Argenta
(Una historia verídica..)
Los amigos que vienen a mi casa suelen preguntarme sobre una pintura que yace en un lugar destacado, sobre un mueble de la sala. Les contesto que no la compré en Christie´s ni en Sotheby´s. Es una pintura que ni siquiera la compré; me la regaló René una apacible noche caraqueña, allí en la esquina del Hotel Caracas Hilton frente al Ateneo de Caracas.
Salía con mi amigo José Luis de una exposición en el Hotel, y él estaba allí, con sus amigos artesanos-indigentes, compartiendo no se que..Al pasar, mis ojos se detuvieron brevemente sobre el pequeño cuadro que estaba pintando y ello fue suficiente para que él captara mi mirada. Se levantó inmediatamente y con la lámina en una mano y el pincel en la otra, me preguntó:-¿Te gusta mi pintura? ¡Llévatela!!
En un impulsivo gesto de defensa, le respondí: -“Gracias, no tengo dinero para pagártela".
-¿Y quien te dijo que está en venta? –me respondió veloz- -ésta no la vendo! ¿Sabes porque te la regalo? porque te pareces a mi viejo; en cuanto te ví me lo recordaste. Y quiero hacerte un regalo por recordármelo – dijo mientras me la alcanzaba con un gesto casi suplicante.
Disminuí el paso; me conmovió a tal punto que en vez de ver al indigente pedigüeño y quizá hasta peligroso, vi la cara de un ser humano solitario, rechazado, necesitado de afecto, y un poco de comprensión. Lo miré a los ojos; unos ojos grandes de niño abandonado, aunque no era un niño. Le calculé unos veinte y pocos años, no llegaba a treinta.
-Tómala - me dijo – llévatela! Me llamo René y me haces un honor si te la llevas. ¡Claro que la podría vender, siempre las vendo! pero quiero regalártela. Tu me pareces una buena persona y solo te pido que alguna vez te acuerdes de mi.
Tomé la pintura con la tempera aún fresca sobre la cartulina rústica. José Luis me llamaba impaciente para ir a cenar. Pero René con voz apresurada comenzó a contarme parte de su historia y su apellido. Un apellido conocido, sin duda. Que tuvo una linda familia y que por un accidente, se quedó solo.. Sus ojos comenzaron a iluminarse; no se si serian lágrimas o alguna sustancia extraña. Finalmente, me tendió la mano: -Me siento feliz de que te lleves mi pintura –me dijo - y le pediré a Dios que te proteja! Cuando la mires, acuérdate de mi.
La traje con sumo cuidado para no estropearla, y la puse sobre un mueble en la sala. René no es un indigente; es un producto de las circunstancias.
A lo mejor usted puede verlo cualquiera de estas noches allí en la esquina del Caracas Hilton, frente al Ateneo. Es un tremendo pintor; pero más que nada, es una tremenda persona! Por eso, a pesar de que su pintura no se cotice en Sotheby´s o en Christie´s, cuando alguien me pregunta ¿de quien es ese cuadro?, contesto con orgullo: es de un gran amigo mío; un pintor venezolano que me lo regaló especialmente por que le recordé a su padre..
Yo no se si él aún se acordará de mi, pero cumplió su objetivo; yo me acuerdo de él cada vez que veo su pintura.
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