Los más exitosos norteamericanos, ¡son hijos de inmigrantes!
¡Nunca había visto algo tan denigrante como el trato que les está dando este cabeza de zanahoria a los inmigrantes provenientes de países hermanos! Y me indigna como latinoamericano. Este nuevo dictador del show circense que está (¿gobernando?) a los Estados Unidos, les puede dejar una herencia muy pesada a toda la sociedad norteamericana.
Primero porque ya de por sí, él es
una vergüenza para su pueblo; un país que pretende combatir la dictadura, los
abusos a los derechos humano, defender la libre expresión de medios y
ciudadanos, y erigirse en ejemplo de conducta para el mundo entero. Y es que
este señor Trump es un delincuente convicto, acusado y juzgado por los
tribunales como lo más vergonzoso que pudiera pasarle a esa gran nación. (Por cierto,
por algo ahora se anuncia que él dictador, ha ordenado la suspensión de seis
magistrados que llevan las causas de sus delitos contra la nación).
La verdad, y me pesa admitirlo, el
pueblo de los Estados Unidos, está muy confundido. Y digo “el pueblo” y, en
esta ocasión, me permito separar el concepto de pueblo, de aquellos que, siendo
también norteamericanos, pisotean los derechos de quienes día a día ganan su
pan con el sudor de su frente, alimentando las indecentes ganancias de sus
empresas, simplemente, por cotizar en la bolsa de valores. Todo un mundo
virtual, que desprecia el valor del verdadero trabajo humano, en aras de los
valores inducidos por especuladores y jodedores. Un mundo que festeja, muy sonriente, dando un
golpe de mazo como el de la justicia, cada día que en su recinto se producen
más injusticias.
Y bueno; ese es el mundo que el
maestro Donald Trump quiere dejar a su
“aprendices”; si no aprendiste a ser rico (de la forma que tu elijas está
bien) te jodiste! El Donald Trump con más de 30 cargos, acusaciones, y condenas
en su contra, y ante quien recientemente un juez de Nueva York falló, en un caso de fraude, por el
que les ordenó pagar, a él y a sus hijos mayores, ¡casi US$355 millones! Según la BBC News, Trump, sus
hijos Eric y Donald Jr. y la Organización Trump ya habían sido
declarados culpables en septiembre de 2023 de inflar fraudulentamente el valor
de sus activos en más de US$2.000 millones en declaraciones a instituciones de
crédito, para obtener préstamos más favorables de bancos y aseguradoras. Su mansión de Mar-a-Lago,
en Florida, fue sobrevaluada en más de 2.300% en una
declaración financiera, mientras que la Torre Trump, en Nueva York,
se presentó como tres veces más grande que su valor real.
Y
además de ordenarles pagar US$354,9 millones, el juez Engoron le prohibió a
Trump hacer negocios en Nueva York durante tres años. También sus dos hijos
deben pagar US$4 millones cada uno y, de igual manera, quedan
inhabilitados para hacer negocios en el estado durante dos años.
¡Y este es el hombre del Make América Great Again, que quiere hacer grande a su nación, estafándola vergonzosamente, mientras pretende lavar sus culpas insultado, y denigrando a los inmigrantes! ¡Qué forma tan particular de hacer grande a su nación!
Pero bueno, este señor se aprovecha
descarada y vergonzosamente, de la necesidad de muchos de nuestros hermanos
latinoamericanos que, hay que reconocerlo, por la vergonzante ineptitud de sus
gobernantes, deben salir despavoridos de su país, en busca de la libertad
necesaria para ganar un pedazo de pan para sus familias, y un futuro prometedor
para sus hijos, o simplemente, para que no lo metan presos por expresar sus
ideas.
¡Y esto ya no es culpa de Trump! No nos engañemos. De esto se aprovecha
Trump, para demostrar ante sus radicales seguidores (miles de ellos fanáticos convictos
por actos criminales atacando y depredando, nada menos que las instalaciones
del Capitolio) para demostrar su poder y supremacía mayor, contra los más
indefensos. Curioso, ¿no? ¡Esta vez los
enemigos mayores del pueblo norteamericano, los terroristas, los delincuentes, son
los más indefensos! Bastante parecido a lo que hace el dictador Maduro, en
Venezuela ¿no?
Y
se ha permitido el lujo de decretar, inconstitucionalmente, medidas como no
reconocer la ciudadanía de los hijos nacidos en su territorio (algo acordado especialmente
en la Constitución) u otras que, en la medida que las va vomitando, por suerte
y justicia, la justicia de la nación se las va rechazando. Lo glorioso de este insecto imperfecto, es
que se da ahora el lujo de querer deportar indignamente, ciudadanos -hombres,
mujeres, niños -que solicitan su oportunidad de integración y colaboración,
dentro de ese país, el cual tanto les debe a los inmigrantes. Y es que, en la
medida que se trate de menospreciar la inmigración dentro de los Estados
Unidos, queda más en evidencia la importancia de los inmigrantes, dentro de su éxito,
como nación.
Los más exitosos
norteamericano, son hijos de inmigrantes.
Por
mencionar tan solo dos, recordemos que Jeff Bezos, un autodidacta que se
convirtió en multimillonario, fundador y presidente de Amazon, y según la lista
de multimillonarios de la revista Forbes considerado como la persona más
rica de Estados Unidos, y a su vez, el segundo hombre más rico del mundo, es
hijo de padre cubano, radicado en los Estados Unidos, en los años ’60. Si;
¡hijo de un inmigrante cubano! Y el recordado Steven Jobs, el brillante creador
de Apple, nacido en San Francisco, California, fue fruto de la relación
entre Abdulfattah Jandali, un refugiado sirio musulmán, y Joanne
Carole Schieble, una estadounidense de ascendencia alemana y suiza. Y podríamos
citar muchos más, sin los cuales la nación norteamericana no sería la misma.
Por
ello, ¡es triste que nuestros hermanos latinoamericanos deban pagar un precio
tan caro en dignidad, luego de arrastrarse entre selvas y pantanos, en
innumerables, inhumanas, e interminables colas humanas, bajo la lluvia, el
frío, o el sol ardiente, para encontrar un mejor futuro en otras tierras,
cuando las de ellos tienen todas las riquezas naturales para ofrecerles una
vida digna. Y siendo maltratados doblemente; primero por sus ineptos y
corruptos compatriotas gobernantes, y luego, despreciados por un convicto
deshonesto, caprichoso, autoritario y empalagado de si mismo, que decidirá caprichosamente
su suerte.
Hay
algo que debemos reflexionar urgente y profundamente, todos los hermanos latinoamericanos;
¡somos todos responsables de que nuestros compatriotas deban huír
desesperadamente, para encontrar en otras tierras, lo que no les sabemos
ofrecer en la nuestra! ¿Que estuvo
mal Petro? ¿Que estuvo mal Lula, cuando ese convicto que avergüenza la dignidad
de su pueblo, expulsa a sus compatriotas en aviones militares y esposados como
si fueran esclavos, o delincuentes convictos por la justicia? Es bueno recordar
que a estos inmigrantes, hoy deportados, ni siquiera una corte los acusó de
corruptos, o delincuentes. ¡A Trump, si!
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