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Monday, November 24, 2025

 

¡Llamado urgente, a padres y representantes!                                                                            


Me estoy refiriendo, en este caso -y para aquellos seguidores extra/fronteras que leen y comentan mis artículos - a un lamentable hecho ocurrido dentro de la enseñanza de nuestro pequeño y querido Uruguay. La madre de la alumna de la escuela 123 de Flor de Maroñas, que había vuelto a su casa golpeada por compañeras, les advirtió a las maestras que habría “bala y palo para todos”. Anunció, además, que volvería al día siguiente acompañada de niños para que le pegaran a otros niños, y de mayores, para que le pegaran a mayores. Y cumplió”. Según nos relata Natalia Roba, en el Observador.

 Así surgió, alberto -me empodera Natalia citando mi nombre, como si estuviéramos tomando un café juntos  - “la trifulca que se viralizó en redes, y como ocurre cada vez que se trepa al siguiente escalón en la escala de la violencia, se lo señaló como “un antes y un después” en el capítulo de madres que le pegan a las maestras, con un paro que dejó durante cuatro días a los niños sin clases y trajo como reacción la adopción de medidas urgentes”.

¿Será éste -me pregunto yo -un indicador elocuente de la disfunción social, que está atravesando nuestro pequeño y hermoso Uruguay?  Porque en definitiva ¿cómo se ataca el tema de fondo?, nos interrogamos con Natalia, ella en su columna, y yo en la mía.

“La justicia imputó a la madre, de 30 años, por dos delitos de violencia privada, uno de lesiones personales (por golpear a una madre) y otro de omisión a los deberes inherentes a la patria potestad. Durante cuatro meses la mujer tendrá arresto domiciliario con tobillera electrónica y tendrá prohibido acercarse a la escuela, aunque la jueza accedió a dejarla salir a trabajar, ya que es encargada de la limpieza de un comercio de Montevideo Shopping. Además, el padre de la niña también es indagado, según dijo la fiscal Patricia Rodríguez en la audiencia”.

Percepciones. Les juro que en el primer momento en que recibí esta noticia -vía prensa escrita y televisiva -me invadió una tremenda impotencia  “en la escala de violencia”, ante un hecho tan irracional como “incultural”, de esta madre, en especial. ¡Que volvió, acompañada de niños para que le pegaran  a otros niños, y de mayores para que le pegaran a mayores! Mi Dios; ¡esto es del argot de las peores expresiones de los irracionales fanáticos futboleros, capaces de matar -y matarnos unos a otros - porque entienden que el fútbol no es un deporte que se disfruta dentro de una cancha, sino la expresión de los violentos que intentan cobrar los resultados, fuera del deporte!

 Pero por favor, deberíamos preguntarnos, ¿qué educación le hemos dado a esta joven madre de apenas 30 años, y que, confundida, o no, ante un hecho que lesionaba a su familia, reaccionó en una forma tan brutal? ¡Una joven madre trabajadora, encargada de la limpieza de un comercio! Según su abogado, la niña sufre un “bullying sistemático” desde hace años, y supuestamente, la escuela ha estado omisa en el asunto. ¿Y si es cierto?

De modo que -y coincido con Natalia –“no se pueden cargar las tintas solo en esa madre que ante el sufrimiento de su hija tuvo una reacción totalmente desmedida y violenta. Está bien, sí, que le haya recaído la sanción penal tanto a ella, como se espera le ocurra al resto de los adultos que promovieron el acto patoteril. Cometer delitos tiene consecuencias”.

 Y entonces, ¿qué sucede en la escuela? -volvemos a preguntarnos con esta mujer periodista - ¿Cómo se procesa la violencia en esta y en cualquier otra? “¿Cómo se trata a las familias, sean una pareja, una madre sola o una abuela? ¿Se conocen sus nombres y sus problemas familiares? ¿Se las involucra en el centro educativo? Una medición de las pruebas Aristas demostraba que mientras en 2017 solo el 9% de los padres de sexto grado, encuestados decía que “nunca” o “pocas veces” tenían diálogo con los docentes de sus hijos, en 2023 ese porcentaje trepó a casi el 16%, según un informe  Tomer Urwicz que abordó el conflicto en la escuela”.

Y es que aquí está, precisamente, donde podemos encontrar las respuestas. ¡En esa falta de un elemental diálogo y conocimiento mutuo entre padres y maestros, que alimentamos diariamente una relación social, tan existencia! Y en esa falta de involucramiento de los padres durante el aprendizaje de sus hijos. Coincidentemente,  en febrero pasado el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) presentó el informe Aristas que planteaba claramente la constatación de un “deterioro de la convivencia escolar” entre 2017 y 2023.

