¡Llamado urgente, a padres y representantes!
“Así surgió, alberto -me empodera
Natalia citando mi nombre, como si estuviéramos tomando un café juntos - “la trifulca que se viralizó en redes, y
como ocurre cada vez que se trepa al siguiente escalón en la escala de la
violencia, se lo señaló como “un antes y un después” en el capítulo de madres
que le pegan a las maestras, con un paro que dejó durante cuatro días a los
niños sin clases y trajo como reacción la adopción de medidas urgentes”.
¿Será éste -me pregunto yo -un
indicador elocuente de la disfunción social, que está atravesando nuestro
pequeño y hermoso Uruguay? Porque en
definitiva ¿cómo se ataca el tema de fondo?, nos interrogamos con Natalia, ella
en su columna, y yo en la mía.
“La justicia imputó a la madre, de 30 años, por dos delitos de
violencia privada, uno de lesiones personales (por golpear a una madre) y otro
de omisión a los deberes inherentes a la patria potestad. Durante cuatro meses
la mujer tendrá arresto domiciliario con tobillera electrónica y tendrá
prohibido acercarse a la escuela, aunque la jueza accedió a dejarla salir a
trabajar, ya que es encargada de la limpieza de un
comercio de Montevideo Shopping. Además, el padre de la niña también es
indagado, según dijo la fiscal Patricia Rodríguez en la audiencia”.
Percepciones. Les juro que
en el primer momento en que recibí esta noticia -vía prensa escrita y
televisiva -me invadió una tremenda impotencia
“en la escala de violencia”, ante un hecho tan irracional como
“incultural”, de esta madre, en especial. ¡Que volvió, acompañada de niños
para que le pegaran a otros niños, y de
mayores para que le pegaran a mayores! Mi Dios; ¡esto es del argot de las
peores expresiones de los irracionales fanáticos futboleros, capaces de matar
-y matarnos unos a otros - porque entienden que el fútbol no es un deporte que
se disfruta dentro de una cancha, sino la expresión de los violentos que
intentan cobrar los resultados, fuera del deporte!
Pero por favor, deberíamos preguntarnos, ¿qué
educación le hemos dado a esta joven madre de apenas 30 años, y que,
confundida, o no, ante un hecho que lesionaba a su familia, reaccionó en una
forma tan brutal? ¡Una joven madre trabajadora, encargada de la limpieza de
un comercio! Según su abogado, la niña sufre un “bullying sistemático”
desde hace años, y supuestamente, la escuela ha estado omisa en el asunto. ¿Y
si es cierto?
De modo que -y coincido con
Natalia –“no se pueden cargar las tintas solo en esa madre que ante el
sufrimiento de su hija tuvo una reacción totalmente desmedida y violenta. Está
bien, sí, que le haya recaído la sanción penal tanto a ella, como se espera le
ocurra al resto de los adultos que promovieron el acto patoteril. Cometer
delitos tiene consecuencias”.
Y entonces, ¿qué sucede en la escuela?
-volvemos a preguntarnos con esta mujer periodista - ¿Cómo se procesa la
violencia en esta y en cualquier otra? “¿Cómo se trata a las familias, sean una
pareja, una madre sola o una abuela? ¿Se conocen sus nombres y sus problemas
familiares? ¿Se las involucra en el centro educativo? Una medición de las pruebas
Aristas demostraba que mientras en 2017 solo el 9% de los padres de sexto
grado, encuestados decía que “nunca” o “pocas veces” tenían diálogo con los
docentes de sus hijos, en 2023 ese porcentaje trepó a casi el 16%, según un
informe Tomer Urwicz que abordó el
conflicto en la escuela”.
Y es que aquí está, precisamente,
donde podemos encontrar las respuestas. ¡En esa falta de un elemental diálogo y
conocimiento mutuo entre padres y maestros, que alimentamos diariamente una relación
social, tan existencia! Y en esa falta de involucramiento de los padres durante
el aprendizaje de sus hijos. Coincidentemente,
en febrero pasado el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed)
presentó el informe Aristas que planteaba claramente la
constatación de un “deterioro de la convivencia escolar” entre 2017 y 2023.
El estudio detallaba cinco
indicadores: el comportamiento en el aula; el vínculo entre alumnos y
docentes (implica que los docentes tratan bien a los alumnos y están presentes
ante eventuales problemas); el sentido de pertenencia a sus escuelas;
habilidades socioemocionales; y la seguridad. que han ido empeorando, lo que implica
“un reto adicional” ya que en ese clima más hostil no se facilita una mejora
académica”. ¿Se dan cuenta ustedes,
en cuántos de estos indicadores, están implícitas la formación y los valores
familiares?
