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Sunday, April 13, 2025

 La sonrisa de Putin. 
(La sonrisa va por barrios)

Trump está jugando su propio juego. Se divierte; es un niño grande, simplón, y con mucha suerte. Sin conceptos ni valores, al cual, una parte del pueblo norteamericano (increíblemente el menos preparado y el más necesitado) le ha concedido una vez más, el honor de ser su presidente. Como si fuera uno de esos pastores evangélicos que pululan dentro de ese enorme país, tan poderoso como ignorante. ¿Acaso Trump está preparado para serlo? ¿Alguien cree, de verdad, que le interesa el futuro de los Estados Unidos frente al resto del mundo? Muchos analistas afirman que lo único que realmente le interesa, es hacer su show grandilocuente, para mantenerse en el centro de la escena mundial, mostrando sus especiales dotes de histrionismo.

¡Y ya lo ha logrado por segunda vez!  Además, muchos de quienes hemos investigado y analizado detenidamente su comportamiento, sostenemos (con todo el respeto humano-medicinal) que Donald Trump, dado su histrionismo, no es un ser normal. Me permito citar, por ejemplo, la definición de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, en cuanto a que, “el trastorno histriónico de la personalidad (histeroide) (THP) está definido por el trastorno de la personalidad, caracterizado por un patrón de excesiva búsqueda de atención, que generalmente comienza en la edad temprana adulta, incluyendo un comportamiento seductor inapropiado y una excesiva necesidad de aprobación).

¡Y yo pienso que hoy, Vladimir Putin, el hombre ruso, es el hombre más feliz del mundo, por cuanto hayan elegido a Trump! El lo conoce; y le dará la oportunidad de figurar, una vez más, en su puesta en escena, ante la comunidad mundial. Volveremos a abrazarnos, a estrecharnos las manos, a consumir millones de flashes fotográficos, toneladas de tintas de colores en los periódicos impresos, otro tanto en los titulares de los portales digitales de los medios de comunicación, en las redes sociales, en los análisis profesionales y aún en la chismografía mundial. ¡Gracias, Donald, por incorporarme a la -supuestamente- principal potencia mundial!

Por lo cual, frente a esto, a Donald Trump muy poco le interesa lo acertado o no, que dejarán sus cuatro años de políticas sociales, económicas, e internacionales, para la mayoría del pueblo norteamericano. El ya ha logrado montar su obra; ¡haciendo que el mundo entero hable de él! Trump se ha dado el lujo de despreciar e ignorar al congreso; a ese mismo congreso al cual incitó a una turba de imbéciles semidesnudos y cornudos a invadir, destrozar, y si era posible matar a quien fuera, con tal de rechazar el legítimo triunfo de Joseph (Joe) Biden Jr., en las presidenciales.

El cartel "Esto no es normal" de Melanie Stansbury lo dice todo,

Coincidentemente, una nota de Kathleen Walsh, del 5 de marzo de 2025 publicada en Glamour (una revista   internacional) nos relata que “Para algunos, nada de lo que dijo el presidente (Trump) en su discurso ante el Congreso el 4 de marzo nos impactó tanto como el cartel de Melanie Stansbury: “Esto no es normal”. Resulta que, cuando Donald Trump entró en la cámara, la congresista demócrata de Nuevo México, Stansbury, se paró detrás de él y levantó un pequeño cartel de papel que decía: "Esto no es normal". Al menos, lo hizo hasta que el republicano texano Lance Gooden le arrancó el cartel de las manos. Irónicamente, dice Walsh, ni la coordinación de colores ni el cartel en sí fueron un mensaje tan efectivo como ver a Gooden tomar el cartel de las manos de Stansbury y lanzarlo al aire. (Lo cual tampoco debería ser normal)

Pero Trump, el sacerdote del sacrificio republicano, tiene esas cosas. Recordemos que en su afán de protagonismo, días antes de Semana Santa, promocionaba una Biblia con un precio de 59,99 dólares, más gastos de envío e impuestos (God Bless the USA Bible) publicando un video en sus redes sociales en el que animaba a sus seguidores a comprarla.

