Chávez: el Gran Hermano.
Y sí; él se presentó así ante la región y el mundo, y en alguna medida ha cumplido lo prometido. Ha impulsado programas y ayudas para los más necesitados de su nación, y ha favorecido a varios países del entorno “hermanándolos” a través de una generosa ayuda petrolera, además de realizar inversiones, donaciones y contribuciones de diversa especie. Petróleo barato y financiado, casas prefabricadas, aviones y helicópteros, carreteras, donaciones para mejorar infraestructuras hospitalarias y reflotar emprendimientos comerciales colapsados, compra de bonos estatales, y hasta algún maletín con un poco de “efectivo” para apalancar campañas presidenciales, han sido algunas de sus fraternas contribuciones. Frente a ello, algunos lo odian y otros lo aman. Y ahora que ha anunciado padecer una grave enfermedad, unos y otros se preguntan qué puede cambiar en sus vidas la ausencia del Gran Hermano. Y quien tiene la credibilidad suficiente para sucederlo, ante un eventual alejamiento del poder.
Nadie duda, aunque a muchos no les interese recordarlo, que ya antes de su llegada al poder, las cosas no andaban bien en Venezuela. Personalmente, no me tomó mucho tiempo descubrirlo después de mi arribo al país, en abril del ´91. Como también descubrí que simplemente –lo cual es común en estos casos –algunos no querían darse cuenta. Pero lo reconocía ya, casi coincidiendo con mi arribo, el entonces presidente Carlos Andrés Pérez, cuando al comenzar los años 90 afirmaba ante el foro del XLV período de sesiones de las Asamblea General de las Naciones Unidas que “Vivimos un período de transición histórica. A diez años del Siglo XXI, viejos esquemas ideológicos concebidos en el Siglo XIX, no pueden seguir aplicándose a nuestras realidades”. No estoy muy seguro de a que esquemas ideológicos se refería Pérez, pero al decir de la revista colombiana Alta Gerencia (Año 7/1991/No.48) –“Esto representaba no solo el pensamiento de un líder, sino de todo un pueblo que después de haber vivido gran prosperidad, se vio abocado a una dura situación de ajuste que tuvo su más dura expresión en los hechos de febrero de1989”.
No se cuánto Pérez visionaba, dentro de esa transición histórica a la cual se refería, sobre la inmediatez de los hechos que desencadenarían el cambio de esos viejos esquemas ideológicos, comenzando con aquel primer intento de golpe de Estado –precisamente de Chávez contra su gobierno - ya en febrero del ´92. Lo que vendría después, mostraría claramente un país sin rumbo, sin orientaciones claras, con un modelo económico, social y político totalmente agotado, y con liderazgos perimidos. Para los empresarios, el tema era insertar al país en la economía internacional; para los políticos, la insaciable lucha por los beneficios del poder; para el grueso de la población, en cambio, la simple supervivencia diaria, cada día más comprometida. Frente a este panorama, y con los únicos méritos de haber intentado un golpe de Estado y fracasar, distribuir unos impresos mimeografiados prometiendo la salvación de la nación, la igualdad para todos, etc.etc., y aupado por una cómplice y muy conveniente campaña mediática desplegada desde su reclusión por dos años en un cuartel, Chávez se convertiría en el Mesías. Así de simple; así de fácil, así de rápido. Además, la temprana destitución del presidente Pérez por el congreso, la elección de otro interino y luego otro mediante elecciones, más la quiebra del país en la mitad de la década por una crisis bancaria, todo y todos iban trabajando a favor de Chávez. La mesa estaba servida pues, para que una población hastiada de la corrupción, la exclusión social, la mediocridad y la mentira, cayera en la seducción de un nuevo Mesías. Al fin y al cabo, tampoco había otra cosa en el menú..
Lo lamentable, aunque previsible, de esta historia, ahora que tras el impacto del reconocimiento de su enfermedad todos se preguntan si Chávez tiene sucesor, es que sigue quedando en evidencia la vulnerabilidad de los venezolanos ante líderes autocráticos, paternalistas y mesiánicos, que fomentan el odio y el resentimiento como forma de mantenerse en el poder, ante la incapacidad de articular un proyecto de inclusión que los una en lugar de separarlos. Como lo reconoce un artículo firmado por AP, AFP y The New York Times desde Caracas “..se abren interrogantes políticos sobre el futuro de la llamada revolución socialista y bolivariana, debido a que en la estructura operativa y de organización del gobierno, Chávez es el nervio motor y figura central, de la que parten todas las decisiones y es quien traza las estrategias y políticas, tanto internas como de proyección internacional” . Enfatiza además en su influencia, “ya que más allá de ejercer el liderazgo del gobierno y del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV), tiene el poder total en el Parlamento y en varios gobiernos provinciales”.
