El culo sucio, en Argentina.

“La unidad sirve si le resolvemos algunos problemas al pueblo, si se los agravamos no sirve para nada”. Así exponía recientemente, Cristina Fernández de Kirchner la fractura de su experimento político en el Senado, ante un grupo de ciudadanos que fueron a darle su apoyo por el ataque -de sus mismos fanáticos -a su despacho. ¡Pero es que hace 14 años que esta señora no le resuelve nada al pueblo! Y porque por más que trate ahora miserablemente de justificar su fracaso tirándole el poncho a su presidente, puesto por ella y para proteger sus cagadas, él tiene apenas dos años en el gobierno del cual ella es arte y parte. ¡Porque esto es tener el culo sucio!

Me gusta mucho como define esta situación Javier Calvo, Jefe de Redacción de Diario Perfil. “Esta sucesión de desencuentros entre el jefe de Estado y su vice no es nueva. Ya se ha contado en este espacio que Máximo Kirchner solía llamarlos Pimpinela, por el dúo musical de los hermanos Galán cuyo mayor éxito era un tema donde vivían discutiendo”.

El Senado de Argentina aprobó con 56 votos a favor, 13 en contra y tres abstenciones, el acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para refinanciar la deuda que contrajo en 2018, bajo la presidencia de Mauricio Macri. Pero que quede claro: ¡la deuda la contrajo la Argentina para tapar los desastres financieros heredados de Cristina, y no de Macri para cubrir su tarjeta de crédito! Y ahora, neciamente ella se negó a votar el acuerdo tomando posiciones individuales y mezquinas, frente a la enorme crisis que ha ahondado su vicegobierno.

Su mezquindad es tan evidente como su orgullo. Hoy, cuando ni siquiera estuvo en la Cámara Alta en el momento de la votación. Ayer, cuando caprichosamente no quiso ponerle la banda presidencial a Mauricio Macri. Y el asunto no es ya levantar carteles con “FMI o Patria”, sino “FMI o hambre”, para los argentinos más necesitados. Y ella lo sabe. Porque si no se firmaba con el FMI, Argentina entraba en default, y no habría un mango ni para los mínimos planes sociales. Pero su necedad es más fuerte que su compromiso con la nación. Y entonces, ¿dónde queda su perorata de “la unidad sirve si le resolvemos algunos problemas al pueblo, si se los agravamos no sirve para nada”? ¿Acaso no firmando, se los resolvía?

Quienes lo observamos desde afuera, pensamos ¡qué triste que ese hermosísimo país hermano, con tanto para darle a su gente, e incluso al mundo entero, esté hoy, en medio de una crucial crisis política, económica y financiera, simplemente entrampado y prisionero, en algo tan estúpido como inconducente, que es la pelea entre la vicepresidenta y el presidente por ella propuesto. Y lamentablemente todos los medios televisivos argentinos, que emiten para el mundo entero, están haciendo su negocio, con la desgracia de ellos mismos.

Y claro, los siempre menos favorecidos no entienden nada; ni les interesa. Decime otra nueva mentira que parezca verdad, y que me asegure unos manguitos más, o unos beneficios más, para mi familia, y yo te vuelvo a votar. ¡Vaya! Los argentinos no llegan a darse cuenta cómo esto repercute negativamente, y cuánto, saliendo de sus fronteras. Buena parte del mundo exterior ve hoy a la Argentina como un circo donde los payasos muestran su culo sucio. SI; en lugar de payasadas, muestran lo menos gratificante de sus figuras. ¡Pero esta vez, sin disfraz!

Argentina es hoy, un paria internacional. Porque está en el medio de una trilogía Cuba-Venezuela-Nicaragua, y sus absurdas prepotencias para desafiar al FMI, el único organismo que le presta plata para salvar sus desgraciados intentos de ¿gobernar? Ahora, Alberto Fernández se comprometió, frente al FMI, que “Los objetivos del programa, son los objetivos del Gobierno”, para descartar cualquier posibilidad de cambio ante la presión de Cristina Fernández de Kirchner, Máximo Kirchner, La Cámpora y el Instituto Patria. Los únicos que no votaron el acuerdo. Los únicos a los cuales, más que el interés de solucionarles problemas a los argentinos, son capaces de agravarlos para mantenerse en el poder. Y porque tienen….

 

Alberto Rodríguez Genta

argentaster@gmail.com