Debemos hacer que Estados Unidos vuelva a rezar”, proclamaba. Aunque según The New York Times, su discurso de venta de la Biblia “llega en un momento en que parece enfrentarse a un importante aprieto financiero. Con sus honorarios legales en aumento, debido a que enfrenta cuatro casos penales y una serie de demandas civiles, Trump también está siendo obligado a pagar una fianza de 175 millones de dólares mientras apela su caso de fraude civil en Nueva York, una cantidad considerable (aunque significativamente menor que la multa de 454 millones de dólares impuesta en el caso).

Pero en febrero del 2024, el juez de  Nueva York, Arthur Engoron, falló  en contra de los Trump, Donald y sus hijos, por fraude empresarial y falseo de riqueza reincidente. Y emitió su condena. ¡Que finalmente quedó en U$S 355 millones! ¡Qué ejemplo para el mundo!

Pero Trump es, sin duda, un hombre con mucha suerte. Porque más allá de haber recibido U$S 400 millones de dólares de su padre, apareció el mesías iluminado de la tecnología, Elon Musk, que le depositó más de doscientos millones de billetes verdes para su campaña y reposición. Y Trump, en su exceso de histrionismo, es el hombre que se jacta de despreciar a China (donde su alcahuete Musk, tiene una enorme fábrica de sus automóviles Tesla) y hacerse amigo del ruso Putin, el enemigo tradicionalmente declarado como la peor amenaza mundial, para los Estados Unidos. Como diciendo “sepan todos que yo estoy en medio de todo”. ¿Acaso no es digno de la mejor representación teatral? ¿O de un Oscar, al mejor actor universal?

 Y es que, en el colmo de la ridiculez, mientras Donald Trump montó el show para terminar en 24 horas, y bajo su omnipotente mandato y su amistad con Putin, con la guerra mediante la cual Rusia intenta anexarse mas territorio de Ucrania - él amenaza, a su vez, con anexar (o invadir) Groenlandia, Canadá, al Canal de Panamá, y algún otro por ahí que valga la pena. ¡A este paso es posible que, si le da el tiempo, pretenda anexar hasta a Francia e Inglaterra!

 Lucía Bernstein Alfonsín, para EFE, recoge sus palabras frente a los periodistas presentes en su mansión de Mar-a-Lago, en Florida: “Los necesitamos por razones de seguridad económica. No me voy a comprometer a eso. Podría ocurrir que tengamos que hacer algo. Y aseguró  que no descartaría el uso de las Fuerzas Armadas para tomar el control de Groenlandia y del Canal de Panamá. En la misma conferencia de prensa, insistió en su ambición de que Canadá se convierta en el 51º Estado de su país y de renombrar el golfo de México como "golfo de América

La sonrisa de Putin. Mientras tanto, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha calificado de "serias" las amenazas de su homólogo estadounidense, Donald Trump, de anexionarse Groenlandia, una isla ubicada en el Atlántico y bajo soberanía de Dinamarca. “Estos planes tienen raíces históricas y es evidente que Estados Unidos seguirá promoviendo sistemáticamente sus intereses geoestratégicos, político-militares y económicos en el Ártico”, ha manifestado, según la agencia de noticias Interfax.

Y en mi imaginación, como uruguayo familiero, cada día que leo estas cosas, me da por imaginarme a Putin, desayunando cómodamente en su hogar, y pidiéndole a su esposa, la exgimnasta Alina Kabaeva, con quien tuvo (curiosamente)  uno de sus dos hijos nacido en Suiza),  “Aline, querida, tráeme la prensa, que quiero divertirme leyendo los nuevos divagues de mi colega Trump”. Y más tarde, ya en su despacho, Putin responderá por teléfono, una vez más, al colega Trump, quien le pide una nueva reunión para sacarse nuevas fotos, y que diga algo, porque la prensa tiene hambre, y porque el show debe continuar. Como dicen en mi pequeño Uruguay, “la risa va por barrios”.

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