Y como nos aclara Farid Kahhat, doctor en Relaciones Internacionales y profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP (Perú) “el tratamiento público de los temas vinculados a la salud del gobernante puede llegar al paroxismo en el caso de los autoritarismos personalizados. Es allí donde las personas prevalecen sobre las instituciones, en donde el destino del país parece pender de un hilo cada vez que el electrocardiograma del salvador de turno revela alguna arritmia”.
Y como nos aclara Farid Kahhat, doctor en Relaciones Internacionales y profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP (Perú) “el tratamiento público de los temas vinculados a la salud del gobernante puede llegar al paroxismo en el caso de los autoritarismos personalizados. Es allí donde las personas prevalecen sobre las instituciones, en donde el destino del país parece pender de un hilo cada vez que el electrocardiograma del salvador de turno revela alguna arritmia”.
Esto debería ser realmente frustrante, no sólo para el movimiento chavista, que por su propia estructura autoritaria y mono-dependiente es incapaz de formar líderes para las generaciones de relevo, sino también para sus opositores, quienes han pecado de los mismos males. Por otra parte, es cada día más visible que Chávez se ha vuelto absolutamente “castro-dependiente” demostrando una Fidel..idad y admiración a toda prueba, hacia el gobernante comunista dela isla. Mientras, también ha quedado claro que tras la inicial empatía ideológica mostrada por otros líderes de la región, la mayoría de ellos han preferido hacer mutis por el foro y bajar la empatía ideológico/chavista, a mínimos indispensables. El último y más emblemático caso es el de Ollanta Humala, quien pese a la supuesta ayuda de Chávez –o precisamente a raíz de ella –perdió las pasadas elecciones y ahora, afirmando que su modelo a seguir es el de Lula y no el del caribeño, las ganó cómodamente.
Y es que la otra gran contradicción, no sólo para el chavismo sino para la gran mayoría del pueblo venezolano, está en que mientras Chávez pretende insertarlos cada vez más en el modelo cubano comunista, los propios dirigentes cubanos están huyendo desesperadamente de él, buscando aperturas hacia la libre empresa y la propiedad privada, pues hasta las peluquerías son propiedad del Estado. Y el Estado está poco menos que quebrado, pese a la ayuda de Chávez. En este sentido, quedó flotando la controvertida frase de Fidel vertida cuando el periodista de la revista estadounidense The Atlantic, Jeffrey Goldberg, quien lo entrevistó en La Habana en octubre del 2010, le preguntó si el modelo cubano era algo que aún valía la pena exportar, a lo que el ex mandatario cubano dijo: "El modelo cubano ya no funciona ni siquiera para nosotros". Posteriormente trató de arreglarlo, asegurando en un mensaje que leyó en la presentación de la segunda parte de su libro autobiográfico que "Lo real es que mi respuesta significaba exactamente lo contrario de lo que ambos periodistas norteamericanos interpretaron del modelo cubano”. Pero el mal ya estaba hecho.
En fin; frente a las interrogantes que se plantea la opinión internacional, acerca de quién podría asumir la sucesión de Chávez en el caso de su obligado alejamiento del poder, queda claro y sin ninguna duda que al igual que en el caso cubano, el elegido sería su hermano. Adán Chávez, de 58 años, actual gobernador del estado Barinas, bastión de los Chávez, carece sin duda del carisma de su hermano -una situación similar a la de Raúl en relación con Fidel - pero mantiene su lealtad constante y ha ayudado a su hermano a lo largo del proceso de consolidación del poder. Ha ocupado varios cargos de importancia en la presidencia de 12 años de su hermano, incluido el de Ministro de Educación, y dio forma a las relaciones con Cuba.
Y es que no se trata de buscar nuevos liderazgos sino todo lo contrario: mantener la fidelidad y la continuidad para, sin reinar, perdurar. Fidel y Raúl, Hugo y Adán. ¿Se imaginan ustedes este entronque monárquico entre los cuatro hermanos? No olvidemos que en octubre del 2007, y desde Santa Clara (Cuba) rindiendo homenaje al Che Guevara en su programa dominical Aló Presidente, Chávez hablaba abiertamente de una integración entre Venezuela y Cuba, citando declaraciones del vicepresidente cubano, Carlos Lage, quien afirmó que Cuba y Venezuela comparten dos presidentes. “En el fondo somos un solo Gobierno –remató Chávez - Nos hemos enlazado para más nunca separarnos”. Algo que no creo que comparta la mayoría de los venezolanos.
Por lo pronto, y según se extrae del reciente mensaje del presidente venezolano durante la celebración del bicentenario, a su regreso de Cuba, un nuevo lema ocuparía el lugar del popular "patria, socialismo o muerte", por uno más optimista y esperanzado en su rehabilitación: "Viviremos y venceremos". Parecería ser que esta vez, ante la posibilidad de su presencia, prefiere olvidar su invocación a la muerte, y apostar a la vida. Ojalá también se refiera a la vida de los miles de sus compatriotas que se cobra anualmente el hampa, enlutando los hogares venezolanos.
Argenta Julio, 2011
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