Yo insisto en que en Uruguay
falta una instancia de seguimiento e involucramiento familiar, en el acontecer
diario de la convivencia estudiantil. Y esto me lleva a una experiencia
personal, durante mi residencia en Venezuela, y mi actuación como integrante (y
últimamente presidente) de la Sociedad de Padres y Representantes del Colegio
Francia, (Sección venezolana) en Caracas. Creo firmemente en la necesidad de
una agrupación de padres y representantes, tíos madres, abuelas, o quien sea,
en el imprescindible ejercicio común del aprendizaje estudiantil. Como una forma responsable de
involucramiento, y como instancia obligada de reconocimiento, a la hora de
analizar y tomar decisiones, entre nosotros mismos.
¡No me importan tanto las
resoluciones y decisiones de la ANEP, ni de los organismos estatales competentes;
me importa la responsabilidad civil que
debemos aceptar, todos, a la hora de hacernos cargo de nuestra elemental e intransferible
convivencia! Porque en Uruguay, ¡somos todos inocentes! ¡El culpable siempre
será el gobierno de turno!
¡Y mucho puede lograr el poder de
esas asociaciones! ¡Durante mi experiencia personal, junto a un magnífico
equipo de padres y representantes, y de acuerdo con directores del Colegio
Francia, logramos destrabar y solucionar conflictos que amenazaban con fracasar
y malograr, todo un año escolar! Algunos, por mal comportamiento de jóvenes
-muy jóvenes como para analizar su propio discernimiento. Otros, por actitudes
y manifestaciones de padres radicalizados ante un nuevo paradigma político. Otros,
por justos reclamos de los educadores, ante atrasos e incumplimientos
legales de sus justos reclamos
salariales.
Cierto que, como era y es un
colegio privado, los padres y representantes teníamos las facultades como para
tomar -aún a riesgo de ser sancionados por las autoridades nacionales -nuestras
propias decisiones. En mi último año de presidencia, y ante la irrupción del
chavismo revolucionario, debimos citar, dialogar, y acordar, acciones, con
padres de chicos muy conflictuados por problemas de identificación política. Quienes,
incluso, se amenazaban de muerte y hasta de incendiar sus casas, unos a otros. Tuvimos
el caso de un chico que lloraba, porque el padre de un alumno, amenazó con
incendiar la vivienda de su familia, y él, simplemente, quería a sus
compañeritos de colegio, sin entender ni importarle aquellas brutales amenazas.
¡Qué bestias que somos los seres
humanos, aún ante circunstancias que pueden marcar la vida y el futuro, de
nuestros descendientes! Y también debimos votar y aprobar, frente a
una inflación ya descontrolada de más de un 70% (que luego subiría mucho mas)
un aumento que (los y las) maestros reclamaban de -por lo menos un 30% -
mientras que las autoridades decretaban
¡un 10%! ¿Quién era más socialista? Se pretendía hacer rehenes a nuestros
educadores, de un incipiente modelo socialista que pretendía- igualar a todos -
distribuyendo la miseria heredada de un fracasado modelo capitalista.
Por todo esto, más que en el
poder unilateral de los sindicatos, prefiero el diálogo abierto y franco -con
los directamente involucrados, para -más allá de reclamar y quejarnos
sectorialmente - nos hagamos
responsables de lo que queremos para
nuestros hijos! E, incluso, ¡para nuestra sociedad toda! Venezuela, con su
ejemplo de sociedad frustrada políticamente, pero hermosamente abierta, me
motivó a aportar lo mejor de lo que pude
aportar. ¡Lamentablemente, me di cuenta,
que aquel país al cual llegué a querer inmensa, y comprometidamente, no era el mío!
Y me tuve que regresar.
Y quiero reconocer
-expresamente - a algunos de mis muy queridos, valorados, y recordados
compañeros de actuación, durante mi ejercicio como presidente de la Sociedad de
Padres y Representantes del Colegio
Francia ( 2007-2008):
Presidente:
Alberto Rodríguez Genta Secretaria: Yadilka Arroyo. Tesorero: María de Blundum Vocales; Cynthia Fuentes, Dimas Mata, Alfonso M. Guerra (y otros) Directora:
Elena Sosnowski
Y también
un saludo a mi amigo, Luis Murgueytio, un anterior presidente, con quien
también nos seguimos comunicando por el Facebook persona



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