El estudio detallaba cinco indicadores: el comportamiento en el aula; el vínculo entre alumnos y docentes (implica que los docentes tratan bien a los alumnos y están presentes ante eventuales problemas); el sentido de pertenencia a sus escuelas; habilidades socioemocionales; y la seguridad. que han ido empeorando, lo que implica “un reto adicional” ya que en ese clima más hostil no se facilita una mejora académica”.  ¿Se dan cuenta ustedes, en cuántos de estos indicadores, están implícitas la formación y los valores familiares?

Yo insisto en que en Uruguay falta una instancia de seguimiento e involucramiento familiar, en el acontecer diario de la convivencia estudiantil. Y esto me lleva a una experiencia personal, durante mi residencia en Venezuela, y mi actuación como integrante (y últimamente presidente) de la Sociedad de Padres y Representantes del Colegio Francia, (Sección venezolana) en Caracas. Creo firmemente en la necesidad de una agrupación de padres y representantes, tíos madres, abuelas, o quien sea, en el imprescindible ejercicio común del aprendizaje estudiantil.  Como una forma responsable de involucramiento, y como instancia obligada de reconocimiento, a la hora de analizar y tomar decisiones, entre nosotros mismos.

¡No me importan tanto las resoluciones y decisiones de la ANEP, ni de los organismos estatales competentes; me importa la responsabilidad civil  que debemos aceptar, todos, a la hora de hacernos cargo  de nuestra elemental e intransferible convivencia! Porque en Uruguay, ¡somos todos inocentes! ¡El culpable siempre será el gobierno de turno!

¡Y mucho puede lograr el poder de esas asociaciones! ¡Durante mi experiencia personal, junto a un magnífico equipo de padres y representantes, y de acuerdo con directores del Colegio Francia, logramos destrabar y solucionar conflictos que amenazaban con fracasar y malograr, todo un año escolar! Algunos, por mal comportamiento de jóvenes -muy jóvenes como para analizar su propio discernimiento. Otros, por actitudes y manifestaciones de padres radicalizados ante un nuevo paradigma político. Otros, por justos reclamos de los educadores, ante atrasos e incumplimientos legales  de sus justos reclamos salariales.

Cierto que, como era y es un colegio privado, los padres y representantes teníamos las facultades como para tomar -aún a riesgo de ser sancionados por las autoridades nacionales -nuestras propias decisiones. En mi último año de presidencia, y ante la irrupción del chavismo revolucionario, debimos citar, dialogar, y acordar, acciones, con padres de chicos muy conflictuados por problemas de identificación política. Quienes, incluso, se amenazaban de muerte y hasta de incendiar sus casas, unos a otros. Tuvimos el caso de un chico que lloraba, porque el padre de un alumno, amenazó con incendiar la vivienda de su familia, y él, simplemente, quería a sus compañeritos de colegio, sin entender ni importarle aquellas brutales amenazas.  

¡Qué bestias que somos los seres humanos, aún ante circunstancias que pueden marcar la vida y el futuro, de nuestros descendientes!   Y también debimos votar y aprobar, frente a una inflación ya descontrolada de más de un 70% (que luego subiría mucho mas) un aumento que (los y las) maestros reclamaban de -por lo menos un 30% - mientras que las autoridades  decretaban ¡un 10%! ¿Quién era más socialista? Se pretendía hacer rehenes a nuestros educadores, de un incipiente modelo socialista que pretendía- igualar a todos - distribuyendo la miseria heredada de un fracasado modelo capitalista.

Por todo esto, más que en el poder unilateral de los sindicatos, prefiero el diálogo abierto y franco -con los directamente involucrados, para -más allá de reclamar y quejarnos sectorialmente  - nos hagamos responsables  de lo que queremos para nuestros hijos! E, incluso, ¡para nuestra sociedad toda! Venezuela, con su ejemplo de sociedad frustrada políticamente, pero hermosamente abierta, me motivó  a aportar lo mejor de lo que pude aportar.  ¡Lamentablemente, me di cuenta, que aquel país al cual llegué a querer inmensa, y comprometidamente, no era el mío! Y me tuve que regresar.

Y quiero reconocer -expresamente - a algunos de mis muy queridos, valorados, y recordados compañeros de actuación, durante mi ejercicio como presidente de la Sociedad de Padres y  Representantes del Colegio Francia  ( 2007-2008): 


Presidente: Alberto Rodríguez Genta                                                                                        Secretaria: Yadilka Arroyo.                                                                                                        Tesorero: María de Blundum                                                                                                       Vocales; Cynthia Fuentes, Dimas Mata, Alfonso M. Guerra (y otros)                   Directora: Elena Sosnowski

Y también un saludo a mi amigo, Luis Murgueytio, un anterior presidente, con quien también nos seguimos comunicando por el Facebook persona

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